• Excursión 881. 10 Diciembre de 2018. Lunes.
La Manzanilla. Mesa Mota. El Palomar.
Municipios: Tegueste. La Laguna.
De 14.25 a 17.52h. De 550 a 675 a 490 a 680 a 550m.
Distancia: 9km. Duración: 3h 27m
Tras terreno urbano atravieso un bosque de eucaliptus, subo por un sendero estrecho hasta una degollada (curva cerrada de la carretera de Mesa Mota), desciendo por una vieja pista que recorre un bosque bien conservado de laurisilva. Subo por un viejo camino real (un sendero) hasta la degollada. Recorro un sendero por el borde de una meseta y bajo hasta la misma urbanización por donde empecé
En muchas ocasiones, cuando subía desde La Laguna (final de la calle Las Gavias) hacia la montaña de La Bandera y llegaba al último pequeño grupo de casas de la subida, y miraba hacia la llanura por debajo (la llanura entre la montaña de la Bandera y la montaña de Mesa Mota) veía las calles largas y rectas con chalets y en esa vista destacaba un bosque alargado de árboles altos. Hoy quiero resolver ese enigma y saber qué es ese bosque.
Dejo el coche cerca del campo de fútbol de la Manzanilla en una calle (Wagner) sin tráfico y sin coches aparcados; a esta hora todo está tranquilo, la gente está comiendo. Está despejado y hace buena temperatura. Hoy voy a ir sin mochila, he tenido algunos dolores de espalda por las últimas largas caminatas. Y no llevo la cámara grande sino una compacta pequeña y sólo una botella de medio litro de agua. Voy ligero de equipaje. Por la carretera a Las Mercedes (Camino Pozo Cabildo) apenas hay aceras, el canal se ha comido el espacio. Me gusta un hermoso pino que hay en el borde. Mi intención es atravesar todas estas urbanizaciones para subir hacia la Mesa Mota. Avanzo y tuerzo a la izquierda por la calle Rincón, en la parte izquierda de la calle se suceden los chalets grandes con jardín, a la derecha sólo puro campo. Tras unos diez minutos caminando por esta calle llana y asfaltada llego a un tramo de tierra con yerbas y doble rodada, y sin casas alrededor. Sigo hasta una casa abandonada y ocupada, creo, y después también termina la pista, parece que comida por las plantas y me bajo a un campo sin cultivar avanzando con gran dificultad hasta que unos palets y palos cierran el campo y no puedo seguir. En mi mapa veo que hay una continuación más allá en la misma dirección que la pista, pero está todo cerrado de zarzas. Regreso por la pista y al llegar al asfalto tuerzo por una calle transversal (Clave de Fa) y después a la derecha por la calle de la Música hasta que termina. Me asomo a la izquierda y veo que hay un buen desnivel y ya veo el bosque, es un bosque de eucaliptus.
Descubro un senderillo entre la yerba y las plantas bajas que baja hasta una pista. Me encamino hacia el bosque (Montaña Quemada), donde veo rampas para ciclistas hechas con palets y tablones y una caseta de madera en un árbol y muchas pequeñas pistas y senderos y más rampas para saltar. Son tantas que me parece estar viendo a los ciclistas saltando y haciendo el bestia. El bosque ocupa un pequeño y ancho y plano barranquillo (Rincón) y tras una ligera subida voy a dar a una carretera. Delante tengo un terreno vallado y una pista que sube, pero la descarto y me voy a la derecha y justo antes de la entrada a una finca que tiene un cartel de prohibido el paso tuerzo a la izquierda por un sendero que sube, un sendero claro con boñigas de cabras y olor a animales. En clara dirección a Mesa Mota voy subiendo y me da tiempo a perderme un buen rato porque me desvío demasiado a la izquierda tratando de evitar una casa aislada y vallada, y llego a un terreno con una densidad de plantas tan fuerte que es imposible penetrarlas, regreso un poco y vuelvo a encontrar el sendero estrecho entre la vegetación verde y fresca y paso cerca de la valla y sigo subiendo y al ir ganando en altura voy teniendo vistas al gran llano con chalets, el gran llano entre la carretera a Las Mercedes y las montañas. Las plantas están brillantes y húmedas y remarcan perfectamente el sendero. Voy pensando en la fuerza de la gente, la fuerza para conseguir que caminos así se mantengan abiertos y se pueda pasar tan cerca de terrenos privados.
Y por un terreno rocoso termino y llego a la gran curva de una carretera de Mesa Mota (15.34h, 670m). La sigo un poco y veo que han cerrado el terreno de pistas de barro donde practicaban los motoristas, este terreno está a la izquierda de la gran curva. Han acotado la zona y hay un cartel de prohibido el paso y oigo voces que vienen de una caseta de obras. Pero mi recorrido va por ahí, así que tengo que subir un poco por la carretera y meterme por un antiguo sendero hasta una pista que tiene una zanja delante (es anti motos, pero no anti personas). Por la pista sigo y me meto por una zona de bosque muy densa de árboles pequeños, es un bosquete de brezos y fayas. Aquí un poco por ensayo y error voy rebuscando, hay demasiados senderos, y demasiado desnivel hacia a donde quiero ir, por suerte voy a dar a la pista que están rehabilitando, y justo ahí, a la derecha, veo una pista que baja que debe ser por la que quiero ir, una pista con muchas curvas que baja hacia una rotonda por debajo de Pedro Álvarez (Tegueste). Inmediatamente después de empezar a bajar ya voy por un bosque de árboles altos y grandes, un verdadero bosque de monteverde, de laurisilva.
La inseguridad por saber si voy por el recorrido correcto se me empieza a pasar cuando compruebo que las curvas que voy viendo se corresponden con las del mapa. Y es una sorpresa de lo más agradable, no esperaba un bosque de árboles tan antiguos y grandes, hay laureles, viñátigos, naranjeros salvajes, palos blancos, acebiños, afollaos, adernos, granadillos, brezos, mocanes, toda una colección de árboles canarios. La pista es ancha y a tramos con mucho amagante y otras plantas de bajo porte. Más abajo hay algunos pinos y unos dragos preciosos y cuando termina el bosque voy por un sendero que es un pasillo entre plantas altas, con las zarzas amenazando comerse el camino; desde luego que algunas personas lo mantienen abierto ¡qué bueno! Y ya muy cera de la rotonda llego a unas casas antiguas deshabitadas donde está el gran pino cuyas ramas ocupan un gran volumen de espacio y que ya me ha llamado la atención en muchas ocasiones al pasar por la carretera. Rodeo un portón por la izquierda y llego a la carretera (16.15h, 490m). Aquí es donde me doy cuenta de que la rotonda es por donde empecé dos excursiones que hice por el camino de las Manzanas (la 762 y la 774). Cómo me gusta cuando los extremos de una excursión llegan a un sitio que ya conozco. Imposible ver desde la rotonda el sendero por donde he bajado y menos que se pueda pasar, veo que hay un cartel donde dice que la finca se vende. (Por la noche veo en el mapa de openstreetmap que hay una barrera al principio, ahora ya no, eso significa que la pista recorre un terreno privado y que por eso se ha mantenido el bosque.)
Ahora sigo por la carretera que tiene mucho tráfico hacia La Laguna, subo por la cuña que hay a la derecha, la cuña que sirve para evacuar el agua ¡qué incómodo es caminar por ella! me tengo que mantener dentro, no me puedo salir en absoluto, los coches van muy deprisa. Otra vez el máximo contraste entre el silencio de los caminos recónditos y el estruendo de los motores poco después. Paso una calle que sube (Camino el Palomar, tenía que haber subido por ella), poco después me meto (a la derecha) por una pista que sube a una casa, pero enseguida sigo recto hacia un gran viñedo. No hay ningún sendero, pero se puede ir subiendo por la parte izquierda por el terreno aterrazado. Me gusta mucho esta manera de ir de un sitio a otro: recto directo. Arriba y a la vista está la calle a donde tengo que subir, tiene casas. Al final tengo trepar una pared para acceder a la calle (El Palomar) que sólo tiene casas en el lado opuesto. Tuerzo a la derecha y unos 50 metros tuerzo a la izquierda y empiezo a subir por una calle (Camino Real la Mesa Mota) con mucha pendiente y con algunas casas que parece que están a medio hacer.
Cuando termina la calle sigo por un maravilloso sendero serpenteante que sube por la ladera verde y con muchas plantas, este sendero no va bajo árboles, pero sí por un terreno muy húmedo, donde hay bicacareras y plantas crasas. El sendero va subiendo con buen trazado por rocas y terreno mullido y mojado hasta que llego al bosque de brezo y faya de las faldas de la Mesa Mota. Lo cruzo y aparezco prácticamente en el sitio por donde accedí (donde la zanja), y subo a la carretera, desciendo por ella hasta la gran curva (16.53h). Estoy todavía con una sensación maravillosa de omnipotencia senderil por haber podido regresar por ese sendero tan encantador a la Mesa Mota. Ahora tengo que encontrar otro sendero que parte de la gran curva, pero que no baja (por ahí subí) sino que llanea hacia la derecha, hacia el bosque de San Diego. En la gran curva me meto por donde antes y ahora enseguida encuentro, por terreno rocoso, el sendero que va llaneando por el borde de esta planicie, la planicie entre la Mesa Mota y el monte la Bandera. Lo voy recorriendo con vistas amplias a la llanura de La Manzanilla y las filas de chalets. Por aquí la vegetación es muy baja, de yerbas, y el terreno es arenoso y suelto. Voy en dirección al bosque verde y espeso que está sobre la ermita de San Diego. El sendero es más o menos claro y cada poco me encuentro con hoyos grandes, que salto fácilmente, pero que me llaman la atención. Pienso que deben ser hoyos anti motos y anti ciclistas, para que este sea solo un sendero para caminantes. A veces el sendero desaparece, a veces no lo veo en absoluto, pero lo vuelvo a encontrar sin bajar o subir mucho, tratando de mantener la misma altitud. Voy un poco perdido, pero paradójicamente, lo que veo, no muy lejos, es la seguridad y la tranquilidad de las filas de chalets y casas ordenadas.
Me encuentro con una bifurcación cerca de la loma de San Diego, y ahora tengo un dilema, puedo ir hacia la derecha y empatar enseguida con el camino que rodea la ermita (excursión 611), o puedo ir bajando por este camino salvaje hacia una de las calles de la llanura. Y entre la seguridad y la tranquilidad del camino conocido y la desazón y la novedad elijo lo segundo, casi de una manera compulsiva, en este momento siento una gran aversión a lo familiar, así que allá que voy bajando por un sendero que en muchos momentos no veo y que desciende con una pendiente muy fuerte, esto es infinitamente más excitante y emocionante. Voy en vilo, bajando y bajando y ya cuando llego a la llanura voy siguiendo el rastro de un barranco (Hoya de la Pernada) y un sendero entre plantas, que avanza milagrosamente y llego, por fin, a una pista y a un pequeño claro. Bien. Lo he conseguido. La pista va hacia las casas, aquí me encuentro con un joven con un perro, un local que me habla de la animadversión entre motoristas y senderistas y ciclistas y que mucha gente viene a correr y caminar por estos sendero, y que en las montañas del Púlpito y la Atalaya están (las autoridades, el Seprona) talando eucaliptus para interrumpir los caminos y pistas y que no puedan ir por ahí ni los de los coches todo terreno ni los del motocross. Me explica cómo regresar a dónde he dejado el coche (calle La Fuga, Camino San Diego, Camino Fuente Cañizares), son calles rectas y llanas con grandes casonas, y árboles antiguos, al llegar al estadio de fútbol me meto un momento, grupitos de padres y madres charlan mientras grupos de niños y niñas corretean sobre el césped artificial. Después llego enseguida al coche, ahora están todos los sitios ocupados. Estiramientos y al Corte Inglés para comprar panetones y mantecados, estamos en Navidad.
De camino en coche voy tan feliz y pienso que ir resolviendo los jeroglíficos de los senderos es una parte muy importante de las excursiones, tanto como el propio sendero o el paisaje en sí mismo. También pienso de mi constante sensación de inferioridad con respecto a los locales, cuando tengo la ocasión de hablar con ellos, yo soy un aprendiz de lo que ellos conocen tan bien.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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La Manzanilla a El Palomar