• Excursión 1478. 27 Abril de 2023. Jueves.
Los Canos. Cascada barranco El Río. Vilaflor.
Municipios: Arico. Granadilla. Vilaflor.
ENP: Parque Natural Corona Forestal.
De 10.50 a 17.40h. De 1100 a 1580 a 1450 a 1710 a 1400m
Distancia: 23,5k. Duración: 6h 50m
Subida por pista rural hasta el desfiladero del barranco de El Río, con agua corriendo, y recorrido por el cauce hasta una cascada en una grieta del barranco. El recorrido es por un paisaje espectacular de altos riscos. Regreso por pista forestal a Vilaflor
Esta semana ha hecho un tiempo inusualmente claro y despejado (gente desde Gran Canaria ha reportado ver El Hierro y La Palma con total nitidez). Yo esta semana he hecho una excursión por Anaga, entre el barranco Valle Grande y el barranco Valle Brosque y he podido disfrutar de vistas diáfanas y claras como nunca. Es una buena oportunidad para ir a un sitio tan extremo como el desfiladero a la cascada del barranco de El Río, en la zona alta de Arico.
Con el plan habitual de acercamiento a lugares muy apartados: coche, guagua y taxi me planto en Los Canos un poco antes de las once de la mañana (en coche a Santa Cruz, en la 110 a San Isidro, en taxi hasta Los Canos).
He estado mirando en Wikiloc los comentarios a excursiones a la cascada del barranco de El Río. Lo que prevalece es la dificultad del acercamiento a la entrada al cauce del barranco. O te llevan en un cuatro por cuatro hasta la barrera de acceso a la pista por el barranco o tienes que subir caminando desde Los Canos, donde sí se puede ir en coche normal. Si te llevan en 4x4 seguro que eso supone levantarse muy temprano e ir en grupo. Yo como no tengo problemas en gastarme el dinero del taxi y estoy totalmente centrado en lo de las excursiones, es decir, le doy todo el tiempo y los recursos que hagan falta, prefiero mi estrategia que no me requiere ni levantarme temprano, ni planear mucho las cosas. Tomo las guaguas que puedo a la hora que me viene bien, y en Granadilla (parada Ucanca, estación de guagaus) siempre se puede conseguir un taxi.
Como he dicho al principio: me planto en Los Canos (se llega por la carretera que sale de El Río) antes de las once. Las nubes pasan ligeras de un lado para otro cuando empiezo a caminar y esto me favorece para la larga y tediosa subida (desnivel de 400 metros) por una pista de tierra por un paisaje de lomas redondeadas donde casi no hay ninguna actividad, sólo una pequeña parcela con viñedos y una casa donde parece quedarse gente. Voy de lo más concentrado en la subida y la hago a buen ritmo, sólo tengo que abrir el paraguas un rato pequeño. Tras unos 50 minutos en subida llego en perpendicular a una pista ancha (1500m). Es todo un alivio. Me echo a la izquierda y enseguida paso una barrera metálica (está abierta) y en un par de minutos me meto a la izquierda por un sendero muy pedregoso, pero que muy pedregoso y polvoriento (señal de que es un camino muy frecuentado). Según bajo voy un poco nervioso por si habrá o no agua corriendo por el cauce. Creo que casi siempre lleva agua, pero me acuerdo de una vez que estaba completamente seco. Cuanto estoy cerca y empiezo a ir el rumor tranquilo del agua me da una gran alegría. Y en cuanto llego al cauce y veo el agua corriendo más todavía. Me echo a la derecha para empezar a subir por el cauce. No lleva demasiado agua y puedo ir rodeando las zonas encharcadas. El cauce es ancho y hay muchos sitios por donde se puede ir. El día está soleado, sigue soleado y es muy alegre aquí abajo entre los pequeños sauces y los charcos someros con fondo arenoso.
Tras unos cinco minutos de caminar por la derecha o por la izquierda de la corriente de agua donde veo que hay zonas arenosas sin agua, señal de una segunda o tercera corriente llego a una parte angosta, un desfiladero que empieza por una parte muy estrecha donde tengo que ir pegado a una pared invertida y se hace oscuro, apenas llega el sol aquí abajo. Las piedras enormes que hay dispersas dan muestra de la fuerza que puede traer el agua. El riesgo de desprendimientos está ahí todo el rato. Voy algo nervioso, pero al mismo tiempo me captura la fuerza de este paso. El agua suena más aquí. Tras unos cinco minutos largos salgo del desfiladero y aparezco en una zona ancha donde desparece completamente el agua, debe ir subterránea porque un poco más arriba la vuelvo a ver. Los sauces dominan el cauce, aunque no son muy grandes. Debe haber lluvias torrenciales que acaban con los más grandes, no deben tener raíces muy profundas. Lo bueno de los sauces además de su tamaño, mucho más grandes que el resto de las plantas que se dan aquí, es que dan sombra. Veo alhelíes en flor, algún codeso que otro, también en flor y amagantes con sus flores lila claro. Los malpicas tienen sus flores secas, florecen en enero o febrero. Otra planta que abunda mucho es la chahorra (chajorra) que es gris y tiene sus flores grises también, es de la familia de la salvia y tiene unas hojas gruesas y tomentosas. Algunos pájaros cantan en esta mañana tan alegre.
En esta parte llana confluyen dos barrancos (El Fuerte, a la derecha y El Río, a la izquierda). Estoy rodeado de grandes riscos, a mi izquierda, el risco del Ala, se alza, muy vertical unos 250 metros. Enfrente, el de Pasajirón, se alza a una altura similar. Es un paisaje para sentirse una hormiga pequeña. Ahora el cauce es mucho más ancho y resulta un poco más complicado seguir el sendero, que no existe, se trata de ir más o menos cerca del cauce. El cauce se va echando a la izquierda y los riscos arriba forman una gran curva. Una flecha amarilla señala el sitio por donde hay que abandonar el cauce con agua y tomar un sendero que va por la ladera izquierda y algo elevado sobre el cauce. Me gusta seguir un sendero, y no la locura de ir enhebrando un recorrido entorno al agua. Por otro lado, se me hace largo, la posición de la cascada no parecía tan lejana en el mapa donde la vi. Tras unos dos o tres minutos el sendero vuelve al cauce, lo recorre unos metros y vuelvo a encontrarlo y seguirlo, sube a la izquierda y sigue por ahí hasta que llego a un inmenso desprendimiento, toneladas y toneladas de rocas que se han desprendido del risco y forman un gran triángulo que casi llega al cauce. Y ya llego a la cascada. Antes subo un poco a la izquierda y localizo un naciente (un agujero grande en la pared) que tiene agua en el suelo (Galería Risco del Ala), está muy fría. Regreso un poco y bajo hasta el cauce, avanzo unos metros y llego a los pies de la cascada (1580m). No es muy alta, unos seis u ocho metros, no tiene gran volumen. Lo que más me impresiona es la grieta que hay por encima, una grieta larga y estrecha donde veo dos o tres inmensas rocas atrapadas ¿cuántos llevarán ahí? A lo mejor están ahí atoradas desde antes que los primeros pobladores llegasen a las islas. La escala temporal geológica es algo inconmensurable en comparación con la escala temporal humana. La cascada está a la sombra y tiene un gran charco de agua muy fría delante.
He tenido tanta suerte con el tiempo hoy, este sol, esta alegría de día (dos semanas más tarde intentaré volver por la zona y estará todo completamente cubierto de niebla). Me ha llevado una hora y diez minutos el recorrido por el cauce. Se me ha pasado el tiempo volando. No es que me sorprenda, ha sido muy intenso. Es uno de los mejores recorridos por la isla. Y es imposible explotarlo turísticamente, es demasiado peligroso, demasiado incierto el recorrido, es cosa siempre de aventureros. Y por las marcas de corrientes del agua sé que puede llevar muchísima más agua y ser mucho más complicado recorrerlo. No me quedo mucho bajo la cascada. Inicio el regreso pasando por debajo del desprendimiento colosal por donde ya hay marcas marrones de tierra de los caminantes que ya han ido buscando una vía por las rocas enormes.
La vuelta es mucho más relajada y no tengo problemas con encontrar los dos largos tramos de sendero. La vegetación en las laderas es muy densa, con pinos y brezos. De la vegetación destaca el alhelí, pequeño en varas y con flores lilas y blancas. El rumor del agua es muy agradable de escuchar. Hay muchos rincones preciosos con el rejado de sombras y luces sobre el agua. Y cuando miro hacia arriba me imponen mucho las enormes paredes de los riscos. Paso la parte llana y me gusta cuando llego al desfiladero, con sitios muy estrechos. Estrechez que se realza por la altura de las paredes. Todo a la sombra con tiras largas de arena fina pegadas a las paredes lisas. Me fijo más en la gran cantidad de sauces. De hojas alargadas, bien ramificados y ocupando una gran parte del cauce. Estoy disfrutando todo el rato. Cuando llego a los rectángulos de cemento (las bases de un puente que nunca se llegó a poner) ya se que estoy cerca del sendero de salida. Pero me cuesta un rato y un par de despistes hasta que lo localizo. Una vez que encuentro el de la izquierda sigo un poco más hasta que llego el de la derecha, el que sube por un sendero con mucho zigzag. Desde este sendero puedo ver que hacia abajo hay un salto y el cauce va más encajonado, pero hoy no tengo ganas de explorarlo. Parece que en la última esquina de este sendero de salida se puede bajar, campo a través, de nuevo hasta el cauce. Además, en la subida veo que hay un sendero que va llaneando por la ladera contraria, también otra cosa que debería explorar otro día. Y no es el sendero de salida (que se ve muy claro y soportado por un pequeño muro) sino otro fino que va por la ladera y muy expuesto. Cuando llego a lo alto decido seguir a la derecha para ver hasta donde llega, ya sé que no tiene salida. Va en ligera subida y tras unos 500 metros termina abruptamente. Al otro lado veo la otra pista, pero mucho más abajo, me cuesta imaginar cómo iban a conectarse ambas partes. Regreso por la pista hasta que salgo del barranco. Una barrera metálica está abierta. He tardado otra hora y diez minutos en el regreso desde la cascada.
Ahora tengo que decidir cómo voy a regresar. Sé que hay un atajo, que empieza pronto, que baja por la ladera hacia la montaña Tames y un sendero que va a Las Vegas. Lo hice una vez en subida, pero no estoy preparado mentalmente para localizarlo, sé que aunque era claro en bastante de su longitud en la última parte iba campo a través, y eso es para lo que no estoy preparado hoy, no encontrarlo y tener que volver a subir. Así que decido la vía más segura, aunque más larga para regresar: recorrer esta pista (Madre del Agua) hasta la carretera sobre Vilaflor. Sé que son unos diez o doce kilómetros, pero no es eso lo peor, sino que es en constante subida y a pleno sol. Me pongo en modo automático y bajo el paraguas y a buen ritmo (me lo tomo como un entrenamiento) hago esta travesía, procurando no ir todo lo deprisa que podría. El paisaje de pinos y la pista ancha es algo monótona y sólo en un par de sitios hay vistas hacia el sombrero de Chasna y otras montañas en la parte alta del circo de Las Cañadas. El último cuarto del recorrido es rodeando tres grandes barrancos (Cruz Cambada, Galindo, El Guanchero) a cada cual más largo que el anterior. Es impresionante rodear la arista de uno y encontrarte con otro larguísimo del que ves el final. Por fin, tras dos horas de caminata llego a la carretera de Vilaflor y aquí bajo campo a través por el pinar, atajando así un tramo muy largo de carretera, hasta la siguiente curva de 180º. Después ya sigo por la carretera y paso los dos monumentales pinos canarios (el Pino Gordo a la izquierda y el de Las Dos Pernadas, a la derecha), uno a cada lado de la carretera. Después hago un largo recorrido por la carretera hasta la gasolinera (Disa) en la salida de la ciudad.
Llamo por teléfono a Titsa y me dicen que la guagua pasará en 40 minutos. Llamo al taxi y después de hablar con tres taxistas no consigo nada. Así que me quedo a esperar, y lo que parecían 40 minutos de convierten en una hora y cuarto. La 482 por fin aparece y, no baja directa a Los Cristianos, sino que hace un recorrido de lo más complicado por todo Arona. Pero yo he llegado a mi momento nirvana en que todo me parece bien y no hago sino disfrutar de la vista de todos los roques por los que vamos pasando: Imoque, Los Brezos, El Rey, Vento, Chijafes, Igara, el Mojón, Guaza. Y recordando las excursiones por ellos. Esta parte de la isla es una zona de una gran densidad de volcanes, una de las más densas de toda la isla y aquí están los roques atestiguándolo. En Los Cristianos no tengo que esperar mucho para la 112 que va directa a Santa Cruz.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Los Canos a cascada barranco de El Río a Vilaflor