• Excursión 1570. 8 Abril de 2024. Lunes
Barranco Boso. Barranco Polegre. El Porís
Municipio: Arico
De 15.12 a 19.54h. De 40 a 20 a 440 a 40m.
Distancia: 17,4k. Duración: 4h 42m.
Subida por un sendero señalizado por el borde del barranco Tajo hasta entrar al cauce del barranco Boso (el que continúa al Tajo). No consigo transitar un primer tramo muy angosto. Continúo más arriba por tramos de carácter geológico muy diferente. Regreso por carreterras diversas hasta la autopista
De nuevo en Arico para recorrer otro barranco. Hoy voy a tratar de hacer el barranco Boso, que es el que continúa por arriba el barranco Tajo (excursión 1560).
Voy en la 110 desde Santa Cruz y me bajo en El Porís. Sigo por el arcén en dirección al sur por un sendero polvoriento que en unos 300 metros baja hasta una carretera (TF-627) por la que empiezo a subir, carretera que ya conozco bien. Va por un paisaje seco y de piroclastos con paredes de muchas capas en distintos tonos de beis y otras de jable suelto. Como en un km y pasado un puente (Los Caballos) me meto a la derecha por un sendero (40m) señalizado que vence bastante pendiente y enseguida tener vistas amplias sobre un barranco (Tajo) que lleva por mi lado un viejo canal seco de tosca. El sendero es algo trabajoso, tiene muchos escalones, es algo abrupto, tiene muchas texturas, muy diferentes. Me gusta. Me cruzo con un ciclista que baja muy despacio. Tras unos cinco minutos largos vuelvo a la carretera por la que sigo otros cinco minutos y me meto, a la derecha (130m), por otro tramo del mismo sendero que tiene un firme más uniforme, de jable suelto. Las lluvias, los caminantes, han ido horadando un surco muy aparatoso. Las vistas al barranco Tajo son muy buenas, cada vez voy más elevado. Me voy acercando al borde y tras unos quince o veinte minutos en una bifurcación (180m) apenas visible tomo a la derecha. Unas buenas personas, senderistas seguramente, han puesto unos hitos muy claros que parecen formar una puerta. La anterior vez por aquí me lo pasé. Es un tramo muy bueno sobre roca muy pegado al borde y del barranco destaca un gran saliente en la ladera de enfrente, por debajo está la galería de Tajo con lavaderos y fuente. Hoy yo no lo voy a visitar. Es un tramo fantástico en sí mismo y por las vistas. Es un tramo como de unos 700 metros que va siguiendo el contorno del barranco y en unos quince minutos llego al cauce del barranco por donde sigo unos cien metros hasta que me salgo, por la izquierda, por un hueco en un murito.
Aquí mismo hay un cartel del sendero que sigue a la derecha. Yo me meto a la izquierda por el cauce llano del barranco (a partir de aquí llama Boso). La pared izquierda enseguida se hace muy alta. Por ella va bien embutido un canal de tosca. El suelo tiene muchas rocas y rabo de gato. Paso por debajo de una tubería que cruza de lado a lado. El tránsito es entretenido, no muy complicado, pero en unos cien metros me topo con un pequeño salto (unos tres o cuatro metros sólo) con el que no puedo. El salto es de un de una piedra gris muy dura y muy resbaladiza, sin asideros. Enseguida que pongo el pie en la pared e intento trepar me resbalo. No me puedo arriesgar. Las paredes del barranco son de unas piedras quebradas, rotas, quebradizas, me impresiona su textura y más todavía la forma en U de la sección transversal del barranco. Intento trepar por una pared, pero no consigo llegar muy arriba. Es muy arriesgado. Tengo que aceptar que no puedo treparlo. Retrocedo y un poco antes de la tubería trepo a la izquierda por la pared hasta lo alto de la ladera. Sigo por el borde, subiendo, con la esperanza de que haya algún sitio por donde bajar. Mi lado no lo puedo ver, el lado opuesto es totalmente vertical, yo diría incluso que está invertido. El lado por dónde voy debe ser igual. Voy recorriendo muros de viejas terrazas y siguiendo cerca del borde. Y así sigo mucho rato sin encontrar ningún sitio. Estoy impresionado de lo angosto y estrecho de este tramo del barranco, las paredes podrán tener unos 25 o 30 metros de altura. Muchas veces no veo el cauce. Me recuerda a otros tramos del barranco de El Río. Tras unos 250 metros (me lo dice el mapa) el barranco hace una pequeña curva y puedo bajar hasta el cauce (200m), a un tramo llano, pero cuando tuerzo a la izquierda por el cauce enseguida me encuentro con otro pequeño salto, unos dos metros. Lo podría bajar, pero estoy inseguro de que lo pudiese subir. Y un poco más abajo en el cauce veo otro salto más, del que no puedo saber si es vertical e imposible o inclinado y accesible. Desde aquí arriba puedo ver mejor lo angosto del desfiladero del barranco Boso. Tiene charcos con agua. Lo dejo. Vendré otro día con una cuerda.
Afortunadamente la sección siguiente del barranco es del mismo material, las piedras de color beis, marrón claro o gris están rotas, van en paralelo o inclinadas con respecto al cauce. Podrían ser rocas fonolíticas. Me gustan mucho estas piedras, que parecen estar en un proceso continuo de rotura y que sobresalen de la pared, nada que ver con las paredes lisas basálticas. Esta parte no es tan angosta como la que no he podido visitar. Entre piedras y rabo de gato voy avanzando admirando estas paredes que no son nada usuales. En algún momento, no puedo precisar cuándo, el tipo de material de las paredes cambia. Ahora son piedras más compactas, de un material más uniforme, de color oporto, o rojo oscuro, que se han desprendido en varias partes de las laderas y están regadas por el cauce. Tienen un tamaño descomunal. Forman un auténtico laberinto. Los voy salvando. Más adelante el cauce se torna más llano, arenoso y empiezo a ver huellas de pisadas. Ninguno de los barrancos que he visto por ahora en Arico, tiene este suelo tan llano y arenoso, por aquí parece pasar mucha agua. Sobre las laderas hay incontables muros viejos de terrazas, muros construidos con el mimo material. Las paredes no son muy altas, el cauce muy ancho. De vez en cuando vuelvo a tener que sortear grupos de piedras, que parecen estar luchando, unas sobre otras, con plantas y arena retenidas entre ellas. De nuevo me encuentro con un barranco distinto, con su propia personalidad, sus propios materiales.
No voy comprobando por dónde salir del barranco si me encuentro otro salto, voy confiado, las huellas en la arena me dicen que es muy transitado. Este material más uniforme y oscuro ocupa mucha más extensión que el quebradizo, el roto, el fonolítico. Tras unos dos km y medio (340m) veo a la derecha un sendero y en el cauce una hilera de piedras que parecen indicar algún sendero. Tomo noto. Por ahí podría escapar. Voy tan centrado en seguir el cauce que no me doy cuenta de que es el camino real de Arico -a la derecha está Arico el Nuevo- sólo más adelante, cuando voy por la carretera general del sur me daré cuenta.
De nuevo hay un cambio de material en las laderas del barranco, ahora son más basálticos y las paredes muy altas tanto por la derecha como por la izquierda. Por aquí el barranco pasa a llamarse Polegre. El contraste entre el cauce llano y arenoso y las paredes es tremendo. Ya estoy anticipando el salto que hay cerca y también la escapatoria por la izquierda (he estado estudiando con mucho detalle la orografía del final del barranco). Y cuando llego a la base del salto (365m) no me decepciona. El salto (Polegre) está a la derecha, es gris claro, resalta mucho, es muy salvaje y alto. Y a la izquierda encuentro el cauce inclinado (60/70%) de otro barranco. Este cauce es rocoso y han puesto (otras buenas personas, claro), a modo de escalón, una piedra grande en la base para subir al primer tramo.
Con cierta dificultad puedo ir ascendiendo medio trepando, medio saltando y esquivando las plantas, sobre todo las zarzas, hasta que llega un momento en que hay tantas que no puedo y entonces veo que se puede seguir por la derecha. Desciendo y sigo subiendo por la parte derecha. Existe un sendero serpenteante que me lleva a un canal (Del Estado). Lo cruzo y después el sendero desaparece. La carretera general del Sur está ya muy cerca, la veo. Sin embargo, no sé claramente cómo seguir. De alguna manera llego al patio de una casa y paso al lado de una caseta. Enseguida aparece un perro pequeño ladrando. Sigo subiendo deprisa por una ladera de vegetación densa y seca cuando abajo aparece otro perro más grande. Pero ya he llegado a la defensa de la carretera. Aparece una joven. Le digo por dónde he subido. Me dice que por ahí no hay sendero. Le doy las gracias por la información, de todas formas. Es bastante amable y contiene a los perros. Ha sido un final un poco complicado. Debe haber algo más sencillo. Quizás siguiendo el canal, se puede ir por encima. En la carretera dudo si llamar a un taxi. Lo dejo. Sigo hacia la derecha y enseguida tengo una vista fantástica del cauce del barranco de Polegre sobre el salto y de cómo el canal del Estado lo cruza (tengo que hacer ese tramo de canal). Después sigo por la carretera hasta Arico el Nuevo y por la carretera del cercano Arico el Viejo empiezo a bajar hacia la autopista. Son unos buenos seis kilómetros, pero con este buen tiempo, y siendo en bajada no lo dudo. La carretera tiene algo de tráfico, no me importa, voy de maravilla, a un ritmo de 9 minutos por kilómetro. Después de haber hecho una subida por el cauce del barranco Boso/Polegre tan accidentada caminar por asfalto es muy relajado. Y me gusta mucho la triguerilla guanche que crece en los bordes de la carretera.
Cuando llego a la autopista se acaba de marchar una 111 y me toca esperar casi media hora a la siguiente. No pasa nada. Todo va bien. Con música en mis auriculares puedo esperar tranquilo.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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