• Excursión 792. 14 Junio de 2018. Jueves.
El Gaitero. Pista Boca del Valle. Carretera TF-532 Km 11 (Subida Los Loros).
Municipios: Arafo. Candelaria
ENP: Parque Natural Corona Forestal
De 10.10 a 17.08h. De 1700 a 1200m.
Distancia: 14.2km. Duración: 6h 58m
Recorrido por la vertiente sur del pinar de la Corona Forestal. Por pistas y senderos. Camino unos cuatro km de la pista Boca del Valle y exploro varios senderos que recorreré en el futuro, el del Chirigel entre ellos. La parte final es por la carretera de Arafo, carretera de Los Loros. Un día de primavera fresco y agradable con nubes altas atravesando del norte al sur y desapareciendo en el sur
Dejo el coche en el intercambiador de La Laguna y en taxi (9.40h) salgo hacia El Gaitero. El conductor es muy callado y sólo un poco nervioso porque no confía en que sé a dónde voy. Le tranquilizo. Apenas hablamos en todo el recorrido. Me deja al principio de la pista que sube al Gaitero (Km 22 y pico de la TF-24, 10.10h, 1710m, 26.35€). Este recorrido que baja por la montaña Amarilla o Amarnia hacia la pista Boca del Valle ya lo he hecho varias veces, pero hoy voy a probar un sendero alternativo que baja mucho más directo hacia la pista Boca del Valle.
Paso al lado de la torre de incendios del Gaitero y sigo por la pista hacia el sur. Ha estado lloviendo y todavía caen gotas de los árboles, el suelo mojado y niebla entre los árboles, no muy fresco, pero con rachas de viento fuerte. Poco halagüeño este comienzo. De todas formas, tengo confianza en que hacia el sur cambie el clima. Tras unos 300 metros y en una curva encuentro fácilmente el principio (1730m) del sendero. El sendero empieza en una esquina de la pista por un terreno llano. El sendero es maravilloso, baja por la arista de una loma, baja en zigzag sobre pinocha mojada mullida como una cama, aunque un poco perdedor al pasar un risco, pero señalizado con hitos que me van llevando. Es un pinar antiguo con pocas plantas bajas en el suelo. El clima va mejorando a medida que bajo, las nubes siguen pasando rápidas por encima hacia el sur. Después sigue un zigzag fantástico entre grandes escobones, pero que no interrumpen el sendero hasta que llego a la pista Boca del valle por unos escalones (10.46h, 1590m). Estos escalones ya los vi (excursión 409) al llegar a esta pista subiendo por el sendero que está casi enfrente con un pino breado (agujereado). En aquella excursión (a 409) seguía las indicaciones de FF y del sendero que acabo de recorrer decía que estaba muy invadido de plantas, pero yo no lo he visto así hoy. La que acabo de hacer es realmente una manera muy directa de bajar a la pista Boca del Valle y estoy más que contento al haber sido capaz de hacerlo.
Efectivamente aquí está cálido y soleado, aunque no dejan de pasar nubes rápidas que vienen del norte y que se desvanecen sobre mi cabeza. Desde la pista Boca del Valle el acceso al sendero que acabo de bajar está claramente señalizado con tres estacas en los escalones, y el sendero que sigue bajando por la cresta está casi enfrente con un pino breado. En la pista tomo a la izquierda por la pista con el objetivo de recorrer un poco el sendero que no pude hacer el jueves anterior (el sendero del Chirigel), pero hoy empezando por el otro extremo. La pista Boca del Valle es muy ancha, con muchas piñas y pinocha y no muchas piedras. Tiene varios miradores muy buenos sobre el valle de Güímar y hacia las laderas que lo encierran, mejores hacia la derecha que hacia la izquierda. En los bordes de la pista veo cañahejas, chajorras, beas, amagantes, magarzas, corazoncillos, codesos y escobones. La luz es maravillosa, cálida y suave. Hay un punto panorámico con grandes piedras en el borde, estupendas para un baño de sol, tan pulidas, tan lisas y por debajo una buena caída. Tras media hora larga (2,4k) por la pista llego hasta el extremo del sendero del Chirigel (1529m) (el que intenté el jueves pasado). El comienzo está en una esquina de la pista. Al poco de empezar por un saliente rocoso con vistas descubro un aparato que recoge agua en una gran botella de plástico bajo una tapa de metal. Pero me doy cuenta de que por aquí no va el sendero, es un saliente con caída debajo, cuando regreso hacia la pista me fijo en unos hitos, es por ahí, qué sutil el comienzo. El sendero al principio apenas se ve, está oculto por la pinocha el surco del sendero. Va bajando bastante resbaladizo por la pinocha, es un sendero poco utilizado pero que probablemente subsista mucho tiempo porque va por una arista de una montaña, una arista rocosa donde no crece mucha vegetación que lo vaya a ocultar o invadir. Hay hitos estratégicamente colocados y es un fantástico sendero en zigzag, el olor a pinocha es muy penetrante. Las nubes siguen viniendo el norte rápidas y no prosperando a este lado. Las vistas son diáfanas al ir tan expuesto. Desciendo unos 100 metros de desnivel (1430m). Hay brisa un poco fresca como para pararse. Y todavía tendría que bajar unos 300 metros más para empatar por el sendero que empecé el jueves pasado. Algún día lo intentaré (excursión 1313, tres años después). Regreso con precauciones y lentamente, en ningún momento lo pierdo.
De nuevo en la pista la siento, en comparación con el sendero, tan llana y cómoda como el pasillo de mi casa. Recorro los dos km y medio aprox. hasta el sitio por dónde accedí a la pista y sigo hacia adelante. Me sorprenden varias rachas de viento fuerte y frío y húmedo, afortunadamente no duran mucho. En varios tramos veo amapolas de California (amarillas pálido) y cardos en el borde de la pista. Paso una barrera metálica cerrada (14.13h, 1525m). Poco después (y tras unos 2k desde donde accedí a la pista) me desvío en una bifurcación de la pista Boca del Valle por una pista que baja a la izquierda. Esta pista tiene gran pendiente, es muy arenosa, por eso voy por fuera sobre las plantas que crecen en los bordes, para no caerme. Veo una gran montaña de pinocha preparada para su transporte. No localizo ninguna de las dos pistas que supuestamente salen a la derecha, no sé por qué se me pasan, quería explorarlas, quizás las hayan abandonado. A pesar de la pendiente y la arena la bajada por esta pista tiene algunos parajes fantásticos, unos prados de yerbas amarilleando y meciéndose como olas por el viento, viento que sigue racheando, delante de una montaña que la pista rodea por la izquierda. Es un momento especial, vivo una experiencia realmente nueva, es un lugar único. Lo crea la conjunción de plantas, paisaje y rachas de viento fuerte en un llano con las nubes pasando por encima vertiginosas y antes de volver a seguir bajando por unas eses hasta llegar a la carretera de Arafo (TF-523, 14.33h, 1345m, más tarde me entero de que a esta carretera le llaman la subida de Los Loros).
Accedo a la carretera TF-523 entre el km 13 y el 14 en una curva muy pronunciada y por el sitio por donde empecé en la excursión 409. La carretera está tranquila, apenas pasan coches. Bajo por la carretera y en menos de 200 metros me salgo por la izquierda por una pista que baja. Según mi mapa es un recorrido que va hasta la era del Corcho (excursión 403), primero por pista y después por sendero. El trozo de pista no dura mucho y después empiezo a ver el sendero pero que en realidad no lo es, sino hitos colocados cada cierta distancia que te van guiando en la bajada, pero no un sendero claro y definido, y llega un momento en que me aburro de perseguir los hitos y decido pasar de este sendero invisible (lo conseguiré seguir en la excursión 819, la siguiente por la zona). Aprovecho para a comer en un lugar con vistas que está antes de volver a la pista. Vuelvo a la carretera (la TF-523) y bajo por ella, es muy cómoda, ancha, con sol fuerte y viento suave pero constante, y coches, muy de vez en cuando. Tampoco localizo un sendero que supuestamente se desvía por la izquierda unos 500 metros después, y mira que lo sigo y persigo, pero la vegetación está demasiado crecida: pinos, escobones, malpicas, está copado.
Sigo bajando por la carretera. El sol está tan luminoso y yo tan contento después de haber evitado dos buenos líos que estoy en trance. Es una carretera ancha, con buen arcén y donde los coches se ven venir y se oyen de muy lejos. Unos dos kilómetros después (km 11) en una curva a derechas muy cerrada sí encuentro el final del segundo sendero que estuve buscando y lo sigo un rato hacia arriba, aunque ya me doy cuenta de que está bastante cerrado, así que vuelvo a la carretera. Pero muy poco después me vuelvo a desviar por otra pista, que tiene barrera y que paso, hacia la bodega de Chivisaya, aunque no alcanzo a las bodegas, sino que me detengo en una curva a admirar las vistas sobre el valle y el mirador de Don Martín. Qué día de viento y de luz. Regreso a la carretera y ahora ya más que cansado llamo a un taxi que no tarda mucho en llegar (18.50h, 16.5€).
El conductor es muy amistoso y cuando le digo que quiero tomar la guagua en Güímar se da prisa para que tome la 120 que sale a las 19.10h, toda esta información me la da él que me cobra un poco antes para que vaya ligero, de hecho se mete en la estación y me señala la guagua que está a punto de salir. Bien, muy bien. Me gusta este ritmo. En la guagua paso un rato fantástico recordando todas las alternativas de la excursión y los cambios de tiempo tan dramáticos, me parece que he estado en la China y el Japón, y no es que me sienta superior a nadie, a nadie de los que vienen en la guagua, pero siento que podría hablar y sintonizar con cualquiera de los pasajeros, estoy molido y planchado pero más a gusto que un piojo. Disfruto de cada ratito que paso en la guagua sentado en el asiento delantero.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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