• Excursión 1534. 30 Noviembre de 2023. Jueves. (Anaga 254ª)
Andén Riscos del Barquete. Taborno
Municipios: Santa Cruz
ENP: Parque Rural de Anaga
De 9.25 a 14h. De 610 a 460 a 540 a 315 a 610m.
Distancia: 6,4k. Duración: 4h 35m.
Desde Taborno pronto me desvío por el sendero que va por el barranco de Palos Hincados desde el que también me desvío para recorrer un viejo y perdido sendero hasta una loma y después por mejores caminos hasta la ladera que da al mar bajo el roque de Taborno, el andén de los riscos del Barquete. Por el andén tras atravesar una zona de viejas terrazas por un camino emocionante hasta la ladera
Después de varios intentos vamos a ver si hoy puedo llegar y recorrer el andén de los Riscos del Barquete, una zona de antiguas terrazas bajo el roque de Taborno situadas en el acantilado, el lugar más extremo para cultivar.
Con mucho tiempo disponible y buen tráfico llego a las nueve al intercambiador de La Laguna donde hay un ruido atronador por obras en el garaje. Subo a comprar el periódico y me agrada mucho el ambiente de gente desayunando en el bar a la entrada. Regreso al infierno sonoro del garaje y bien equipado salgo del parking y me monto en un taxi. La siguiente guagua a Anaga sale a las diez y medio, no merece la pena esperar tanto. El taxista, un joven agradable y silencioso, me lleva por donde debe en un coche automático (siempre me da la sensación de que van fuera de ritmo este tipo de coches) y me deja antes de las nueve y media en Taborno (27€) donde hay un tiempo despejado, soleado, con algo de viento.
Como están anunciadas lluvias fuertes para la tarde me he traído por si acaso el chaquetón que me pongo para iniciar la excursión. Voy despacio para no sudar mucho y también porque me siento algo cansado nada más empezar. Anoche cuando me acosté me encontraba como a punto de darme fiebre, me sentía raro, sudaba mucho, me tomé un eferalgán y después de sudar mucho más y a las tantas, de madrugada, de repente sentí que se me había pasado todo y de pensar que no iba a ir de excursión el jueves pasé a estar bien y entonado. Este año llevo un ritmo bueno de excursiones, muy constante, ocho de media cada mes, entre siete y nueve cada mes.
Por en medio del caserío echo a caminar hacia el roque de Taborno. Unos carteles cerca de una fuente mirador recuerdan que los campesinos de esta zona respetaron el bosque de laureles porque se dieron cuenta que así aseguraban el suministro de agua en las fuentes. Y quizás, hoy por primera vez, soy más consciente del pequeño bosquete de laureles que rodea por dos lados el caserío. Bajo por entre los hermosos laureles. Paso una degollada y enseguida me echo a la derecha por un sendero que tiene un cartel de madera que pone “Danger”. Este es el sendero para bajar por el barranco de Palos Hincados a la playa de Tamadite. No es un sendero fácil, tiene su punto, menos mal que lo hice hace poco y me acuerdo de sus trucos. No se ve de lejos, lo vas viendo según bajas, va serpenteando. Es un viejo camino bien asentado en rocas muy desgastadas que comunica Taborno con una zona de terrazas (abandonadas) que tienen unos muros de piedra blanca muy visibles desde lejos. El sendero después de bajar serpenteando a la izquierda de una loma empieza a llanear continuando hacia la izquierda. Las terrazas abandonadas están ocupadas por zarzas impenetrables y por la derecha hay viejos brezos que asientan el camino y lo protegen de la erosión. El sendero llega a estar bastante expuesto, un mal paso me podría dar un buen susto. Voy concentrado.
Cuando llego al cauce (460m) del barranco Palos Hincados me salgo por la izquierda por un sendero, apenas visible, que empieza con varias piedras llamativas. El sendero sube ligeramente por la ladera entre plantas, muchas plantas que invaden el camino. Me gusta. Paso la esquina de una loma donde hay muros de pequeñas terrazas y después paso el cauce de un barranco donde el sendero es complicado porque las zarzas casi lo tienen cerrado y es estrecho con caída hacia más zarzas si pierdes el paso. Superado este paso malo después la cosa mejora e incluso hay tramos claros y bien visibles. Nada más pasar la siguiente nervadura (arista) de loma por donde el sendero es muy claro (excursión 1530) hay otro sendero (punto A) que empieza a la izquierda (465m), se ve muy poco, me tengo que empeñar en ir localizándolo. Este sendero va en ligera subida, mucho más invadido que el otro, y sin embargo, lo voy viendo, incluso cuando de repente tuerce a la izquierda y sube un poco. Me lleva al cauce de otro barranquillo que tiene al otro lado una gran pared de roca oscura. Y me doy cuenta de que el sendero sigue por ahí, por la base de la roca negra. Paso el cauce y después el sendero es ligeramente más claro hasta un punto, hasta un risco donde tengo que trepar por unas rocas ocupadas por pencas pequeñas. Después ya no veo más el sendero, y me dirijo en ligera subida hacia la cresta de otra loma. Sólo en algunos sitios vuelvo a ver el sendero. Una última trepada y llego a la arista de una loma (525m). (En la excursión 1530 al llegar al punto A seguí por el sendero más claro y llegué también a la arista de la loma, pero unos 100 metros más abajo).
Durante todo este trayecto las vistas sobre la cuenca fluvial del barranco de Palos Hincados son amplias y fantásticas. Hacia adelante tengo los riscos que separan el barranco de Afur de Taganana, una fila de picos de formas apuntadas, se ven los roques de Anaga en la lejanía. Lo más llamativo, sin embargo, son las nubes negras y oscuras que cubren la parte interior de Anaga, hacia arriba es toda una negrura, que ocultan la parte derecha de los riscos de Afur. Me quito el forro interior del chaquetón que noto mojado y húmedo después de esta pequeña travesía esforzada. Aquí en la arista de la loma no puedo estar sino contentísimo por haber logrado recorrer ese sendero, muy oculto, un sendero que sólo he visto en los mapas de Grafcan (en concreto, en el Mapa Topográfico Integrado). Ahora subo por la cresta de la loma unos 160 metros hasta un sitio (550m), un lugar que marqué en la excursión anterior (la 1530) con hitos y por donde me echo a la derecha por un sendero estrecho entre brezos. El sendero va bajando entre plantas y rocas y llego a la arista de otra loma (530m) muy cerca de una pitera (otro hito, este natural). Y empiezo a bajar por la cresta de esta otra loma. Es un viejísimo camino que lleva a varias zonas de terrazas, todas abandonadas. El sendero está apoyado en rocas, como escalones, al bajar algunos roquedales. Desciendo hasta casi llegar a una zona llana con brezos grandes y me desvío a la izquierda (450m) por un sendero fino que va hacia el cauce de un barranquillo (Cañada de San Borondón). El sendero es claro entre vegetación baja y densa. Un poco antes de alcanzar el cauce pasa bajo una pared y después evita un zarzal por el borde derecho. Paso el cauce y sigo al lado de los muros de viejas terrazas y en unos cien metros paso el cauce (390m) de otro barranquillo desde donde mirando hacia abajo veo excavado en la roca un lagar, un cuadrado como de un metro de lado con dos muescas por delante y otra, como a unos diez metros. La roca es impenetrable para las plantas. Aquí cultivaban la vid y aquí la procesaban y se llevaban el mosto. Menudo trabajo. Es una zona de rocas redondeadas y lisas que continúan en las paredes del otro lado del barranco de la Cañada de Borondón. La vista desde aquí de la pared rocosa gris con plantas del barranco es fantástica, única. Y la vista me va llevando, hacia la izquierda, hacia la costa rematada en los roques de Anaga. El día está soleado y hermoso, y no hace viento. Hacia arriba la negrura se ha hecho más espesa si cabe. Sigo caminando hacia el mar por un senderillo claro que me va llevando, en descenso, hacia el acantilado. Tras unos 150 metros desde el último cauce llego a la esquina (375m) donde empiezo a ir por una parte que da directamente al mar. Ya estoy aquí. Por fin. Atravieso una pequeña hoya (80 metros) y ya llego a la zona de terrazas, la más extrema y alejada del pueblo. Por aquí ya no hay sendero claro, se puede ir por muchos sitios, todos más o menos incómodos. La vegetación está alta. Por debajo tengo el acantilado, el acantilado abrupto. Esto se llama el Andén de los Riscos de Barquete. Y creo que los riscos de Barquete es la arista de picos que separa esta parte del barranco de la cuenca fluvial del barranco de Taborno.
Elijo ir por la terraza de abajo, por su borde. Apenas puedo ver la línea de costa, debo tener riscos verticales por debajo. Con cierta dificultad voy avanzando entre la vegetación densa de tabaibas grandes e inciensos hasta que atravieso todas las terrazas y llego al muro de la última (350m). Desde aquí puedo ver que a continuación hay un risco de forma arqueada hacia adentro completamente vertical con una banda más clara a mi altura. Me imagino yendo por ella, no sé cómo. Desde donde estoy parece casi lisa. Sin embargo, me pica la curiosidad cuando veo que un senderillo sale de debajo de la terraza y se dirige hacia esa banda clara. No lo dudo. Voy por ella y llego a una gran piedra caída, me meto entre la piedra y la pared y de repente me sorprendo cuando entro en una oquedad alargada (una ceja cubierta) muy ancha y por la que puedo progresar alejado del borde, la única inquietud, muy pasajera, son las enormes piedras caídas en el suelo y que se han desprendido del techo. Paso ligero. La oquedad puede tener unos 50 metros de longitud. Salgo por el otro extremo y un senderillo me lleva en ligera bajada hasta unas rocas y cuando llego veo que al otro lado se extiende otro gran andén, este más inclinado. Bajo por unas rocas expuestas hasta la parte de vegetación y por ella y llaneando continúo unos 200 metros (310m). Podría seguir más pero no veo la manera humana, es decir, caminando o trepando de traspasar una línea de picos (risco del Barquete) que forma una barrera al final. Lo dejo. Regreso.
Vuelvo por el mismo sitio y voy pensando en el extraño efecto óptico que me hizo pensar que no había posibilidad de atravesar la banda clara (la ceja). (Por la noche busqué en Wikiloc las rutas por la zona esta y todas terminaban en la última terraza, uno decía que era peligroso seguir, pero nadie continuó, me reafirma la idea del efecto óptico). A la vuelta voy por las terrazas de arriba, y es más o menos igual de complicado. Superadas las terrazas y una pequeña hoya llego a la otra vertiente desde donde puedo ver la maravillosa pared de piedra del barranco de la Cañada de San Borondón. El día ha mejorado y tengo unas vistas más despejadas de los riscos de Afur. El regreso se me hace un poco duro y cansado. Me noto torpe en la eterna subida. Tengo que superar un desnivel de unos 300 metros hasta Taborno. Vuelvo con cierta prisa porque quiero tomar la guagua que pasa por Taborno a eso de las 14.30h. Y quiero volver para tomar esa guagua porque están anunciadas lluvias fuertes para las cuatro de la tarde. En la vuelta y cuando estoy rodeando el roque de Taborno veo a varios senderistas que van por el sendero que baja el barranco de Palos Hincados, desde lejos parece un sendero difícil. Con tiempo cada vez más soleado regreso hasta Taborno donde me quedo a comer esperando la guagua que hoy llega antes de lo pensado (14.15h). La vuelta en guagua es muy tranquila. Y cuando, en coche, vuelvo por la autopista hacia Tacoronte empieza a llover con mucha intensidad, desde luego que hoy he hecho la excursión en el momento óptimo. Con ese diluvio la excursión que he hecho hubiese sido una pesadilla.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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