• Excursión 476. 16 Junio de 2016. Jueves.
Granadilla. Chimiche. Abades (Los Abriguitos)
Municipios: Granadilla. Arico.
(a) Granadilla. De 12 a 14h. De 650 a 740 a 650m. Distancia: 4,4km.
(b) Chimiche. De 15 a 16h. 430m. Distancia : 2,8km.
(c) Abades. De 16.30 a 18h. Distancia: 5,2km.
Distancia total: 12,4km. Duración total: 4h 30m.
Excursión en tres partes. Primero el casco urbano de Granadilla, después el de Chimiche y por último un paseo por la costa desde Los Abriguitos (Abades) hasta el faro del Porís
Excursión 476 parte a: Granadilla
Está nublado y ventoso en el norte. Cuando llego a Santa Cruz está soleado. Sin embargo, cuando ya estoy en la autopista del Sur y empiezo a mirar hacia el fondo compruebo con inquietud que está nublado; nubes grises hasta alcanza donde la vista. Nunca he estado en Granadilla, pero es un nombre que he oído muchas veces y no tengo ni idea de lo que voy a encontrar en esta ciudad, parece que fue un sitio importante y tienen que quedar rastros de su pasado.
En vez de acceder a Granadilla por San Isidro, me salgo de la autopista por la desviación a Chimiche (un pueblo en las medianías). Al llegar a la carretera general del Sur tuerzo a la izquierda y en unos pocos kilómetros llego a Granadilla. He preferido entrar por un sitio más antiguo. El estudio de los mapas no me ha dado una idea clara de un núcleo urbano definido de Granadilla, así que voy un poco a lo loco tratando de llegar al centro de la ciudad. Me desvío por una calle que baja porque hay un cartel que pone “Plaza” pero esto no me lleva al centro sino a recorrer una loma, con los barrios de Vicacaro y Los Cuervos, de calles muy estrechas. Vuelvo al desvío y sigo la carretera y entonces sí aparco en una curva amplia con aparcamientos al lado de un hotel rural con restaurante (Senderos de Abona). Son las doce de la mañana y el tiempo está fresco (14 grados) y muy nublado. Me tengo que poner la chaqueta impermeable y la bufanda. El conductor de una ambulancia que está allí aparcado me dice cómo ir hasta el ayuntamiento que está muy cerca. El recorrido no me da una buena sensación, hay muchos locales vacíos y poco movimiento en las calles. Eso sí, veo el rutilante edificio de los juzgados. En la plaza donde está el ayuntamiento (al fondo, con oficinas al lado) hay una iglesia y un cartel del camino real hacia San Miguel. Entro en la de información turística. Un hombre de unos 35 años me dice que él es el adjunto, no el encargado, y que apenas tiene nada que darme, y que en Granadilla hay muy pocas casas antiguas. Sólo me da un mapa con muy pocos detalles del camino hacia San Miguel y un mapa de Tenerife con senderos. Cuando le hablo de los caminos reales se levanta y va a hablar con su jefe que está en un cuarto cerrado y oigo al jefe decirle que sí que hay caminos empedrados hacia San Miguel y Las Vegas. En la oficina sólo están ellos dos y me da la impresión de que están para otros menesteres que información turística. Así que me tengo que buscarme la vida.
Me asalta la necesidad de ir al baño y voy al del ayuntamiento que está en muy buenas condiciones, aunque entra un frío respetable por la ventana. Al salir veo que hay un pleno en la sala de Juntas, pero sólo están los cargos, público: cero. El edificio es moderno y tiene fotos antiguas de Granadilla.
En la plaza al lado de la iglesia veo un mapa de la ciudad y que hay un museo de la ciudad y un antiguo secadero de tabaco. El mapa está complicado de descifrar y un hombre que habla por teléfono me ayuda a comprenderlo y me dice que es que lo han puesto al revés. (El de la oficina de turismo ni siquiera me dijo que hubiese un museo). Por una calle peatonal que sale al lado del ayuntamiento voy al museo. Está en una casa antigua con suelos, balcones y escaleras de madera. Me encanta la casa y la exposición. Es la única oportunidad que tenemos los turistas de visitar una casa antigua. Tiene paneles con información diversa de Granadilla, desde los guanches hasta hoy pasando por los hombres célebres de la ciudad como el arquitecto Marrero. En el museo entra una amiga de la encargada y se ponen a reconocer a las personas que aparecen en fotos antiguas de grupos escolares. Estamos en una habitación que simula una escuelita con bancos y pizarra. Les hablo de una amiga, Ángeles, que proviene de aquí pero no la conocen, aunque les suena el nombre, parece que mi amiga no estudió aquí sino en Santa Cruz. Antes de salir veo en la oficina de la encargada unos folletos muy enrollados de Granadilla, con dibujos y muy buen papel, me dice que me puedo llevar los que quiera. Están en inglés y alemán y entre un idioma y el otro consigo casi todos los que se editaron. Son del 2008. Más tarde cuando los estudie a fondo me daré cuenta de que son estupendos, no muy prácticos para seguir un recorrido, pero muy poéticos y con un punto de trascendencia, para ver más allá de la simple descripción de un recorrido. Me da la sensación de que son un producto muy sofisticado y que sólo se pudieron crear antes de la crisis. Por ejemplo, hay uno que describe Los Derriscaderos con el título de “The Remains of a Devastating Avalanche” y otro que habla de la playa de La Tejita como “Where A Fusion of Life Explode”. A veces se encuentra uno tesoros. Hay una lista de todos los folletos al final de esta crónica.
De vuelta al coche aprovecho para comprar mi bocadillo en un bar y mientras escucho un rato conversaciones de gente normal en el bar. Al salir una mujer joven que me intentó vender calcetines y un polo en Tacoronte me los ofrece de nuevo en ¡Granadilla!, la misma de ojos claros y modos asertivos de vendedora. Al llegar al coche empieza a llover y tengo que coger el paraguas. Subo por la calle del Agua (qué apropiado), una calle muy empinada y empiezo a percibir un maravilloso olor a gofio. Pregunto a un hombre delgado que está en la entrada a su casa y me dice que el molino está en la calle cercana que baja (cerca de la plaza de S. Pedro), el olor a gofio tostado me acompañará en todo el recorrido por esta zona. Llego a una pequeña ermita (Santa Lucia) y una placita con enormes laureles. Parece que fueuno de los primeros lugares habitados de Granadilla, allá por el siglo dieciséis. La lluvia no cesa y cae por los bajantes de las casas dándole cierta importancia a algunas casas antiguas y haciéndolas más antiguas todavía. Un canal de agua descarga ruidosamente en un distribuidor que reparte el agua en varios apartaderos. Busco y encuentro un antiguo molino de agua, sólo queda la parte final del acueducto y los lavaderos que estaban debajo han desaparecido. No obstante, toco en la puerta de la casa que está justo debajo del acueducto para que me digan si hay un sitio mejor donde verlo. Una mujer de mediana con naturalidad me indica dónde, cuando me voy veo que los visillos de la casa se mueven. Esta parte de las excursiones donde toco en la puerta de las casas para preguntar cosas, un poco intempestivas, me gusta mucho. Después de un rodeo hostigado por los ladridos de un pastor alemán tengo una vista mejor del acueducto bajo la lluvia. Doy una vuelta por la trasera de algunas casas donde veo campos cultivados con papas, coles y vides y hay vistas hacia abajo de la ciudad en medio de la bruma y la lluvia. Los gritos de los niños en un colegio cercano le dan vida a mi paseo.
A la vuelta tengo que pararme para que un coche que sube no derrape en la pronunciada cuesta arriba. Una casa antigua de color rojo granate parece acoger un ambiente variopinto y cierta movida que no acabo de entender. Bajo por una calle y me encuentro en un barranco (Los Canarios) que tiene un camino empedrado en ambas direcciones. Allí descubro una fuente antigua que todavía da agua (Fuente del Lugar) que según un panel era un meeting point (un punto de encuentro) en tiempos remotos y donde aguadoras y carreteros podían hablar un rato. Cruzo de nuevo el barranco y subo por el camino empedrado. En una casa modesta hay un cartel que recuerda que allí estuvo una academia (San Alberto Magno, 1953-1972), alumnos agradecidos lo recuerdan en una placa. Me pregunto si mi amiga de Granadilla estudió aquí algún verano. Más abajo el molino ya está cerrado y no me puedo comprar mi kilito de gofio. En una casa antigua con jardín muy salvaje entran tres mujeres, una me mira con curiosidad, yo también a ellas. Fantaseo que me ofrecen tomar un té en su salón.
La lluvia sigue y ya bastante hambriento retorno al coche pensando que la diferencia entre un día mágico y especial y un día de mierda es más fina que la pelusa de recién nacido.
Después de reponerme en el coche leyendo el periódico y cambiarme los pantalones mojados me doy otra vueltecita por la ciudad. Me llego hasta donde está el edificio donde secaban el tabaco. José García Torres fundo una factoría de tabaco y este edificio, de finales del diecinueve, tiene un cierto aire colonial. El edificio está compuesto de dos naves alargadas con ventanucos y agujeros a los lados para secar el tabaco. Por dentro no hay nada. Me gusta el edificio.
Hay muchas casas antiguas y con sabor en Granadilla, parece que el subalterno en la oficina de turismo no estaba muy informado. Vencido por la lluvia y el mal tiempo decido cambiar de ambiente.
Excursión 476 parte b: Chimiche.
Me llego hasta Chimiche, que es un pequeño pueblo asentado a lo largo de la cresta de dos lomas y que tiene dos calles (Ángel Arocha y San Isidro). Me entero por un cartel en la plaza que fue importante hasta los años 60, desde los años 20 hubo muchas empaquetadoras de tomates y que fue a Chimiche donde primero llegó la carretera del Sur y mucho más tarde a Granadilla. Hay una foto de mujeres en los años 60 en la plaza y otra del poeta nativo Pedro Delgado. Un hombre de unos 60 años y de ojos claros que se despide de su nieta muy cariñosamente me informa de que la loma de enfrente también es Chimiche; él, orgulloso, dice que vive en El Río. Recorro la calle San Isidro hacia abajo, y me deja en blanco Chimiche porque no me recuerda a nada, no veo nada especial y… sin embargo, me mantiene alerta e interesado durante una hora de recorrido intenso en un día gris y fresco, al menos ya no llueve. Bajo por la calle de San Juan hacia el barranco y oigo voces, es una mujer rubia que está limpiando una terraza y que camina hacia mí, le digo que quiero cruzar al otro lado y me dice cómo. Le doy las gracias al pasar cerca de ella. El fondo del barranco es un secarral y debajo de una casa hay varias cabras que me balan cuando paso a su lado. Un joven con camisa amarilla fosforescente me observa de lejos desde una terraza por encima de donde estaban las cabras. Subo por la otra calle y una mujer deportista me dice el nombre de la calle (Ángel Arranz). Veo algunas casas renovadas con muchas comodidades, parece que extranjeros están comprando y reformando casas por aquí, más abajo veo algunos en otra casa. Cruzo de nuevo al otro lado por la calle Nuestra Sra. del Pilar. Las casas de una o dos plantas están a lo largo de la calle, se notan cuidadas y apenas se ven casas antiguas. Por detrás algunas tienen huertas.
Más adusto que un secarral al sol es un secarral en un día gris y sin embargo me mantiene totalmente atento el recorrido por este pueblo fantasmal donde sólo al final veo unas niñas jugando en la plaza del pueblo, al tiempo que un hombre entra en su casa con dos niños pequeños que vienen del colegio. Le saludo.
Excursión 476 parte c: Abades (Los Abriguitos)
Pensando que todavía tengo un chance con el tiempo voy hasta Las Vegas para ver si puedo hacer un recorrido (PR TF 83.1) pero al llegar al lugar llueve bastante y el día está muy frío (altitud 650m, la misma que Granadilla). Desisto.
De vuelta por la autopista me da por desvíarme para explorar un poco Abades (Los Abriguitos). Es un enjambre de chalets adosados que termina en dos playas de arena fina y gris de muy buen aspecto. Hay un aparcamiento enorme y algunos bares en el borde. Las hamacas están bajo lonas. Unas pocas personas están en la playa, playa que no tienta a nadie a meterse en el agua. Empiezo a recorrer la costa hacia el faro del Porís de Abona. En una pequeña playita, más adelante, un caminante solitario se desnuda y avanza hacia el agua, aunque no lo acabo de ver meterse en ella. El día gris no lo arregla ni S. Pedro. Viento y fresco. Voy por caminos arenosos con vegetación muy baja de tabaibas pasando salientes rocosos y pequeñas playas un poco demasiado ventosas. En otro punto me encuentro con dos furgonetas con gente instalada en la playa. Un joven lee con los pies en alto al lado de la puerta. Una imagen muy placida. Una mujer muy morena en bikini habla con otros que no veo. Entre la costa y la autopista hay construcciones grises que tienen solo el cascarón, son casas alargadas de una sola planta, en una han pintado en letras enormes la palabra: ELIMINAR. Pueden llevar allí más de quince años o mucho más. De entre las casas destaca una gran iglesia, también gris y sin enfoscado (Años después me entero de que era un poblado para leprosos que nunca se llegó a terminar). La verdad es que las construcciones se asimilan al paisaje gris en el que sólo hay tabaibas sin hojas y aletargadas. Separada y cerca de la costa hay una gran casona de tres plantas y pintada de color calabaza, está amurallada, en un jardín por delante alguien ha rodeado las tabaibas de piedras blancas formando círculos. En el camino y en otra pequeña cala hablo un momento con un hombre joven con el cuerpo esculpido y cuando le digo que hoy no es un buen día para bañarse él me contesta tranquilo que al menos no hace viento, su compañera con un bikini blanco muy pequeño se pone los brazos delante como tapándose. Más adelante una pareja de ingleses me saluda muy sonriente, ella va delante con una buena cámara y él detrás a unos pasos (en el regreso veré cómo él posa arrodillado y sonriente en la playa mientras ella lo fotografía).
Por fin llego a la impresionante torre del faro (1,5 km desde la playa) con franjas rojas y blancas y que está más cerrado que una lapa. A su lado hay un edificio bajo, hecho de bloques de tosca, cuadrado con grandes ventanas y hermosas puertas. Pero todas están cegadas con bloques grises. Debe ser el faro antiguo.
Folletos de Granadilla de Abona
(Los tachados faltan)
1. The Dependence on the Water/ Die Abhängigkeit des Wassers (Charco del Pino)
2. Walking through the Effects of a Devastating Explosion/ Ein Rundgang durch ein gebiet, gekennzeichnet durch die Auswirungen einer Verheerenden Explosion (Montaña Pelada)
3. The Spot where North & South Met/ Der Ort, der Süden und Norden Verband (Cruz de Tea)
4. The Remains of a Hideous Avalanche/ Die Reste einer Brütenden Lawine (Los Derriscaderos)
5. Stories of the Capital of the South/ Die Geschichte der Haupstadt des Südens (Granadilla de Abona)
6. Through the Legendary People Footprints/ Auf den Spuren Legenderer Personen (Montaña de Ifara y Los Riscos)
7. The Southern Oasis/ Die Oase des Südens (Las Vegas)
8. Where a Fusion of Life Explodes/ Eine Explosion von Leben (La Tejita, El Confital, Los Abrigos)
9. The Survival that Nature Read/ Das Dorf, dass die Natur zu Verstehen Wusste (Los Blanquitos, El Desierto)
10. A Garden under the Water Surface/ Der Garten auf den Meeresboden (El Medano y Punta del Cabezo)
Pulsar en los siguiente enlaces para descargar los tres tracks de la excursión 476
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
Parte a: Granadilla
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Parte b: Chimiche
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Parte c: Abades y el faro
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Granadilla, casco urbano
Chimiche, casco urbano
Los Abriguitos (Abades) al faro del Porís