• Excursión 1560. 4 Marzo de 2024. Lunes
El Porís. Barranco Tajo
Municipio: Arico
De 15.12 a 18.47. De 40 a 20 a 200 a 30 a 75 a 40m.
Distancia: 8,7k. Duración: 3h 35m.
Comienzo recorriendo un viejo camino real entre El Porís y la fuente del Tajo, con agua. Después bajada por el cauce del barranco del Tajo por un cauce ancho de cayados oculto por plantas y un final por un desfiladero de terreno basáltico con el descenso emocionante de muchos pequeños saltos hechos por las piedras atoradas en el cauce estrecho. Final campo a través evitando una plantación de plátanos y dos viejos tramos de caminos
Después del encontronazo del lunes pasado (vómitos y no pude hacer excursión) decido, también en Arico, hacer algo más sencillo: desde El Porís subir hasta Arico el Nuevo y después seguir por el viejo camino real. De Santa Cruz salgo en la 111. De camino veo las olas encrespadas y blancas en el mar. Dentro de la guagua y protegido me cuesta trabajo entender que eso significa que me va a hacer mucho viento. En todas las paradas se baja y sube gente. Me bajo en El Porís. Sin cruzar la autopista camino por el arcén, siempre una experiencia muy intensa, en dirección a Arona y encuentro que hay un sendero a la derecha de la barrera metálica. Lo sigo, es muy polvoriento y va elevado sobre un talud de rocas y tierra. No es un buen comienzo. El sendero es estrecho y bien marcado y en unos 200 metros baja claro, para mi alivio de no tener que bajar por el talud, a una carretera (TF-627 a Villa de Arico). Por ella y hacia la derecha empiezo a subir. Hace viento, pero es soportable. Ya veremos más adelante.
Con un sol fuerte y con un viento suave por una gran hoya subo por la carretera a la derecha de un barranco amplio y llano donde se cultivó. Pasado un puente (Los Caballos) empiezo, a la derecha, el sendero que sube hacia Arico el Nuevo (que curiosamente tiene las casas más antiguas de los tres Aricos: la Villa de Arico, Arico el Viejo y Arico el Nuevo). El sendero va sobre piroclastos, jables, rocas y en constante ascenso. Cruzo la carretera de antes dos veces y me arrimo a los aerogeneradores que baten sus aspas muy deprisa haciendo un ruido cortante y grave, uno traquetea. El sendero tiene un firme interesante, entretenido, a veces es un surco de jable, el sendero va a la izquierda de un barranco (Tajo) amplio de paredes altas (unos 30 metros) y en ese barranco veo muchos muros viejos de terrazas. Por aquí el viento me azota más por rachas. Pasada una casa donde están trabajando (Casa el Guano) me despisto en una bifurcación (no la veo) y sigo recto en vez de echarme a la derecha (más tarde me daré cuenta). No importa. Eso me va a permitir un poco más arriba ver otra vieja casa (Casa de la Luz) que está en ruinas y tiene varias extrañas construcciones. Una es un gran depósito de agua que una vez estuvo cubierto y que ahora sólo tiene los maderos y los hierros herrumbrientos que soportaban su cubierta. La casa tiene varias habitaciones. Se puede entrar. Y al lado tiene un muro circular que contiene un cilindro de piedra de tosca. No sé para que podría servir. A no ser para estar resguardado del viento. Regreso al camino. Desde aquí tengo una vista de una pared saliente del barranco, una verdadera proa de barco, afilada, alta, la parte más espectacular de la ladera opuesta del barranco. Sigo adelante y me va llevando hacia abajo, hacia el cauce del barranco. No recuerdo haber pasado por aquí en la anterior ocasión que hice este recorrido (excursión 598). No me importa, el camino me lleva al cauce del barranco que tiene un aspecto muy seco. Me echo a la derecha cuando llego al cauce y unos cien metros más abajo me cuesta dar con el sendero correcto, sólo lo veo cuando he subido por la ladera de enfrente. Hay que echarse a la izquierda de una enorme piedra (del tamaño de una furgoneta) que tiene dos piedras encima y por ahí va el sendero. Después de la piedra el sendero cruza el cauce pequeño del barranco y va por una ladera, enseguida llega a una esquina y gira a la derecha por una zona de grandes tabaibas y muchas plantas más por un tramo de sendero apoyado sobre muro de sustentación y llega a una fuente (Fuente del Tajo), el agua sale de una galería (un naciente) en la pared. Lo más hermoso, además del agua, son los lavaderos, de piedras chasneras, del siglo XVIII, largos y en muy buen estado, aunque secos ahora. Por un canal el agua que sale del naciente es conducido hacia abajo.
Según he ido subiendo por el sendero desde el puente de Los Caballos he estado viendo con ojos nuevos el barranco y ahora que un senderillo parece llevar al cauce cambio mis planes y decido bajar por el barranco (Barranco de Tajo/Ballardo/Los Caballos). Efectivamente el sendero enseguida me lleva al cauce. A la izquierda no puedo seguir, a unos 40 metros hay un gran salto, prefiero seguir hacia la derecha. El cauce está muy cubierto de rabo de gato que ocultan grandes cayados redondeados. Tengo que bajar tentando y destrepando. Estoy pasando por debajo del saliente en forma de proa de barco. A la izquierda, un poco después, hay una pared de material piroclástico de color beis con incrustaciones de piedras del mismo material. Una pared vertical de una textura increíble, algo maravilloso. No es toda la pared, pero ocupa una gran superficie. Los barrancos canalizan no solo el agua sino también los materiales procedentes de las erupciones y hay una gran variedad de tipos de rocas, como veré más abajo. En la pared de la derecha, muy vertical, puedo ver el canal que lleva el agua de la fuente del naciente, tiene un tramo sobre arcos. Después de unos 800 metros de laboriosa travesía sobre cayados y rabo de gato en un tramo del barranco, de sección en forma de u coronada por paredes verticales, el sendero se angosta y entra en otra parte muy diferente. Es una zona basáltica con enormes piedras en el cauce que forman pequeños saltos y que tengo que destrepar con mucha paciencia, temiendo quedarme atrapado entre algunos de esos saltos. Las paredes por ambos lados son altas e imposibles. Me dejo llevar. Las piedras están muy suavizadas y retienen masas de arena y plantas. Tengo que usar los brazos tanto como las piernas. Voy un poco en vilo, es una parte muy emocionante. No veo señales de barranquistas (agarres, apliques, cuerdas). Las piedras basálticas van aumentando de tamaño y en un tramo son gigantescas, del tamaño de casas. Han formado un caos de piedras, un laberinto. Hacia la derecha hay una gran hendidura, oscura, no veo el fondo, me echo a la izquierda y después echarle un buen vistazo decido que no puedo bajar por ahí, es demasiado arriesgado. La ladera izquierda parece aquí algo más practicable que la derecha y cuando veo una piedra blanca de unos 20 cm colocada a mi altura sobre otra roca entiendo que es una señal dejada por alguna persona. Efectivamente, por ahí, puedo trepar unos diez o quince metros, salvar una barra natural y bajar, con bastante pendiente, hasta el cauce por debajo del laberinto de piedras. Una vez abajo no puedo de echarme a la derecha para ver como era la parte de abajo del laberinto. Y desde abajo no estoy tan seguro de que no se pueda bajar. Vale. De cualquier manera, aquí estoy.
En esta bajada he pasado muchas oquedades que en tiempo húmedo deben estar llenas de agua, tienes marcas blancas de las sucesivas evaporaciones. Y debajo de los saltos hay grandes agujeros con arena. No hace falta mucha imaginación para ver el efecto del agua, e incluso “ver” el agua bajando y formando pozas. Todavía me falta un rato de emoción, según bajo y de lejos veo que hay más secciones angostas, pero al encararlas ninguna supone ningún desafío. Cuando ya he pasado toda esta parte más complicada empiezo a oír voces. Son escaladores, tres escaladores, hablan en alguna lengua eslava. Apenas se dan cuenta de mi presencia. Sí, una mujer joven de ojos claros que muy ceremoniosamente me saluda con un ligero acento: “hola, buenas tardes, cómo está usted”. Me alegra verla y yo soy igual de ceremonioso en mi respuesta. Más abajo veo más escaladores. Los dejo en paz. Están muy concentrados en lo suyo.
Por último, me cruzo con una pareja (ella y él) de jóvenes delgados y sonrientes. Hay tanta alegría en su saludo. Me sube el ánimo. Sigo bajando ya por una sección mucho más fácil del barranco y paso, por la izquierda, un salto ancho, de forma semicircular y de unos dos metros de alto. Por aquí me cuesta ver a una mujer joven que está sentada y simplemente mirando. La saludo. Me saluda. Sigo. El último tramo antes del puente de los Caballos lo tengo que hacer campo a través por antiguas terrazas cubiertas de tabaibas. Aparcados veo no menos de cuatro coches.
Como ha sido una excursión corta de tiempo decido alargarla un poco yendo campo a través o por pistas hasta Las Eras. Unos 400 metros después del puente me echo a la izquierda por un camino ancho degradado que sube a una degollada. Aquí arriba bate con mucha fuerza el viento, es muy desagradable y entonces abandono la idea de ir a Las Eras y me concentro en ir a El Porís campo a través. Bajo de la degollada y con la vista de la carretera que va hacia El Porís (la TF-625) empiezo a caminar por terrenos muy áridos con tabaibas desperdigadas. Desafortunadamente una gran plantación de plataneras me cierra el paso franco y tengo que rodearlas por la izquierda dando un gran rodeo. Las plataneras tienen muy buen aspecto. La parte final es a través de un precioso tabaibal donde hay una antigua cantera (Pedrera de Paco Epifanio). Cruzo el cauce de un barranquillo (Los Eres del Puerto), subo por unas piedras sueltas y entonces encuentro un viejo camino con muro. Me encanta. Aquí está para la eternidad. Recorro un tramo recto, después me echo a la izquierda y camino un segundo tramo de viejo camino con muro. Me emociona. Termina en la base de una torre de electricidad. De ahí ya puedo subir a la carretera y por ella bajar hasta la autopista y la parada de guaguas que está al lado de una gasolinera.
Vuelvo pensando en lo bueno que es salir y poder, in situ, descubrir cosas nuevas. Para mí siempre es mejor algo nuevo que repetir algo que ha he hecho. Aunque también en esta excursión planeada quería investigar un tramo del canal del Estado cerca de Arico el Nuevo. Y el hecho de haber descubierto el barranco del Tajo/Ballardo/Los Caballos me ha llevado a investigar a fondo todos los barrancos de Arico, los barrancos entre la costa y la carretera general y he planeado excursiones para diez barrancos más: Las Revueltas, Narices, Boso, Paredón Blanco, Magua, Bonito, Bucio, Jurado, Icor y La Quinta.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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El Poris - Barranco Tajo