• Excursión 62. 3 Septiembre de 2013. Martes.
Alrededores de La Gallardina.
Municipio: La Laguna.
De 19.10 a 20.40h. De 625 a 585 a 625m.
Distancia: 2,8km. Duración: 1h 30m.
Recorrido por la pista que va por la base de la ladera de la montaña La Gallardina donde en medio de un sitio desolado y con un viento extremo me encuentro con Livingston
Por el final de la calle camino Primavera en San Roque empiezo a caminar por la pista de tierra en dirección a La Gallardina, la montaña que tengo delante. Antes de empezar me detengo un rato y miro hacia La Laguna. La ciudad está envuelta en una fina neblina. Dos grúas giran en torno a las torres de la catedral. La punta del Teide está subrayada por una doble línea de montañas separadas por nubes finas como gasas.
En menos de un minuto paso de la vista amplia de la ciudad y el Teide a estar en una pista perdida y pedregosa en lo alto de un valle donde sólo se ven laderas cubiertas de plantas. Mi objetivo es dar la vuelta a la montaña de la Gallardina siguiendo la pista que descubrí en la excursión anterior. Hay viento fuerte, es muy desagradable, aunque no es frio. Me pregunto si el viento es algo característico de la zona. El día anterior ya lo sentí. En un recodo de la pista me ladran unos perros sueltos al lado de una casa sencilla y austera de una planta, la casa acorazada que ya vi en la excursión anterior.
Sorprendentemente compruebo que está habitada. Una mujer llama a los perros, la saludo y le digo que estoy dando una vuelta, muy bien, dice ella y se mete en la casa. Me resulta increíble vivir aquí, en un sitio tan solitario, tan expuesto. El viento se hace más fuerte. Enseguida termina la pista y empieza un sendero. Avanzo por la cresta de una montaña que desciende suavemente. Veo los restos de una casa de piedra, sólo quedan los muros coloreados de amarillo. Hay muchas rocas expuestas, son grandes, grises y redondeadas. El camino no es claro. Lo pierdo poco después. Al fondo los adosados y casa de la bajada hacia La Cuesta son invisibles para mí, yo sólo veo mis alrededores montunos y el viento fortísimo en el cuerpo y la cara.
Tuneras con los higos maduros y cardones son las plantas más grandes, también hay otras pequeñas que me arañan constantemente. Al empezar a dar la vuelta a la montaña veo una pequeña cadena montañosa de varios picos. No encuentro el camino, primero me paso hacia abajo y tengo que regresar, después voy en la dirección buena, pero me encuentro con una casa de tejas desordenadas y sueltas que tapona el camino. El viento no me deja pensar con claridad. A veces parece que me quiere tumbar. Voy loma arriba por otro camino poco claro y cuando ya desespero, a lo lejos veo a un perro y después a un hombre. Me acerco a ellos y le digo “Livingston supongo” y … él contesta: “¿Stanley?” El hombre, de mediana edad, está paseando el perro, viene de La Laguna. Es muy amable. Me informa de los caminos, de cómo seguir para dar la vuelta a la montaña, de lo que voy a encontrar. El viento es tan fuerte que tenemos que hablar muy alto. Continúa y me señala el pico Mariquita (el primero de la pequeña cadena montañosa), y también me señala un camino para subir a la Gallardina y me habla de caminos por Anaga. Pero para mí es demasiada información. Todavía no estoy preparado para asimilar tanto. Es sumamente agradable pero el viento es exagerado, nos azota. Él parece estar acostumbrado, pero yo no, así que me disculpo y enseguida inicio el regreso hacia La Laguna.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Alrededores de La Gallardina