• Excursión 872. 22 Noviembre de 2018. Jueves.
Vera de Erques. El Almácigo.
Municipio: Guía de Isora.
De 12.18 a 16h. De 840 a 1060 a 840m.
Distancia: 4,1km. Duración: 3h 42m.
Desde Vera de Erques subo por viejos senderos muy perdidos hasta una gran era muy oculta por la vegetación. Desecho seguir subiendo y me desplazo con muchas dificultades hasta el borde del gran barranco de Erques después de pasar un pequeño caserío (El Almácigo). Regreso campo a través hasta Vera de Erques
De nuevo y por las mismas razones que en la excursión del jueves de la semana anterior me encuentro yendo hacia Guía por el mal tiempo generalizado en la isla menos en esa parte. La semana pasada también estuve en Guía. Voy hasta El Tanque y encuentro donde dejar el coche (trasera de la plaza del Santísimo Cristo del Calvario), enfrente de un hogar social y centro comunitario. Me ha llevado un poco menos de una hora en el trayecto desde mi casa hasta El Tanque (9.10 a 10h). Unas personas que están leyendo y escribiendo en el centro comunitario me miran con curiosidad cuando salgo del coche. El tiempo está fresco y muy nublado. Seguimos con muy mal tiempo en el norte. Bajo hasta la carretera a esperar a la 460 que no tarda mucho en llegar (10.17h). Sin incidentes pero con mucho tráfico en la bajada a Santiago del Teide me bajo en Guía de Isora en la estación de guaguas (11.15h). En Guía afortunadamente sí hace buen tiempo. Aquí da gusto ponerse al sol, sol que calienta deliciosamente, sin embargo, a la sombra corre un frío desagradable. Llamo a un taxi (11.20h), taxi no viene (11.30h), paso del taxi. Decido esperar a la 490 que sube a Vera de Erques, sale en media hora, es poca espera. En la guagua vienen dos hombres además del conductor, los tres son conductores de Titsa y se pasan toda la subida hablando de sus movidas en las guaguas. Es una conversación demasiado especializada.
Al llegar a Vera de Erques (12.18h), el conductor no cede a la tentación, los otros dos le pidan que se tome un café con ellos. Aquí arriba (852m) está un poco nublado. Mi objetivo hoy es subir por un sendero y cruzar el barranco de Erques, sobre los 1500m, por el mismo sitio que en la excursión 828 y por otro sendero cerca del borde del barranco de Erques bajar hasta la Casa de Máquina (excursión 869) y después cruzar el barranco para completar un circuito. Bajo por la calle que pasa por delante del bar de Juan Luis y empiezo a subir por la calle La Tuna. Tiene bastante desnivel y tras unos cinco minutos termina el asfalto y empieza un sendero pedregoso. De entrada es claro pero a medida que voy subiendo lo voy perdiendo y al llegar a los 980m lo pierdo del todo. Es una zona rocosa con muchas plantas, sobre todo escobones. Me cuesta un buen rato dar con el sendero, gracias a que veo unos hitos. El problema es que el sendero tuerce a la izquierda, llanea un poco y después sube al lado de una pequeña cresta rocosa, es sólo una cresta de medio metro por donde no se ve ningún sendero, pero intuitivamente comprendo que la propia cresta es la señal del sendero. Paso algunos pinos pequeños y puedo seguir subiendo. Me siento inseguro y eso que no hecho sino empezar. Pero me vuelvo a sentir seguro cuando alcanzo un sendero que viene en perpendicular a por dónde he subido. En medio de este monte sin ocupación humana encontrar esta senda pequeña es como encontrar una autopista en una ciudad, resplandece, sobresale. Y, además, concuerda con lo que estoy viendo en el mapa. Ahora lo sigo hacia la derecha y después empieza a subir y se vuelve a tornar poco claro, pero ya me doy cuenta, de que ahora se trata de bajar hasta un pequeño barranco, cruzarlo y seguir por el otro lado. Con los prismáticos logro identificar en la ladera de enfrente el sendero. Así que más o menos a bulto inicio el descenso hacia el cauce, bajando lo menos vertical que puedo. Llego al cauce, lo cruzo y ya al otro lado vuelvo a encontrar el sendero gracias a unos hitos.
Remonto entre vegetación densa en la ladera, y paso al lado de dos grandes escobones que me van a servir de referencia. Ahora bajo por la ladera siguiendo aproximadamente la traza del sendero y llego a una planicie con algunos pinos de tamaño mediano. Alrededor hay lomas redondeadas y pequeños barranco. Si la cosa va a seguir así creo que hoy no voy a lograr hacer lo que pensaba. Ahora tengo que localizar una era que marca el sitio por donde tengo que torcer y empezar a subir. Doy varias vueltas, bajo, subo, hasta que por fin, casi por casualidad, la veo, es enorme (23m Ø), con cubierta de piedra, pero no tiene murito de demarcación (bueno, sí, pero sólo vestigios) y está muy tapada por jaguarzos y amagantes. Pero la encuentro. Es la era de Clemente (13.28h, 1020m). Me siento muy bien y reforzado. Pero aquí decido cambiar mis planes para hoy, y me fijo un nuevo objetivo, simplemente llegar a una casa que veo a lo lejos, y que debe estar cerca del borde del barranco, esta casa está marcada en el mapa como El Almácigo, otro caserío de una sola casa, como tantos otros aquí en Guía o en Adeje (Casas de Teresme, Pino Redondo…).
Empiezo a subir por entre los pequeños jaguarzos y me voy echando hacia la derecha, hacia un barranco pequeño, y guiado por hitos, lo cruzo, remonto una lomita y … me vuelvo a perder, ahora sólo puedo avanzar si desde un hito veo el siguiente, pero no hago caso a esto y voy demasiado abajo hasta el borde de otro barranco. Tengo que volver al último hito y al segundo intento ya localizo el siguiente hito. Vuelvo a bajar a otro cauce y al remontarlo veo un larguísimo y alto muro de piedras, es tan incongruente en medio de la nada. Lo cruzo y tras otro pequeño barranquillo llego a la casa, al Almácigo (14.01, 1050m). Es una casa de tres habitaciones con el techo medio hundido, y cubierta de tejas. Llego al interior subiéndome por los escombros de un muro caído cuidando de no pisar en las maderas, de los que asoman unos clavos temibles, están retorcidos pero con sus puntas intactas. Por aquí encuentro los restos de un horno de teja con piedras chamuscadas en su base, el horno es sólo una poceta en el terreno. Desde aquí tengo buenas vistas hacia Vera de Erques, la costa, el mar y la isla de La Gomera. Pero esta casa no está en el borde del barranco. Tengo que subir por la loma rocosa, por encima de la casa, unos cien metros, bajar hasta el cauce de un barranquillo (El Almácigo). En el cauce y atravesados hay muros que forman nateros, bajo por la pared hasta el muro inferior, muy grueso, lo uso de sendero, y llego hasta otro barranquillo (Las Cuevas el Almácigo).
El tramo último hasta el borde del barranco es material para pesadillas. El borde del barranco está muy cerca pero el recorrido me resulta un laberinto, y tratando siempre de no arriesgarme a caídas tengo que dar muchos rodeos por rocas evitando lo más denso de las plantas (escobones y malpicas), y además unas pocas trepadas hasta que, por fin, logro llegar al puro borde (14.24h, 1070m), donde hay unas vistas fantásticas del profundo barranco (Erques). Localizo la Casa de Máquinas (una caseta al otro lado en el extremo del sendero que cruza el barranco), y distingo bien el cauce gris en el fondo del barranco. Lo puedo seguir con la vista hacia abajo y rehacer, mentalmente, parte de la excursión que hice la semana anterior recorriéndolo desde el pueblo de Tijoco. Me quedo a comer aquí. Corre hay una ligera brisa y como tranquilo sentado. Estoy algo apalizado por el último esfuerzo más mental que físico para llegar al borde. Sólo cuando me estoy tomando el bizcocho de frutos secos (dátiles, arándanos y nueces pacanas, con mermelada de naranja) empiezo a reponerme de mi cansancio. Unos cernícalos sobrevuelan en lo alto del centro del barranco. Qué sitio más fantástico para comer, un balcón natural.
Ahíto de vistas empiezo el regreso, que es complicado, buscando como bajar del roquedal y por una cresta voy negociando mi descenso muy lentamente hasta que llego al muro del natero. Paso el muro, vuelvo a la casa, El Almácigo. La paso por encima y atravieso el muro por un hueco. Cruzo los dos barranquillos, ahora muy fácilmente y llego a la era de Clemente. Aquí decido bajar campo a través hacia Vera de Erques, es una loma de pendiente suave con muchas rocas y piedras y no demasiada cubierta vegetal. La cosa creo que es fácil porque tengo a la vista las casas del pueblo. En el camino me acompaña el sonido metálico y tintineante de las esquilas de las cabras, un gran rebaño se mueve hacia arriba, el pastor me dice que no me acerque al borde, ahí está su recinto, el de las cabras. Ya lo conozco de otras veces. Gracias. Sigo hasta el recinto y sólo hay paso, por un único sitio, varios perros grandes ladran furiosos dentro, bajo muy deprisa al lado de un talud y llego a la pista de cemento y por la calle en curva hasta Vera de Erques (16h).
Llamo a un taxi mientras hago mis estiramientos en la placita, donde está la parada final de la línea de guaguas y enfrente del colegio. El taxista es de los de pocas palabras y rapidito me lleva hasta Guía (16.26h, 10.5€) a la plaza donde está la casa de cultura. En una pared veo un gran poster con actividades para senderistas, una por cada mes del año. Tengo una ambivalencia brutal sobre el tema, me resulta totalmente aborrecible imaginarme entre un grupo de personas por la montaña, y sin embargo, me parece un pasatiempo fantástico ir en grupo charlando de esto y lo otro en medio de la naturaleza. Me alejo del poster, no quiero que se me crucen los cables. Es una atracción-repulsión peligrosa. Me salva la 460 (16.55h). El conductor es rápido y algo agresivo, sobre todo en la subida desde Tamaimo hacia Santiago, se pone muy pegado a los coches (de los turistas), logra que se aparten y cuando lo hacen les pita, mitad “gracias”, mitad “quítate de en medio”. En El Tanque está lloviendo cuando me bajo (17.22h). Y empieza a caer un verdadero chaparrón en cuanto estoy subido al coche. La lluvia es muy intensa. Al entrar en la carretera de circunvalación el limpiaparabrisas no da abasto para quitar el agua que golpea con violencia contra la ventana delantera. Me encanta el contraste de calma repentina (al entrar a los túneles) y lluvia furiosa y ruidosa (al salir de ellos). Y esto se repite y se repite a lo largo de toda la circunvalación que tiene innumerables túneles. Me resulta estimulante y excitante. En la carretera general del Norte sigue lloviendo con mucha fuerza. No para. En la autopista, en Los Realejos, puedo ir un poco más deprisa. Ya está muy oscurecido el día. Hay poco tráfico, pero procuro ir deprisa, para quitarme pronto de en medio. En algunos tramos de la autopista el coche se desliza sobre grandes charcos, ligero acuaplanin, pero yo ni freno ni aflojo, es tan emocionante. Voy en vilo. Sólo empieza a bajar la intensidad de la lluvia cuando estoy llegando a Tacoronte. A veces, las cosas más excitantes ocurren al terminar la excursión.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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