• Excursión 1581. 16 Mayo de 2024. Jueves
Camino Real Llano Azul. Canal Aguas del Sur por Arona
Municipio: Adeje
ENP: Reserva Natural Especial Barranco del Infierno
De 10.20 a 18.06h. De 150 a 560 a 520 a 560 a 530 a 550 a 510 a 550 a 120m.
Distancia: 18,6k. Duración: 7h 46m.
Después de subir desde la autopista (a la altura del Monkey Park) por un viejo camino real al llegar al pueblo de Arona tuerzo a la izquierda para empezar a ir por dentro de un canal. Al atravesar Arona una finca me impide seguir. Tengo que dar un largo rodeo que incluye el paso por el cauce de un barranco hasta volver a poder meterme al canal. Atravieso el barranco del Rey por un lugar espectacular por encima de un acueducto. Recorro un largo tramo del canal pasando y rodeando varios barrancos hasta que el canal desciende hasta otro. Después sigo por pistas hasta Fañabé
Esta va a ser la última etapa siguiendo el canal Aguas del Sur entre Fasnia y Adeje. Le he dedicado trece excursiones: 1238, 1337, 1370, 1392, 1394, 1433, 1435, 1467, 1506, 1518, 1550, 1552 y 1582. Todavía podría hacer dos más, dos tramos por Arico que ahora podría recorrer con las botas de agua. Y precisamente son las botas de agua el motivo por el que he retrasado la excursión de hoy y es que tengo que cargarlas en una mochila para usarlas cuando llegue al canal.
Lo otro que tiene de especial esta excursión es que voy a subir (desde Los Cristianos) a Arona por un viejo camino, no por las carreteras usuales con mucho tráfico.
Desde Santa Cruz en la línea 110 voy hasta Adeje. A esta hora esta línea es un lujo. Asientos tapizados en rojo y negro, espaciosos, y con pocos usuarios. Escuchando una lista de Spotify de música prog-rock. En Adeje tomo un taxi. Una línea pasa por el sitio por donde quiero empezar, pero no sé exactamente dónde y no quiero caminar por carreteras con mucho tráfico. El taxi me deja en una gasolinera (Repsol) al lado de la autopista. Al otro lado está el Monkey Park. Regreso un poco en dirección a Los Cristianos y enseguida subo por un talud donde me sorprende ver una cueva estrecha que da a la carretera TF-655 (en paralelo a la autopista). Al otro lado de la autopista está el Monkey Park. Sólo tengo que caminar unos pocos metros para encontrar, a la derecha, y meterme a un sendero que me lleva hasta las inmediaciones de un túnel que cruza la autopista. Al otro lado remonto. En la entrada al Monkey Park (un pequeño zoo) se arremolinan los taxis trayendo y esperando pasajeros. Me cuesta tres intentos dar con el camino correcto para subir hacia Arona. Es a la derecha del Monkey Park y la parte que puedo ver de este zoo está abandonada. Subo por un viejo camino (Camino Real Llano Azul) donde casi lo mejor es el nombre del camino. Debe ser el día gris cubierto de nubes pesadas pasando al lado de grandes depósitos de agua y un terreno sin ninguna ocupación con viejos caminos que van hacia las montañas a la derecha (Lomo la Fuente, montaña Los Chijafes) de aspecto árido. Además de la pesada carga de la mochila con las botas de agua y varias botellas de agua, que llevo delante. Detrás, como siempre, la otra con ropa extra, comida y el resto de las cosas que llevo normalmente.
Tras un km de subida me gusta ver, a la izquierda, un bonito y pequeño barranco (Vargas/El Mojón) con abundante vegetación de la zona, cardones, tabaibas, matorriscos, y sus buenas coladas basálticas. La pendiente es por momentos fuerte y llevo la mochila delantera sobre mis manos. Es una parte dura. Me hace más llevadera la travesía que voy escuchando música, no me la he quitado tras bajar de la guagua, y ahora está sonando “Tubular Bells” de Mike Oldfield. Hacia atrás destaca la vista de la montaña de Guaza y a la derecha voy cada vez más cerca de la montaña Chijafe que me trae buen recuerdo de la excursión (la 908) en que recorrí esa montaña. Tras una hora de camino (tres km por el camino real) llego a La Camella, la atravieso y sigo subiendo por una calle (Divina Pastora) con poco tráfico y en unos cinco minutos tuerzo a la derecha y sigo por la calle La Sabinita. Alrededor casas modernas y algo más de tráfico que puedo evitar pronto torciendo por una calle lateral (Los Morales) desde donde tengo una vista inesperada de un salto y una vieja presa en un barranco interesante (La Sabinita) donde todavía pervive una cierta actividad agrícola. La calle Los Morales me lleva de nuevo a la calle La Sabinita.
En la calle La Sabinita tengo mucha suerte, están en obras y apenas pasan coches por una calle que tiene que tener mucho tráfico normalmente. En el tramo donde están trabajando con varios carteles de prohibido el paso y cintas rojas yo, seguro y tranquilo, paso ante la mirada indiferente de los trabajadores. Una pala hace un ruido sordo y penetrante arañando la tierra, una hormigonera vierte cemento. Supero el trance sin que me digan nada y sigo subiendo por la calle desierta. Por aquí veo muchos viejos muros de terrazas, señales de un pasado agrícola, por una zona sin casas. Lo mejor de la subida son las vistas (hacia la derecha) sobre el roque de Vento, puntiagudo y muy prominente, una preciosidad de roque. Y tras dos km desde La Camella localizo el canal Aguas del Sur (560m). Me ha llevado casi dos horas. He subido muy despacio. La mochila me está matando. Me echo a la izquierda para empezar a recorrer el canal. Por fin, puedo ponerme las botas e ir más ligero. Tras un pequeño tramo cubierto el canal va abierto y adentro que me meto y empiezo el chapoteo. El canal lleva muy poca agua, entre cinco y diez centímetros. Y si antes iba despacio ahora voy todavía más lento. El canal no es muy ancho y el fondo limoso es algo resbaladizo, imposible ir rápido. El canal sinuoso describe varias curvas y cerca de una carretera me tengo que salir del canal y seguir a pie hasta la carretera tras haber recorrido unos 700 metros del canal. Ahora viene una parte confusa y complicada hasta que logro dar con el canal de nuevo. Va enterrado bajo la carretera y bajo las casas al lado de la carretera. Bajo por una calle al lado de la carretera y tras pasar todas las casas y una calle (Camino Real a Vento) me meto a la derecha por un senderillo que no me lleva a nada, bueno, sí, a ver que el canal va más arriba. Retrocedo hasta la calle Camino Real a Vento y subo por ella unos 250 metros hasta que localizo el canal.
No me he quitado las botas y puedo enseguida volver a meterme dentro. Es un tramo precioso que rodea un barranco bonito y salvaje (Mara/La Arena), un barranco angosto. Es un tramo pequeño, unos 200 metros que me lleva, desafortunadamente, a la valla de una finca. No puedo seguir. He topado con el capitalismo. Bajo por el acceso a la finca y cuando llego al cauce del barranco empiezo a improvisar. Decido meterme por el cauce a ver si por ahí puedo volver a acceder al canal. Tanto por la parte izquierda como por la derecha (por donde me interesa) está vallado. Empiezo a bajar por el cauce del barranco que está muy lleno de plantas, no resulta nada sencillo caminarlo. Así y todo, prefiero mil veces ir por un barranco por muy salvaje que sea que por terrenos urbanos. Tiene un bonito salto inclinado de basalto, pero tras unos cien o ciento cincuenta metros me topo con un salto imposible, muy alto. A la izquierda hay una pared de basaltos en columnas, muy potente. Y si hiciese sol sería maravillosa la vista de esa pared. Voy a un lado, al otro, y entonces trepo por la ladera derecha unos diez metros hasta el muro de la finca y empiezo a rodearlo (hacia la izquierda), de nuevo con la esperanza de que me lleve al canal. Si el paso por el cauce del barranco Mara fue complicado esto lo es el triple. Las vinagreras robustas y otras plantas altas me obligan a meterme entre sus ramas y el muro al tiempo que camino sobre restos secos de vegetación. A la izquierda tengo un gran desnivel, así que tengo que ir bien pegado al muro. Todo el rato tengo la sensación de que alguien lo ha intentado antes que yo. Puede que sea una alucinación. Voy muy despacio, muy cauteloso, por aquí tengo todavía mejores vistas del salto y las paredes basálticas. Pero de nuevo llego a un obstáculo, un risco protuberante que me impide seguir. En cada rodeo que he hecho para volver al canal he pensado que ya estaba más cerca, es ahora cuando estoy de verdad más cerca, cuando me doy cuenta de que esto ha sido una vía muerta, aunque al menos me ha llevado a ver el salto y recorrer el barranco de Mara, cosa que quizás no hubiese hecho. Bien. Vale. Con más cuidado que a la ida regreso pegado al muro de la finca, bajo al cauce. Me quito las botas y me pongo los zapatos. Y remonto hasta la calle Camino Real a Vento.
Qué manera mejor de recorrer la isla que equivocándome. Bajo hasta la carretera de Arona y sigo por ella unos 250 metros hasta que me puedo meter (a la derecha) por una pista de tierra. En dos minutos estoy cruzando el cauce del barranco Mara, y en cuanto puedo, enseguida, empiezo a subir, a la derecha, por la ladera. Otra vez con la sensación de que voy por algún tipo de sendero, no exactamente campo a través. También con la sensación de que a otras personas les ha pasado lo mismo que a mí y ya han pasado por aquí. Asciendo por la ladera unos 20 metros de desnivel y desde lo alto tengo otra vista más del salto que antes no pude bajar y de lo arriesgado de mi rodeo del muro de la finca. Me echo hacia la izquierda y por viejas terrazas abandonadas enseguida llego al borde de un gran barranco (El Rey). En la ladera de enfrente puedo ver el canal. Pero por el lado que estoy no veo la manera de acceder al canal. Lo que más me alucina es ver como el canal surge de una pared y atraviesa el cauce por un acueducto. Podría intentar bajar por la ladera (bastante arriesgado) y subir, pero prefiero explorar la manera de atravesarlo por el acueducto, me resulta de lo más tentador.
Subo por la ladera por viejos canales secos de tosca, hay varios. Después me empiezo a separar del borde del barranco y empiezo a descender por una ladera hacia el canal que veo por mi lado como sale de la finca que intenté rodear antes. Bajo y bajo y casi llego al canal. Todavía hay otro pequeño obstáculo. Es un pequeño acueducto estrecho de unos quince metros que atraviesa un pequeño barranco (Del Medio), pero el canal lleva agua, y el fondo es limoso, debe ser más resbaladizo que el fairy. Me pongo las botas de agua. No me atrevo a ir de pie. A caballo lo cruzo, casi planeando cada movimiento y rodeo unos pequeños distribuidores en su extremo y… por fin accedo al canal Aguas del Sur. Ha sido un larguísimo rodeo. Pero aquí estoy. Fantástico. De nuevo con las botas de agua me meto al canal. Y lo que viene ahora es muy emocionante. Ha merecido la pena el rodeo. El canal va muy pegado a una pared arriscada y enseguida… se mete a un túnel. La cosa mejora. Es un túnel de unos 50 metros. Me salgo del canal y por su derecha y muy despacio y cuidando de no darme en la cabeza con el techo bajo lo recorro emocionado. Y salgo a un barranco profundo y monumental (barranco del Rey) de paredes altas, muy encajonado. Y atravieso el cauce por el acueducto que tiene una pequeña pasarela a la derecha, aunque yo voy todo el rato por dentro del canal ligeramente flexionado y con las manos apoyadas en las paredes del canal. Estoy tan emocionado que tengo que ir muy despacio y en cuanto llego como a la mitad del acueducto me siento en el borde y puedo ver bien las paredes verticales basálticas, lo encajonado del barranco hacia arriba, y unos metros por abajo en el cauce hay un gran salto que solo puedo suponer. A la izquierda mirando hacia abajo hacia el lomito por el que tuve que subir antes hay una gran rosa de piedra basáltica, muy parecida a la que hay en la carretera de subida al Teide desde La Orotava. Esas “rosas” se producen al enfriarse un tubo volcánico y posteriormente fracturarse. Es un lugar absolutamente espectacular y la manera de atravesarlo lo refuerza. Creo que el barranco se puede recorrer desde arriba, desde el sendero que sube al roque del Conde. Con el corazón encogido por el entorno completo la travesía del acueducto y vuelvo a pararme a hacer fotos en el extremo. Me tiene asombrado la rosa de piedra , cerca tiene otra pared columnar de basaltos muy impactante.
Sigo ahora más tranquilo por el canal y puedo tener más vistas de por donde he venido y por donde sale el túnel. Y unos pocos metros después me quedo a comer en una pequeña terraza donde hay espacio para que me pueda salir del canal. El gran salto, que antes intuí pasando el acueducto, es de basaltos grises y de unos 40 metros de altura. No lo puedo evitar, me suele pasar, imaginarme cayendo por ahí, y se me aflojan las piernas. Este barranco del Rey tiene varios saltos también muy fuertes, uno está en Vilaflor, el otro en los riscos de Bisechi. Tras comer embobado mirando los saltos y las paredes basálticas reanudo mi camino. En dos o tres minutos paso dos pequeños barrancos bastante verticales (Lomo del Risco Meseña y Risco Meseña) por donde hay un tramo del canal está cubierto de piedras. Cuando empiezo a salir del barranco del Rey veo hitos y las señales de que por ahí pasa un sendero y también veo otro señalizado que baja por la ladera. Lo dejo para otro día. Yo sigo por el canal. Por esta zona, más llana, puedo salirme del canal, y caminar a su lado, que siempre es más sencillo, caminar entre la vegetación de tabaibas, balos y tuneras indias. En la costa está todo ocupado de edificios, por aquí sólo algunas fincas sin mucha actividad y terrenos sin cultivar, terrenos salvajes. Todavía y dentro de la cuenca del gran barranco del Rey atravieso otro barranquillo más (Degollada del Risco Meseña) y tras una esquina, una arista (un pliegue del roque del Conde), entro en otro barranco (El Vallito). Vuelvo a tener que caminar por dentro del canal, la pendiente es mayor, ir por fuera es más complicado. El caudal del canal es muy escaso, apenas diez centímetros con más limo. Tengo que ir con los pies ladeados para evitar resbalarme. La vegetación en las laderas es muy cerrada, predomina el cornical. Me gusta mucho la vista de la Caldera del Rey, ocupada de invernaderos. Desde el final del barranco del Rey no hay más pistas o senderos que bajen por la ladera.
Paso las cuencas fluviales de dos barrancos más: Torviscas y La Cardonera. En este último barranco se ha desplomado una pared y han puesto una tubería sobre tiras metálicas. Es un tramo de unos 50 metros. Tras más de una hora y media (3,5km) por el canal con mínimo desnivel llega el momento en que empieza a bajar notoriamente. El canal deja de ir a la misma altitud y baja decididamente y muy recto por la ladera. La bajada empieza en unos distribuidores de agua. Me quito las botas de agua y me pongo los zapatos. El canal ahora es más estrecho y el agua baja muy veloz, sería suicida tratar de ir por dentro. Voy por un lado o por el otro. Pero la vegetación de cornicales y balos me lo ponen muy difícil. Los cornicales tienen unos rejos largos que se me enredan en los pies. Bajo atravesando el canal de lado a lado buscando la zona menos difícil por donde seguir. Y tengo que olvidarme de la manera normal de caminar, en la que cuando casi estás completando un paso, la otra pierna empieza a levantarse. Eso no lo puedo hacer aquí, los rejos de los cornicales me lo impiden. Sólo cuando tengo bien puesto un pie en el suelo puedo empezar el movimiento de levantar el otro pie. Y en una ocasión que paso de un lado a otro del canal un pie se me enreda en un rejo, no puedo poner el pie en el borde del canal y caigo como de un metro de alto. Es una caída bastante aparatosa, caigo de lado y milagrosamente no me pasa nada, nada de nada. Puede que las dos mochilas entre las que voy emparedado me hayan salvado. Y he tenido suerte, mucha suerte, el suelo donde he caído es liso, sin piedras y sin tuneras piconas. Un buen susto, eso sí. A partir de aquí redoblo las precauciones. Al lado bajan dos tuberías oxidadas que ya no llevan agua. El terreno es muy irregular, con una vegetación de una densidad tremenda. Tengo que ir de un lado para otro, sobre las tuberías incluso. Ni se me ocurre bajar campo a través hacia la izquierda, la vegetación me lo pondría súper difícil. Con paciencia voy descendiendo. Se me hace larguísimo y todo el rato viendo el agua bajando muy deprisa, tanto que es una espuma blanca y no se ve el fondo del canal. Poco a poco me voy acercando a otro canal, un canal ancho y con cubierta (Canal Intermedio) que ya he recorrido en otras ocasiones, un punto de referencia. Y tras recorrer unos 500 metros al lado del canal vertiginoso alcanzo el canal Intermedio. Ha sido agónico.
Estoy tan harto de canal que decido no seguir por el cómodo canal Intermedio y bajar por algún sitio hacia Fañabé. Tengo suerte, encuentro enseguida una pista unos metros por debajo. Bajo hasta ella y sigo hacia abajo. Es una pista que baja con muy poca inclinación y eso significa mucha curva. No me importa. Voy siguiendo siempre la pista importante en algunas bifurcaciones y entre enormes depósitos de agua. Los que servían a una gran finca, ahora abandonada, que se extiende hasta la autopista. Tras pasar al lado de cuatro depósitos de agua llego a unos invernaderos donde hay una bifurcación y tuerzo a la derecha. La pista termina enseguida, se la comió una riada. Y ahora tengo que atravesar el cauce de un barranquillo (Barranco de Fañabé) por un puente y después (y logro acordarme de este truco) bajar a otro cauce y remontar. Después sigo bajando por un camino ancho, a mi izquierda hay invernaderos y en unos cien metros llego a una pista buena por la que sigo a la derecha.
Es una pista de servidumbre a un club hípico y las instalaciones de la finca. Absolutamente relajado me dejo ir después de la experiencia tan intensa de la caída y el tramo de canal estrecho. No me lo puedo creer que no me haya pasado nada, ni un rasguño tengo, es milagroso, me podía haber pasado de todo. En unos veinte minutos estoy cruzando Fañabé, el pueblito de casas nuevas y menos nuevas y modestas. Estas últimas tienen unas entradas muy domésticas y con muebles casi en la calle. Aquí, con este clima, la gente tiene que hacer mucha vida en la calle. Atravieso Fañabé y cruzo la autopista y en la parada de la guagua doy la cosa por concluida. El trayecto en guagua hasta la estación de Costa Adeje es rápido. Tampoco me importa que se acabe de marchar la 110 y tenga que esperar un buen rato. Todo lo doy por bueno. Estoy entero. Ileso.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Monkey Park a Arona
Arona a Fañabé por canal