• Excursión 1387. 24 Febrero de 2022. Jueves.
Taburco. Camino del Risco. Buenavista
ENP: Parque Rural de Teno
De 10h a 15.44h. De 790 a 940 a 680 a 780 a 740 a 770 a 100 a 130m.
Distancia: 13,7km. Duración: 5h 44m.
Desde el mirador del Baracán empiezo una travesía por senderos por una zona escabrosa con un tiempo de perros: lluvioso, ventoso, terrible. Por caminos rocosos resbaladizos logro cruzar el cauce de un barranco entre Taburco hasta otra loma. Después atravieso una zona llana con granjas de cabras y bajo por el maravilloso camino del Risco hasta Buenavista
Sin consultar el pronóstico del tiempo preparo el día anterior dos excursiones diferentes: subida a La Crucita desde el sendero de Los Órganos (La Orotava) y cruzar un barranco entre Taburco y Matoso (Buenavista). El segundo implica levantarme a las siete y media. Sin poner la alarma del reloj me despierto temprano y al mirar el reloj veo que son las 7.31. Lo considero una buena señal y me levanto sobre la marcha. Cuando salgo fuera y veo los cielos nublosos descarto la excursión de La Orotava, necesita buen tiempo y elijo la otra, en la que no importa tanto que llueva o lo que sea. Concentrado como un militar de maniobras desayuno y me preparo sin prisas, pero atento a hacer las cosas sin demorarme ni entretenerme mirando frecuentemente la hora y logro salir a las 8.30h después de haber apuntado en el cuadernito de la cocina mi ruta del día. En esa hora soy consciente totalmente del paso del tiempo, hago cada cosa sabiendo que cada actividad necesita un tiempo para desarrollarla, pero lo hago sin estrés, ni prisa, dejándome llevar.
Durante el trayecto en coche soy contemplativo con los conductores lentos y no tengo ninguna prisa, ni voy deprisa y voy sin mirar el reloj, ni una sola vez consulto la hora. A las 9.25h aparco al lado de la ermita de S Sebastián, en Buenavista. Me da muy buena sensación la reforma que han hecho en la estación de guaguas. El hall tiene muchas sillas y la cabina de la empleada tiene una gran cristalera. Han construido una marquesina amplia por fuera con el techo imitando madera, así la gente se puede refugiar del sol o de la lluvia. En la pequeña guagua de la línea 955 (a Masca y Santiago) nos subimos tres personas y por sus conservaciones sé a lo que se dedican, la mujer limpia casas rurales cuando las desocupan los visitantes, el hombre defiende su sitio en Masca de los jipis fumetas. El conductor no dice ni pío.
Con un tiempo cada vez más lluvioso y neblinoso me bajo en el mirador del Baracán. Apenas hay visibilidad, la niebla es espesa y llueve fino. Nadie aquí hoy, en este sitio que suele estar concurrido. Me pongo los pantalones impermeables, el chaquetón, la bufanda, el sombrero, abro el paraguas y echo a caminar hacia el pico del Baracán por el sendero PR señalizado. La travesía es de lo más estresante, pronto se convierte en una prueba muy dura, el viento me azota con fuerza y tengo que sujetar el paraguas con la mano para que no se dé la vuelta (he traído mi peor paraguas), estoy en la parte más expuesta al viento y menos defendida y con el suelo rocoso e irregular tengo que ir muy despacio para evitar resbalones, sólo me da ánimo la visión de las plantas, que veo casi como cosas únicas y preciosas, cada planta por separado bamboleada también por el viento y la lluvia. El sendero es en ascenso y no me sienta bien esforzarme con los pantalones impermeables que no evacúan lo suficientemente rápido la humedad. Hay una ligera mejoría cuando alcanzo la parte del sendero que va por la ladera del Baracán y también protegido por los brezos y los pequeños laureles con un suelo más uniforme y terroso oscuro y compactado. Ha llovido tanto. Llueve fino continuamente. Tras este ligero interludio viene la parte final del largo ascenso hasta la falda del Baracán por la otra vertiente y aquí, al menos, tengo la protección de la montaña y ya no me golpea el viento, “solo” tengo que protegerme de la lluvia con el paraguas inestable.
Durante todo este recorrido la niebla espesa me impide tener una idea cabal de por dónde voy, menos mal que ya conozco bien este sendero, la niebla me impide ver más allá de diez o quince metros. Y todavía después de alcanzar la otra vertiente tengo que seguir subiendo, ligeramente, y, a medida, que voy avanzando vuelvo a estar a merced del viento que vuelve a azotarme y dándole la vuelta al paraguas. Pero yo no cejo. En estas condiciones va a ser imposible intentar la travesía del barranco, de Taburco a Las Mesetas, pero esa parte está lejos de donde estoy y ahí el tiempo puede ser muy diferente. El sendero empieza a bajar. No veo a nadie en este sendero popular. No voy a ver a nadie en todo este sendero. Paso el bosquecillo de brezos y cuando llego al paso de las tierras rojizas sale el sol y las ilumina. La cosa mejora. Pero que larga se me hace la bajada por los grandes escalones terrosos hasta la pista. En esta pequeña pista y antes de torcer a la izquierda por otra más ancha (con una equis en amarillo y blanco) avanzo un poco y le echo un vistazo a una vieja era al lado de dos casas muy antiguas a las que les han quitado las tejas del techo. Aquí está la era, construida a la manera que se hace en esta zona de la isla, con un muro alto circular (normalmente el muro circular suele ser muy bajo) y esta es un criadero de zarzas, todo su interior está cubierto de una maraña de zarzas. Regreso a la pista con la equis, según bajo paso (a mi derecha) una gran balsa y después en ligera subida llego a un espacio amplio despejado (970m). Me echo a la izquierda por la pista ancha y enseguida surge por la derecha un camino que es el que me va a llevar a Taburco. Sólo le he hecho una vez (en subida) pero creo que no es complicado.
En otra excursión (la 1207) seguí toda la pista y bajé hasta Taburco por la cresta montañosa, hoy no es el mejor día para eso. El camino es claro, aunque no muy ancho y menos cuando atraviesa una zona de rocas y después baja al lado de una ladera rocosa. Pero lo bueno es que, hacia abajo, hacia donde quiero explorar se ha despejado completamente, y puedo ver bien la zona del barranco que quiero atravesar. También me gusta mucho este sendero que estoy haciendo que se dirige hacia una zona antigua de terrazas en el final de un pequeño valle. Atravieso la curva de las montañas por un viejo camino con doble murito de piedras y después sigo por un sendero fino en ligero descenso, es un camino de cabras, veo las marcas pequeñas que han dejado sus pezuñas afiladas en la tierra húmeda. Está es una zona de pastoreo de cabras, los locales hacen queso con su leche. Más animado por el cambio de tiempo y la buena perspectiva recorro la ladera hasta llegar a una degollada (710m) por debajo de un roque llamativo (Roque el Berodal/Verodal) en la arista de la izquierda (la que recorrí en la excursión 1207). En este punto, bajo el roque, el sendero sigue hacia la izquierda rodeando la arista del roque, y también va hacia abajo, hacia un pajal (Taburco/La Azotea) y supuestamente, según los dos mapas que tengo (OSM y Alpina) también sale el sendero que quiero hacer, el que cruza el barranco (a mi derecha) cuya ladera acabo de bajar. Pero no está. Tengo que bajar otro poco hacia Taburco (no se ve la casita) y justo antes de otra degollada (Gollada El Berodal) encuentro una bifurcación, sale en ligera desviación hacia la derecha, la localizo gracias a las marcas de las pezuñas de las cabras, y supera la arista rocosa (700m) y sigue hacia la derecha por la ladera del barranco (Barranco Los Barrancos/Del Lado de Fuera).
Es un camino bastante reconocible, aunque otros también bajan en paralelo, me lleva a un saliente rocoso, que bajo y después sigo cruzando el cauce húmedo de un barranquillo y sigo en ligerísima bajada hasta el cauce del barranco. Me siento maravillosamente en este lugar, es fantástico haber podido llegar aquí. He pensado tanto en este momento, en la excursión 1171, desde la otra ladera, no logre encontrar la manera de bajar hasta aquí. Han pasado dos horas desde que me bajé de la guagua. Es un barranco con muy poca vegetación, muy pelado, no hay arbustos, sólo yerba baja, un barranco de laderas suaves. Desde que he empezado a tener una perspectiva de este paso después de pasar la balsa he tenido muy presentes los dos salientes (que sobresalen de la arista de la ladera contraria) del otro lado del barranco, esos dos salientes cercanos son el final del paso del barranco, ahí está mi objetivo, ahí tengo que llegar. Y según bajaba iba cambiando la perspectiva y de pensar que podía hacerlo he pasado a pensar que es demasiado vertical y ahora que estoy abajo, a tiro de los dos salientes (unos cien metros más altos de donde estoy en el cauce) ya lo veo posible.
La subida es muy extenuante, pero es clara y sin problemas de orientación gracias al suelo erosionado y las cagadas abundantes. No sé si por el estrés de bajar o el de subir el caso es que las cabras defecan como locas por aquí, lo curioso es que apenas las he visto en los senderos de travesía de la ladera. Con la tranquilidad de saber que lo voy a conseguir subo despacio tratando de no sudar demasiado. Y llego a lo alto. Por aquí hay dos casitas en ruinas (Las Mesetas y Casa Bermeja) y dos hermosas eras. Dudo si quitarme los pantalones impermeables, pero como ahora tengo por delante un terreno llano decido dejármelos. El paisaje por aquí es de grandes llanuras, de terreno muy erosionado. Enseguida llego a una caseta donde un gran rebaño de cabras espera paciente a ser ordeñadas al lado de una caseta sencilla. Paso lo más despacio que puedo para no asustarlas. No tienen grandes ubres. Sus pezuñas gastadas y sus patas finas le dan un aire de ligereza al moverse, sus pasos no suenan apenas, su pelaje es largo. Me producen ternura los cabritillos que se arraciman junto a sus madres. De dentro de la caseta sale el sonido de una máquina. Paso de largo y en un pequeño caserío tuerzo a la izquierda y enfilo la pista hacia Teno Alto/Los Bailaderos, que tengo a la vista.
Por aquí vuelve a llover con fuerza y sobrepaso a un grupo de senderistas alemanes a toda prisa sujetando el ala del paraguas con una mano y con el mango en la otra. En Teno Alto hay un olor a estofado maravilloso, por un momento dudo si quedarme aquí a comer, ya tengo hambre, pero lo desecho casi sin pensarlo, sigo por el camino señalizado (Camino del Risco) y dejo atrás enseguida las casas de Teno Alto. Lloviendo bajo por una pista asfaltada. En las bifurcaciones están bien señalizadas las alternativas de por donde no hay que ir. El viento y la lluvia siguen fuertes. Me salgo de la pista asfaltada por la derecha, un buen cartel me lo indica. Y necesito todos los carteles y marcas para seguir la ruta porque la niebla es muy densa y no puedo ver ni las lomas más cercanas. Por aquí me despisté en otra excursión (la 988) y no pude bajar, pero debe ser que han mejorado las señalizaciones o que hoy voy más atento, el caso es que no los pierdo. Durante un buen trecho voy al lado de barrotes que tuvieron que ser parte de un vallado. Además, el suelo está muy resbaladizo con muchas zonas rocosas con charcos. Paso por muchos tipos diferentes de sueltos. Por fin llego al círculo de piedras (el tagoror) que marca el principio de la bajada por el risco. Afortunadamente en cuanto empiezo a bajar empiezo a tener vistas amplias hacia abajo y puedo disfrutar de esta bajada impresionante por estos roquedales cubiertos de líquenes amarillos, unas rocas muy batidas por los elementos y muy erosionadas y redondeadas.
Hacia abajo se abre una gran cuenca fluvial donde confluyen varios pequeños barrancos. La bajada es fantástica. Me gusta mucho. Es una continuación de escalones y bajadas muy pendientes. En sí mismo el sendero es estupendo de caminar, tanto en bajada como en subida, cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. Me cruzo con cinco senderistas solitarios (tres hombres y dos mujeres), con uno hablo un rato, sabe de rocas y me muestra unas procedentes de erupciones explosivas. Unas cabrillas, unos baifos balan en los riscos. Llevan esquilas, son domésticos. Cuando el camino se separa de la ladera y comienza a ir hacia un barranquillo (Aderno) encuentro un sitio agradable y me quedo a comer. No es ningún camino para intentar comer en movimiento. Me quito los pantalones impermeables. Y abajo el camino va por el propio cauce del barranco del Aderno, es un camino de gigantes sobre grandes piedras redondeadas, un camino duro y complicado todo el rato casi hasta el final en unos depósitos de agua. Un poco antes de estos depósitos hay una pequeña atarjea (cruzando el barranco) hecha de un tronco de pino, es larga y ahí aguanta, ya sin uso, pero en perfectas condiciones, solo algo escorada.
Abajo los coches están aparcados delante de una barrera que impide el paso hacia la punta de Teno, están trabajando en las redes que protegen la carretera de caídas de piedras. Ir por asfalto ahora me parece un lujo y suerte tengo de llegar intacto. Unos tres kilómetros y llego a la ermita de S Sebastián. Ha sido una excursión muy dura. El camino de vuelta se me hace largo. Me encuentro muy cansado. En Buen Paso (Icod) me paro a comprar un saquito de papas de yema de huevo. Riquísimas al horno con escamas de sal y aceite de oliva (50 minutos a 190º).
Pero no salgo indemne de esta excursión porque el día siguiente tengo otro episodio de mi enfermedad crónica intestinal. Enfermedad muy directamente relacionada con el estrés. También puede que haya influido la fortísima semana de excursiones. (Me va a costar dos años y medio superar este episodio, el peor que he tenido nunca).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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