• Excursión 1358. 21 Diciembre de 2021. Martes.
El Jagre.
Municipio: La Matanza
ENP: Paisaje Protegido Costa Acentejo
De 15.24 a 18.45h. De 425 a 370 a 400 a 25 a 425m.
Distancia: 10,8km. Duración: 3h 21m
Recorrido circular. Desde las calles de La Matanza hasta la costa por El Jagre. Rodeo por el borde del acantilado y subida por un camino empedrado hasta Guía y de ahí retorno hasta la carretera general del Norte
Con un cambio radical de tiempo y ambiente navideño (Mi hija vino anoche para pasar una semana con nosotros) voy en coche hasta La Matanza y dejo el coche delante de un restaurante. Lo que quiero hacer hoy es recorrer la zona de El Jagre, la plataforma cerca de El Caletón con acantilados y mar siempre salvaje y fuerte. Pero antes quiero terminar de conocer la zona rural-urbana alrededor del acceso por un túnel (excursión 1210) a la vía de servicio que va paralela a la autopista. Por eso dejo el coche en la carretera general. Con una idea aproximada de la situación de la calle (Botello, más tarde recuerdo su nombre) por dónde se accedía desde abajo a la carretera general me echo a caminar hacia la izquierda (hacia La Orotava) y en menos de un minuto encuentro una calle a la derecha que baja (Camino Las Romanas). Hay algunas casas al principio pero enseguida un ambiente rural de viñedos. Me encanta cuando encuentro un canal (Canal del Norte) ancho y cómodo que cruza la calle. Lo tomo hacia la izquierda. Se nota que es un sitio de paso utilizado por los lugareños, está despejado de vegetación que crece muy frondosa por los lados. Cruzo una calle, y en la siguiente calle (Fuente Nueva) una puertecita cerrada impide el paso, pero un poco más abajo por un aparcamiento está abierto el paso y me puedo montar al canal de nuevo. Me gusta tanto haber descubierto este canal que ya he recorrido en otras ocasiones por el tramo que va al otro lado bajo la gran curva de la autopista. Estoy muy contento de empezar tan bien. Avanzo hasta otra calle, de peor aspecto, se podría seguir un poco más por una zona de viñedos, pero prefiero ahora explorar a donde va esta calle.
Bajo por ella. A la izquierda de la calle/pista hay una finquita desde donde me ladran varios perros que no veo. Los paso y bajo por una pista de tierra por terreno asilvestrado. Abundan los granadillos, se ponen tan hermosos cuando florecen con sus flores amarillas, son arbustos de unos dos metros de alto que ocupan un gran espacio. Esta zona es un antiguo terreno agrícola, abandonado hace décadas y donde la vegetación de porte bajo del bosque termófilo se ha recuperado bastante bien. La pista va bajando hacia la autopista y ya cerca me echo a la derecha y salto una cadena y por un sendero estrecho alcanzo el sendero (más ancho) que va paralelo a la autopista (entre el túnel y la calle Botello). Fantástico. Me echo a la derecha y a unos metros encuentro un sendero que sube y lo sigo, no exactamente recto me deja ir pasando por esta zona de vegetación muy verde, muy lustrosa, variada y me va llevando hacia arriba, paso delante de unas casas en ruinas y vuelvo a llegar a la pista por donde bajé antes (un poco por debajo de donde los perros). Vale. Vuelvo a bajar hasta el sendero ancho y ahora, simplemente por repasarlo, lo tomo a la izquierda y lo recorro (unos cinco minutos) hasta que, en una curva, empieza a subir hacia la calle Botello. Me doy la vuelta y regreso por el mismo sendero paralelo a la autopista. Paso el sitio por donde accedí antes y también el sendero que exploré y sigo y pronto me encuentro con una escalera con barandilla de madera. No está reflejado en el track de la excursión, pero subo un rato por este camino hasta que compruebo que es por donde está el aparcamiento y la puertecita (calle Fuente Nueva) y vuelvo a bajar y ahora sí ya abandono esta zona echándome a la derecha en el sendero y llegando enseguida al túnel por donde cruzo la autopista.
Dentro del túnel hay un silencio total, apenas llega un murmullo del tráfico intenso que pasa por encima. Es un túnel alto y anchito con zonas de musgo en el suelo. Qué humedad hay aquí. Cuando salgo me echo a la izquierda en la vía de servicio, la carretera que va paralela a la autopista. Tiene una acera con buen firme, mucha gente suele caminar por aquí. Unos cien metros y me desvío (a la derecha) por un viejo camino real (señalizado y con cartel informativo). El tiempo está maravilloso, el sol calienta y las plantas, tan verdes, están como hinchadas de agua, los bejeques están empezando a sacar sus pequeños penachos. El terreno es bastante escabroso, buen ejercicio para los tobillos. A la derecha se despliega todo un gran terreno de vegetación baja: tabaibas, vinagreras, bejeques, granadillos. El camino va limitado por un gran muro de piedra a la izquierda. Un hombre en pantalón corto se muestra muy entusiasta cuando le digo el buen día que hace hoy, y él dice “el solecito, como brilla todo”. Al llegar a la calle bajo y enseguida llego a un gran mirador sobre la costa, es hacia donde se pondrá el sol en un par de horas. Me meto, a la derecha, por la carretera que lleva al Caletón. Son tiras rectas con curvas fuertes de 180 grados. Descubro un gran almácigo en el lado izquierdo de la bajada. Además de las plantas típicas canarias de la zona han plantado acacias majoreras y laureles, así como palmeras canarias en un cierto intento decorativo de esta carretera que no tiene atajos. La vista hacia el Puerto de la Cruz es maravillosa, resalta el espolón del roque del Cagado, y al contra luz se hacen visibles como bruma blanca las nubes de spray que suben del mar agitado. Me empeño en hacer fotos buscando el mejor encuadre, cosa que no es fácil, los árboles y las plantas tapan las vistas hacia el Oeste.
En la cuarta curva a la izquierda me salgo de la carretera (en la quinta curva a la izquierda está la pista de acceso a Rojas). Quiero intentar atravesar hasta la vieja carretera fantasma y cegada. No debe ser mucha distancia, me digo. En otra ocasión no lo logré. Vamos a ver ahora. Voy por encima del borde de viejos y gruesos muros de sustentación de terrazas. Avanzo despacio, procurando no bajar ni subir demasiado. A veces hay sendero. Llego a un sitio donde el sendero parece bajar a otra terraza, pero entonces me acuerdo de que fue por ahí donde lo intenté y no lo logré así que no bajo sino que subo ligeramente y sigo avanzando hacia la izquierda, no se ve el sendero pero aquí está, sólo tengo que ir afinando y metiéndome entre las plantas para seguir, más bien subiendo que bajando, pero todo ligeramente. Tengo la referencia de unos postes con cables de la situación de la carretera cerrada, así que eso me da seguridad. Y… lo logro, logro llegar hasta la carretera (unos 150 metros de distancia, lo calculo más tarde con el mapa de OSM). Llego por una curva cerrada donde hay montones de colmenas. Ya estaba preparado y ahora en invierno apenas hay actividad apícola. De todas formas paso rápido y, después, en ligera bajada sigo por la vieja carretera. A este sitio se puede acceder desde una calle por arriba, aunque puede que los apicultores usen esta carretera desde abajo. La antigua carretera se ha cerrado muchísimo por las plantas y a veces es solo un pequeño pasillo. En la siguiente curva cerrada hay una vista despejada fantástica hacia el roque del Cagado y las nubes de spray marino. Otro tramo más y llego a la pista de acceso a El Jagre.
Tomo a la izquierda y pronto estoy pasando sobre la finca de las plataneras, donde jamás he visto a nadie trabajando, pero aquí están estupendas las piñas de plátanos colgando protegidas. Al final de la recta sigo rodeando los invernaderos y a la vista de una casa en ruinas a la izquierda me dirijo hacia ella, un cartel me avisa de que hay abejas trabajando y ahí están, sí, dentro de la casa en ruinas, pero apenas veo abejas. Paso y me enfrento ahora con una zona de terrazas y canales, pero no encuentro el sendero (si es que existe) para cruzarlo llaneando y a cambio me veo pronto bajando hacia la derecha por un pedregal tremendo, es como un río de piedras medio cubiertas de líquenes blancos por las que milagrosamente no me caigo. Me va llevando y vuelvo a la vera de los invernaderos. Bajo hasta un llano sin plantas donde está instalada una pequeña rulot, tiene unas placas solares desplegadas por delante, pero no veo a ninguno de sus ocupantes. Tiro para la izquierda rodeando el extremo de la plataforma. El sendero es claro y me va llevando por el borde del acantilado, no me acerco mucho porque, sé bien, que el borde es inestable, pero me fascina la casa que quisieron construir en un saliente al lado de un arco de roca. A continuación, me veo destrepando por la pared para investigar un sitio por donde bajar pero no lo encuentro y no me arriesgo en exceso. Esta plataforma tiene los mayores cardonales que he visto nunca, son grandes agrupaciones a donde se enroscan los cornicales y otras plantas buscando refugio y cuando mueren forman una masa gris de lo más triste, ocupando su terreno durante mucho tiempo. Este promontorio es de lo más salvaje.
El oleaje poderoso sobre los rompientes volcánicos me impresiona. El supuesto camino por abajo para ir hasta la casa del arco sólo se puede hacer con marea baja y hoy está más bien alta. Varias veces más me salgo del sendero para explorar una manera de bajar y varias veces medio me pierdo. Ya llega un momento por la hora del día que tengo que regresar. Tomo el sendero y llego al principio del camino con muchos escalones (Camino del Jagre) que sube hasta las casas de Guía. Lentamente subo por los escalones de piedra volcánica y voy viendo como el sol se pone más allá de la punta de Teno. Muy medida ha estado esta subida. Que es fuerte, de mucho desnivel.
Arriba me da la bienvenida un perro nervioso que me ladra y me ladra. Paso de este tonto. Aquí termina la excursión y aquí empieza otra que es regresar a mi coche. En constante subida paso las casas de ambiente tranquilo de Guía, atravieso la autopista por un túnel y subo por las calles de La Matanza hacia la carretera, todo el rato en subida moderada y cuando llego a la carretera resulta que he dado una vuelta tremenda. Se me hace muy largo y se me hace noche en mi vuelta. Al pasar al lado de una farmacia me acuerdo de que mi hija me ha pedido que le lleve una medicina, y cuando llamo para confirmar el nombre de la medicina de repente ya hay cinco coches y una cola enorme. Lo dejo para cuando llegue a Tacoronte. Completamente de noche y por la acera buena en la carretera llego a mi coche.
Este 21 de diciembre es un día señalado para mí, y para todas las personas que hacen senderismo. Es el día de menos luz del año. A partir de este día tendré un minuto más de luz cada día hasta el cambio de horario en que tendré de repente una hora más. Ya estoy en el buen camino.
---------
Pulsar en el siguiente enlace para descargar el track de la excursión
Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
drive.google.com/file/d/1fWEclxvyyveFrrgBpT_Yz-M9kka_6oaq/view?usp=share_link
El Jagre