E-127 La Sebe - Pista El Rayo

• Excursión 127. 11 Abril de 2014. Viernes.

La Sebe. Pista El Rayo.

Municipio: La Victoria.

ENP: Paisaje Protegido Las Lagunetas

De 17.20 a 18.40h. De 930 a 1100 a 1050 a 1100 a 930m.

Distancia: 4km. Duración: 1h 20m

Recorrido por un sendero muy poco transitado y por la pista del Rayo hasta una zona recreativa (Hoya del Abade). A la vuelta en coche callejeo por La Victoria

Día gris y fresco. Empiezo cerca de la fuente de La Sebe. Intento subir con el coche por la pista de cemento, por dónde fui el día anterior, para acceder a la pista del Rayo, pero desisto muy pronto. Me siento inseguro en esta pista. Dejo el coche en los huecos, cerca de la fuente, aparcado hacia afuera para facilitarme la maniobra de salida.

Mi objetivo hoy es seguir explorando la zona. Como no he podido llegar en coche hasta la pista del Rayo voy, simplemente, a ver qué caminos y senderos hay por aquí. Voy hacia la fuente, la paso. Poco después veo una pista que sube, a la izquierda, parece importante así que decido ir por ella. La pista sube entre terrazas con grandes castaños. Veo, a la derecha, una casa aislada dónde algunos perrillos ladran nerviosos. A ambos lados veo campos sembrados con papas. Parece un lugar con cierta actividad. Se me ocurre que por aquí puedo llegar hasta la pista del Rayo. Pero en rápida sucesión veo cómo termina el asfalto, y la pista se convierte en dos rodaduras de cemento, después también desaparece el cemento y llego a un llano rodeado de arbustos.

Cuando pienso que la cosa no da más de sí me pongo a rebuscar entre los arbustos y por último me meto entre ellos y… ¡encuentro un camino! Está cubierto de hojas de castaño, y lo bueno es que sube al lado de un muro de piedra no muy alto. El muro parece muy viejo, está cubierto de musgo. Otro muro por la izquierda, muy bajo, delimita el camino. Ninguna señal de ser un sendero transitado, todo lo contrario. Con una rapidez enorme he pasado de una pista clara y ancha a un sendero oscuro y poco claro; he pasado de la seguridad a la aventura. Ahora me aferro al sendero. Me voy fijando en todo tipo de señales para saber cómo volver, mirando hacia atrás, y dejando ramitas en el suelo. A veces el sendero es sólo un surco en el suelo, quizás por aquí pasaría una atarjea o una conducción de agua. El sendero es muy oscuro todo el rato. El día gris y fresco lo hace más tenebroso. Pero yo sigo. Llego a un bosquecillo espeso de eucaliptus pequeños. El camino ya ni existe. Han estado cortando arbustos y los troncos finos de los eucaliptus. De repente aparezco en un claro en el bosque, subo, a la izquierda, campo a través, y entonces veo las familiares señales blanca y amarilla de sendero forestal (de un PR, sendero de pequeño recorrido). Salvado.

Más tranquilo, sigo el sendero hacia la izquierda. Desemboco en un barranco somero (Barranco Marta), subo por el cauce, tiene muchas piedras redondeadas y saltos lisos con señales de haber corrido mucha agua. El sendero salva el barranco y se desvía a la izquierda, fuera del cauce. Poco después en un cruce de caminos sigo hacia arriba por el sendero (señalizado), que sigue no muy lejos del barranco. Ahora subo por un bosque de laurisilva muy denso, muy serpenteante, muy oscuro, un sendero que me encanta. Y sube y sube hasta llegar a una pista ancha (El Rayo) después de pasar por una zona donde las zarzas recrecidas cuelgan de los árboles y me quitan el sombrero.

 La verdad es que he sentido bastante inquietud, incluso miedo, el bosque estaba muy umbrío y cerrado y la niebla lo hacía muy poco amistoso. Pero si tengo tanto éxito es este tipo de situaciones me parece que mi afición va a llegar bastante lejos. Al llegar a la pista de El Rayo justo enfrente veo un sendero que continúa hacia arriba, en la entrada al sendero hay una estaca con una placa metálica con el símbolo de la (virgen de la) Candelaria. Lo dejo para otro día, hoy simplemente sigo por la pista hacia la derecha. La pista cruza un corta fuegos muy ancho, por el que sobrevuelan cables de electricidad, puedo ver su trazado siguiendo las torres metálicas que sustentan los cables. La pista me resulta muy agradable de transitar, árboles, arbustos, plantas, rocas, todo me interesa. Paso el inicio de la pista de las Siete Fuentes (a la izquierda), después y señalizado con carteles de madera paso por El Rincón y el Charco de Juan Gordo, pero ni veo ningún rincón, ni ningún charco.

En la pista de El Rayo aparece el sol y es como si de repente fuese domingo y todo fuese fresco, luminoso y maravilloso. El contraste me hace apreciar cada ambiente con más intensidad. Ahora veo unas plantas con flores amarillas grandes (todavía me faltan años para saber que son cerrajones). Tras varias curvas llego hasta a la zona recreativa del Abade (Hoya del Abade), donde hay un gran abade de madera (1,5m de largo), y en el que muchos excursionistas han dejado sus inscripciones sobre su lomo. Un cartel me recuerda que estoy en la reserva natural especial Las Palomas (en realidad, el cartel marca el límite inferior de esa zona protegida). Tras unos quince minutos de marcha por la pista y llegar a otra pista (Serafina) decido regresar por dónde he venido. Me imagino que siguiendo eventualmente se ha de llegar a la parte de la pista situada por encima de la fuente de los Dornajos. Cuando llego al principio del sendero por donde accedí a la pista dudo entre continuar por la pista y bajar por la pista de cemento que está sólo un poco más adelante (opción segura y conocida) o volver por el sendero que he subido y repetir el trozo temible por el bosque cerrado (opción de inquietud y miedo). Debe ser el sol y el éxito de antes lo que me da el valor para atreverme de nuevo con el sendero tenebroso.

Me lanzo por el sendero que tras pasar los zarzales baja serpenteante entre el bosque oscuro y un firme rocoso y muy irregular, en el cruce de caminos sigo a la izquierda, y paso las rocas pulidas del cauce del barranco, hay una señal estratégicamente colocada para salir del cauce. Empiezo a transitar por el PR y enseguida me salgo bajando por la derecha campo a través. La parte más complicada es cruzar el bosquecillo a medio talar. Atrevido, me lanzo y tras un despiste logro encontrar el sendero al lado del viejo muro cubierto de musgo. El sendero me vuelve a inquietar en varios tramos, me ha vuelto a costar acceder a él, es muy tenebroso, y el muro de musgo antiquísimo, estrecho y cubierto de hojas de castaño me gusta y me impone al mismo tiempo, además está la niebla, que sigue a esta altura y que me impide tener vistas de conjunto. Pero cuanto más avanzo más me siento como un veterano y cuando empiezo a ver los campos sembrados de papas ya me tranquilizo completamente. Ha sido un doble éxito.

Paso al lado de la casa donde los perrillos me vuelven a ladrar, salgo a la pista, paso la fuente y llego al coche.

Me monto en el coche y bajo por la pista que sale delante de los huecos en donde he dejado el coche. Es una pista con mucho desnivel (Camino de la Meseta) entre parcelas con castaños. Cuando se acaban los castaños la carretera se despeja y veo las grandes extensiones de viñedos, lomas y lomas enteras roturadas y llenas de rectángulos y líneas rectas que forman los viñedos. Paro dos veces en esta bajada, la segunda al lado de un depósito de agua. Me sorprende la extensión de los viñedos. Llego a las primeras casas de la Victoria. Sigo bajando con gran desnivel (calle Los Arroyos). Me paro aquí y encuentro una zona con huertas y cultivos entre las calles de Los Almendros y Fuente del Tanque. Es una hoya con viñedos, papas, castaños. De nuevo en coche sigo callejeando (calle San Juan) que continua en San Antonio, con un hermoso nisperero cargado de frutas. Cruzo el barranco (San Antonio) que limita la Matanza y La Victoria y sigo hasta la carretera general por Toscas de San Antonio, una calle amplia, una zona para pasear, con vistas. Las calles estrechas, los desniveles, y la rejilla irregular crea un verdadero laberinto de estas zonas de La Victoria. Casas de dos o tres plantas, muchas con garajes enormes. Abundan los guachinches.

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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla

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