• Excursión 1474. 20 Abril de 2023. Jueves
Los Jorges. Barranco Pasada los Bueyes. Pista Gral de Arico. Barranco Las Yedras. La Sabinita.
Municipio: Arico
ENP: Parque Natural Corona Forestal.
De 10.30 a 17.50h. De 1100 a 1950 a 450m.
Distancia: 24,8k. Duración: 7h 20m
El objetivo de hoy es una gran travesía campo a través por una montaña (Lomo el Picacho) en la parte alta de Arico. El mes pasado empecé también en Los Jorges (excursión 1465), pero al venir en mi propio coche tuve que hacer una circular, algo limitada. Hoy voy en taxi desde la gasolinera Puzol en Güímar, cerca de la autopista en la carretera al Puertito. Repito mi descripción (de la excursión 1246) de como ir a Los Jorges: “…me salgo en la autopista del Sur por Las Eras, nada más salir hay una desviación a la derecha, pero yo no tomo esa, sino que sigo por otra (Camino de Las Eras) que va en paralelo a la autopista durante más de un km y después tuerce a la derecha y sube. Es una pista asfaltada ancha y con muy poco tráfico. Cuando llego a la carretera general, me echo a la izquierda y casi inmediatamente y al lado de una pequeña estafeta de Correos giro a la derecha para seguir subiendo por otra pista rural asfaltada (Vista el Balo) sin desviarme en un par de cruces subo unos 4 km y un poco antes de que termine el asfalto dejo el coche en un llanito (1055m) a la izquierda de la pista, después de haber pasado una finca vallada.”
El taxista que me lleva es como si fuera un viejo amigo, de los que hace mucho que no ves, y enseguida vuelves a estar a gusto con ellos. Me deja un poco antes de que termine el asfalto en Los Jorges. Inmediatamente empiezo a subir e inmediatamente me doy cuenta de que la cosa no tiene buen pronóstico, hay brumas por todos lados, suben brumas por las laderas, no veo a lo lejos prácticamente nada. Como mi destino es mucho más arriba, sigo con la esperanza de que hasta ahí no lleguen estas brumas. Paso la bifurcación (1120m) y sigo subiendo por otra pista de tierra (Chajaña/Pasada el Escobón). Me consuelo en que al estar nublado me cuesta menos subir por esta pendiente fuerte y continua, en paralelo a un barranco (Obispo/Martiño). No noto que las brumas disminuyan a media que voy subiendo. Las jaras huelen intensamente. La tierra está algo compactada, mejor para subir. Es una larga subida con menos pendiente en su tramo final. Un poco antes de llegar al sitio por donde voy a cruzar el barranco me subo a unas bonitas piedras beis en la parte izquierda y tengo una vista inédita del barranco. La pared al otro lado es de basalto gris, tiene fuerza visual. Por abajo el cauce irregular no parece que sea accesible después de un pequeño salto. Hacia arriba una tira blanca larga delata un canal que viene de la bocamina de la galería de Chajaña, situada por dónde voy a cruzar el barranco. Me gusta haberme parado en la subida y haberme subido a las piedras, a veces, en las excursiones largas hago las cosas un poco mecánicamente. Me doy un respiro de la presión creciente de las nieblas que suben por el barranco, por todos lados.
Sigo subiendo y pronto llego a una pista (1390m) a la izquierda (con cadena) por donde me meto. Paso al lado de una caseta grande, bajo hasta el cauce ancho. A la derecha hay un salto impresionante, es vertical de basalto gris y en su base está la bocamina de la galería (Chajaña). Es un lugar que me impone mucho. Hay monturrios de derrubios, lo que sacan de la galería para alargarla, también hay rieles, vagonetas, y agujeros en la pared. Cruzo el cauce y por un puentecito, una plancha metálica grande, paso al otro lado y subo por el bonito sendero que asciende por la pared con una gran tubería de cemento. En el sendero hay tajinastes, vinagreras, magarzas, malpicas, tusilagos, tomillo silvestre, escobones, matorriscos. Es muy agradable moverse por entre las plantas. La vista sobre el barranco mejora cuanto más subo. Arriba, paso una vieja casa con tres habitaciones, dentro tiene uno o dos viejos motores, de los que usaban para extraer el aire viciado del interior de la galería. Hoy todo en ruina. Aquí sigue la casa, sus techos intactos. Me gustan mucho estas edificaciones en medio del monte. Un pequeño aljibe por fuera le da un aire de cotidianeidad a la casa.
Rodeo la casa por la izquierda y por un sendero estrecho entre los pinos pequeños y llaneando voy atravesando el bosquete y en unos dos o tres minutos llego al borde de otro barranco (Las Tabaibas). Un hito grande me señala por donde cruzar. Cuando veo hitos como este me siento como en casa, aunque a mí ahora no me haga falta, ya conozco el paso. Bajo al cauce, el barranco no es muy profundo, y por otro sendero en oblicuo y hacia la izquierda llego a otra loma. Las brumas siguen. Las brumas me cubren. Parece que una máquina las está produciendo por aquí cerca por la manera en que suben, intermitentemente. De lo que se trata ahora es de subir por esta ladera de pendiente suave y bastante ancha hasta un lugar por donde pasar un gran barranco (Pasada de los Bueyes). En la excursión anterior por aquí (la 1465) hice la subida que quiero hacer hoy y logré localizar el paso en los 1500m. No divisé ningún sendero para cruzarlo, pero sí un posible recorrido. De manera que tengo una idea aproximada de por dónde ir y hasta donde ir.
Esta es una antigua zona de cultivos. Hay muchos restos de pequeños muros y algunos caminos anchos delimitados por muros bajos. Algunos de esos caminos los logré seguir en la excursión anterior (la 1465) pero hoy con las brumas no tengo ninguna referencia. Sólo mi instinto y mi sentido de la orientación. Por momentos pienso que es una locura ir campo a través sin ver nada a lo lejos. No lo pienso demasiado. Voy encontrando terrazas, voy encontrando caminos anchos, pero también los voy perdiendo. Al mismo tiempo que asciendo por la ladera me voy moviendo hacia la izquierda. La única referencia buena que tengo es la altitud, el paso del barranco está en los 1500m. Dos plantas le dan el carácter a esta ladera, la avena, que crece dispersa por todos lados y se cimbrea con las brumas y la chahorras en flor. Todo en la chahorra es gris, los tallos, las hojas peluditas, las flores. Con el sol fuerte tienden a desaparecer, hoy con las nieblas se remarcan. Además, hay un cierto olor, como a pipas recién peladas, que me resulta más que agradable, como de una promesa que se va a cumplir. Los escobones secos achaparrados con sus ramas grises y negras me suponen un cierto problema en el paso de algunos pequeños barrancos que me voy encontrando a medida que me acerco al grande. Logro mantener la calma en medio de la niebla, a veces no se ve ni a diez metros. El altímetro me guía. Cuando ya he llegado a los 1500m no veo el gran barranco. Entonces me desplazo llaneando hacia la izquierda. Todavía tengo que pasar otro pequeño barranco, que tiene mucha vegetación en el cauce para lograr llegar al borde del barranco de la Pasada de los Bueyes por una zona bastante llana de placas rocosas beis. Puede tener unos setenta u ochenta metros de profundidad. Me siento. Las brumas lo cubren.
Ahora tengo que decidir qué hacer. Con niebla no lo puedo cruzar. De repente se despeja. Sólo dura un momento. Parece que estoy ahora en el límite hasta donde llegan las brumas y ese límite fluctúa. En los momentos que se despeja voy buscando referencias en el cauce y en la ladera de enfrente de por dónde subir. Espero. Espero. Por fin, se despeja. Allá que voy. Voy bajando la ladera hacia la derecha, no directo hacia abajo. Tengo que rodear salientes, grupos de plantas más densos. A veces por arena suelta. Voy bajando poco a poco. Es muy laborioso. No hay ningún sendero. (El paso de este barranco lo descubrí en un viejo mapa de los años 50 que encontré en la página web del IGN. Entonces la cartografía no era tan precisa como ahora y sé que el paso es posible pero muy aproximado a por donde debería haber ido. Por otro lado, puede que haya desaparecido por falta de uso). Cerca del cauce tengo que destrepar por rocas lisas. Lo paso y empiezo a ascender por una hendidura ancha en la ladera (una gran canal). La vegetación de jaras, escobones, vinagreras, tajinastes azules y matorriscos es muy densa. Más que caminar tengo que trepar y luchar con las plantas, también con grandes piedras beis que forman pequeños salientes. Es posible subir, lo estoy haciendo, pero de lo más esforzado. Cuando he subido más de dos tercios de la pared llego a una pared arriscada, es la segunda referencia que tenía para subir la ladera. Ahora sigo hacia la izquierda por la base de la pared. No es muy larga. Después ya puedo seguir subiendo mejor por una zona más llana haciendo un poco de serpenteo. Casi parece que podría ser parte del viejo sendero.
Llego a lo alto de la otra pared y salgo a una ladera de pendiente suave. Ahora tengo que decidirme si hacer el plan que tenía (bajar campo a través) o ir a lo seguro: subir por un sendero por el borde del barranco hasta una pista forestal en los 1800m. Por aquí está despejado, no hay brumas. Sin embargo, las montañas por la que quiero bajar (Cho Juan de Dios y Lomo Los Piquetes) están cubiertas por las nubes e incluso ir campo a través hasta lo alto de ellas sería muy complicado, por lo menos tendría que cruzar dos barrancos. Lo dejo. Opto por lo seguro, largo y extenuante, pero sin riesgos. Con un sol radiante y alegre empiezo a subir por la ladera, me lleva un rato encontrar el sendero que va por cerca del borde del barranco, aunque a veces se mete un poco para evitar pequeños barrancos auxiliares. De suelo algo arenoso y pedregoso el sendero, una vez lo encuentro, se sigue bien. Por aquí no hay árboles, sólo plantas bajas, chahorras, escobones pequeños, magarzas, amagantes, alguna jara. Disciplinado subo. Todavía me estoy lamiendo las heridas de no poder haber llevado a cabo mi plan. Me lleva un buen rato aceptarlo. En las partes con más vegetación el sendero es más claro. Poco a poco me voy acercando al pinar y cuando entro en él ya sé que estoy cerca de la pista. Los pinos son pequeños. El suelo cubierto de pinocha que ocultan piedras. Me tropiezo más de una vez. Al menos tengo algo de sombra. De improviso llego a la pista (1810m). Muy bien. Esta subida por el borde del barranco ya la hice una vez (excursión 1326). Ahora quiero recorrer una pequeña parte de esta pista que no hice entonces. Me echo a la izquierda. No tiene salida, ya lo sé. El tiempo aquí arriba no tiene nada que ver con las brumas de la mañana, es otro mundo. La pista es ancha y cómoda, quizás demasiadas ramas en el suelo. Deben de pasar con cierta regularidad los camiones de la Brifor.
En unos diez minutos cortos llego al final de la pista y me encuentro con la vista fantástica de un barranco ancho y profundo (Ifonse). Y eso que debe nacer un poco más arriba. A la derecha tiene un salto. La ladera de enfrente está cubierta de chahorras que con la luz vertical resaltan y le dan un aspecto plateado a la ladera. Nunca había visto algo así. Me quedo un rato. Después retrocedo en busca de algún sendero que suba por la ladera. No lo encuentro y simplemente empiezo a subir por donde me parece más fácil. Es un pinar no muy denso y no muy antiguo. Algo laborioso, pero no excesivamente, voy evitando los pequeños pinos, las piedras para, sin ir en línea recta, progresar en mi ascenso. Me voy echando a la izquierda a medida que subo y llego a un sitio (parece un lugar de cazadores, alguna lata en el suelo, y unas piedras grandes para sentarse) que tiene otro magnífico mirador sobre el barranco (Ifonse). Es un mirador mejor, el barranco es agreste, con piedras cayendo por la ladera. Estupendo. Me quedo otro rato aquí. Después sigo subiendo y echándome a la izquierda hasta que logro llegar, al lado de una bifurcación, a la pista general de Arico (BC1, 1940m).
Son las dos de la tarde. Retraso el momento de comer. La pista es ancha y muy lisa. (En el norte de la isla no hay una pista tan buena como esta, tan larga y en tan buen estado, conservando la altitud bastante estable, bueno, sí, una la que va desde la montaña del Cascajo a la torre de incendios de San Juan de la Rambla) No hay ni un centímetro de sombra. Saco el paraguas y me pongo debajo. Ahora tengo que llegar a una pista por la que nunca he pasado. Esa pista está muy cerca de otra que lleva al borde superior de la caldera del Teide (excursión 1096). Me lo tomo con calma, no voy deprisa, a ritmo constante, sin forzarme. La pista hace largos rodeos para salvar varios barrancos, en uno de ellos tengo la sensación de que podría bajar por una loma hasta la pista que lleva al risco de las Llaves (que es por donde tengo que pasar) pero no tengo la paciencia de pararme, sacar el mapa y estudiarlo (desde la operación de cataratas veo mal de cerca, necesitaría unas gafas de cerca). Por otro lado, me apetece recorrer esa pista (Picachos) que nunca he hecho. Unos cuarenta minutos por la pista General de Arico y llego al cruce con las dos pistas, están enfrente la una de la otra. Bajo por la de la izquierda, tiene barrera, está abierta. De firme mucho mejor de lo que esperaba y tantas curvas como suponía se me hace un poco larga. Después de unos quince minutos, los últimos con mucha curva, y llego a una bifurcación. (Por aquí estuve una vez -excursión 910- y recuerdo haber pensado al ver la pista por la que he bajado que llevaría a un lugar muy remoto). Me echo a la izquierda, se puede ir también por la derecha, pero esa pista (Sabinita) está en peor estado. La pista de la izquierda va llaneando por el principio de una cuenca fluvial. No acabo estar seguro del todo de ir bien. Me tranquilizo cuando paso una pista (a la izquierda) que sube a una galería (La Zarcita II) en donde estuve en la excursión 910.
Después la pista va bajando con suavidad. Paso por la derecha de la montaña de Los Picachos, por donde pensaba ir campo a través. Paso una pista con barrera (a la izquierda) que lleva a su cumbre (tiene una torre de incendios), sigo bajando. A medida que voy pasando por ciertos sitios como esta barrera voy recordándolos de la otra excursión por aquí. Empiezo a comer sin pararme. Simplemente voy más despacio. Paso por una zona llana de arenas claras y sueltas. ¡Qué diferentes pueden ser los terrenos! Después viene una larga recta y un tramo de pista plegada (esta pista en el mapa de Grafcan aparece como Cuesta la Mula). Me resulta llamativo un cartel que avisa de desprendimientos. Cuando llego a la curva cerrada (1460m) y doy la vuelta a la pista enseguida veo los riscos preciosos y verticales, incluso invertidos, y entiendo el cartel, las piedras del risco parece que se van a caer en cualquier momento. Camino por el borde opuesto de la pista, por el borde exterior. Sin embargo, no voy deprisa, el risco es espectacular. Llego al cauce de un barranco (Pegueros) al lado de una galería (Las Llaves). (Pegueros se les llamaba a los trabajadores que transformaban la tea, la madera de los pinos canarios, en brea). En suave descenso por otro largo tramo recto de prisa llego a una zona de jables donde hay algunas fincas grandes. Algo de actividad parece que tienen.
Continúo bajando hasta que llego al cruce con un sendero PR (el 86.2 o el 86, 1300m). Sigo a la izquierda por el sendero. Es un sendero claro que ya he recorrido algunas veces, comunica El Contador con Arico el Nuevo. Me molesta que no llanee, que suba (una vez que empiezo una larga bajada me incordia mucho tener que subir). En unos cinco minutos en una lomita (1320m) el sendero (el PR) hace una curva pronunciada a la izquierda y aquí es donde yo me desvío a la derecha por otro sendero. Otro sendero muy poco claro que simplemente baja por terreno rocoso cerca de un canal descubierto y de una tubería. Este sendero intenté recorrerlo en otra ocasión, me faltó decisión entonces. Por fin lo voy a recorrer, lo decidí cuando iba por la pista General de Arico, y una vez que logré encontrar la bajada por la pista de Los Picachos.
Esta va a ser la mejor parte de toda la excursión (todavía no lo sé). De entrada, es algo confuso y no me empeño demasiado en tratar de seguirlo, existe a tramos. Lo que hago es ir cerca del canal o de la tubería. Sé que estoy bajando por el borde superior del barranco de Las Yedras. El fabuloso barranco de Las Yedras que ya he explorado por un canal (Aguas del Sur) desde ambos lados del barranco. Cuando tengo las primeras vistas al interior como el cielo sigue nublado estas no son espectaculares, el gris del cielo lo iguala todo. Sin embargo, poco a poco las nubes se van retirando. No tengo vistas continuas al barranco, sólo de vez en cuando. Un pequeño resalte de tierra y rocas forma una pared. El sendero va muy cerca de las paredes verticales del barranco. En algunos tramos hay grandes grietas en la base de ese resalte, como si se fuesen a desgajar y caer al fondo del barranco. Es inquietante. El propio recorrido es muy entretenido siguiendo el canal por terreno de mucha pendiente, con placas rocosas. La primera vista buena del barranco la consigo cerca de un depósito ovalado (1160m). Lo primero que me interesa es ver por dónde va el canal Aguas del Sur. Lo localizo. Localizo el pino al lado de un túnel donde estuve comiendo (excursión 1337). También localizo la caseta de la galería por donde subí hasta el canal en otra excursión (la 1353). Es increíble la verticalidad del recorrido desde la caseta de la galería hasta el canal. También veo que el canal a lo largo de su recorrido hacia el cauce se mete por más túneles. Me asusta verme allí. Después de esto me gusta la perspectiva larga del barranco, es muy recto. Los sucesivos pliegues del barranco parecen muy cercanos entre sí, y se recortan bien definidos, cuanto más lejano más desvaído. Ya se ha despejado del todo y la luz de la tarde, ligeramente dorada, mejora la vista. En algún momento me he debido desviar del sendero que pensaba hacer (Camino del Hornillo), no me importa, esto es mucho mejor. A la derecha voy pasando terrenos agrícolas, grandes fincas. El sendero de bajada es fantástico. Voy pensando que cuanto más largo sea mejor. En los 1100m hay otro buen mirador y el mejor está en los 970m, sobre el abismo y con vistas a un risco cercano y con el canal Aguas del Sur más cerca y más reconocible. Localizo la gran tubería por donde se trasvasa el agua de ladera a ladera. Lo buenísimo dura hasta que cruzo el canal Aguas del Sur (920m). Después sigo por una pista donde hay algunas parcelas, todavía cerca del borde, hasta enlazar con una pista asfaltada (740m).
Ha sido una larga excursión y no me parece prudente seguir bajando hasta la autopista (seis o siete kilómetros más) así que decido llamar a un taxi en cuanto llego a La Sabinita (560m) pero hasta que viene logro bajar otro tramo largo más, uno fantástico en curva con vistas hacia Arico el Nuevo y Arico el Viejo por donde me alcanza el taxi (460m). Es María, ya la conozco de otras veces. Me habla de unos berros que vio cerca de la cascada del barranco de El Río y de un gran desprendimiento. Me deja en la parada de la autopista en el Porís de Abona (10€).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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