• Excursión 937. 29 Abril de 2019. Lunes.
Igueste. Candelaria. Puertito de Güímar. La Caleta. Candelaria.
Municipios: Arafo. Güímar.
ENP: Reserva Natural Especial del Malpaís de Güímar
(a) Igueste a La Caleta. De 15 a 18.45h. De 190 a 0 a 22m. Distancia: 15,8km.
(b) Las Caletillas a Igueste. De 19.27 a 19.48h. De 55 a 190m. Distancia: 1,6km.
Distancia: 17,4km.
Recorrido urbano principalmente empezando en Igueste por un resto del viejo camino de Santa Cruz a Candelaria con una cueva histórica. Tras atravesar Candelaria sigo por senderos sobre escorias y playas de cayados y atravieso el paisaje árido y lunar de la Montaña Socorro. Por playas atravieso el Puertito de Güímar y continuo por un viejo camino en paralelo al túnel de la autopista hasta La Caleta
En un día soleado y agradable dejo mi coche en la plaza donde está el lagar en Igueste de Candelaria en el único lugar posible, muy estrecho. Salgo de la plaza por la calle Revolcaderos por el principio del sendero a La Mesa. En la primera curva encuentro el sendero que baja hacia el cauce del barranco (Araca/Afirana) que no es muy profundo aquí. Esto es parte del viejo camino de (Santa Cruz a) Candelaria y este tramo está empedrado. Los mejores tramos que sobreviven de caminos antiguos están en los pasos de los barrancos. Voy por el cauce y paso una gran cueva (Añaca) que estuvo ocupada desde muy antiguo, es una cueva grande en el lateral derecho del barranco. Cuando remonto y salgo a la calle Cruz Colorada ya no queda ningún resto del viejo camino. Lo que sí hay son vistas buenas hacia el barranco de Araca/Afirana que en parte está ocupado por viejas terrazas. Cruzo la carretera general del Sur (TF-28) y me meto por una pista de tierra por terrenos baldíos y pedregosos y después de cruzar un barranco muy somero (Chipás) llego a una casa abandonada con pintadas en las paredes, por aquí hay muchos caminos (me parece que para ciclistas), yo sigo lo más directo que puedo y en oblicuo hacia la autopista y por lo que según el mapa es el camino viejo de Candelaria, aunque in situ no hay ninguna indicación.
Llego a una pequeña urbanización y un puente sin continuación que cruza la autopista. Tengo que rodear una manzana de casas para poder seguir por una carretera paralela a la autopista y cruzarla por un túnel. El día está caluroso. A este lado ya están los bloques de casas de Candelaria y un terreno muy urbano. Me dirijo hacia la avenida marítima y paso una pequeña playa de arena negra antes de un puerto. Esta parte no me seduce mucho, demasiado tráfico y personas por todos lados. Cuando estoy por la calle Obispo Pérez Cáceres obtengo una buena perspectiva de la basílica de la Candelaria. Cruzo la plaza, enorme con sus estatuas de guanches en piedra blanca y gris y por la derecha de la iglesia subo (calle Magdalena) hacia el camino de La Viuda. Desde lo alto de esta calle hay muy buena vista de la propia iglesia y de toda la ciudad y también de la costa donde distingo bien el lugar de inicio de la excursión en Igueste de Candelaria. Esto va a ser una constante durante toda la excursión: el mirar hacia atrás e ir viendo como muy lentamente va cambiando la vista, pero casi siempre con la constante de Igueste al fondo.
Entro ya en un sendero por terreno volcánico agreste con tabaibas que llega pronto a la playa de Samarines (excursión 450). Aquí algunos bañistas están tomando el sol y un hombre sale del agua, sintiéndose de maravilla, me imagino. Yo a lo mío, rebaso la playa hermosa y remonto por el sendero y poco después descubro un hombre empotrado entre las rocas de aristas vivas totalmente despatarrado y tomando el sol desnudo, parece que absorbiendo hasta el último rayo de sol, ¡toma UV!. Unas formaciones rocosas claras que hay en una pequeña vaguada no me dicen mucho. Llego a otra playa (La Viuda), en realidad dos playas de arena negra donde hay muy pocos bañistas. Toda esta zona está bajo el polígono industrial de Güímar de dónde vienen ruidos de máquinas. Hay tanto casas modernas como un pequeño barrio de casas auto construidas, muy cerca del mar. Sigo por encima de cayados con cierta dificultad un largo trecho y voy pasando antiguas casamatas de vigilancia, que deben de ser de la segunda guerra mundial, son torres circulares con ventanas muy pequeñas, acorazadas. El día se ha nublado un poco y me facilita el tránsito por estas playas de cayados, bastante abiertas, un poco desangeladas. Antes de llegar al Socorro han plantado un pequeño bosquecillo de tarajales, cada arbolito está sujeto con una cuerda a una gran piedra, señal del viento recio y fuerte que debe ser la dominante por aquí. El Socorro, ¡Socorro!
Llego a la zona natural del malpaís de Güímar (Reserva Natural Especial). Un sendero cerca del agua lo recorre. El terreno es volcánico y muy agreste, abundan las tabaibas achaparradas y las uvas de mar. El sendero me va llevando a una cierta distancia del agua, con muy poco viento hoy, qué suerte tengo. He estado viendo, cuando miraba hacia adelante, desde muy lejos la montaña del Socorro y aunque sabía que tenía que llegar y pasarla no parece que me esté moviendo cuando la miro de vez en cuando desde abajo. El sendero va por un terreno rojizo y de piedras y rocas con mil aristas. Aquí me ocurre un percance, cuando me estoy atando un zapato noto que me cuesta alcanzar el cordón y cuando me fuerzo un poco me da un latigazo, como un calambrazo, en el pecho por debajo de mi clavícula izquierda, me deja viendo las estrellas (cuando voy a la fisioterapeuta, Violeta, días después para que me lo arregle me dice que se me descolocó una costilla y tuve una rotura fibrilar en el pecho). Estoy acostumbrado a problemas con los pies, las piernas y la espalda, pero esto de hoy es la primera vez, tampoco me extraña para el tute que le doy a mi cuerpecito. Cuando me ataba el zapato estaba preocupado por un dolor en el pie izquierdo, que pasa a un segundo plano con lo del latigazo. Me recompongo a medias y sigo por este ambiente tan hostil y tan árido. Después de subir una ligera elevación bajo y sigo costeando no muy lejos del agua de donde me viene algo de rumor y la espuma salina del mar. Por zonas hay tanta escoria y tan pocas plantas. Paso unas pequeñas salinas, cartel informativo. En mis vistas hacia atrás la bahía cada vez es más amplia, la bahía que termina en Las Caletillas. Llego al Puertito de Güímar, una ciudad de bloques, todos de aspecto reciente, con mucha actividad y terrazas animadas. Para pasar esta parte tan urbana voy por las playas lo más cerca que puedo de las olas del mar por ese terreno más firme, no tan suelto ni blando como la arena seca, procurando que no me llegue la ola y me moje. Una, dos, tres playas paso así. Paso el club náutico con sus barcos sobre alzas, barcos en el aire, que están reparando, un hombre lija la parte baja, una tarea que me parece infinita.
Tras el club paso por una zona de asentamiento con casetas y construcciones más sólidas, pero no casas, con coches cerca. Al llegar cerca del túnel de Güímar, el túnel de la autopista veo una pared interesante de rocas con varias texturas. Hay casas pegadas a esta pared y ya después el sendero me lleva por el arcén de la autopista hasta las primeras casas de La Caleta. Salgo a la autopista para esperar a la 111 (19.13h). Me bajo en Las Caletillas y subo caminando hasta la plaza de Igueste (19.27-19.46h). Y le agradezco mucho al ayuntamiento de Candelaria que haya acera en toda esta subida. Es todo un detalle para caminantes empedernidos como yo. Ya voy medio sonado y tengo que subir muy despacio el considerable desnivel hasta donde dejé el coche.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Igueste a La Caleta (Parte primera)
Igueste a La Caleta (parte segunda)