• Excursión 928. 1 Abril de 2019. Lunes.
Las Galletas. Palm-Mar. Los Cristianos.
Municipio: Arona
ENP: Reserva Natural Especial Malpaís de Rasca
De 16.08 a 19.04h. De 10 a 130 a 20m.
Distancia: 12,9km. Duración: 2h 56m
Travesía costera desde Las Galletas por terrenos polvorientos y pequeñas calas en el mar hasta unos invernaderos que recorro por un hermoso paseo. Después otro recorrido costero pasando por el faro y viendo viejos refugios (goros de playa) hasta El Palm-Mar. Para rematar subiendo a la meseta de Guaza con viejas canteras hasta Los Cristianos
Salgo puntual de Santa Cruz y en menos de tres cuartos de hora me estoy bajando en San Isidro (15-15.43h). Tras evaluar las guaguas y comprobar que tarda una (UNA) hora en llegar a Las Galletas me decido por el taxi (25,3€, 15.45-16.08h). Me deja al lado de la playa de Las Galletas, la que está a la derecha de la entrada de la gran recta. Más claros que nubes, calorcito y algo de viento.
Mi objetivo es ir al Palm-Mar y esta vez lo más pegado que pueda al mar. En la excursión 741 hice el recorrido desde el faro de Rasca hasta aquí, pero ese día había un viento brutal, de esos que te tumban y tuve que ir lejos de la costa, casi sin ver nada de lo tapado que iba. Hoy la cosa está sensiblemente mejor. Empiezo pasando al lado de las dos playitas de arena negra. En una un hombre y una mujer están asando carne y comiendo sobre la arena de la playa. Qué diferentes podemos ser las personas humanas. Voy avanzando por senderitos estrechos cerca del mar, que está tranquilo, el oleaje es muy suave. Paso al lado de montones de pequeñas calitas rocosas. El terreno es volcánico, algunos tramos llanos, en todos hay que estar atento a las rocas y a los desniveles. Abundan las tuneras indias de grandes pinchos y las tabaibas dulces. Hacia el interior es un paisaje llano con muritos de antiguas plantaciones. Hoy en día es un terreno desolado con pistas y senderos por todos lados, muy polvoriento. Limitado por algunos grupos de casas cerca de la carretera. Yo estoy encantado de la variedad del paisaje hacia el mar, y de lo entretenido del recorrido. Se ha nublado.
Llego a los invernaderos (16.48h) y voy por la gran avenida con las palmeras y otro árbol de hojas grandes redondas (uva de mar). El muro es ciclópeo, con grandes rocas que forman un soporte muy firme y sólido para el invernadero, totalmente cubierto de tela, dentro están las plataneras, ocultas. Es casi un kilómetro de paseo al lado del invernadero y apenas un par de portones enormes. Me gusta la perspectiva de las palmeras. La costa con rocas oscuras queda más abajo, el mar sigue tranquilo, sin apenas viento. Muchas charcas invitan de una manera muy ideal a pararse y a descansar ahí. No para mí. No ahora. Me gustan muchos los veleros que se acercan a la costa y se quedan anclados, no logro ver a sus ocupantes. Cuando rebaso el invernadero (17h) empieza a llover débilmente. Me pongo el chaquetón a la vista del faro de Rasca. Precioso con sus bandas rojas y blancas. El terreno es más abrupto ahora. Llego al faro. Se mueve el emisor. La vieja casa del farero está completamente amurada, tiene buen aspecto. Debajo un pequeño puertito, donde bajaban pertrechos.
Sigo mi camino hacia el Palm-Mar. Empiezo a ver goros altos, hechos con rocas volcánicas perfectamente encajadas, son cilindros sin cubierta y una pequeña abertura. Un cartel más adelante me informa de que los usaban y los mantenían, hasta mediados del siglo XX, familias enteras que se venían a pasar largas temporadas junto al mar. Son una maravilla de ver, esculturas conceptuales casi, están hechas con las mismas rocas que hay desperdigadas por todos lados. Con una sensación muy acogedora de refugio para el mal tiempo, porque aquí puede llegar a hacer mucho, pero que mucho viento. Sigo por un terreno ligeramente más volcánico, más llano, y a veces, el sendero se aleja un poco del mar para evitar pequeñas bahías. La marea baja descubre las rocas beis anaranjado. Huelen las plantas húmedas y el mar. En esta parte la caminata es más relajada porque hay muchos tramos de arena. A la derecha y como referencia tengo el cono volcánico de la montaña de Rasca (excursión 741) y hacia adelante la mesa de Guaza y la montaña de Guaza. Los cardones abundan hacia adentro. Encuentro algunas placas lisas volcánicas y el sendero está bien marcado, aunque a veces se bifurcan hacia el interior otros. Sigue nublado y sin viento. Me doy cuenta de la oportunidad. No logro localizar ninguno de los concheros que se supone que hay por aquí. Y una hora después de pasar el invernadero llego a las primeras calles del Palm-Mar (18h). Dudo por un momento si seguir caminando hacia la autopista o seguir por la costa, subir a la meseta de Guaza y cruzarla hasta Los Cristianos. Cuando calculo las distancias opto por cruzar a Los Cristianos. Atravieso la avenida marítima como una exhalación. Algo de animación al lado de un bar con terraza. Voy tan deprisa que apenas me da tiempo de ver la cara a las personas con las que me cruzo. Llego a la playa a los pies de la meseta y enseguida estoy subiendo por un sendero polvoriento, revirado, complicado y lleno de piedras sueltas. Me gusta mucho el ir elevándome rápidamente y tener, enseguida, vistas aéreas sobre los edificios del Palm-Mar, que en general, se mimetizan muy bien con el color de los terrenos de alrededor. Llego un poco asfixiado a lo alto del sendero (18.17h, 130m) y paso al lado de una cantera en la llanura, una que es un gran agujero rodeado de descartes. Vengo sin mapa, pero creo que voy a recordar bien mi último paso por aquí (excursión 890). Se trata de ir por senderos lo más cerca que pueda de los acantilados. Y son claros. Voy rapidito. Bajo y paso un barranco al lado de una gran cantera. Poco después, en el paso de otro barranco, descubro otra cantera enorme que es un gran agujero en una ladera y con una gran lengua blanquecina formada por los descartes. Voy bien. Voy recordando mi último paso. Estoy teniendo suerte. Ya he pasado toda la meseta, me acerco al borde, y tengo a la vista Los Cristianos y la gran bahía delante de la que sale un gran barco en este momento. Bajo por el sendero más externo, de color muy blanco, de rocas muy castigadas y que incluso tiene atajos, más destrozados todavía, y así voy descendiendo por la ladera hasta la primera calle de Los Cristianos (18.46h). Pero todavía me falta un largo pasaje hasta lograr llegar a la parada de las guaguas. De hecho, me despisto en una ocasión y me desvío mucho por la derecha. Un joven al que le pido información me lleva a la parada y además me presta su teléfono para que pueda llamar a mi mujer para decirle que puede que llegue tarde (se me ha olvidado el teléfono hoy). Esta ciudad es enorme, de avenidas y calles muy anchas. Por fin, llego a la parada (19.04h) y tengo suerte porque aparece la 110 en menos de cinco minutos. Y cuando la guagua se embala por la autopista tengo una sensación fantástica de refugio porque empieza a llover, voy en primera fila y los limpia parabrisas tienen su ritmo y van desalojando el agua que cae en tiras por el lateral. El conductor es el mismo de la mosca, que hoy lleva un suéter y la ventanilla cerrada y qué nos lleva muy deprisa. En Santa Cruz a las 20.01h.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Las Galletas a Los Cristianos