• Excursión 233. 30 Enero de 2015. Viernes.
Punta de la Centella.
Municipio: Icod de los Vinos.
De 16.30 a 18.30h. De 160 a 25 a 160m.
Distancia: 2,8km. Duración: 2h.
Recorrido corto por una punta de material volcánico irregular y agreste con charcas y pequeñas bahías en la costa de Icod
Siguiendo las indicaciones del joven con el que estuve hablando en el Charco del Viento (excursión 223) encuentro la entrada perfectamente. En Icod y después de pasar el hospital (Buen Paso) justo antes de un cartel grande que dice “Tubos” está la entrada (Camino La Punta), es estrecha. El día está fresco y el cielo cubierto. Aparco el coche dónde encuentro un hueco, no es fácil, no lejos de la punta de la Centella. Bajo por la calle que debe ser el resto de una colada volcánica, a mi derecha hay un extenso valle alargado donde se cultivan plátanos y frutales. En menos de cinco minutos (300 metros) llego al final de la calle. Donde veo que hay un hermoso aparcamiento para ocho o diez coches y de donde salen dos caminos, uno hacia la punta y otro hacia la derecha a un paseo que bordea el mar por el que hay gente caminando. Al lado del aparcamiento hay una gran casa de construcción muy reciente.
El sendero empieza a la derecha de esta casa y es muy estrecho. Pasa por debajo de un pequeño roque. Y tiene sitios muy expuestos por los que voy muy despacio. De hecho, hay un cono señalando un lugar dónde se ha desplomado parte del sendero. El viento que viene de la izquierda (el oeste) viene muy recio y fuerte. Llego a una planicie ligeramente inclinada hacia el mar y veo a la izquierda un roque negro alargado y redondeado, como si fuese de goma fundida que se ha solidificado. De la planicie surgen varios senderos que van hacia la izquierda o hacia la derecha. Hay dos caletas, una muy cerrada a la izquierda (La Mareta) que parece la parte inferior de un anfiteatro. La de la derecha está más abierta. También hay dos roques, más alto el de la izquierda. El camino hacia el roque de la derecha es muy accidentado y pasa por debajo de pequeños riscos negros que amenazan desplomarse. Es un entorno muy agresivo, todo son aristas, picos, caídas.
Estoy en una posición que puedo ver hacia ambos lados de la costa. Hacia la izquierda (el oeste), la costa hasta San Marcos es un acantilado sin playa. Hacia el oeste se ve una costa sin playas hasta San Marcos. En esa ladera se ven restos de un gran derrumbe reciente, abajo, en el mar veo restos de piedras y en la pared destaca una zona de un tono de beis mucho más claro. Estos roques son muy agrestes. Hacia la derecha (el este) se adivina en lejanía unas manchas blancas en la costa, son Mesa del Mar y el Prix, en Tacoronte. Por el risco por el que me muevo si me desplazo hacia el este llueve fino y al otro lado no. Abajo el mar bate fuerte.
Decido investigar el saliente (la punta) de más a la izquierda. Hay que negociar entre rocas inclinadas para llegar al saliente. Hay un pequeño sendero a la izquierda de una formación muy curiosa de lava negra almohadillada, de perfiles muy suaves que tiene un gran agujero en el centro, sólo el viento fuerte me impide quedarme mucho rato. Después avanzo por el sendero algo inclinado y llego hasta la punta final. Hay sus buenos 40 metros hasta el mar abajo que bulle y espumea. (40 metros es la altura de un edificio de 9 plantas). Toda la costa bulle de espuma. Hacia la derecha la costa es también acantilada pero no tan alta como la de la izquierda. Por debajo, a mi derecha, hay una preciosa charca rodeada de rocas (La Mareta). Regreso emocionado y algo asustado a la planicie inclinada.
Todo este lugar es impresionante, aunque el tiempo atmosférico no hace que sea el mejor día para disfrutarlo. No como el que me hizo, que fue estupendo, cuando visité la Charca del Viento en La Guancha. Es un lugar con muchas zonas muy distintivas y todas muy complicadas, merecería la pena una segunda o tercera visita para poder visitarlos todos sus rincones. Decido volver. Hoy no estoy preparado para tanto. Al volver veo a un joven con capucha paseando a su lebrel. Empieza a llover fino, menos mal que me he traído el paraguas. Con lluvia este lugar es todavía más peligroso. Más tarde escampa. Después de pasar el sitio de sendero desplomado y llegar a la casa reciente me subo, a la derecha, a una elevación (84m), tiene una pendiente suave. El mismo tipo de vegetación, de plantas bajas con flores, que fotografié en el Charco del Viento. está secándose, sin flores. Vuelvo a la casa y al llegar me sorprende un olor muy agradable e intenso a tierra mojada. En la subida por la pista (Camino la Punta) me entretengo en tomar fotos de las plataneras. Más arriba y de dentro de una casa sale y me llega un maravilloso olor a café con leche de merienda. Hablo con un hombre muy amable que me informa de que aquello se llama Punta de la Centella y que algunas personas lo llaman Santa Ella.
En resumen, es una zona muy agreste con pasos complicados bajo formaciones volcánicas muy anárquicas. Casi toda elevada sobre el mar y bajar parece muy complicado. Parece que por aquí sólo vienen los pescadores. Ha sido una sorpresa muy agradable encontrar este lugar, lo considero un gran éxito de excursión. Me doy cuenta de que ha sido un éxito porque al volver, en el coche, la música me suena maravillosa, casi cualquier música me emociona. Siento una gran euforia. Me invento palabras. Tengo que volver otro día.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Punta de la Centella