• Excursión 1030. 28 Noviembre de 2019. Jueves.
(a) San Nicolás. El Sauzal.
(b) Risco Las Chozas. Pico Mariquita. La Laguna.
(a) San Nicolás. De 11.30 a 12h. De 327 a 397m. Distancia: 1,2km.
(b) Risco Las Chozas. De 14.18 a 17.57h. De 665 a 789 a 465 a 665m. Distancia: 10,1km.
Distancia: 11,2km.
Pequeño tramo por senderos medio perdidos en El Sauzal. Recorrido aventurero del risco de Las Chozas, risco que separa La Laguna de Santa Cruz. Después un pequeño tramo del canal Los Valles, un sendero que comunica Valle Tabares con El Bronco y visita al Pico Colorado
Antes de la cita con el traumatólogo para que evalúe las resonancias magnéticas que me han hecho en las dos rodillas tengo un rato libre y decido explorar una conexión entre El Sauzal y San Nicolás. Dejo el coche en un pequeño aparcamiento cercano a la iglesia de S. Pedro y tomo hacia el camino de La Ladera (Camino Los Guanches) que es un sendero que enseguida abandona las casas y limitado por un vallado avanza llaneando por la ladera, pronto tomo por una bifurcación a la izquierda y empiezo a subir levemente. Las vistas todo el rato son estupendas hacia el mar y la costa del Sauzal (El Puertito) con su característico saliente. La mañana está maravillosa con un tiempo fantástico, procuro no ir deprisa, pero voy tan ansioso que apenas noto el desnivel. El sendero claro se empieza a llenar de plantas cerca del barranco y tengo que hacer el último tramo por un sendero muy fino algo expuesto y lleno de rabo de gato que oculta el firme. Por arriba vienen derrumbes de arena y no sé cómo este sendero es posible que no se haya caído también, pero lo sigo y llego muy cerca de la bocamina de la galería Aguas del Sauzal (excursión 1013). Fantástico. Lo he conseguido. Esta conexión me interesa para un recorrido largo que estoy planeando que va desde la puerta de mi casa hasta Candelaria pasando por Santa Úrsula y necesitaba esta conexión. Ahora ya sigo subiendo por la calle que termina aquí al lado del mirador fantástico con el banquito de piedra y abundantes restos perrunos. En la curva de la carretera del Sauzal ya me doy cuenta del esfuerzo físico que he hecho. Ahora bajo por la calle Sierva de Dios hacia el sitio donde he dejado el coche. Y me alucino de todo lo que tengo que bajar, y es que, de la subida, del ascenso, no me he dado cuenta. Voy un poco justo de tiempo ya para el traumatólogo. Para allá que voy. En la clínica Tara todo se confabula para que llegue diez minutos tarde a la cita, pero cuando entro ya el traumatólogo está mirando mis resonancias. Me dice que tengo el menisco interior de la pierna derecha roto (no se me ocurre preguntarle si es vieja o nueva esa fractura) y que tengo algo desgastada la parte exterior de la rótula izquierda. Le escucho atentamente. Me dice que no me tengo que preocupar que con un par de semanas de reposo y cuidarme en las bajadas la cosa no irá a más. Y que fortalezca el cuádriceps. Gracias. En todo caso lo que tengo hoy programado no tiene mucho desnivel y decido seguir con mi plan.
Se trata de recorrer las crestas del risco de Las Chozas, risco con varios picos que va de La Cancelilla hasta el pico Mariquita sobre el valle de Tabares cerca del CIM. Es una excursión que he estado deseando hacer durante años, que ya intenté cuando no sabía que era posible y que después me enteré por MPC que se podía hacer y tengo una descripción del recorrido. Hace poco también la retrasé porque hubo un incendio en Jardina y se quemó una gran cantidad de yerba seca. Hoy ya no tengo más escusas, y a pesar de lo de las rodillas lo voy a hacer. En coche voy hasta el barrio del Bronco y sigo por la calle lateral que recorre la ladera hasta casi el final donde encuentro un espacio amplio y libre para dejar el coche. La mañana sigue fantástica, despejada, buena temperatura. La vista de la vega lagunera es tan amplia, el tráfico es intenso en la carretera que atraviesa por la parte más llana la vega hacia Las Mercedes. Decido comer aquí antes de empezar, al lado del número 90 de la calle. De pie y mirando la vega y el movimiento casi imperceptible, en la distancia, de los coches. Qué día tan bueno. Todavía quedan muchas parcelas sin construir y forman un patchwork de distintas tonalidades. Todo pinta muy bien, pero yo estoy terriblemente inseguro de que pueda lograrlo. Lo que intento hacer ¡lo he estado visualizando tantas veces! he pensado tanto en ello, incluso que me hacía falta alguien para hacerlo, alguien que me acompañase, pero aquí estoy hoy de nuevo y solo.
Empiezo la marcha (14.18h). Tras las últimas casas la pista de tierra pasa un bosquecillo con laureles, pinos y eucaliptus. Después va por terreno abierto y yo me echo hacia la derecha en una bifurcación y compruebo que ya está abandonado el recinto pequeño donde tenían cabras y unos temibles perros bardinos (excursiones 65 y 66). El sendero va por el lado interno del barranco de Las Chozas por un terreno con plantas muy pequeñas, terreno muy esquilmado por las cabras y los caballos que solían pastar aquí. Enfrente tengo todo el risco de Las Chozas, con sus cuatro picos, larguísimo, y me parece algo imposible, se ve tan afilado, con dos grandes degolladas y algunos otros gaps en la línea de la cresta. Voy asustado y muy ilusionado de poder atacarlo por fin. Llego a la cabecera del barranco de Las Chozas y la rodeo por un sendero estrecho bastante llano, entre hinojos, hacia el principio del risco de Las Chozas. Hay que subir algo al final en la degollada y al lado de la cancelilla (abierta, 15h) subo por la cresta rocosa, voy a ir por la arista de la montaña, es lo más sencillo. No hay sendero concreto, sólo alguna trazada antigua, básicamente se trata de trepar por las rocas, tras unos sesenta metros de desnivel superado llego a lo alto del primer pico (La Cancelilla, 779m) con vistas amplias hacia Santa Cruz y hacia la vega lagunera.
Es un mirador magnífico, y se puede uno sentar, aunque yo no lo hago hoy, para contemplar el paisaje en una especie de banquito en la roca. Estoy más que ansioso por empezar. La cresta ahora es muy afilada y de grandes piedras. Voy por la parte izquierda del filo ayudándome de las manos para ir bajando entre las piedras para llegar a una degollada (hasta aquí llegué en intentos anteriores –excursiones 69 y 70-). Tengo que ir no por la propia cresta sino descender unos metros hasta llegar a la altitud de la degollada. Se trata de ir despacio eligiendo bien los apoyos y lo hago, hay mucho incienso que no cierra el camino. Supero la degollada y accedo a la siguiente elevación, no subo a lo alto sino que sigo por la ladera sin cambiar mucho de altitud. La cosa va bien. Por aquí sí parece haber un sendero, me gusta reconocerlo. No hace nada de viento, no tengo que luchar con los elementos. Rodeo el segundo pico sin subir al punto más elevado, y después sí que llego a lo alto de la cresta y sigo por ella. La línea de los picos hace una curva hacia adentro, hacia la izquierda, y ahora, durante un rato, no veo el extremo, el pico Mariquita. Las vistas sobre la vega lagunera se extienden hasta la pista del aeropuerto y llegan hasta el pico del Teide. El paso por la cresta es de lo más aventurero hasta llegar por encima de unos eucaliptus que hay en la ladera izquierda un poco más abajo.
Voy algo nervioso, sin saber si me llevará mucho o poco tiempo. Hay un hueco grande en la línea de cresta que, decidido, salto. La vista hacia la derecha, hacia el embalse de Tabares es magnífica. Después sigo por la ladera sin subir a lo alto al pasar el tercer pico. Todo el rato o se va por la derecha o por arriba, la caída por el lado izquierdo es casi vertical. Y ahora llego a una larga bajada a donde veo signos de coto de caza. Es una bajada por rocas con pequeños saltos formando arcos, de formas preciosas, y todo el rato con la sensación de gran caída. El recorrido ahora es muy cómodo con muy poco desnivel. A la izquierda diviso una pista que viene de Valle Jiménez y el Toscal. Sigo sin sendero claro, pero por terreno muy llano hasta un balcón natural hacia el embalse. Antes de llegar a la subida al pico de Mariquita (el cuarto pico) me llegan voces y chillidos del centro de internamiento de menores de Tabares (CIM). Descubro que hay un sendero claro para subir al Mariquita. Subo lo más pegado que puedo a la derecha para evitar que me vean desde el Centro, temo que allí haya alguien vigilando y que traten de echarme. Poco a poco me voy tranquilizando, la sensación de estar vigilado se une a los nervios que han dado durante toda la travesía, y sólo se disuelven cuando llego a lo alto del pico de Mariquita (15.38h) y me siento para contemplar la vista del valle de Tabares con sus casitas al lado del cauce, la montaña de la Gallardina, enfrente, y en la salida del valle las casas del barrio del Bronco. Por fin estoy en el pico Mariquita, me acuerdo perfectamente de la persona que me nombró este pico por primera vez, fue al rodear la montaña de la Gallardina en un día de mucho viento (excursión 62). Es un pico muy característico que cambia mucho de forma según el punto de vista desde el que lo mires, puedo ser casi un cilindro o sólo una pequeña peta en una línea de crestas. Y ahora estoy aquí en un día sin viento, despejado ¡qué más se puede pedir!
Por aquí parece que solo vienen cazadores. Y sólo he tardado 38 minutos en la travesía. Estando aquí pienso en la posibilidad de subir al risco desde Valle Jiménez. Vale (lo haré en la excursión 1052). Este pico tiene una subida suave por donde he accedido, por el otro lado, sin embargo, es muy vertical, tendría que bajar por donde he subido, prefiero rodearlo hacia la izquierda para comprobar si existe sendero hacia el CIM, no lo hay, pero se puede bajar. Con muchas dificultades y usando las manos para sujetarme en las piedras voy bajando la pared entre pencas y piteras. De lo más emocionante. Y largo. Logro bajar hasta un terreno menos vertical y llego a una pista que eventualmente llega al CIM. Intento atajar e ir directo, pero no puedo, por debajo la ladera está impenetrable de vegetación. Tengo que bajar por la pista. Tiene largos tramos por donde veo un par de casas aisladas, también un pequeño vallado con un grupo de perros que me ladran desde mucho antes. La pista describe una curva cerrada a la izquierda y después encara el valle de Tabares. Bajo aprensivo por saber lo que me puedo encontrar, y es que hay mucha vigilancia. Al final de la pista me topo con un inmenso portón, cerrado. Así que estoy dentro de algo, no fuera. Rodeo la verja por la derecha a ver a donde me lleva y ¡voila! encuentro un agujero grande en la valla y puedo salir. Un senderillo baja hasta un talud que bajo como puedo y llego a la carretera asfaltada delante de la garita de vigilancia del CIM, afortunadamente no hay nadie y no tengo que dar ninguna explicación.
Ahora me siento absolutamente eufórico y subo los brazos gritando y saltando como si fuese Rocky. Esto se merece música y me la pongo. La bajada por la carretera asfaltada al interior del valle es un momento fantástico. Lo he conseguido, tantos años pensando en esta excursión y en el paso al lado del Centro de Menores. Ahora que lo he hecho veo que era mucho más fácil de lo que pensaba. Quizás en aquella época que lo intenté por primera vez estaba fuera de mis posibilidades, pero ahora, con la experiencia acumulada, es poca cosa. Qué bueno. Cerca de la carretera que discurre por el fondo del valle encuentro a la derecha un canal (Los Valles, el nombre lo sabré bastante después). Me meto de cabeza. El sendero al lado del canal es ancho y cómodo. Sólo tengo que saltar una pequeña valla antes de cruzar una zona de cultivos. Este canal va por una ladera de vegetación típica de la zona. Pero el sendero no se cierra en ningún momento y voy a una cierta altura sobre el nivel de la carretera y de las casas cercanas al cauce. Este valle es estrecho y encajonado y la carretera que lo atraviesa no tiene salida por arriba. El canal, la atarjea, está cubierto, tapado por losas irregulares, no camino sobre las losas, sino que voy por la izquierda, por tierra. Y desde luego que el recorrido es mucho más largo que por la carretera, aunque mucho mejor. Llego a la presa, que ahora ya no se puede cruzar por lo alto, han puesto una puerta. La rodeo por la derecha por una pista y después por un sendero bajo hasta cerca del agua (el nivel del agua es muy bajo) y atravieso la zona de cienos secos y barro y por una veredita llego al otro lado donde hay hermosos eucaliptus, gruesos y con ramas preciosas, también alguno talado y caído. Encuentro un sendero en medio de la vegetación muy densa que me va llevando hacia el embalse, hasta una casa aislada con huerta y jardín. Supero la pared de la presa, que también tiene puerta por este lado. A partir de la casa el camino es fácil.
En la carretera empiezo a subir por una cuesta de mucha pendiente hasta que termina casi. Previamente he preguntado a unas personas y me han indicado por donde hay que seguir y es que hay muchas calles laterales que no tienen continuación. Al lado de una casa encuentro el sendero, el camino, que sube hacia el Bronco, el barrio en lo alto del valle., por donde empecé hoy. El sendero está claro, y es algo resbaladizo. Desde arriba perros que guardan cabras me ladran, el sendero con mucha pendiente me va llevando hasta una zona llana asfaltada y sigo subiendo. Por aquí vuelve a haber casas aisladas. Me sorprende ver un grupo de vacas grandes de piel marrón lisa, están tumbadas rumiando y me miran con ojos tranquilos. Con cabras entre ellas. Unas personas se van en coche y se despiden. Subo todavía un rato más hasta llegar a la degollada, al sitio con vistas hacia la vega lagunera. Por aquí hay otra elevación: el Pico Colorado, al que quiero subir. Sigo por la carretera hacia el coche buscando por donde subir. Le pregunto a un hombre en una casa y me manda hacia atrás. Le hago caso y retrocedo hasta casi la degollada, pero antes me meto por una calle a la izquierda donde hay una iglesia y más casas pequeñas. Llego hasta el final y aquí dos niños que juegan alternándose para montar en bicicleta me dicen que por aquí no es que es por el otro lado, que hay un camino ancho que sube. Vale. Vuelvo a la degollada y sigo por la calle con vistas continuas a la vega hasta que llego al sitio donde dejé el coche (al lado del número 90 de la calle) y es desde aquí que empieza ese camino ancho, hay que tener mucha imaginación para ver un camino, en realidad, es simplemente que la ladera es suave y se puede subir. Pero más arriba efectivamente sí hay un sendero entre la yerba densa que sube. Paso una cueva en la piedra y llego a lo alto de la montaña, que es muy llana y cubierta de plantas secas. Me echo a la derecha y me encaramo en el Pico Colorado (692m) que realmente es de piedra roja. Después sigo toda la línea de la montaña muy llana hasta ver la entrada a una finca (Finca Palomo). Vuelvo y me echo hacia el borde del barranco de Chozas y puedo, otra vez, y ahora con conocimiento de causa ver bien la línea de crestas desde La Cancelilla hasta el Pico Mariquita. Y desde aquí veo bien clarito el hueco en la línea, el sitio por donde salté, parece tan grande desde aquí. Es evidente que lo hice, pero desde aquí parece imposible, debe ser un efecto óptico. Ya se está haciendo de noche y con un ligero viento fresco y ya puesto el sol bajo por la yerba hasta el coche.
---------
Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
drive.google.com/file/d/1x23paYX-acMVaoWRshRMzBXT-2y_8E3J/view?usp=sharing
Risco Las Chozas