• Excursión 931. 15 Abril de 2019. Lunes.
Chapa Tomillo. Barranco del Río. Chimiche.
Municipio: Granadilla. Arico
De 15.30 a 18.37. De 190 a 160 a 457m.
Distancia: 6km. Duración: 3h 7m
Recorrido por el cauce gris y marcado de un barranco de cumbre con sección en forma de u muy llamativa y por su borde entre los 200 y los 500m por viejos terrenos agrícolas abandonados
Soleado en Santa Cruz cuando salgo (14.30h, la 110). Guagua bastante llena. Llego a San Isidro (15.15h) y me cuesta un rato de espera conseguir un taxi, es más, tengo que llamar por teléfono. Conductor muy discreto y diligente “hago lo que usted me diga” me deja en la carretera de El Río (15.21-15.34h, 15€, 200m) pasado el gran depósito sin agua, por donde me quedé en la excursión anterior por la zona (la 896). Al otro lado del barranco está la Chapa Tomillo. Aquí sopla un poco de viento, poca cosa y reina ese vago olor ácido procedente del… ambiental de Tajao. Intento bajar al cauce del barranco por una pista que va a una finca de cabras, no lo consigo, no hay comunicación ni sendero y cuando llego a la puerta de la finca empiezan los perros a ladrar, las puertas de la finca están abiertas. Como no veo a nadie tengo que regresar. Vale. De nuevo en la carretera bajo al cauce por una zona de terrazas en forma de media luna que cubren la ladera. Todo abandonado y cubierto de tabaibas, balos, tasaigos, matorriscos, vinagreras. Llego al cauce y empiezo a subir, pero me encuentro con una valla que cruza todo el fondo. Veo a una mujer en la parte baja de la finca y después de saludarla, y a gritos, le pregunto cómo pasar y subir. Me dice que me arrime a la izquierda y que salte la valla. Me gusta esta respuesta porque estaba esperando algo del estilo “no se puede pasar, esto es privado”. Encuentro el sitio y la salto, no es muy alta la valla. Por los cayados del cauce voy subiendo. Un hombre está apurado y maldiciendo a las cabras que no le hacen caso y le huyen. Le saludo. Me dice algo de las cabras.
Sigo subiendo. Enseguida llego a una zona angosta del barranco, a un desfiladero, entro y me encuentro con un tramo que me recuerda a los reportajes que he visto del acceso a la ciudad de Petra en Jordania. Es un pasillo estrecho entre dos paredes de basalto muy dinámicas, que parece más cerrado y angosto por lo alto de las paredes. No es recto, se va curvando y con perspectivas cambiantes. Pero lo bueno acaba muy pronto, me topo con un charco grande de agua debajo de una rampa-surco. No hay manera razonable de pasarlo. Una cuerda a la izquierda colgada de un enganche insertado en la roca, me hace verme agarrando la cuerda y balanceándome sobre el charco (a la manera de Tarzán) salvándolo. Pero es solo mi imaginación. Por aquí pasa gente, pero del tipo barranquista (con arneses, cuerdas y toda la pesca). Lo acepto. Salgo del mini desfiladero y vuelvo a la zona de cayados llana. Estudio bien la ladera izquierda y veo arriba una puerta hecha con un palé de madera. Me da buena sensación, puede que exista un sendero que culmine ahí y que ya después pueda seguir por lo alto del borde del barranco e desde arriba intentar bajar al cauce. Dicho y hecho. Empiezo a subir por la ladera evitando los arbustos y los grupos de rocas. Voy encontrando la manera de subir y llego al pale que está firmemente fijado entre las rocas con cables y piedras, a su vez, anclando los cables. No me puedo arriesgar a escalarla, no estoy totalmente seguro de que vaya a resistir o de que la rompa al ponerme encima y le salga algún clavo. Me escabullo por un lado haciéndome más delgado de lo que soy y pasando por debajo de los cables, que desato y vuelvo a unir una vez que consigo pasar. Bien.
Ahora ya estoy en lo alto de la ladera. A mi derecha queda el tajo del barranco y cómo sobresale esta hendidura en las laderas suaves sin apenas protuberancias. Encuentro un sendero (que no está en el mapa de OSM) que va paralelo al barranco. Cada poco me acerco al puro borde para atisbar el fondo del cauce del barranco. La sección del barranco es casi en forma de u, de paredes muy verticales que hacen imposible bajar sin cuerdas. Pero sí puedo ver la belleza del pasillo y de las rocas de las paredes y el fondo. Me puedo incluso, en un sitio, encaramar en una roca saliente sobre el barranco y tener una perspectiva longitudinal. Medio kilómetro más arriba (unos diez minutos) encuentro una posibilidad para bajar, es una gran raja entre rocas (256m), casi como una escalera de bajada a un sótano. Veo en el mapa de Grafcan, que llevo conmigo, que este sitio se llama La Hendidura. Por fin un topónimo perfectamente descriptivo y real. La hendidura tiene una pequeña parte empedrada y tramos en zigzag y va bajando bastante directo al cauce (17.12h, 218m). En la ladera de enfrente hay una resbaladera gigante proveniente de la construcción de una pista y también veo algunas cuevas en lo alto e instalaciones agrícolas. Esta parte del barranco es más ancha que la angosta que he ido viendo en la subida. Tiro para abajo, a ver cuánto puedo recorrer.
El cauce está plagado de grandes rocas ocultas por plantas (rabo de gato, sobre todo) y el tránsito es tortuoso y muy lento. No me quiero torcer un tobillo precisamente aquí. El primer tramo de la pared, por la derecha, tiene restos de agarres metálicos, de los que usan los escaladores (también los he visto arriba). Es una demandante pared vertical, y bellísima también. Bajo y bajo hasta que llego a un salto que tiene debajo un gran charco (200m). Aquí veo otro agarre metálico. Deben ser los barranquistas. De manera que incluso si estuviese seco el charco no podría bajar sin cuerda. Lo acepto después de tirar una piedra y comprobar que es profundo. Regreso por el cauce hasta la hendidura. La salida se reconoce bien porque tiene en la base un muro de piedras. Y claramente veo, desde abajo, que algunas partes de este camino están sujetas con muretes de piedras. ¿A qué vendrían aquí abajo? Podría seguir barranco arriba pero ya estoy cansado de este terreno. Otro día. Subo por la hendidura hasta el borde del barranco y sigo a la derecha en ligero ascenso por senderos que ahora van pasando por el lateral de pequeños muros de terrazas, casi borradas por la vegetación. Un poco más arriba el sendero se aleja del borde, pero vuelve a acercarse no mucho después. Y cuando se vuelve a acercar, en este lugar, tengo una vista muy buena de la confluencia de un barranquillo (Bastián) con el barranco de El Río. El Bastián desde arriba parece totalmente inaccesible, está tupido de vegetación y lianas. Tengo que intentar volver ahí abajo otro día. Sigo subiendo.
La pendiente de subida es suave y constante y voy encontrando por donde subir y de nuevo muy cerca del borde del barranco. Llego a unas terrazas rodeadas de muros altos de bloques de piroclastos que se está deshaciendo como terrones de azúcar. Me impresionan. Parece algo orgánico, natural. Paso entre ellos. Me gustan mucho estas construcciones que están en proceso de igualación con el terreno circundante, continuamente suavizados por el viento y el agua, escasa, que cae por aquí. Supero las terrazas y llego a una pista ancha de roca lisa. A un hombre que baja en un todo terreno le pregunto por cómo subir hasta la carretera y me da una buena indicación: “siga y tuerza a la derecha, hay un sendero que le lleva hasta la carretera”. Y realmente es bueno lo que me ha dicho porque al llegar a un gran llano con canteras por dos lados veo el sendero a la derecha, que enseguida va por el borde del barranco de El Río con vistas muy buenas hacia el cauce del barranco que sigue con sección aguda, estrecha y serpenteando hacia arriba.
Poco después de avistar la carretera (qué gran alegría) tuerzo a la izquierda en una bifurcación y, el último tramo lo hago campo a través, llego a la carretera. Sigo por ella a la izquierda, tiene muy poco tráfico y pronto llego a Chimiche (18.37h, 451m). Aquí hay una farmacia y, enfrente, una venta que vende de todo un poco. Llamo a un taxi. En la venta me compro una botella de agua. Varias clientas esperan con mucha compra. La dependienta con pantalones vaqueros, camisa roja de cuadros, rubia y con el teléfono en el bolsillo va pasando el lector de códigos de barras y chequeando todo. Qué animación, parece que es un imán para la gente del pueblo. La dependienta me cuela cuando ve que sólo tengo una botella y la clienta a la que salto sonríe con mucho énfasis dándome el paso. Gracias. El taxi viene pronto (18.50, 15€), y me deja al lado de la parada de guaguas en la autopista a donde me monto en la 111 sobre la marcha (19.10h).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Chapa Tomillo a Chimiche por el barranco de El Río