• Excursión 890. 3 Enero de 2019. Jueves.
Los Cristianos. Veriles de Moreque. Guaza. Palm Mar.
Municipio: Arona
ENP: Monumento Natural de la Montaña de Guaza
De 11.30 a 16.05h. De 25 a 435 a 27m.
Distancia: 10,9km. Duración: 4h 35m.
La motivación para esta excursión es acceder a lo alto de la montaña de Guaza por otra ruta y recorrer el borde de la meseta para visitar las canteras que están alineadas por esa zona. A esta montaña le faltan todavía excursiones.
Llego a Santa Cruz bastante antes de que salga la guagua y me paso por el Corte Inglés para ver si tienen las Kamisetas negras que andaba buscando (M); y resulta que sí, me llevo el único par que queda y esto me da buena sensación para la excursión del día. Cuando vuelvo la guagua ya está aceptando viajeros y salimos (10.30h) hacia Los Cristianos, a dónde llegamos una hora después. Aquí hay nubes altas y no hace calor. Hoy voy a hacer una subida a Guaza por una ruta alternativa a la usual (excursiones 722 y 727), que empieza en la autopista, al lado de una gasolinera. Camino por la avenida de entrada a la ciudad (Juan Carlos I) en dirección hacia la autopista y me meto por la primera calle a la derecha (Pedregales). En esta calle no hay nada construido, y en grandes solares están trabajando palas, excavadoras y camiones en su avanzadilla de urbanización; los vados están recubiertos de cemento con un plástico por debajo, así los camiones no destrozan las aceras y después lo pueden quitar todo y dejarlas intactas. A pesar de que llevo mapa me resulta complicado entenderlo y cuando llego al final de la calle resulta que está cerrada, logro encuentrar un sendero que sube una lomita y viene a salir a una calle en curva con bastante tráfico (la TF-655). Podría seguir por ella hasta la gasolinera pero prefiero evitarla lo más que pueda, así que sigo un pequeño tramo por ella y tras la primera curva me echo a la derecha por un sendero que va a dar a una calle más tranquila (San Francisco).
Inmediatamente después de llegar me meto por detrás de una fila de adosados/chalets y sigo por un camino al lado de un canal/barranquillo. Este camino va por la base de las faldas de la montaña de Guaza, que se alza a mi derecha. Con ligera subida y después de unos cinco minutos llego de nuevo a la TF-655, aquí veo a dos mujeres que de repente tengo el pálpito de que van a donde yo. Efectivamente en cuanto llego a su altura me preguntan (en inglés) por la subida a la montaña. Les digo que yo voy a subir y que tengo un mapa, y que este camino es se usa muy poco, que la subida usual está por debajo, cerca del mar. No se deciden y me siguen a una cierta distancia. Por el arcén de la carretera paso una gasolinera (Cepsa) y sigo hasta que, antes de la curva con la siguiente gasolinera (Shell), en total unos cinco minutos largos por la carretera, localizo un sendero que sube por una loma. Cuando me detengo en el principio vuelven a aproximarse las dos mujeres, una tendrá unos 45 años y la otra unos 25, parecen madre e hija y son inglesas, pero con un acento peculiar. Les explico cómo será la subida y cuando me preguntan si será duro les digo que no lo creo. Se deciden a subir, a mí por un lado me agrada ser guía, pero por otro me cargan con una responsabilidad que no esperaba. Tampoco quiero inmiscuirme en su buen rollo, van todo el rato hablando, así que yo a paso ligero y empiezo la subida por el sendero claro y cada cierto tiempo miro hacia atrás para comprobar cómo van. Además, aprovecho las paradas para hacer fotos de las montañas de enfrente, cada vez con mejores perspectivas de todo el campo de volcanes de la zona.
Me gusta mucho el sendero de subida, recto primero y después en zigzag, y tiene un nombre de lo más sugerente: Veriles de Moreque. Un sendero claro y no muy transitado sobre rocas y con muritos bajos en algunos tramos con vistas progresivamente mejores. Ellas me siguen a una cierta distancia. Cuando llegamos arriba les digo que sigamos un poco más hasta el punto más elevado, ¿por qué? Me preguntan “si ya estamos en lo alto”, “por las vistas, son mejores”. Por un sendero estrecho que sale a la izquierda me siguen y llegamos a lo alto de la montaña de Guaza (13.01h, 440m). Desde este punto se ve el mar y la gran planicie de Rasca y su cono volcánico (excursión 741), también se ve la montaña Amarilla y la montaña Roja, ambas al borde del mar. La mayor, la única que habla conmigo, me dice que tenía razón en seguir subiendo hasta lo más alto. Bueno, parece que ya me han aceptado como guía. Cuando les señalo el pico del Teide que asoma al fondo me pide que repita el nombre, y es que no conocen el nombre del Teide, ni casi nada sobre Tenerife. Son escocesas y en la bajada me habla de los paisajes extensos y llanos de las tierras altas de Escocia. Yo la escucho y le digo que sí, que no tengo duda de que tienen que ser unos paisajes espectaculares; pero al mismo tiempo voy pensando “no me interesa, no me interesa, yo sólo quiero Tenerife, no quiero que me desconcentren”. Les hablo de mis planes para el día, de mi intención de ir a las canteras que hay al otro lado de la montaña, pero no parecen muy entusiasmadas. Y le recurdo que al principio Los Beatles se llaman los Quarrymen (los canteros). En la bajada por las pistas polvorientas nos cruzamos con algunos turistas y un grupo de cinco jóvenes, varones todos, con los que bromeo al decirles que si iban a la playa se han confundido. Hablamos un poco y pronto vuelven a ir algo retrasadas o yo algo adelantado.
Cuando empiezo a tener una visión amplia de la montaña de Guaza desde abajo tengo un flash. Me da la sensación de que la montaña es una piel de leopardo (las manchas son las tabaibas aleatoriamente separadas). Con tranquilidad y chequeando vamos recorriendo las pistas y después los senderos ya a la vista Los Cristianos, hay tantos senderos por aquí. La ciudad parece cercana pero todavía hay que recorrer un laberinto de senderos y cruza algún que otro barranquillo. La mujer me pregunta por el sendero de bajada a Los Cristianos y le digo que yo voy a ir también por ese sendero, el que quiero hacer comienza desde bastante abajo. Muestra su alivio y me da las gracias cuando le digo que yo les llevaré hasta el sendero de bajada. Seguimos por el tramo de sendero machacado con polvo blanquecino y piedras polvorientas y muchas vueltas y revueltas hasta que localizo (a la izquierda) la traza débil de mi sendero (80m). Y aquí la mujer me pregunta mi nombre y yo el suyo: Kathleen y Lana, nos damos la mano y me dan las gracias por haber sido un buen guía. Vale. A mí también me ha gustado.
Empiezo a trepar por un sendero que se ve poco al principio, visto de lejos sí es claro, que sube en diagonal por la ladera. El sendero en su ascenso cruza algunos barranquillos (Alto de la Candelaria se llama uno) y unos diez minutos más tarde confluye con otro sendero (120m) que va por la derecha. Las vistas de la bahía y de Los Cristianos son estupendas, el día está claro e incluso veo a algunos turistas en sus chalets tomando el sol al lado de sus pequeñas piscinas. Aquí arriba es un caos de caminos y quebradas en contraste con la ordenación que se ve en la ciudad. Sigo un rato hacia abajo el sendero que confluía sólo por aprenderlo, por el placer de recorrerlo hasta que veo a una pareja de turistas que suben por él y que ya me confirman que se puede subir por ahí. No me puedo creer que el hombre vaya descalzo ¿qué pensará que es esto?, la mujer con vestidos blancos vaporosos me saluda sonriente. Vuelvo al sendero de antes y ahora sigo rodeando la montaña, por el borde de la meseta todo el rato y vistas diáfanas al mar, a la vista de las bateas circulares. La Gomera hoy no se ve en absoluto, debe ser calima sobre el mar.
Pronto empiezo a ver pequeñas canteras, son agujeros en la ladera con montañitas de piedras alrededor, de piedras angulosas y pequeñas, descartes. Al acercarme más al borde una bandada de pájaros marinos pasa por encima de mí chillando ¿será por mí, que los he molestado? Pronto se alejan, las rocas rojizas tienen grandes tiras blancas, son sus posaderos favoritos. Revolotean después sobre el mar y las bateas cercanas a la costa. Algunas lanchas dan vueltas por el mar haciendo curvas e inclinándose mientras otras, más pequeñas, les siguen en su estela. El mar refulge, tan brillante. Encuentro un área circular hecha con piedras y que tiene alrededor un banquito corrido y me quedo a comer aquí (14.30-15h). Hace mucho sol y durante un rato me tengo que refugiar en la pared de una pequeña cantera. Sigo mi camino y veo dos grandes canteras en la ladera de un pequeño barranco (Hoya la Yegua). Me fascinan estos espacios, son dos enormes tajos en la pared, y el suelo y la parte delantera está cubierta de descartes de piedras, forman una cascada de rocas ligeramente más grises que las paredes de los grandes huecos. Hasta La Habana (Cuba) llevaban las losas y las planchas que sacaban de aquí. Las rocas cerca del mar tienen líquenes anaranjados y formas muy atractivas. Las tabaibas, los balos, las tuneras indias tienen buen aspecto, están verdes y fuertes. Las tuneras con frutos rojos, también se ven muchos cardones, verodes, salados blancos.
Después de subir la ladera donde están las dos canteras hay una bifurcación y entre ambos senderos hay otra cantera, un gran agujero en el suelo rodeado de montoneras de piedras rechazadas, parece un cráter. Me subo por las piedras para ver mejor el gran agujero. Sigo después hacia Palm-Mar. Pero no desciendo hacia la playa, sino que sigo por un sendero bastante revirado que llanea por lo alto de la planicie de Guaza (la mesa de Guaza). Tengo que recorrer una gran curva para cruzar el cauce de un barranquillo (Las Gambuesas) y más adelante otro (El Callado de las Arenitas). El sendero sigue llaneando sobre lo alto con vistas ahora hacia Palm-Mar, cuyos edificios tienen colores que se mezclan con los del paisaje de los alrededores. Me gusta mucho recorrer este sendero, tiene varios miradores sobre la ciudad y la costa. Se divisa hasta el faro de Rasca. Y todavía tengo que atravesar tres barranquillos más (el segundo se llama Riscos de la Pardelera) hasta encontrar un sendero que baja por la ladera. Es bastante revirado, polvoriento y resbaladizo casi hasta alcanzar el nivel de la calle, en donde veo un cartel metálico pequeño de espacio protegido.
He llegado enfrente de una rotonda, bajo hasta la avenida Palm-Mar y le pregunto a una mujer de aspecto y acento eslavo que viene con un perrito y que enseguida me señala la parada de la guagua (16.04h, 20m). Llamo a Titsa y Sergio me dice que en 34 minutos vendrá la 468, me agrada Sergio, he hablado montones de veces con él, y siempre y hoy también me desea que tenga una buena tarde.
El paisaje de Guaza es muy agreste, y puede parecer árido y seco, pero también es de una gran belleza por sus rocas, por las canteras, por los pájaros, y la cercanía del mar, también por el tipo de roca con escamas de sus acantilados. He tenido un ambiente de domingo eterno durante toda la excursión, de estar de fiesta. En el Palm-Mar hay una ligera brisa y un ambiente de ningún día concreto de la semana, es algo atemporal, a eso también contribuye que ni hace calor ni hace frío, y que el entorno no es ni particularmente agradable, ni particularmente feo o particularmente bonito, me siento tan relajado aquí, estoy fuera de todo, y nada me amenaza. Llega la 468 (16.34h) y el conductor me habla de la vez que subió al roque del Conde, de lo mucho que le costó por el inmenso calor que hacía. Me deja en la autopists (16.44h), pronto aparece la 111 (16.48h) que tarda casi una hora y media en llegar a Santa Cruz (18.14h). Durante el trayecto tengo dos buenos momentos, uno es, al pasar por Arico, cuando los aerogeneradores me parecen un grupo de deportistas haciendo gimnasia rítmica y el otro, mejor, es cuando me empiezo a fijar en las sombras que proyecta un furgón que va delante de la guagua, las sombras se proyectan en las paredes y en los obstáculos al lado de la autopista, y cuando hacen esto las sombras se deshacen, hacen olas recorriendo los obstáculos y después de pasarlos se recomponen y vuelta a empezar con el siguiente obstáculo. Es hipnótico.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Subida a Guaza por Veriles de Moreque