E-623 Los Abrigos - Montaña Amarilla

• Excursión 623. 23 Marzo de 2017. Miércoles.

Los Abrigos. Montaña Amarilla.

Municipio: San Miguel.

ENP: Monumento Natural de Montaña Amarilla

De 15.30 a 17.30h De 33 a 100 a 33m.

Distancia: 7,4km. Duración: 2h.

Recorrido por la costa entre urbanizaciones y un pequeño tramo por terrenos originales de vegetación hasta el volcán de la Montaña Amarilla con dunas fósiles visibles en su lado hacia el mar y un frente espectacular de capas de diferentes colores

Pretendía acercarme lo más posible a la Montaña Amarilla yendo por Las Galletas, pero termino en Los Abrigos (15.30h, 33m) en una urbanización nueva (San Blas). Me da una pereza enorme buscar en coche el camino hacia Las Galletas. Pienso que no va a importar, que se trata sólo de seguir la costa para llegar a la Montaña Amarilla y así de paso puedo conocer esta parte.

El día está gris y ventoso. Encaro a paso firme este trance. No tengo una idea clara de si es un km o son cinco, ni idea. Una sucesión de apartamentos, hoteles en un paseo marítimo que sube y baja sinuosamente cerca del mar, pasando por un campo de golf (Amarilla Golf) y un puertito (Muelle de las Gaviotas), se me hace largo y poco interesante, el mar está mortecino, el tiempo desangelado. Sólo los campos verdes del golf que parecen infinitos me hacen un poco de gracia. Me empiezo a despertar al paisaje cuando veo más cercana la Montaña Amarilla y entro en un terreno sin construir, algún tipo de reserva natural, por declarar, donde hay varias roulotes en la playa con gente viviendo permanentemente y unas charcas con agua y plantas acuáticas. Un sendero claro se adentra por la vegetación costera de tabaibas, lechuga de mar y corazoncillos. Esto ya está mejor, notablemente mejor sobre todo cuando llego a una duna fósil (16.33h) situada en la base de la montaña Amarilla. Ha sido una hora a trota caballo.

La duna fósil me encanta, de formas redondeadas grises y blancas, con partes suaves al tacto donde no me resbalo cuando camino por ella. Muy fotogénica pero no acabo de encontrar un buen punto de vista. Me conformo con mirarla desde varios sitios. Me acerco al mar. Una pareja con tres perrillos está tumbada, gozando por lo que parece, no de ellos, simplemente de estar allí tumbados, azocados.  Me miran con indiferencia, y ni siquiera le dicen nada a uno de sus perrillos que me gruñe. Un turista se encarama en la duna para hacerle fotos desde arriba. Yo estoy poco motivado para seguir su ejemplo. Cuando estoy regresando para subirme a la montaña un golpe de viento me hace perder el equilibrio, y al tratar de sujetarme me araño las manos contra las rocas abrasivas. Sangre en las dos manos. Vale, pero voy a seguir, ya veré que hago con las heridas. Rodeo por dónde vine la montaña y subo a lo alto del borde del cráter (100m), el viento es fortísimo aquí arriba. Es un cráter en forma de media luna con caminos por todo su borde. Interesante. Me asomo al mar. El viento me hace volver adentro. Lo sigo un tramo y empiezo a bajar por la zona opuesta, hacia unos apartamentos vacíos en Las Galletas. Esta bajada me gusta mucho, la sensación de moverme sobre el monumento natural es muy agradable, aunque tengo que ir con mucho cuidado para no volverme a caer, la piedra es muy rugosa y no resbala nada. De piedra marrón y plantas bajas. Al llegar abajo me vuelvo a tropezar porque se me queda el pie trabado en un escalón. No me hago más heridas. Sólo otro susto, buena ocasión para reprocharme mi falta de atención. Desisto de culpabilizarme, es simplemente que no estoy acostumbrado a esa combinación de viento y terreno rugoso.

Rodeo la montaña y llego a un chiringuito de playa (17.30h) desde donde admiro un rato las capas amarillas de la roca de la base de la montaña, como una tarta inmensa petrificada alternando entre el mouse de café, el zabagnon de una tarta de tiramisú y el ganache de avellana. El empleado del chiringuito al verme las heridas saca un botiquín y me da gasas, agua oxigenada y yodo. Se lo agradezco vivamente, pero él modesto apenas me responde. Las heridas espumean cuando les hecho el agua oxigenada, y espero a que se seque para ponerme el yodo. Maravillosa persona. Me tomo un té (earl grey). Descanso un rato. La marea está baja y me acerco un poco más. El sol sale por momentos y puedo hacer alguna foto de la pared dulce.

No tengo ninguna gana de volver a pata hasta San Blas. Llamo a un taxi. Enseguida me entero de que el taxista es senderista también. Me habla del camino de la Angostura (por la angustia que se pasa al recorrerlo) que va por la pared de los acantilados de Teno y que se toma desde el canal con agua que atraviesa desde el Barranco Seco (excursión 545). Le pregunto por si sabe cómo subir al roque de Jama, claro que sí, él es de la zona, nació en Santiago del Teide y vive en San Miguel. Para él es el roque del Roque. Ya había oído esto a otro deportista por Arona. El Roque es un barrio de San Miguel y el roque está justo al lado entre San Miguel y Arona. Me explica cómo encontrar el principio. Me deja en San Blas, antes de despedirme le escribo en un papel los autores de los libros de senderismo que manejo. Lo del roque de Jama lo estaba planeando estudiando mapas, así que para asegurarme me acerco a San Miguel a El Roque. Al lado de una parada de guagua me paro. Oteo el roque. Un hombre alto con mono manchado de pintura, un cubo, brochas y trapos me saluda de lejos con un sonoro “buenas tardes”, oportunista yo me acerco a él para preguntarle por la subida al roque. Muy serio, milagrosamente resulta ser miembro de un grupo senderista de Granadilla y me indica preciso “hacia La Hoya, una casa antigua grande con piedra vista amarilla” pero dogmático añade: tiene que ir con botas, no ir sólo, por la mañana, tardará una hora y cuarto. No me atrevo a responderle que no le voy a hacer caso en nada, me impone mucho respeto. (Días más tarde iré sólo, con zapatos, por la tarde y tardaré media hora, eso sí, iré a cámara lenta para no caerme y darle la razón). Caminando subo un poco, tuerzo a la izquierda por la calle que va hacia La Hoya (Arona) y encuentro la casa. “T55” está escrito en el muro de la casa. Cumplido el reconocimiento doy la cosa por concluida (18.30h).

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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla

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