• Excursión 1625. 31 Octubre. Jueves
Boca Chavao. Roque Chavao. Montaña Gangarro. Chindia. Pino Redondo. Vera de Erques
Municipio: Guía
ENP: Parque Nacional del Teide. Parque Natural Corona Forestal
De 11.38 a 17.56h. De 2090 a 2060 a 2100 a 2060 a 2225 a 2140 a 2225 a 2140 a 2190 a 840m.
Distancia: 16,5k. Duración: 6h 18m.
El otro día medio aburrido me puse a mirar en el programa Land (Twonav) el mapa de Tenerife (el de Grafcan) justo por donde estaba abierto, y por casualidad era en la zona de la montaña del Cedro y Boca Tauce. A lo tonto me puse a diseñar un recorrido y me salió un buen plan. Ahora que ya he abandonado los mapas en papel (desde la excursión 1600 aprox.) y para orientarme en el monte uso la app de Twonav en el móvil, o un dispositivo gps de Garmin (etrex 32) me atrevo a hacer cosas más complicadas, cada vez tengo más confianza en los dos dispositivos. Por muy remoto que sea el sitio la señal llega ya sea al uno o al otro. Lo que hago es diseñar un recorrido y descargarlo en los dos dispositivos y lo voy siguiendo en la montaña.
Me levanto temprano y estoy saliendo de casa antes de las ocho y media. El valle de La Orotava está maravillosamente claro, se ve todo cuando desciendo desde La Quinta hacia el valle. Esta primera vista es fantástica con este tiempo. Con mucho tiempo por delante para tomar la guagua en Icod voy despacio y puedo echarle más vistazos al paisaje. Llego con antelación a Icod y dejo el coche en una calle de mucha pendiente. La puerta de acceso por un callejón a la estación sigue cerrada y tengo que dar un buen rodeo. La 325 aparece pasada las nueve y media, viene muy llena del Puerto de la Cruz. Leo el periódico en la guagua, una noticia sobre unos entes biológicos, los obeliscos, que han descubierto recientemente, y que no son virus. Del desastre de Valencia prefiero no leer mucho. Por el puerto de Erjos, como siempre el tráfico es fuerte, a ver cuando terminan el túnel bajo Las Lagunetas, seguiré viniendo por aquí pero seguro que mucho mejor con apenas tráfico. Me bajo en un soleado y fresco Santiago y llamo al taxi. Caluroso al sol, fresco a la sombra. El taxi tarda mucho, demasiado tiempo en venir, casi cuarenta minutos. Esto va a tener su consecuencia para lo que pueda hacer hoy, estamos en horario de invierno y tengo menos tiempo disponible. Me lleva un rato aceptarlo mientras soporto el tráfico fuerte por Santiago, también desaparecerá pronto, quizás el año que viene.
La conductora me lleva en un vehículo grande (para ocho pasajeros) en silencio y a buena marcha y me deja en el mirador de Chío, el mirador de las Narices del Teide (km 3 de la carretera, 46€, 11.38h) donde parece que hay una fiesta. Muchos turistas en manga corta y pantalones cortos deambulan de acá para allá, otros se hacen fotos en medio de la carretera. Son como zombis. El día aquí está radiante y maravilloso. Las perspectivas amplias hasta lo imposible. Me cuesta trabajo venir hasta aquí, pero una vez que llego me siento un privilegiado de poder estar en este lugar, que siempre me parece recién hecho. Echo a caminar hacia la izquierda y en unos 300 metros me meto (a la derecha) por una pista con barrera cerrada. Al fondo ya destaca los derrubios delante del roque del Cedro y el propio roque. Estando cerca me paro y me parece que podría haber la posibilidad de treparlo por su cara delantera subiendo por la cascada de piedras. Un coche de cazadores está parado en la base del roque. Nadie dentro. Sigo hacia la izquierda por la pista. Ya voy ansioso por empezar la parte nueva para mí. Algunos escobones hermosos, las plantas sin flores, destacan las tiras color caramelo de la yerba pajonera, y de los alhelíes secos, una pelusa sobre las grandes rocas y las placas volcánicas, las irregulares y angulosas y las cordadas y suaves pahoe-hoe. A la izquierda la vista imponente del Pico Viejo y la gran mancha negra en el centro de la ladera, la mancha del volcán de las Narices del Teide.
En unos quince minutos llego a la degollada de Boca Chavao (2080m), que también es un cruce de caminos y pistas. Ahora empieza lo nuevo para mí. Subo a una pequeña colina por un senderillo donde un cartel me avisa de la presencia de abejas, arriba (2100) no veo ninguna colmena. Bajo de la colina ya sin camino concreto atravesando el pinar y vegetación baja a otra pequeña degollada (Boca los Corrales, 2060m). En esta primera parte de la excursión tengo que subir a tres montañas de altura similar (San Antonio y la Mujer, Morro del Tiro del Guanche y Gangarro). Me enfrento con la primera subiendo por una ladera de vegetación densa de retamas, yerba pajonera, rosalito salvaje y escobones. Aquí y allá me voy encontrando hitos que indican que la gente sube por aquí, lo cual me alivia, sé que no va a haber ningún risco impasable, aunque la diferencia entre seguir esos hitos y subir campo a través es nula. Zigzagueando entre las retamas y la arena suelta y las rocas voy ascendiendo hasta que me enfrento con un primer roque formado por grandes piedras desgajadas y desordenadas de color claro por la que algunos hitos estratégicos me van marcando la mejor trayectoria. Me gusta subirme por ellas, me gusta que haya hitos. Paso este primer roque y sigo por un terreno más llano y después paso otros dos roques más, del mismo tipo caótico y precioso. Cada uno me oculta el siguiente. Tengo paciencia. Llego a lo alto de la primera montaña (San Antonio y La Mujer, 2225m). A la izquierda tengo una serie de riscos de formas muy irregulares que forman la pared del circo. Las vistas hacia el llano de Chafari cubierto de lavas negras es muy expansivo, también hacia la derecha, hacia la serie de picos desde El Sombrerito hasta Guajara y más allá. Esto es un puro disfrute visual. El tiempo está bien, sin viento, sin calor, estupendo. El pronóstico es de un día muy claro en el que se puede ver hasta 26 km de lejanía y cero por ciento probabilidades de lluvia.
La bajada de la montaña es mejor que la subida, el terreno es más regular, aunque no del todo. Sigo viendo hitos. También veo algunas bencomias, y fistuleras de cumbre, plantas bajas de hojas serradas. A mi izquierda destaca un risco alargado y muy vertical (el Tiro del Guanche). Cuando miro hacia atrás, a la montaña que acabo de subir, veo que tiene un saliente alargado, definitivamente esta montaña es muy irregular hacia el llano. Por una ladera cada más más suave alcanzo un llano (degollada Tiro el Guanche, 2130m). E inmediatamente empiezo el ascenso a la siguiente montaña (Morro Risco Tiro el Guanche, no estoy muy seguro de que este nombre sea correcto). El ascenso es más sencillo, sí cubierta de vegetación la ladera, pero la pendiente uniforme por terreno algo suelto y a ritmo llego bien a la cima (2226m). De nuevo, las vistas maravillosas hacia todos lados. Lo que más me gusta es la vista del roque del Sombrerito/La Sombrera, a la derecha, de forma cilíndrica con sección elíptica, y no me puedo quitar de la cabeza la excursión (la 1498) en la que lo rodeé por la derecha, se me ha quedado clavado como una espinita no haberlo rodeado por la izquierda. Así y todo, me sigue pareciendo un recorrido increíble, aunque fuese por el lado “incorrecto”.
De la montaña bajo por la arista hacia la derecha (giro noventa grados a la derecha). Ya dejo de ver hitos, ni nada que se le parezca. El terreno es más costroso, de placas rojas, con mucha vegetación. Empiezo a ver retamas calcinadas, durísimas sus ramas, y no logro localizar ni una viva, perecieron todas en el último incendio, aunque aquí a diferencia del retamar sobre el pico Cho Marcial las ramas, aunque negras, son reconocibles, allí desaparecieron las retamas enteras. Por aquí lo que no me gusta son las nubes que están subiendo por el gran barranco de Erques, el que me separa de la serpenteante carretera de Vilaflor y los riscos altísimos al otro lado. Y yo que pensaba que lo iba a tener visibilidad perfecta. Incluso dudo si seguir o no. La bajada de la última montaña es por una arista rocosa cada vez más irregular, de grandes piedras rotas, y tengo que echarme a la derecha de ellas para poder avanzar hacia la tercera de las montañas: Gangarro, un volcán de zahorra rojiza de ladera ultra suaves. Por momentos estoy un poco desorientado, es lo que tiene confiar en los dispositivos y no en los mapas en papel. Enseguida lo supero y subo por un terreno muy suelto de escorias entre un pinar muy poco desarrollado hasta la cima del Gangarro (2190m). Se me hace pesada la ascensión. A la izquierda el barranco de Erques es cada vez más profundo y empiezo a ver el cilindro del roque de Ucasme (excursión 1502), el estupendo cilindro, poderoso, bien formado y el más pequeño del roque de Ucanca.
Ahora tengo por delante una larga bajada por el borde de un risco. Un larguísimo descenso, de los 2100 hasta los 1550m. Todavía las vistas claras, pero hacia abajo amenazan las nubes. Vuelvo a dudar si seguir o no. Finalmente echo al lado mis dudas y sigo bajando. Y no sólo eso sino que me pongo en modo sostenible, es decir, sin prisas, tratando de estar aquí, de disfrutar del sitio, sin agobiarme por las incógnitas de la bajada. Y enseguida logro sintonizar y tranquilizarme. Consulto de vez en cuando el móvil para comprobar si sigo bien la trazada planeada. Voy bien. Voy muy bien. El borde es rocoso, de rocas en forma de placas alargadas, con poca vegetación, por donde es más fácil transitar que si estuviese cubierto de plantas. Al otro lado la ladera del barranco de Erques me impresiona, es muy vertical y cubierta de pinos. Aunque poco a poco voy dejando de tener vistas y se llega a nublar del todo. Estoy retrasando la hora de comer hasta que llegue a una zona que sienta más clara. En los 2000m. empiezo a notar a mi izquierda un barranco que se va haciendo muy poco a poco más grande y que en los 1900m es ya de paredes rocosas blancas. Ahora voy por la arista de una loma rocosa con pequeños salientes que tengo que rodear por la derecha. Voy por una arista entre un risco y el cauce de un barranquillo (Ladera del Gangarro). Esta parte es muy laboriosa tratando de encontrar los lugares óptimos para rodear las enormes piedras. Voy muy concentrado. Me gusta todo esto. Muy de vez en cuando se abre la nube y atisbo la pared de enfrente vertical y con pinos. Me van dando un respiro las nubes.
En los 1800m llego al cauce del barranco, un lecho rocoso y muy claro, que no reconozco en absoluto de otra vez que estuve por aquí (excursión 1143), y eso que me lo había señalado en el recorrido. Sólo una hora más tarde me doy cuenta del sitio y lo empato con mis recuerdos de aquella excursión en la que me impresionó lo ancho y claro del cauce de este barranco. (Este barranco limita una loma ancha: el Tablero del Gangarro). Cruzo el cauce y sigo bajando por el borde del risco (Risco Gangarro). Esta parte es más llana y más relajada así que me pongo a comer el bocadillo, sin pararme, eso sí, no sé cuánto tiempo tengo hoy disponible. El terreno es más llano, pero irregular, y voy más despacio para poder comer sin que se me caiga el bocata. Y unos cinco minutos largos después, en los 1750m se abren las nubes y tengo una sensacional vista de un sitio que conozco, una loma por donde bajé a una galería (La Canal 1, excursión 1502) enmarcado todo por unos preciosos salientes rocosos en el borde por donde voy. Es una loma que termina muy vertical y por donde visto desde enfrente bajé por el único sitio posible, aunque al bajar no lo sabía, y me cuesta trabajo ver por dónde fui. Abajo destacan las tuberías y una caseta, también un canal que sube por cerca del cauce del barranco de Erques y pasa algunos túneles, no sé hasta donde llegará. Creo que es el mejor momento de toda la excursión, con la amenaza de no ver nada, que se haya despejado y la vista de los salientes rocosos y la galería me premia la decisión de haber seguido bajando desde la montaña Gangarro.
Guiado por la app ahora en los 1740m tuerzo a la derecha y por una ladera ocupada de pequeños escobones de aspecto extraño, tienen las hojas grises, no verdes, señal de estrés hídrico, no son muy altos, poco ramificados y son muy abundantes. Llaneo entre ellos y pequeños pinos y rodeo un primer barranquillo somero y sigo por terreno similar de escobones y pinos pequeños hasta que me topo con otro barranco (Barranquillo de la Corredera) algo más grande. Por aquí trepo un poco por un frente de rocas hasta que encuentro un lugar razonable para cruzar el cauce y después subo por una ladera con mucha pendiente a lo alto de una loma. Me encanta cuando las lomas son afiladas y es fácil ubicarse, aunque sean un poco más empinadas. Me lleva hasta un pequeño roco (La Punta de Gangarro) que rodeo por la derecha y siguiendo campo a través enseguida cruzo otro barranquillo (Casas de Chindia) y sigo descendiendo por otra loma, una loma mucho más llana y también ocupada por escobón, que cada vez es más verde y frondoso. Es increíble como determinados lugares son dominados por determinadas plantas. Se me hace largo el descenso hasta que por fin llego a una pista.
Todavía no tengo claro cómo voy a seguir, pero de momento quiero localizar una era que hay en una loma por aquí cerca. Tuerzo a la derecha, paso una curva y en la segunda curva me salgo por la izquierda y tras recorrer unos cien metros localizo la era, es preciosa, en muy buen estado, con piedras claras marcando radios, una piedra central circular y un muro intacto. Algo cubierta de plantas bajas. Maravillosa era. Aquí seguirá para los restos. Indestructible. Cómo me alegra.
Volviendo y sabiendo el tiempo que me queda, unas tres horas de luz, me decido por el camino más seguro, por Pino Redondo, aunque eso implique un recorrido por un par de sitios que no conozco. Salgo a la pista, tuerzo a la izquierda y recorro unos 500 metros y me salgo por la derecha por una pista que va por una loma bastante llana (Lomo Las Viñas). La pista tiene entradas laterales, de antiguas fincas, aunque ahora no hay ninguna marca ni valla ni nada. Me tengo que tranquilizar para no ir demasiado deprisa. Tras unos 300 metros me echo a la derecha y bien guiado por la app encuentro fácilmente el camino ancho que me lleva al cauce de un barranquillo (Barranco del Pino Gacho). Al otro lado una tubería roja muy llamativa parece darme la bienvenida. Por la base de cemento de la tubería subo por la otra ladera por un sendero estrecho y trillado que cuando llega a un muro largo de forma muy primitiva hecho de grandes piedras de un precioso color beis y marrón se termina. Entonces campo a través subo por al lado del muro caído de piedras y por encima de la tubería roja encuentro una pista. Una pista abandonada que se ha convertido en un sendero estrecho. De nuevo, tengo que ir tranquilizándome y diciéndome que todo va bien para disfrutar del paso por este camino, que a veces sube. Atravesar campo a través esto me llevaría horas. Menos mal que aquí está el camino, la vieja pista. Cerca de la tubería me va llevando y sólo el último tramo es claro y bueno. El último tramo antes de llegar en perpendicular a una pista ancha (Pista Pino Redondo). Por ella bajo. Pino Redondo, un caserío de una sola casa está cerca. Ya esto lo conozco. Cerca de la casa me paro un momento a visitar una gran era, esta tiene el suelo de grandes bloques de tosca beis y también está en muy buen estado. Inmediatamente después ya llego a Pino Redondo, una casa pequeña con tres habitaciones y un bonito horno intacto.
Ya voy avisado de lo que me espera. El camino que lleva hasta Vera de Erques empieza aquí y es un camino atroz, de arena, tierra suelta, muy pedregoso y con mucha curva aparentemente innecesaria, también atraviesa roquedales. A todos lados que miro veo laderas suaves cubiertas de vegetación, es un gran espacio sin ocupación humana, donde antiguamente se tuvo que cultivar mucho grano. Existen caminos por ahí y varias eras con nombre. Tardo una hora aprox. en llegar a Vera de Erques. Durante la bajada he estado escuchando los gritos de una persona llamando a ¿un perro?, un tal Puma. Deben ser cazadores. Me lo confirma cuando veo un conejo totalmente quieto en el sendero, quieto, pero con los ojos abiertos, se está haciendo el muerto para despistar a los cazadores. Lo dejo en paz. Por aquí también una mujer y dos niñas recolectan piñas ¿para la navidad?
Delante del colegio infantil llamo al taxi, que tarda 13 minutos en llegar. Nada más montarme el taxista me pregunta si ha tardado mucho, la conversación casi se termina ahí cuando le digo que ha tardado 13 minutos. No sé, a lo mejor esperaba que dijese: no mucho. Le tengo que tranquilizar y decirle que me parece un tiempo razonable. En Guía (13€) me deja en la plaza principal en la avenida principal del pueblo. Me compro una mascarilla en una farmacia. Camino hasta la última parada del pueblo. Hay mucho tráfico en la carretera. La parada de la guagua está ocupada por un hombre joven que no solo ocupa todo el sitio entre él y unas bolsas con comida, sino que está con el móvil a todo trapo. Cómo me queda tres por ciento de batería en el móvil no puedo escuchar música, pero así y todo me pongo los auriculares que tienen una maravillosa cancelación de ruido (Bose Ultraquiet Comfort). Y se me hace larga la espera, casi tres cuartos de hora, de la 460 para Icod.
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Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Mirador Chío a Montaña Gangarro
Montaña Gangarro a Pino Redondo a Vera de Erques