• Excursión 61. 1 Septiembre de 2013. Domingo.
San Roque.
Municipio: La Laguna.
De 19.20 a 20.30h. De 590 a 640 a 580 a 640 a 590m.
Distancia: 3,8km. Duración: 1h 10m.
Subida a la colina de San Roque, situada cerca del centro de La Laguna, y por pista de tierra hasta la ladera de la Gallardina.
Por fin me he atrevido a dar el salto al otro lado de La Laguna, a las montañas que dan al Sur, a San Roque. Como un escolar que empieza en septiembre también yo he empezado el día 1 con un nuevo terreno. Que sea domingo me gusta, tendré algo preparado para llevar a clase el lunes.
Desde la carretera de circunvalación de La Laguna me desvío por la derecha por la vieja pista militar y empiezo desde la parte baja de esta calle (Pista Militar San Roque/Laderas de San Roque). En la cercana bifurcación tomo a la derecha para subir por esta calle de casas bajas y separadas (a la izquierda es la calle Primavera). El sol brilla intenso. Unas tuneras que forman una pared ancha de varios metros de alto, coronadas por verodes, completan el ambiente estival. Me gustan mucho estas plantas asilvestradas, son guerreras acorazadas con sus armaduras de pinchos. La calle va subiendo con rectas largas y curvas muy cerradas. En lo alto de la calle ya empiezo a tener vistas despejadas hacia Santa Cruz. Un olor fortísimo a gato muerto me trae recuerdos de mi niñez, de la primera vez que olí algo así. Aquí giro a la izquierda (calle Monte Brezo) hasta llegar a un grupito de casas anárquicas y algo pobres en una calle sin salida (Montaña San Roque), donde hay perros y cabras. Desde el extremo de la calle descubro todo un valle (Colino) con sus laderas cubiertas de matorral bajo, sin casas; en la parte de abajo algunas naves e instalaciones, más al fondo destacan las largas filas de adosados y casas de una o dos plantas. Son muchas cosas nuevas para mí y también una nueva perspectiva de la bajada de La Laguna a Santa Cruz. Un hombre y una mujer que salen algo alarmados (aquí no debe venir nadie) me explican cómo llegar al camino que veo a lo lejos bajo una montaña (Gallardina).
Salgo de la calle y encuentro que estoy en un extremo de una pequeña colina alargada y algo rocosa que tiene un camino por encima. En el otro extremo unas personas miran el paisaje, miran hacia el centro de La Laguna. Avanzo emocionado por este camino. En el otro extremo veo la rejilla de calles de La Laguna, parece como de juguete, con una cuadrícula muy marcada de calles rectas y con el gran edificio de la catedral destacando, también me llama la atención la actividad relajada en la plaza del Cristo donde está el nuevo mercado de La Laguna. Un efecto óptico creado por la luz fuerte del sol ha convertido la plaza del Cristo en una pista de patinaje donde los ciclistas y los paseantes se deslizan suavemente.
Atravieso la colina (Pico Abonero, 659m) en ligera cuesta abajo por un terreno muy pelado de plantas y llego a una calle (camino Primavera). Por la parte baja de esa calle empecé hoy. Un grupo está de celebración en el patio de una casa, se respira ambiente relajado de domingo. Sigo la calle hacia la derecha y pronto estoy en una pista de tierra pedregosa. Esta es la pista (carretera San Roque) que rodea la montaña que tengo enfrente (Gallardina). Una montaña ancha y con dos picos, el de la izquierda un poco más grande, la montaña que vi desde la casa donde la pareja alarmada. Me gusta mucho que vea algo de lejos y poco después llegue, tengo la sensación de que el mundo está a mi alcance, a donde pongo los ojos, pongo los pies.
Ahora ya estoy en el puro campo, las laderas hacia arriba y abajo están cubiertas de arbustos. La Laguna está completamente oculta, no veo ya ninguna casa. Estoy todavía asombrado como se puede pasar en menos de diez minutos (en línea recta desde la plaza del Adelantado) de una ciudad abigarrada al puro campo salvaje. Ahora puedo pensar que la ciudad no existe. Sigo la pista de piedras y rocas. En una curva paso por debajo de una casa solitaria rodeada de cobertizos para animales y árboles. Sigo por la pista y puedo ver que las laderas de la montaña son de rocas sin apenas plantas, las rocas cubiertas de manchas de colores (líquenes). Psicológicamente estoy en otro mundo. Ha sido un cambio muy radical. No esperaba que entrar en este mundo fuese tan fácil. La pista muy pedregosa va rodeando los pliegues de la montaña. En unos 400 metros tras la casa con cobertizos llego a una casa singular. Acorazada. Solitaria. No parece habitada, tampoco abandonada, ni mucho menos. Me resulta de lo más extraña. Después la pista está en peor estado y unos 200 metros en una curva (cambio de vertiente, con arista marcada) donde hay un viento fuerte decido regresar.
Vuelvo con la promesa de muchos descubrimientos. Regreso por mis pasos.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Montaña San Roque