• Excursión 1547. 16 Enero de 2024. Martes. (Anaga 263ª)
Lomo Isogue. Pico Isogue. Bajamar
Municipio: La Laguna, Tegueste
ENP: Parque Rural de Anaga
De 8.41 a 13.20h. De 100 a 70 a 750 a 80 a 100m.
Distancia: 9k. Duración: 4h 49m.
Fantástica subida por la arista de una loma afilada (Lomo Isogue) con un paso muy difícil que tengo que trepar/escalar. Vistas espectaculares a ambos lados. Después un largo rodeo por terreno de mosqueras, brezos y un tramo de bosque de laurisilva. A continuación desciendo por un sendero PR señalizado hasta Bajamar donde empecé
Mi objetivo es subir por la arista de la loma (Isogue) que lleva al pico Isogue. Me habló de un viejo camino por ella un guardia civil de montaña que me encontré en otra excursión. También un usuario de Wikiloc, como de pasada, me habló de la ruta noroeste del Isogue y que tiene un paso delicado en la parte final, un hombro según su descripción, es la primera vez que veo esa acepción de hombro y el diccionario no me aclara mucho. Esta arista la llevo viendo muy detalladamente en las excursiones anteriores por la zona y me parece temible. Lo de paso delicado se podría traducir por: una parte muy difícil, pero posible.
En contra de mi costumbre en las excursiones “cortas” voy a hacer la excursión por la mañana. No puedo por la tarde porque tengo una cita con una fisioterapeuta para terminar de arreglarme un problema en la rodilla, me golpeé en la excursión 1545, en la subida a la mesa de Tejina. El caso es que ya estoy bien de la rodilla, pero no me quiero perder esa cita por si acaso me pasa algo más.
Logro llegar muy temprano a Bajamar y dejo el coche al principio de la calle del Club Náutico. El tiempo está caluroso, estamos viviendo uno de los eneros más cálidos que yo he vivido jamás. Empiezo por una pista que sale al principio de la calle (Camino Hermanos Tabares), una pista que enseguida es de tierra y con un sabor de camino antiguo, tiene incluso un viejo cartel de azulejos de Nitrato de Chile. Con nubes altas, muy buena temperatura y a la sombra, el sol todavía no ha rebasado las montañas voy en ligero descenso por la pista pedregosa. Me cruzo con una mujer joven con perro que se me abalanza, cómo no, la mujer lo logra parar y al hablarme más que disculparse parece fastidiada de tener que pasear al perro.
En la entrada a la finca, cercana, tomo el sendero por la derecha que muy cercado de plantas me lleva hacia abajo y con vistas a la arista que no quiero ni ver todavía. Paso el cauce de un barranquillo, cruzo la carretera y sigo por una pista que va por encima y en paralelo a la carretera. No tuerzo a la izquierda en una bifurcación, sino que sigo recto. El tráfico es intenso y constante en la carretera. Fincas valladas, fincas en producción, fincas abandonadas, algunas casas habitadas y paso una vereda (a la derecha) que baja a la carretera, sigo por la pista que se echa ligeramente a la izquierda. Veo marcas de sendero PR (blancas y amarillas). La vista se abre ahora a la cuenca del barranco de Porlier y los paredones de la mesa de Tejina. Una señal de PR me indica un giro a la derecha en una bifurcación, lo sigo. A la izquierda hay casas antiguas y en unos 200 metros la pista tuerce bruscamente a la izquierda. Tras una corta recta sigo recto cuando la pista se echa a la derecha, abandono así el PR y empieza mi aventura por la arista.
Me dirijo hacia una montaña de cascotes de tosca parda y cuando los paso por la izquierda (existe un cierto sendero) veo el gran depósito (170m, que estaba esperando) con algo de agua y me doy cuenta que los cascotes son el producto del vaciado de la loma, aquí mismo los dejaron. Me gusta el depósito y ya me gustan las vistas, ya todo es muy agreste. Por entre cascotes y más rocas paso otro depósito, este más pequeño y enfilo la arista que se echa a la derecha. Un viejo camino con ligero zigzagueo y entre abundantes plantas (incienso, bejeque, penca) sigue por la arista, siempre mejor que ir campo a través (cresta a través, en este caso). La cosa empieza bien. Ya de entrada por la arista encaro una buena pendiente (de esas que te impiden ver el desarrollo de la montaña) que supero (225m) y otra después menos inclinada (250m) que también sobrepaso. Más o menos por aquí (9.20h) el sol rebasa los riscos y me empieza a dar bien, menos mal que no dura mucho, unas estratégicas nubes lo cubren. Con lo que tengo que subir mejor es que vaya a la sombra. Entre los 250 y los 300m progreso por una parte menos pendiente y por donde sigue existiendo un viejo sendero, aunque también se puede ir por muchos lados. A partir de los 300m el risco por la izquierda se va haciendo muy vertical y vertiginoso, muy espectacular, al mirarlo casi siento casi el vértigo de las caídas. Y también a partir de los 300m vuelve a hacerse más pendiente la arista, a veces tengo que trepar un poco, la cosa se va poniendo interesante. (Ahora que estoy escribiendo esta crónica estoy viendo las altitudes en el mapa, pero durante la subida apenas hago lecturas en el reloj de la altitud, durante las excursiones cuanto más empinado mejor, más subo).
En los 350m vuelve a aflojar la pendiente, no así el tipo de terreno, muy agreste y salvaje, por aquí veo una cabra negra grande con sus buenos cuernos, ¿de dónde vendrá? Estamos igual de extrañados de vernos. Con sombra y cada vez mejores vistas subo como nada. En los 450m el risco por la izquierda es realmente vertical y tengo que hacer equilibrios en una zona muy expuesta por encima de preciosas rocas. Me siento para contemplarlo mejor y observar con detalle los sitios que recorrí en la última excursión (la 1546), el depósito vacío con la bandera de Chile pintada, desde arriba solo veo el depósito no la bandera. Cuando me estoy preguntando si este es el paso delicado, el que me dijo Cristóbal Méndez, el usuario de Wikiloc, me doy cuenta de que el paso delicado, el hombro, está justo delante de mí, y tras una corta subida llego a su base (475m). Es un saliente de la arista con un frente muy vertical de unos 15 o 20 metros de altura. Inmediatamente lo evalúo y siento que lo puedo subir. No obstante, echo un vistazo a la izquierda y otro a la derecha antes de encararlo, imposible por ambos lados. Quizás por la derecha se podría pasar, pero empezando desde mucho más abajo. El risco está formado por grandes piedras, algo redondeadas y con grietas grandes entre ellas. No lo dudo, y con una resolución tremenda empiezo a treparlo, a escalarlo. Totalmente concentrado y agarrándome bien a los salientes rocosos, que son sólidos, no basaltos lisos, los voy escalando. Las caídas son considerables, a ambos lados, me agarro con todo. Y así unos tras otro lo voy subiendo, sólo una pequeña duda en la parte final que resuelvo metiéndome por una grieta más ancha con algunas plantas… y llego arriba (500m). Fantástico.
Este sí que es el hombro, el paso delicado, el paso difícil. De todas las excursiones que he hecho por la zona esta ha sido la trepada, la escalada, más difícil, mejor que haya sido la última. Viene una parte llana a continuación y de nuevo otro risco vertical, pero este lo rodeo por la derecha y lo voy subiendo poco a poco, es laborioso porque tengo que ir buscando los sitios por donde continuar, pero nada que ver con el hombro. Cuando lo supero ya tengo una vista muy clara del pico Isogue y sé que ya lo voy a conseguir, pero entre el hombro y el siguiente risco he llegado a pensar en la posibilidad de quedarme atrapado y tener que llamar a que me rescaten, he podido subir el hombro, pero bajarlo me parece imposible.
A partir del segundo risco fuerte (525m) todavía hay bastante que subir, pero es cosa de tener paciencia, por aquí ya no hay señales de sendero, ninguna, nada de nada. El progreso es más lento ahora, no porque esté cansado, sino porque hay más plantas y más saltitos que tengo que ir rodeando y con más atención que antes si cabe, no me quiero caer una vez que he superado lo más difícil. En este momento además ha salido el sol y siento el calor doblemente. Con lentitud, casi deleitándome del tramo final, con la certidumbre de que lo voy a conseguir llego al pico de Isogue (en el que estuve hace poco después de otra extraordinaria subida, esa por el barranco de Vargas). Me siento y me tomo unas nueces y un dátil. Son las once menos veinte, he tardado unas dos horas. La vista de la costa es espectacular, toda la costa desde La Punta a La Barranquera (Valle Guerra), con nubes altas y una temperatura fantástica.
Tras comer me limpio los dientes, aprovecho así para descansar un poco y después prosigo por la llanura, por la mesa bastante llana cubierta de mosquera común, lengua de pájaro, una planta de volumen regular, de un metro o menos y de hojas alargadas. Es increíble como dominan el terreno, lo cubren todo, al no ser muy leñosas se puede pasar fácilmente entre ellas, existe un sendero, pero no es muy visible, me despisto siguiendo por una zona de arena rojiza, una escorrentía y me tengo que echar a la izquierda en ligera bajada hacia unos brezos que crecen dispersos para volver a encontrar el sendero. Se trata de ir por la izquierda de una pequeña elevación cubierta de brezos. Ahora el sendero se hace más claro y tengo una sensación fantástica, algo eufórica, por haber podido subir y por ir ahora por un terreno llano. Paso dos grandes cuevas excavadas en la tosca y poco después tras una ligera curva a la derecha en subida y con arena que hace el sendero me despisto y sigo hacia la izquierda por un camino, casi una pista, me doy cuenta de que no voy bien porque no sube, es llana. Tengo que desandar, con ligera ansiedad, hasta que en la ligera curva con arena logro identificar el sendero, se trata de, al completar la curva, seguir subiendo recto y ligeramente a la derecha (se ve malamente). El sendero se ve poco y va en ligera subida y tras unos 20 metros o así tuerce a la izquierda y ya se ve mejor. Después sigue en constante subida por entre laureles y brezos por donde veo algún palo blanco y algún aderno.
Cuanto más subo más ancho se hace el sendero que se va convirtiendo en una pista con paredes excavadas por la derecha en la loma. El siguiente punto caliente de la excursión es la caseta con los perros. Ya voy avisado y atento y cuando se viene hacia mí ladrando un perro negro con su buena correa negra y ancha lo encaro y le voy diciendo “perrito, tranquilo, no pasa nada, tranquilo” y sin darle la espalda lo voy pasando y enseguida me deja de ladrar y se queda junto con otro perro (un pastor alemán) que está encadenado. Prueba superada y ahora ya sigo dispuesto a disfrutar el doble de toda la vuelta que me queda.
Por una pista de mejor firme y vista a la izquierda a unas huertas abandonadas, unas casas-cueva y una era sigo en ligera subida que un cierto momento se torna muy fuerte y hago muy despacio. Salto una cadena con sus buenos candados en los extremos. El cielo está despejado y me cae fuerte, pero está todo tan brillante, tan bien marcado, tan cómodo a pesar de las piedras en la pista y es que después de la prueba de la subida mi percepción de las dificultades está un poco alterada. Enseguida paso una pequeña elevación por la izquierda (Cabezo Solís) y una finca vallada con una casa dentro (degollada Solís) y en menos de un minuto tuerzo a la derecha por una pista con barrera (750m), el principio de la bajada a Bajamar, el sendero PR12). Por dentro de un bosque de laureles y a la sombra bajo de lo más relajado, por fin, un descanso y además con fresco y bajo los árboles. En unos dos minutos o así la pista tuerce bruscamente a la derecha y sigue bajando bajo los laureles, pero pronto se acaban los árboles y la pista va al lado de un risco con alguna cueva y una vieja casa (abandonada) y pasando muy cerca en distancia, pero unos 40 metros por debajo de la casa/caseta donde los perros.
Por aquí también termina la pista y, bien señalizado, empieza a la izquierda un sendero. La vegetación es baja, de granadillos, guaydiles, inciensos, bejeques, pencas. El olor es muy intenso, a seco, a sequedad y polvo, con el aroma intenso de los inciensos prevaleciendo. El sendero serpentea y baja por escalones esculpidos en la tosca, también por terreno arenoso, muy claro, aunque algo trabajoso por los desniveles casi continuos de los escalones. Yo voy reservándome la pierna derecha para no sobrecargar mi rodilla, y la izquierda haciendo casi todo el trabajo. Bajo por la cuenca de un barranco lateral (Barranquera del Picado de las Aguilillas). Bajo por la parte derecha de la cuenca que tiene vegetación baja, la parte izquierda está totalmente recubierta de árboles y arbustos, formando una tupida capa de verdes intensos. Y es por la parte derecha donde hay varias huertas de forma redondeada formando varios escalones y un sendero, dos senderos, señalizados con una equis salen a la izquierda para dirigirse a ellas.
Las huertas no están plantadas, pero sí despejadas de vegetación arbustiva, sólo una fina capa de yerbas jóvenes. Me parece ver una hilera de millo plantada en la huerta más cercana al sendero. No bajo a explorar esas huertas, me queda demasiado para bajar y no tengo tiempo de sobra. La bajada se hace más pendiente y revirada. A la derecha hay una mesetita que a lo mejor se podría explorar, tampoco hoy. Lo que más me empieza a fascinar de la ladera opuesta son los muros de unas viejas terrazas, ya todas cubiertas de arbustos y árboles, pero que tuvieron que estar en producción hace 50 o 60 años (lo digo por las fotos aéreas de la zona de los años 1951 y 1964). Son unos muros altos y muy largos conteniendo la tierra de una estrecha franja (un andén) de la ladera opuesta. Me parece vislumbrar un posible sendero para acceder con otros muros, más pequeños, por debajo. Ni idea de por dónde se podría acceder, probablemente desde el cauce del barranco por donde voy bajando y cuando llego al cauce (530m) veo que está todo cubierto de zarzas. El transito por el cauce es muy corto y enseguida el sendero se echa a la derecha y va dejando muy abajo el cauce del barranco, es increíble la vegetación tan frondosa que hay. Es un poco contradictorio ver, de cerca, todo tan seco, y de lejos, todo tan verde. Unos 200 metros después esta cuenca confluye con otra, la del barranco de la Goleta y el sendero sigue en paralelo a su cauce, pero bastante arriba. A la derecha tengo la cresta de la loma por donde he subido, bastante pelada de plantas, y tratando de imaginar por donde he trepado y como se podría evitar yendo por la ladera. El calor va aumentando dentro del barranco y de vez en cuando me paro tratando de visualizar sitios por donde subir a la loma opuesta. Es un tramo largo. Enfrente descubro unas viejas casas-cuevas con pequeños aljibes. El sendero va siguiendo un viejo canal seco, totalmente relleno de tierra y polvo y piedras.
En los 340m aprox. y cerca de unas casetas en ruinas surge a la izquierda un sendero hacia Tegueste (tiene un cartel de madera diciéndolo). Yo sigo por el mío y bajando. No me lo tomo con prisa, todo lo contrario, sé que estos barrancos te van engañando porque siempre parece que es la última curva, pero hay más y más. En un cierto momento que me paro distingo a dos personas (en rojo y blanco) al otro lado por el sendero a Tegueste. Y por fin, con muchísimo calor llego al sitio por donde me desvié en la subida, el sitio con el monturrio de cascotes. Y sigo bajando hasta casi llegar a la carretera y me salgo por la izquierda por un estrecho sendero con una tubería negra gruesa atajando así a la carretera, por la que remonto caminando por el arcén, por la que no me molesta el ruido del tráfico y llego a la entrada de la calle del Club Náutico donde dejé el coche.
No tengo calma para dejar un rato el aire acondicionado para que se enfríe el coche y cuando me monto tampoco lo pongo temiendo que me vaya a resfriar por lo acalorado que estoy. El regreso a mi casa en Tacoronte se convierte en una sauna y un tormento y no sé cómo no me accidento, bueno, sí, tengo la suerte de ir detrás de un coche que va muy lento. Son solo 20 minutos lo que me lleva el regreso, pero llego cocinado como una gamba a mi casa.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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