• Excursión 352. 28 Octubre de 2015. Miércoles.
La Sebe.
Municipio: La Victoria
ENP: Paisaje Protegido Las Lagunetas
De 17 a 18h. De 930 a 1070 a 930m.
Distancia: 1,7km. Duración: 1h.
De nuevo aprovechando que llevo a mi mujer a algún lado hago una excursión. Esta vez la llevo a La Quinta para que se relaje en la piscina y se reponga. El día es muy lluvioso. Al dejarla decido ir a La Sebe, al castañar. Dejo el coche en un hueco cerca de la fuente de La Sebe. Me va a llover todo el rato, protegido por el paraguas no me mojaré nada por arriba, aunque las plantas me mojarán el pantalón. Me pongo música ambient (Halgrath, “Liquid Mind”) para darle a la excursión un ambiente onírico y de película.
Subo por una pista que sale al lado del hueco donde he dejado el coche. El otoño está en su apogeo, y con las últimas lluvias intensas el sendero está lleno de erizos y de hojas, aunque todavía quedan muchas hojas en los castaños. Todo está muy húmedo, no hace frío. Los troncos de cortezas rugosas brillan con el agua que no deja de caerles. Las ramitas finas de los brezos están perladas de gotitas de agua ¡qué capacidad tienen para retener agua! Algunas curvas de la pista me fascinan. Es donde los castaños se agrupan afianzando el camino y tienen formas más caprichosas. Más arriba me maravilla ver el interior beis y suave del tronco de un castaño partido. Voy pisando los erizos y las hojas marrones mojadas que cubren el suelo pedregoso de la pista. La música lo hace todo interesante y atemporal. Estoy en una película. Asciendo por la pista muy despacio. Me paro un momento al lado de la caseta accesible desde la pista y me refugio un rato de la lluvia en su porche. Sigo subiendo. El olor es muy intenso, olor a madera. Tras más de veinte minutos bajo la lluvia tomo a la izquierda en un cruce (930m) por un camino ancho. Me acuerdo de cuando en verano froto mis dedos con el orégano que crece silvestre en el centro del camino. Ahora parece que ni existe, aunque aquí sigue. En unos dos minutos o así llego a un corta fuego. Es muy ancho y tiene vegetación baja densa. Venir por aquí va a ser un error, no hay sendero y los pantalones se me mojan bastante. Tengo que hacer verdaderos equilibrios entre las plantas para llegar a la pista de El Rayo. Sigue lloviendo.
Al llegar a la pista de El Rayo me doy cuenta de que ya no tengo más tiempo y tengo que volver. Tomo a la derecha por la pista y en un minuto o dos me desvío a la derecha por un sendero señalizado (un sendero de Candelaria, tiene un poste de madera con el logotipo de la virgen). El sendero baja un poco y después llanea hacia la izquierda bajo grandes zarzas. Enseguida vuelve a bajar y es la mejor parte. Este sendero en bajada es fantástico, es revirado y por dentro de un bosque denso de brezos y laureles que hoy parece que me protege del mal tiempo. Es un sendero con cada curva y tramo mejor que el anterior. Y por aquí parece que llueve menos. La rocas del sendero brillan.
En un par de minutos llego al cruce de antes y sigo bajando por la pista, más pedregosa al principio, después con mejor firme. Acomodado bajo el paraguas, no me molesta que se me hayan mojado los pantalones porque no hace frío. Me encanta de nuevo la vista de la casa bajo lo grandes castaños con su porche acogedor. Y más abajo, ver de nuevo el castaño desgajado con su color beis profundo.
Y sigue lloviendo cuando me monto en el coche. En la bajada por la pista de La Meseta tengo un momento de alucinación, cuando la niebla espesa me hace pensar que está todo inundado de agua. Llego a tiempo para recoger a mi mujer a La Quinta.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Fuente La Sebe