• Excursión 561. 1 Diciembre de 2016. Jueves. (Anaga 64ª)
Igueste de San Andrés. Antequera.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife.
ENP: Parque Rural de Anaga
De 12.16 a 17.35h. De 28 a 400 a 0 a 480 a 50m. Excursión de W.
Distancia: 12,3km. Duración: 5h 9m.
Ruta circular. Subida por viejo camino ancho de servicio a un faro hasta otro más antiguo (el semáforo). Bajada por un barranco seco (Zapata). Paso por un risco expuesto hasta bajar a una playa (Antequera). Después ascenso por un barranco abierto y de suave pendiente hasta un cambio de vertiente y bajada por lomas y al lado del cauce de un barranco con agua
Larga excursión con todos los traslados en guagua menos un recorrido en taxi al principio. Un taxi me deja en la autopista en la parada al lado de la Cruz Roja (10h), espero a la 107 hacia Santa Cruz. Estoy algo inseguro e inquieto, es la primera vez que voy a tomar la guagua en esta parada. Desde aquí no se ve apenas el tráfico, está por debajo de la autopista. Me empiezo a inquietar cuando noto que ha pasado mucho tiempo. Tardo un rato en pulsar el botón que avisa a la guagua que tiene que recoger viajero. Cada poco compruebo que la luz parpadea. Los coches que pasan por delante me resultan ajenos. Yo no soy conductor. Yo no tengo coche. Hay mucho movimiento en la autopista. Cuando ya creo que no viene y me encamino hacia Tacoronte la veo venir, corro a la parada (doble sentido incluido), excitado me subo. Me empotro en la parte final de la guagua y me enchufo los cascos con música folky, estoy muy emocionado. Va muy llena de personas normales y turistas. Desde atrás parece que la conduzco y la hago girar con esos movimientos tan bruscos y aparatosos de las guaguas. En el aeropuerto recoge a muchos viajeros con maletones y mochilas. Un grupo de jóvenes que hablan en inglés se ponen alrededor mío y puedo captar algo de las relaciones entre ellos, hermosos todos ellos: las chichas y los chicos, con su pelo tan negro. Ya vamos llenos. Rápido, sin apenas paradas llegamos a Santa Cruz en una mañana alegre y soleada con el ambiente dinámico del intercambiador. Veo de la mano a dos de los chicos que se subieron en el aeropuerto.
Sin comida para el día me llego hasta el mercado de África, que me gusta mucho. En mi puesto habitual, al lado de donde venden envases plásticos, consigo un bocadillo y tres botellines de agua por 2.75€. Las dos empleadas son muy amables y un cartel en inglés, alemán, danés y español dice que se hacen bocadillos. Cargado, lento y con tiempo, de nuevo en la estación, tomo la 945 para Igueste de San Andrés (11.35h). En la guagua van tres mujeres con carritos de la compra llenos y un joven, todos parecen conocerse. De nuevo, me siento muy emocionado con la promesa de un día de excursión en un sitio lejano. Por San Andrés cuando la guagua ha pasado Suculún tengo una fantástica serie de visiones: Gran Canaria surgiendo sobre la niebla a ras de mar, a corta distancia el mar refulgiendo, San Andrés encaramado a la loma, la carretera remarcada en amarillo por el sol fuerte, hermosas nubes blancas de formas caprichosas por encima y al fondo Santa Cruz y el auditorio.
Llego a Igueste (12.16h) donde un hombre muy delgado y moreno espera la guagua con grandes garrafones de agua ¿andirá? Empiezo la subida hacia Antequera. El primer tramo ya lo conozco de cuando fui al semáforo (excursión 500). Hoy la cosa está mucho menos calurosa. Concentrado y a paso constante encaro la subida escuchando canciones de los 60 animadas (Peggy Lee “Fever”, Sergio Mendes “Mas que Nada”, Robert Mitchum “Sunny” …) voy sobre seguro con canciones alegres y conocidas. Encuentro a una pareja de italianos desfallecidos con las que apenas me entiendo, sigo. En la bifurcación al semáforo (12.57h, 325m) tuerzo a la izquierda, por aquí el firme es más irregular. W me guía. En la atalaya de los ingleses (13.13h, 420m) cerca de la montaña del pico del Semáforo me encuentro con un grupo de alemanes que regresan hacia Igueste. Hablo con una mujer toda de negro y cuando le digo que voy a Antequera me dice que pruebe a bañarme, le digo que estará muy fría y me dice que no cree, para zanjar el asunto le digo que nunca me baño en el agua del mar. Con una sonrisa en los labios nos despedimos.
Entro en la cuenca del barranco de Zapata, primero hago un arco llaneando y después cerca del cauce empiezo a bajar, las indicaciones de W son buenas y precisas, gracias. Este barranco sólo tiene plantas de bajo porte, sólo veré una higuera más abajo, una higuera muy particular. La bajada es algo incómoda, el terreno resbaladizo y húmedo y tiene partes sobre tosca. Lo bueno es que veo la península de Antequera desde el principio, es reconfortante ver el destino, aunque sea a una gran distancia. Concentrado voy negociando la bajada pasando de un lado a otro del cauce. Veo señales de bastones en la tierra húmeda y marcas de zapatos en el barro. Paso bajo una higuera que está rota sobre el camino y se mueve si la tocas. Paso rápido. El tiempo es perfecto para esta bajada: soleado, sin ser caluroso. En verano tiene que ser un horno. Que luzca el sol hace que el barranco sea más hermoso y grande. No se me hace largo porque estoy preparado para una larga travesía. Me desvío a la izquierda en una bifurcación (140m), a la derecha baja a la playa de Zapata. Poco después paso al lado de una pared vertical y oquedades en la base, ya muy pegado a la ladera izquierda. Un velero está quieto delante de la playa. Le hago señas, pero no veo movimientos en él.
Ahora me enfrento con la parte más complicada según W, es un paso expuesto con caídas hacia el mar. Empiezo a rodear el risco vertical a una altura de unos 70 u 80 metros. Lo hago muy despacio, con mucho cuidado, pasando bajo salientes rocosos y asomándome al precipicio. Pero me resulta mucho más fácil de lo esperado, en ningún momento hay una caída libre al lado del mar, sólo es cosa de trepar y destrepar por rocas cuidando de no resbalar. Después de rodear por entero el risco ya empiezo a bajar hacia la playa. Cerca de la playa adelanto a dos hombres que me parecen muy mayores por lo despacio que van con sus bastones. Van de negro. De cerca resultan ser de unos 30 o 35 años, pero van realmente precavidos. Llego a la playa (14.26h), maravillosa sensación, he oído tantas veces en mi vida hablar de esta playa, como algo mítico y lejano, y cuando me siento en la arena de la playa no me lo acabo de creer. El cielo se ha nublado y le resta fuerza al paisaje, una hermosa bahía de arena gris que es tan fina como la harina. Me rebozo un poco. Y qué mejor sitio que este para comer con el olor fuerte a mar y a algas y el ligero rumor del mar tranquilo.
Los caminantes de negro son alemanes y siguen también a W. en alemán, complicidad inmediata. Sin embargo, no acabamos de empatar, son muy escuetos. Uno se moja los pies en el mar y enseguida se van. Al menos consigo la determinación de continuar el circuito cuando me dicen que la vuelta es más corta que la venida. No tenía un plan completamente definido. Y si hasta aquí me ha llevado dos horas me da tiempo de sobra para volver antes de que anochezca. Me lo tomo con calma, los veo alejarse. Repuesto, sigo (15h) y empiezo la subida. En el puertito: una barca, arriba: ruidos en una casa. Un cartel da un teléfono de una barca-taxi. Empiezo a subir el barranco de Antequera de firme fácil y recorrido sencillo que va suavemente subiendo entre tabaibas. Cada poco me giro para ver la península que es muy fotogénica y hermosa con la bahía al lado. Más arriba el firme empieza a complicarse cuando el camino empieza a cruzar y recruzar el cauce del barranco que lleva algo de agua. Cabras negras asilvestradas me huyen. Alcanzo a los alemanes, pero como el camino es muy estrecho no les puedo adelantar. Me adapto, yendo a su ritmo lento puedo disfrutar más del ambiente. Me tengo que parar a veces. Por momentos creo que les puede molestar mi presencia, pero me relajo al pensar que si quieren que pasen se van a parar con cualquier excusa y entonces será el momento de pasarles. El barranco se pone muy interesante porque se asalvaja con charcos y rocas y pasos complicados y charcos en muchos momentos.
Se paran y entonces llega el momento de pasarlos. Ahora vuelvo a ir a un ritmo más vivo cuando todo se hace más verde de vegetación y de humedad con un camino muy perfilado entre la yerba y las plantas. La parte final va entre riscos hermosos y de formas extrañas. Llego a la degollada del Pasito del Corcho (16.15h, 485m). Momento fantástico cuando cambio de vertiente y veo otro barranco, buenas vistas de dos barrancos cercanos (Cañadas, Colmenitas) y del más lejano barranco de Igueste. La vegetación es diferente y frondosa también. Sin embargo, ahora paso un momento de incertidumbre hasta que logro encontrar el sendero de bajada hacia Igueste (un PR). Las indicaciones de W, casi quirúrgicas en su precisión y concisión, me llevan sin sobresaltos hacia la bajada, gracias, de nuevo, W. Para llegar al PR hay que tomar a la izquierda en una bifurcación y después a la derecha en una segunda que va por debajo de unos cables eléctricos. Después de varias horas de dura caminata no estoy para explorar y descubrir yo sólo el camino. Cuando confluyo con el reconozco el sendero oficial que sube hacia Las Casillas camino del Lomo de las Bodegas. Yo lo tomo hacia abajo. Muy relajado, aunque todavía vigilante empiezo la bajada que me resulta muy bonita. De vez en cuando miro hacia atrás para comprobar si vienen los alemanes, no los veo. La vegetación está radiante cuando sale el sol de nuevo. Esta bajada es parte de una cuenca muy amplia que converge en la estrecha Igueste. Innumerables barrancos en ambos lados. Paso por una loma llana con vistas.
El sendero termina en el Leri Negro (17.05h. 155m). Empiezo a ver algunos campos cultivados. Comienza el cemento e inmediatamente después el asfalto. Y ahora voy todavía más relajado, ni siquiera tengo que mirar al suelo. El paisaje que tengo delante se mezcla con retazos de la playa, de la bajada, de los riscos, la conversación con los alemanes. La carretera va junto al cauce del barranco con agua que pasa de lado a lado cuando la cruza. Los lugareños han colocado tablas estratégicamente en la carretera para no mojarse demasiado los zapatos con el ancho caudal de agua. Pasa el cauce muchas veces. Me cruzo con una familia de cuatro que sube. Cerca de Igueste me encuentro con una gran cantidad de patos grandes negros y blancos que retozan en el agua y se pasean por la carretera, ¿aves migratorias? Llego por fin a la curva pronunciada de Igueste (barrio de La Cruz) (17.35h, 45m). Consultando el horario veo que tengo que esperar más de una hora, así que me alcanzo hasta el bar que está cerca de la salida del pueblo (“Brisas de …”) le pide muy por favor al barman que me llame un taxi porque mi teléfono no tiene cobertura. Después de dudarlo un rato lo hace y me consigue un taxi (922311012) que vendrá desde Santa Cruz. Me tomo un té y le compro un décimo de la lotería de Navidad. Consigo energía (té), una promesa (lotería), y continuación (taxi). Sin embargo, se me hace larga la espera y casi estoy a punto de darle esquinazo al taxi cuando me pongo a hablar con unos excursionistas checos que se ofrecen a llevarme a Santa Cruz. Cuando me dirijo al bar para darle algo de dinero al barman para el taxista llega el taxi. Me despido de los agradables checos. El taxista está absorto escuchando la emisora de Radio Marca, es una noticia sobre una joven futbolista que ha sido insultada y acosada en un partido, creo que por ser un poco gordita. Los periodistas son un martillo pilón que machacan y repiten y me tengo que tragar la noticia entera con la desazón de la madre y de la niña que eluden hablar en una conferencia de prensa. No soy capaz de decirle al taxista que apague la radio. Mundo cruel. Me deja en el intercambiador, ha ido como una exhalación. Y poco a poco logro desembarazarme de la dura realidad y volver a mi mundo de yoyito. Cuando me monto en la guagua de nuevo estoy en el aire escuchando música y de nuevo con la ensoñación del día. A casa llego (20h) cansado, pero más que contento con este día que tanto prometía y tanto ha cumplido.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Igueste a Antequera y bajada por barranco de Igueste