• Excursión 1558. 22 Febrero de 2024. Jueves
Tableros Cho Tomas. Roque Los Brezos. La Escalona
Municipio: Adeje. Vilaflor.
ENP: Reserva Natural Especial Barranco del Infierno
De 10.57 a 19h. De 25 a 1080 a 900m.
Distancia: 15,1k. Duración: 8h 3m.
Increíble ascenso al roque de Los Brezos por su cara sur, la de mayor pendiente en un día muy calurosos. Improvisado durante la propia subida. Empezando por una vieja zona de cultivos y después por laderas de mucha inclinación entre pequeños pinares y una vegetación muy densa con paredes irregulares hasta lo alto del pico izquierda de Los Brezos
Estaba estudiando, con el Mapa Topográfico Integrado de Grafcan, el recorrido del canal de Aguas del Sur por debajo del roque del Conde y el roque de Los Brezos cuando vi otro canal que subía cerca del cauce de un barranco (Fañabé). Me pareció que se podría subir por ahí o por el cauce hasta una galería (Fañabé, un naciente), inactiva en la actualidad. Y observando las líneas de nivel por la ladera me di cuenta que se podría seguir subiendo por el cauce hasta… el roque de Los Brezos, al menos no había ningún salto en la trayectoria.
Salgo de Santa Cruz en la 110 (directa a Costa Adeje) en una mañana buena y despejada sin demasiado gente en la guagua. En la estación de Costa Adeje hay una gran actividad con muchas guaguas entrando y saliendo y una mezcla variopinta de turistas y locales. Sobre la marcha me monto en otra guagua (la 471) y me bajo tres paradas más allá (Ernesto Sarti) y camino un poco al albur por las calles, muy animadas, hacia el lomo por donde tengo que subir. Lomo que veo a la derecha y a lo lejos a simple vista. No he traído un mapa de Adeje y no sé exactamente por dónde ir. No me sale mal del todo. Logro cruzar por un puente la autopista y después, con algún fallo que otro, logro acercarme por la calle El Cardón hasta muy cerca de la loma (Lomo el Cardón) que voy a subir. Rodeo por la derecha un grupo de casas y por su trasera encuentro un sendero polvoriente y pedregoso que me lleva hasta las faldas de la loma. Bien. He atravesado Adeje como si fuese campo a través por el campo.
Hace bastante calor. En las faldas de la loma encuentro una pista que recorro unos cien metros y tuerzo a la izquierda por un ramal. Como el ramal no sube demasiado enseguida lo abandono y empiezo a subir por la loma lo más recto que puedo. La ladera de la loma es pedregosa y con plantas dispersas que permiten ir por cualquier lado. No tardo mucho en encontrar un sendero ¡fantástico! por el que sigo y que va haciendo algo de zigzag a medida que sube. En menos de cinco minutos llego (300m) a la arista de la loma. Un canal abierto con algo de humedad y musgo va por la arista. Sigo a la derecha y en ligero ascenso por la loma que tiene aquí y allá grupos marrones de piedras, grandes piedras en posiciones caóticas, preciosos grupos de piedras que me cuesta atravesar pisando por sus filos. Me doy la vuelta y tengo, a la izquierda, una gran visual de la aglomeración urbana de Adeje y, por la derecha, una gran finca sin cultivos, un terreno que resalta por su falta de urbanizaciones. Es algo que me resulta muy llamativo. Sólo en la ladera de la loma por donde subo hay una plantación de aguacates, creo. En la parte de arriba de esa finca grandes depósitos de agua están vacíos. De nuevo hacia arriba me puedo fijar bien en el roque de Los Brezos, que en realidad son dos, muy cercanos entre sí. Y me parece que estoy loco en pretender subir hasta ellos. Son tan verticales. Realmente parece una pared. No importa, yo lo voy a intentar. Ya pensaré en las dificultades cuando surjan.
Sigo subiendo y atravesando los preciosos grupos de piedras marrones. No hay ningún sendero, pero puedo avanzar al lado del canal. Por los lados la ladera enseguida se hace muy pendiente y con mucha vegetación. Tras unos quince minutos (600 metros) llego a una casa con palés a modo de vallado. Veo ropa tendida, unas bragas, y me doy cuenta de que alguien puede vivir ahí, llamo a voces. Enseguida aparece una mujer de mediana edad que me dice muy seria: “váyase, váyase, los perros le pueden atacar, menos mal que estaba yo aquí”. Enseguida retrocedo, y más deprisa cuando veo un perro temible, un perro de presa canario robusto que ladra bajito. Me cuesta darme la vuelta sin perderle la vista al perro y es que esto es un laberinto de tuneras indias y balos por los que es difícil moverse. Ella llama a los perros: “Curro, tranquilo, ven aquí Manolito”. Logro retroceder lejos de los perros y por la izquierda de la finquita logro rodearla, por un sitio complicado con tuneras muertas que forman una masa gris y otras vivas y piconas. Todo el rato oigo a la mujer llamando a los perros y estos ladrando cada vez más animados. Los ladridos se mezclan con los gallos cacareando que también se han revolucionado ¿Quién iba a imaginar algo así, aquí, perdido en el campo?
Logro alcanzar un camino y por el sigo a la izquierda y en unos metros, y campo a través, sigo subiendo por la arista de la loma hasta un camino y aquí me encuentro con dos turistas ingleses y, sólo por animarme, les digo por dónde pretendo subir: “ven esos dos picos, hay un paso entre ellos, voy a subir”. Me miran con asombro y me desean mucha suerte. Se lo agradezco. La voy a necesitar. Sigo subiendo y alcanzo (390m, 12.30h) un canal (Intermedio) y por su lado o por encima de él cuando hay demasiado vegetación lo sigo hacia la izquierda. Hace mucho calor y me parece que hubiese estado bien haber traído el paraguas. En una media hora (1,5k) llego (13h) al cauce del barranco de Fañabé y veo el magnífico canal, ancho y despejado que sube cerca del cauce. Pero aquí cambio de idea cuando, mirando hacia arriba, veo la densidad y las paredes altas del barranco. Podría subir por el canal, pero después sería muy complicado salir del barranco. Entonces me decanto por subir por la loma siguiente, una loma ancha (Tableros de Cho Tomás). Paso el cauce y me salgo por la derecha y el primer tramo de la loma es complicado. No lo he atacado por el sitio más llano, me doy cuenta cuando supero esa parte. Efectivamente la loma es de subida suave. Y por aquí se cultivó, no es que haya muritos de terrazas, pero sí secciones llanas y despejadas interrumpidas por plantas que forman barreras donde tuvieron que estar los muritos. Son cornicales y las tuneras indias que combinadas forman barreras que tengo que ir rodeando hasta encontrar el sitio menos denso para avanzar y seguir subiendo. Cuanto más subo más complicado es. En varias ocasiones parece que se va a cerrar del todo, pero siempre encuentro una manera de sortear las plantas. Una vez pisando unas tuneras indias para atravesarlas noto un pinchazo en la planta del pie. Resulta que son tan duras sus púas que me han atravesado las suelas de los zapatos. Me tengo que parar, sentarme en el suelo y con unas pinzas sacar varias púas que se han quedado atascadas. No me lo puedo creer. Sin zapatos soy hombre muerto. Me pongo algo nervioso. Logro quitarlas todas. Un poco más arriba atravieso (475m) un canal seco (es el mismo canal que subía cerca del cauce del barranco, pero eso no lo sabré sino hasta el día siguiente). Después y al hacerse la loma más estrecha y rocosa mejora la travesía: más rocas → menos tierra → menos plantas → mejor puedo subir.
Ya las plantas no son un problema, pero ahora tengo que luchar con los salientes rocosos en la arista de la loma y con una pendiente muy fuerte (50%). Paso un saliente en los 500m, otro en los 600m y otro más en los 650m. Voy súper despacio. Es muy complicado progresar. Además, sé que no puedo ir más deprisa, no me puedo arriesgar a caerme. El calor es muy fuerte. La brisa fresca que he sentido al principio ahora ha desaparecido. Retraso todo lo más que puedo el comer, y sólo cuando encuentro un lugar a la sombra me paro a comer (15h). No sé cómo, pero estoy tardando demasiado, voy mucho más despacio de lo que pensaba. No importa, tengo tiempo. Mientras como voy pensando en cómo voy a seguir subiendo. Voy improvisando. Hacia arriba por la cresta de la loma tengo un saliente llamativo (Morro La Mesa) que voy a evitar yendo por la ladera. Por encima de ese morro hay un risco redondeado y muy alto (La Cresta), de frente redondeado y unos cien metros de alto. Mi idea primera era rodearlo por la base, pero lo que veo desde aquí son paredes verticales también por abajo así que lo mejor es ir campo a través por la ladera. Localizo una loma prometedora con un pequeño y característico grupo de pinos, diferente a los otros grupos y es que hay muchos grupos dispersos de pinos por las diferentes lomas hacia arriba. Ya he dejado de mirar el mapa y sólo me fijo en por dónde puedo subir con lo que veo. Con este día despejado al menos no hay nubes, ni nieblas que me impidan ver.
Vale. Son las tres y media y reanudo la marcha y nada más dar el primer paso me caigo de culo contra una roca puntiaguda y una tunera india, afortunadamente no me pasa nada, sólo un fuerte dolor en una nalga que se pasa pronto. Son los peligros de pararse, el cuerpo deja de estar atento. Ahora viene una tortuosa travesía por la ladera, entre las plantas, los desniveles, y subiendo a media que avanzo, con la vista puesta en los pinos hasta donde tengo que llegar. La ladera no es nada uniforme, con muchos filos rocosos, y sólo cuando llego a ellos, puedo ver la continuación. Voy muy despacio. Por fin alcanzo el cauce de un barranquillo, que paso, pronto, y lo que parecía sólo uno se convierten en tres cauces hasta que logro llegar (800m) a la loma prometedora. Además, el cruce de esos cauces se hace complicado porque están cubiertos de pinocha. Pinocha resbaladiza que cuando tengo que trepar tengo que echarme al suelo y a cuatro patas subir.
Una vez en la loma tengo una mejor vista del borde inferior del risco alto (La Cresta) y compruebo que hice bien en no tratar de rodearlo por su base. La loma tiene muchos resaltes que tengo que trepar. Resaltes rocosos. La pendiente es muy fuerte. Sigue haciendo mucho calor, aunque para mí es el menor de los problemas. El problema principal es si habrá o no un paso para subir a lo alto del roque, y por la orientación de la loma me parece que es el roque de la izquierda de los dos que componen Los Brezos al que me dirijo. En los 900m aprox. me encuentro con unos risquitos por la izquierda que no puedo superar, afortunadamente por la derecha hay un paso razonable y en pendiente constante y entre plantas puedo seguir ascendiendo. En varias ocasiones me parece que estoy siguiendo un camino natural, aunque nunca acabo de estar seguro del todo, no hay ninguna señal humana. En los 940m. aprox. podría echarme a la izquierda y seguir subiendo con la misma pendiente hasta una degollada, pero prefiero seguir recto con más pendiente hacia otro paso que me parece posible. Me empiezan a dar calambres en las piernas. En el muslo izquierdo y en la pantorrilla derecha. Se ponen duros como piedras. Tengo que pararme a hacer estiramientos. Esta última parte es realmente complicada, con una densidad de vegetación terrible y saltos rocosos que tengo que trepar poniendo todo de mi parte. Logro llegar a un andencito y entre pencas consigo llegar a la base del cono que forma el segundo pico, el de la izquierda. Estoy exhausto, pero todavía tengo que seguir subiendo por un trazado sencillo, afortunadamente, de un posible sendero hasta lo alto del roque (1100m, 17.30h). Me ha llevado dos horas este último tramo. Impresionante. Aquí estoy. ¡Cómo me gusta esto! Cuanto más difícil mejor. Por un sendero razonable me echo a la derecha, paso una degollada y asciendo al otro pico. Lo rodeo y por un sendero que surge a la izquierda bajo del pico hasta una carretera, a un sitio de donde los parapentistas se arrojan, hoy no hay ninguno.
Podría seguir por un sendero hacia Arona, pero ya está bueno hoy de senderos, prefiero seguir por asfalto. Sigo hacia arriba y en una casa me dan agua. En el bar de Ifonche están cerrados. Por la carretera entre pinos sigo hacia La Escalona. Tras un km y medio entro en otro bar (tasca Taguara) donde dan comida típica. Aquí un cliente habla con el camarero y con una pareja, él hombre de la pareja rodea a la mujer, de preciosos ojos claros, con sus brazos, desde atrás. Siento que estoy entrando en una escena de mucha intimidad y algo azorado saludo al entrar y todavía más cuando saludo a cada uno mirándolo a la cara antes de salir con mi agua. Estoy de lo más sensitivo.
Sigo mi camino aquejado por las púas en mis zapatos, me tengo que parar frecuentemente para quitármelas. Llego a La Escalona y en un restaurante (El Chamo) logro que un taxista que acaba de llegar me llame a otro que aparece en diez minutos. Es una conductora con la que hablo de la excursión que he hecho. Cuando le pregunto por dónde vive, me dice que cerca de donde me recogió y añade que, en Jama, en un sitio llamado Vista Bonita. Entonces le digo que lo conozco, que está en una curva y que es un alojamiento (excursión 1555). Me lo confirma. Me encanta. Me da su tarjeta (Daniela) y nos damos la mano cuando me deja en Los Cristianos.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Adeje (Las Torviscas) a la base del roque de Los Brezos
Los Brezos a Ifonche a La Escalona