• Excursión 97. 9 Enero de 2014. Jueves.
Lomo Román. Playa el Ancón.
Municipios: Santa Úrsula. La Orotava.
ENP: Paisaje Protegido Costa Acentejo.
De 18 a 19h. De 250 a 10 a 250m.
Distancia: 2km. Duración: 1h.
Bajada hasta el mar y vuelta por un sendero entre cardones y vegetación crasa recorriendo un acantilado vertiginoso.
Mi objetivo hoy es bajar al mar desde el Lomo Román, pero por un recorrido diferente al del día anterior (excursión 96). La escalera por dónde empieza está en el extremo izquierdo del Lomo Román (calle Sancho Panza). Y lo más sencillo para llegar a la escalera es acceder por el túnel izquierdo desde el Hiperdino de Santa Úrsula. (A Lomo Román se puede acceder por dos túneles que cruzan la autopista). Echándome a la izquierda tras pasar el túnel no me cuesta mucho encontrar la escalera, el principio del camino. Antes de la escalera me quedo un momento en el fantástico mirador fantástico sobre el mar y el Puerto de la Cruz. La cantidad de cáscaras de pipas que hay en el suelo delatan que es un lugar popular. En la escalera ancha me encuentro con el típico cartel de “prohibido el paso, lugar peligroso, entra bajo su propia responsabilidad”. No es para tanto.
Después de un tramo largo de escaleras el camino es de lajas, en buen estado y con una sólida barandilla de madera. Tras un recorrido largo en que se desciende poco el sendero, de repente, hace un brusco giro a la derecha para bajar a la izquierda de un barranco vertical (Barranquillo El Jurado). El camino desciende fuertemente por escalones en la piedra y vistas hacia el barranquillo. Es un sendero incómodo, pero claro. Todos los riscos alrededor están lujuriosos de plantas y con las lluvias abundantes de la noche anterior todo está muy húmedo y fresco. En la parte inferior de la ladera por donde bajo puedo ver bien una playa (El Ancón) que no muy extensa. El día anterior en Lomo Román un jardinero me dijo que este camino recorría la ladera pero sin llegar al mar; así que cuando empiezo no sé hasta puedo llegar, estoy expectante e inseguro. Por otro lado, he salido bastante tarde y no sé hasta cuándo tendré luz. Cada trozo que recorro me parece un triunfo. Tras descender unos 70 metros de desnivel el sendero se echa a la izquierda y va bajando con menos pendiente. Y así, poco a poco, y después de pasar por una pequeña zona vallada (por los derrumbes) logro llegar hasta unas terrazas por encima de la playa del Ancón. Estas terrazas están rodeadas de un vallado alto y lo más característico son sus palos verticales dispuestos en hileras (deben ser soportes para viñedos), no me queda claro si todavía se cultiva aquí o no. Cuando un poco después les echo un vistazo desde más abajo veo como se remarcan por el verde de las plantas silvestres y ya me doy cuenta de que esto ya no se cultiva.
Después de pasar el vallado no me meto (a la derecha) por un camino que parece ir hacia la playa del Ancón. Y es que estoy un poco nervioso ahora porque la ladera es muy vertical por la izquierda y temo que hay derrumbes, así que paso ligero. El suelo está encharcado.
Llego a un saliente donde hay una gran casa que parece medio abandonada, aunque con carteles de vigilancia contratada. La casa, enorme, es de ventanas canarias de cuadraditos. Está rodeada de jardines asilvestrados. A la derecha del saliente está la playa del Ancón y a la izquierda la playa de Los Patos, ambas ya en La Orotava. Aquí tengo la suerte de ver un pequeño y débil arcoíris sobre la punta de la Quinta, dura un instante. Mirando desde el promontorio hacia el Puerto veo una carretera que sube, pienso que quizá pueda llegar en coche hasta ella. El mar bate a ritmo regular con una ola muy larga tanto en una playa como en la otra. Pero no es el mejor día para fotografiar, las nubes son muy grises y la luz muy escasa. Rodeando la parcela de la casa por la izquierda llego hasta el extremo del promontorio y veo que se puede bajar hasta el nivel del agua tanto por un lado como por el otro, no lo intento. El oleaje, visto de cerca, es impresionante. Hay rompientes con charcos justo debajo de mí. Desde luego que es un sitio para repetir.
Ya empieza a anochecer cuando inicio el camino de subida. Con 250 metros de desnivel me lo tomo con calma, sin pararme, pero subiendo despacio. En el camino hay una roca de tamaño respetable que ha debido caer rodando por la ladera, seguro que por efecto de las fuertes lluvias de la noche anterior. Estas laderas son inestables con lluvia y viento. Inseguro de la luz no me permito el lujo de parar. Cuando llego arriba ya es de noche y menos mal, porque hay muchos escalones que son difíciles de distinguir. Éxito completo, la pena es no poder hacer más fotos. Las luces del Puerto empiezan a encenderse y gana volumen el paisaje, puedo respirar el momento en que la tarde se convierte en noche. La oscuridad se va enfatizando a medida que hay más luces encendidas en el Puerto.
Música: Islas de Robinson: Psicodelia a Raudales.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Lomo Román a Playa el Ancón