• Excursión 1225. 23 Febrero de 2021. Martes.
Barranco Hondo. La Sabinilla. Costa Acentejo.
Municipios: La Victoria. Santa Úrsula.
ENP: Paisaje Protegido Costa Acentejo
De 14.47 a 18.42h. De 384 a 145 a 225 a 0 a 180 a 10 a 320m.
Distancia: 10,2km. Duración: 3h 55m.
Mi objetivo hoy es seguir el hilo que empecé en la excursión 1205, y seguí en la 1210 y 1220 para volver a recorrer la costa desde Tacoronte hasta Santa Úrsula. Con énfasis en recorrer los enclaves mejores de la costa.
El día está estupendo, sin viento, soleado y bueno, muy bueno. Tomo la 101 en Tacoronte y me bajo en La Victoria a la altura de la oficina de la Caja Rural. Lo primero que hago al bajar de la guagua es tratar de encontrar una calle que baje a la autopista lo más recto posible y cuando llego a la calle La Palmita y le pregunto a un hombre me dice que no tiene salida pero que más adelante hay otra que sí la tiene. Avanzo por la carretera en dirección a Santa Úrsula y en un minuto tuerzo a la derecha por la calle Hoya de la Palmita. Baja recta y enseguida tuerce a la derecha y casi inmediatamente a la izquierda y llego a un descampado muy poco prometedor, un lugar abandonado que me gusta descubrir, lo atravieso y a la izquierda encuentro una pista vieja que me lleva en un minuto a una calle ancha con tráfico (es el acceso principal a La Victoria desde la autopista) por la que bajo pasando al lado del campo municipal de La Victoria.
Atravieso la autopista por el puente y en la vía de servicio (Tf-174, Calle Costa) tuerzo a la izquierda. Es una carretera con poco tráfico y en unos dos o tres minutos llego a un pequeño montículo situado a la derecha con una casa antigua en lo alto. Me meto por la pista que sube hasta la casa, pero no encuentro ningún sendero que la rodee o siga hacia abajo, todo está rodeado de una vegetación muy densa y con desniveles hacia un barranco muy verde (El Chupadero/El Palmar). Regreso a la vía de servicio y en unos dos minutos me salgo por la derecha por una pista antigua muy poco transitada. Según el mapa de OSM hay una bifurcación, pero in situ la pista me va llevando sin tener que elegir. Parece una antigua zona agrícola, una gran hacienda (Los Machado) que apenas tiene actividad ahora. Los campos, bastante llanos, están cubiertos de plantas invasivas entre las que destacan hermosos y solitarios granadillos. La pista se va echando hacia la derecha y atravieso un campo rectangular preparado para sembrar. Lo rodeo por abajo y en el extremo descubro un sendero que me permite seguir bajando por entre plantas que cada vez son más las de esta zona: bejeques, verodes, tabaibas, cornicales y me va llevando hasta un saliente rocoso con una vista fantástica sobre el acantilado vertical, sobre la salida del barranco de La Fajana (excursión 665), y la ladera saliente de la pequeña lengua de terreno de El Jagre, que baja suavemente hasta el nivel del mar, a diferencia de los grandes acantilados por debajo de mí.
Es una vista fantástica, airosa, y muy aérea y es que debajo de mí el acantilado es vertiginoso. Las rocas sobre las que estoy me gustan mucho por su rugosidad y los líquenes anaranjados y amarillos que las colonizan y las plantas crasas, además de la sensación de vértigo extremo cuando me alongo sobre el vacío, me tiemblan las piernas. Abajo el mar, aunque tranquilo, está ruidoso batiendo y levantando espuma en la playa de cayados. Encuentro un sendero que rodea hacia la izquierda por el llano. Está todo cubierto de plantas bajas muy verdes, plantas de temporada invernal y el sendero está muy bien marcado y me va llevando hacia la izquierda pasando por viejas terrazas hasta un barranquillo (Barranquera La Reyerta). No me tengo que preocupar de nada, el sendero se bifurca, pero yo lo sigo (a la derecha) hacia unas terrazas con muros de bloques de tosca. El sendero cruza el cauce de la barranquera y después entra por una abertura a una de las terrazas donde ahora solo crece tabaco moro, una planta que me gusta mucho por su aspecto espigado y las flores como canutillos. Un circuito trillado las atraviesa y salgo a una calle de la urbanización La Palmita.
Pero antes de meterme en ella encuentro un camino que baja al lado de los muros de las terrazas. Lo sigo, rodea los muros y después sigue por abajo por un pequeño andén sobre el acantilado (Risco de la Sardina) y va por debajo de los muros y después por debajo de terraplenes. El sendero es muy claro y parece transitado. Debe ser un camino de pescadores. Con creciente curiosidad lo voy siguiendo con un ligero sube y baja con plantas muy recias y llego a una resbaladera por donde parece seguir bajando, pero yo, inseguro, lo dejo aquí (volveré en la excursión 1321). Me ha gustado mucho descubrir este sendero. La sensación de estar sobre el vacío es muy intensa. Hacia la izquierda está la desembocadura del Barranco Hondo con el roque en forma de ballena y la ladera de mucha pendiente que remata un saliente (La Sabinilla). Bien. Todo va estupendo. Regreso por donde he venido. Paso de largo la urbanización La Palmita y subo por una calle que va entre muros de fincas de plataneras hasta casi tocar la autopista. Tuerzo a la derecha, no me meto por el túnel sino que sigo recto por una ligera cuesta arriba y enseguida tuerzo a la derecha por una pista que en un minuto me lleva a pasar por la derecha una casa aislada y ya por un camino claro que va entre fincas y casas aisladas, donde destaca una preciosa casa con cristaleras y perros. Voy bajando por este terreno agrícola que siempre me da la sensación de abandono, nunca veo a nadie, al final de un largo tramo recto hay una casa que parece habitada y por ahí a la izquierda empieza el sendero que baja por la ladera del barranco de Barranco Hondo.
Es un camino cuidado con barandilla y buen firme que va bajando en zigzag por estas laderas verdes y en una esquina hay un naciente de agua con ñameras de hojas grandes y otras muchas plantas. El camino baja hasta el cauce del barranco. En el cauce y bajo unas columnas basálticas hay unas cuevas cerradas y me resulta extrañamente pequeña la playa de cayados para este inmenso barranco. Una gran ola entra por la parte izquierda de la playa a intervalos regulares. A la derecha y sobre los cayados se puede avanzar un poco, pero debe ser sólo con la marea baja. Está resultando una buena excursión de recuerdo de mis primeros tiempos. Ahora subo por el cauce por un sendero claro. Lo mejor son las tiras rojizas de material volcánico a la derecha del cauce y la vegetación densa de costa. El sendero cruza el cauce y después sube a la derecha y muy pegado a la ladera con barandilla de madera. Es realmente un barranco ancho y profundo que remata un gran salto bajo la autopista. El camino sube y sube y sube hasta llegar a una calle asfaltada por la que tuerzo a la derecha. Paso fincas con muros y un antiguo chiringuito (a la derecha, ahora cerrado) y en unos cinco minutos me echo a la derecha por un sendero que va rodeando el muro de una parcela con chalet y que llega a un mirador magnífico sobre el barranco, desde donde veo muy bien la ladera de enfrente con el sendero en zigzag tan definido (por donde he bajado al cauce del barranco) y la vista del acantilado bajo la urbanización de La Palmita. Es un sitio espectacular, aunque no me puedo quedar/entretener, una persona ocupa el mirador con sus humos apestosos (tabaco negro) y no parece que se vaya a ir pronto.
Ahora sigo rodeando el muro por debajo de la parcela con chalet y por un sendero claro rodeo esta parcela y otras dos más hasta que el sendero se aparta del muro y empieza a bajar por la ladera que yo recordaba menos vertical pero que ahora me sorprende por su verticalidad. De las otras veces, hace ya mucho tiempo, me acuerdo de por dónde NO hay que ir y ya voy encontrando el sendero que tiene algunos ramales. Tras haberme separado de los muros de las parcelas primero el sendero va hacia la derecha (hay un tramo con escalones) y después llega una bifurcación (a la derecha hay un sendero que tiene al final una buena vista sobre la salida del barranco Hondo) y yo tuerzo a la izquierda y voy siguiendo hacia la punta de La Sabinilla, hacia la izquierda y hacia abajo y abajo. In situ no es que la cosa esté muy clara pero tampoco es tan difícil. Ya a la vista de la punta de La Sabinilla (un saliente de material volcánico negro) paso la zona de los estratos multicolores y ya enseguida llego al saliente de materiales volcánicos negros y grises, que parecen retorcidos y torturados y son una especie de torreta de defensa de un castillo y que tienen restos de la actividad de los pescadores, cuerdas, cubos, colillas, y un cierto olor a podrido, y también olor a sal y a mar.
El saliente está como a unos cinco o diez metros sobre el nivel del mar y es un mirador fantástico sobre el oleaje, y sobre los estratos de distintos tonos de beis que se extienden en paralelo sobre el nivel del mar y desde aquí me impresiona la fuerza del oleaje sobre la parte de acantilado que se extiende hasta la desembocadura de otro barranco (La Mina), también claro, hacia el protuberante y saliente roque (El Cagado). Es un sitio intenso, expuesto pero defendido del mar y su fuerza visible y “sentible” por todos los lados. Exhausto de tanta sensación regreso con mucho cuidado de este pequeño laberinto de aristas y picos de la torreta sobre el mar y asciendo la ladera, que es de lo más vertical, hasta los muros de las parcelas y ahora sí puedo quedarme un rato en el mirador sobre el barranco. Después salgo a la calle (Camino Del Mar) y subo por ella hasta una rotonda al lado de la autopista. Antes de cruzar la autopista le echo un vistazo a la preciosa ermita y a la hacienda de San Clemente. Un lugar fuera del mundo. Después cruzo la autopista y sigo subiendo por una calle con mucho tráfico (Malpaís). Cruzo una calle y sigo subiendo por otra más estrecha (La Vera). Tuerzo a la derecha y en menos de un minuto llego a la casa del Capitán, una preciosa casa antigua (del siglo XIX) con un balcón de madera artesonada y puertas y ventanas de madera marrón. Las paredes tienen un tono beis desvaído que el sol tardío hace más cálido y que a pesar de los desconchones tiene mucho encanto y algo especial.
Un hombre joven me dice cuando le pregunto qué puedo subir por la izquierda de la casa y que tiene salida a la carretera general. Me encanta oír esto. La calle (La Chocha) termina enseguida y después sigo por una pista que se echa hacia la derecha y llega a un sendero estrecho entre viñedos y vistas buenas de las laderas de Santa Úrsula hacia el monte. Me gusta muchísimo rematar una excursión de esta manera, descubriendo un camino rural. Es un camino largo que me interesa todo el rato, es casi oro para mí. Al llegar a la carretera general giro a la izquierda y sigo hasta la curva donde empieza la calle de la Tosca Ana María y aquí me quedo a esperar a la 101.
Mejor tiempo imposible. Y con un tiempo así siempre me sorprende lo mucho que me guste volver a sitios recorridos hace mucho tiempo que parecían gastados pero que de nuevo me encantan y si además lo completo con cosas nuevas son experiencias imbatibles.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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La Victoria a Barranco Hondo a La Sabinilla a Santa Úrsula