• Excursión 1022. 11 Noviembre de 2019. Lunes.
La Caleta. Los Roques.
Municipios: Güímar. Fasnia
De 15 a 17.38h. De 30 a 0 a 50m.
Distancia: 9,3km. Duración: 2h 38m.
Recorrido costero pasando muchos pueblecitos marineros con pequeñas playitas de cayados, azotado por un viento muy fuerte en una tarde de luz cegadora y sol limpio
En Santa Cruz gris y nublado cuando salgo en la 111 (14.25h). Me bajo en la parada de La Caleta/Punta Prieta (15h), aquí está completamente despejado y ventoso. El pequeño pueblo que está por debajo pegado al mar es La Caleta. De edificios de dos y tres plantas y unas pocas calles formando una rejilla, casas cuidadas, pintadas, protegidas. Aquí vive gente permanentemente. Cruzo la autopista y tengo que seguir a la derecha para poder tomar la primera calle (Montaña Clara) en bajada hacia el mar. Una vez en la calle y cuando veo el mar me parece un animal salvaje, azul oscuro, con olas rizadas que golpean en oblicuo la costa. El viento es muy fuerte. Las olas me sobrecogen, son como castillos de agua, el viento es tan fuerte que separa y desplaza sus penachos de espuma con gran velocidad y los arroja ingrávidamente contras las rocas. Por encima las gaviotas mueven sus alas contra el viento, están volando, pero en realidad no se mueven del sitio, la fuerza de sus alas y la del viento se contrarrestan en una suma cero. Sé que algunos principios pueden ser poco representativos pero este viento es demasiado real. Bajo hasta la calle que bordea el mar y tuerzo a la derecha para empezar a recorrer la costa. Mi objetivo es llegar lo más lejos posible teniendo en cuenta el horario de invierno. Ya veremos. Me tengo que poner el chaquetón para protegerme del viento. Enseguida salgo del pueblecito y sigo por la carretera paralela a la autopista, cerca del mar, hasta el siguiente pueblecito marinero: Punta Prieta que está muy cerca. No tan desarrollado, con menos casas y más dispersas. El viento me zarandea. El viento es tan fuerte que cuando se me mete violentamente por la nariz tengo la sensación de ahogamiento, como cuando se mete agua por las fosas nasales bañándose uno. Tengo una cierta tolerancia a los fenómenos extremos, pero no creo que pueda aguantar toda una excursión con este viento atroz.
Pasada Punta Prieta las rachas de viento se espacian y me dan un respiro. Sigo por la carretera cerca del mar, abundan los entrantes y las pequeñas caletas y las casas aisladas. Tengo una sensación muy fuerte de atemporalidad cuando veo estas casas pequeñas y aisladas cerca del mar. Me dan una gran sensación de refugio y seguridad estas casas cuidadas bajo el sol fuerte y el viento extremo. Con facilidad me veo dentro protegido del sol y del viento leyendo un libro. Llego al pueblo recogido alrededor de una cala (Los Barrancos) que en parte está bajo una gran cueva volcánica. Las casitas pequeñas y pegadas bordean la calle enfrente de una pequeña playa de cayados. Una piscina hermosa que en verano es ruidosa y está llena de bañistas ahora está vacía, pero igual de bonita con su fondo pintado de azul. Hay una enorme densidad de casitas pegadas anárquicamente. Todas de buen aspecto. La autopista pasa por encima pero apenas se oye su tráfico. Remonto para salir del pueblecito y sigo por el asfalto. El rabo de gato ha invadido parte del asfalto cerca de unas barreras de cemento. Bajo hasta llegar cerca del mar en otro minúsculo caserío (La Balandra) de unas pocas casas y aspecto desolado. Sigo por la carretera con menos casas en la costa. Los troncos de las tabaibas dulces brillan con ese tono gris pálido y unas pequeñas hojitas en las puntas de un sistema complejo de ramas grandes, ramas pequeñas, ramitas, eternamente subdividiéndose. Las hojas son pequeñas, pero ahí están creciendo verdes. Las tabaibas se pliegan al terreno tratando de protegerse del viento feroz dominante. Otras plantas de hojas carnosas y flores amarillas crecen por aquí, pero no con tanto éxito como las tabaibas. Y todas crecen cerca del suelo. El viento viene por rachas fuerte y me tambalea, y cuando cesa parece que hay calma chicha, es un contraste muy fuerte. Tengo que calmarme para vencer la sensación de urgencia y de prisa que me produce el viento golpeándome. En el siguiente pueblecito (La Puente) hay una pequeña playita. (Desde aquí se puede subir pasando por un túnel bajo la autopista para contemplar el gran arco de basalto que hay más arriba -excursión 771, arco que se puede ver durante un instante desde la autopista si uno sabe dónde mirar en el momento preciso.)
Pegada y cercana está la playa de Chimaje, pequeña bahía, donde dos hombres hablan cerca de una pista para jugar a los bolos con hermosos tarajales. Pasado Chimaje me salgo por terreno mullido y de plantas coloradas rastreras con hojas con bordes de volantes, pero tengo que volver a la carretera porque la costa se estrecha y no tengo espacio. Paso el pueblo, más desarrollado y grande del Tablado (16.24h), por la avenida Marítima. El viento continúa siendo fuerte, más aquí sin protección, pero ya me he acostumbrado, y sólo me protejo con la bufanda. Paso rápido este pueblo grande que no me dice nada. Sigo por un sendero que va cerca de una gran tubería y que salva con puentes un par de barranquillos, pero yo bajo al cauce y lo cruzo sin subirme al puente, cuanto más cerca esté del suelo mejor. Por aquí ya no hay casas. El sendero claro me va llevando hacia la autopista, la evito en el último momento para subirme a una pequeña colina y desde lo alto bajar por un sendero resbaladizo y de piedra y arena suelta hacia la gran desembocadura del barranco de Erques, que marca el límite entre Fasnia y Güímar. Dos grandes charcas con agua del mar ocupan el cauce enormemente ancho del barranco. A la izquierda un sendero va hacia una cueva en la pared, yo sigo hacia los dos grandes túneles que cruzan la autopista. Aquí y antes de llegar a los túneles me dejo llevar por un sendero que va hacia la izquierda para rodear otro pequeño montículo y derecho hacia la costa de salientes rocosos y terreno de escorias volcánicas. Complicado, peligroso, el sendero sube lenguas de lava petrificadas, y avanza cerca del mar. Unas piedras estratégicamente situadas me marcan el camino y me dicen que se puede seguir, no están aquí por casualidad. El mar está muy agitado y la combinación de viento fuerte, olas con penachos de espuma de aspecto tan delicado, como filigranas golpeando contra las rocas negras repletas de aristas y salientes es de lo más violento y contradictorio. Me da miedo. Voy inquieto y temeroso de pisar placas resbaladizas. Pero ahí que sigo.
Descubro algunas cuevas, una con su buena puerta con cerradura. Y hay más a lo largo de esta costa. Pero tras pasar tres pequeñas calitas ya no puedo seguir más, ya no hay espacio para pasar. Tengo que volver por donde he venido y a cámara lenta, la más mínima caída aquí puede tener consecuencias muy graves. Y al mismo tiempo las olas golpeando violentamente contra las rocas negras y el viento desestabilizándome. Cerca de los túneles subo por la ladera con las piedras enormes del desmonte para hacer la autopista. Sobre un terreno inestable han trazado un sendero que sube hasta lo alto y después sigue por un senderillo fino y claro. Supero el sitio hasta donde llegué por la costa y veo otra playa de cayados pequeños (Topuerque) con más cuevas en las laderas. De nuevo el sendero me lleva hacia la autopista, pero yo me desvío, a la izquierda, campo a través para cruzar un barranquillo (La Cardonera) a lo salvaje, con un cauce muy cubierto de plantas y al otro lado enlazo con una pista antigua que conserva su traza. No dura mucho y sigo por un sendero cerca del mar batido por el viento hasta que cerca de Los Roques paso un estrecho y precioso barranco (Achacay/Eres de la Palma) de paredes de columnas de basalto gris y ya al otro lado están las primeras calles completamente urbanizadas con chalets, casas adosadas, y edificios de Los Roques. Tras recorrer una calle subo por una escalinata y llego a la parada de las guaguas en la autopista (17.38h). Podría haber seguido un poco más pero no lo suficiente para haber llegado bien de luz a la siguiente parada de Titsa en Las Eras. Lo dejo para otro día. Tengo que esperar casi media hora a que aparezca la 111 (18.04h).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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La Caleta a Los Roques