• Excursión 939. 2 Mayo de 2019. Jueves.
Los Quemados. Cherfe. Santiago
Municipios: Santiago del Teide. Buenavista del Norte.
De 12.01 a 16.10h. De 880 a 850 a 980 a 920 a 1060 a 922 a 1000 a 922m.
Distancia: 6,3km. Duración: 4h 9m.
Voy hasta El Tanque en mi coche. Aparco donde siempre, detrás de la iglesia. Me cambio de ropa aquí. He salido con mucha prisa de casa. Me duele el pie izquierdo, cómo me cuesta hoy todo, estoy un poco fundido, y eso que no he empezado ni siquiera. He venido en modo automático en el coche a una velocidad moderada y he podido descansar un poco, cosa que sigo haciendo esperando a la guagua en la parada cubierta. Viene la 325 (11.38h). El tránsito por el puerto de Erjos y la bajada a Santiago se hace ligera y me bajo en El Molledo (12.01h). Aquí está despejado y algo ventoso. Atravieso recto el pueblo y subo por el sendero señalizado, el PR 65.1, a Los Quemados. Me entretengo en registrar las diferentes texturas del sendero: empedrado, tierras anaranjadas que se desprenden de rocas anaranjadas, dique gris, roca rojiza dura, roca marrón claro dura y con protuberancias, roca gris, roca color oporto, tierra, arena, murito, empedrado. Vamos, de lo más variado y entretenido en ligera subida y con algún llaneo. De las plantas la que destaca por su color y su aroma es la retama blanca (distinta a la homónima retama blanca del Teide), pero hay también una gran variedad: matorrisco, bejeque, tabaiba, malpica, verode, penca, tasaigo, ajinajo, cerrajón, corona de la reina, tabaiba dulce, balillo fino, guaydil. Llego a la degollada (950m) con vistas hacia el barranco Seco y el Risco Blanco y sigo por el sendero que primero baja un poco y después remonta hacia Los Quemados (y después al Risco Blanco). Aquí está más remansado y hay menos viento.
Llego al pequeñísimo caserío de Los Quemados (13h) con una casa en uso, aunque nadie vive en ella permanentemente y por detrás la finca de cabras donde no hay ninguna. También veo las ruinas de otras casas. No sigo hacia el Risco Blanco, sino que me echo a la derecha. Abro y cierro una pequeña puerta del vallado que limita la finca de cabras y subo por una plancha de roca hasta la otra puerta que también abro y cierro. Ahora ya sigo pegado a la pared y en ligera subida, por aquí es muy fácil despistarse e irse hacia abajo, hay que ir remontando y pegado a la pared. La vegetación en este lado es algo diferente, como corresponde a un terreno más húmedo, por aquí veo: tusilago, apio de risco, colderisco, cruzadilla, pastel de risco, malpica y sobre todo retama blanca aromática y en flor. A mi izquierda las vistas son dramáticas, es un gran sistema de barrancos que confluyen en el barranco de Los Nateros y sigue hacia el mar limitados (por la derecha) por la loma enorme del camino de Guergues, con el barranco de Masca al otro lado. Muy grandilocuente. Y a tono con la dificultad del sendero. El sendero es muy perdedor.
Llego a un gran dique (13.15h), una gran laja grisácea que está en una esquina (Morro del Pinito) de los pliegues de una montaña y aquí se abre una gran vista, es toda una enorme curva con la pared de enfrente muy vertical y atravesada por tiras rojizas horizontales (Andén de las Hortelanas). Qué fe tengo que tener para pensar que existe un sendero que va por el risco de enfrente. Pero ahí que sigo. Al rebasar la esquina el sendero sube un poco y en varias zonas está medio oculto por las retamas. Y en varias ocasiones tengo tendencia a bajar, que corrijo enseguida para ir enhebrando trozos de sendero, uno tras otro. Voy muy emocionado y muy explorador, sin ninguna certeza de que pueda completar este recorrido, pero lo voy encontrando, son pequeños andenes más o menos llanos entre las retamas por una ladera que no es excesivamente vertical hasta pasar el cauce de un barranquillo y enfrentarme con la parte más vertical y expuesta de este gran arco que tiene el hermoso nombre del Andén de las Hortelanas. Aquí, por primera vez, veo hitos en una zona de tierra rojiza que debe ser una de las bandas que he visto desde el dique. Si me viesen de lejos se asustarían de verme por aquí, pero in situ no tengo ninguna sensación de peligro, hay muchas plantas por debajo que deben formar un gran balcón natural.
Llego a la esquina de la curva (Lomo La Silleta), a un terreno más llano, y ya me da la impresión de que lo peor ha pasado, pero no me confío lo más mínimo. De hecho, en esta parte de laderas de pendientes más suaves hay una gran zona de yerba corta donde desaparece el sendero totalmente, y tengo que ir tentativamente hacia arriba y hacia abajo buscándolo de una manera instintiva, lo cual no me ciega para apreciar la belleza arrebatadora del prado inclinado, en este día de primavera. Empieza a nublarse. Ya tengo a la vista la degollada/mirador de Cherfe, el punto final de esta travesía pero el sendero a veces sube demasiado, tengo que bajar, y lo hace un par de veces, en una de estas me voy demasiado arriba y tengo que pasar un roquedal grande trepando y por unas marcas muy pequeñas en las rocas, un fino reborde, las voy rodeando, debe ser que me he ido demasiado arriba, esto no me parece lógico, pero no tengo ganas de buscar el sendero verdadero a estas alturas de la excursión, ahora sólo quiero progresar, es un paso complicado pero muy despacio logro pasar el roquedal y casi mágicamente, logro llegar al sendero. Todavía me falta un rato para Cherfe pero ya la cosa está hecha, lo he logrado. (De este tramo (Los Quemados a Cherfe) había leído en un libro de senderismo -Dumont, Wanderführer Teneriffa, 2014- que es “muy difícil”; y, joder, que razón tiene. Por una parte, más llana todavía tengo que evitar por la izquierda un roque mediano y llanear y bajar hasta que llego al pequeño aparcamiento de la degollada de Cherfe (14.20h). El parking está rodeado de cables y carteles que dicen que por donde he venido yo es privado y pertenece a una finca (Casas de Araza). Esas casas están más abajo y que me da la impresión que ya no tienen cabras ahí.
Empieza a llover fino, los coches de turistas que aparecen aparcan y con la misma se van, demasiado viento y muy pocas vistas, todo tapado por las nubes. Con lo bien que empezó el día me parece que tengo que dejar para otro día mi intención de explorar un poco el barranco de Los Nateros/Los Sauces. Me cuesta un rato aceptarlo. Ok. Bajo por la carretera hacia Santiago del Teide. En una curva me meto por debajo de la pared que sujeta la curva y de pie y lejos de los coches como mi bocadillo y el bizcocho, con vistas al valle de Santiago y su animación constante de coches y guaguas pasando por la carretera. Llueve fino, pero no demasiado, está en el límite de lo soportable. Al terminar no logro encontrar ningún atajo para salvar las curvas y tengo que ir por la carretera, aunque hoy por el mal tiempo con poco tráfico. Las retamas blancas que hay bajando son cada vez más grandes y aparatosas, son muy esféricas y muy aromáticas.
Antes de llegar a la calle principal de Santiago me meto por la derecha por una pista de tierra que va por detrás de las casas y, campo a través y molestando a unas ovejitas que pacen tranquilas en un prado, enlazo con el sendero de Lourdes, un sendero que sube por la ladera y está bien marcado con cruces. No las cuento, pero deben ser doce, en la base de cada una un medallón metálico muestra una escena diferente. La perspectiva de las cruces subiendo por la ladera es preciosa, son blancas y destacan fuertemente del color de la ladera. Es una pendiente fuerte pero hoy me he quedado con ganas de más. Llego a un pequeño santuario, muy cuidado y con flores y plantas y una cruz más grande. De aquí sale un sendero a la izquierda, bastante llano que llega a una esquina con vistas muy buenas y también sale otro sendero hacia arriba, hacia otra cruz que veo mucho más arriba a lado de un roque. Pero eso ya no me dan ganas de hacerlo. Regreso por el sendero bien marcado con murito hasta llegar a la calle principal a la que accedo por un pequeño puente que salva un barranquito (16.10h). Aquí busco un bar para tomarme un té y esperar a la guagua que me lleve a El Tanque (la 460, 17.08h). (Toda esta zona, actualmente, escribo esto a abril de 2023, se ha trastocado completamente, por esa pista detrás de las casas, donde estaban las ovejas, ahora va a pasar la carretera de circunvalación, la del anillo insular).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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