• Excursión 819. 7 Agosto de 2018. Martes.
Km 13 TF-523 Subida Los Loros. Era del Carcho. Camino La Cruz.
Municipios: Candelaria. Arafo
ENP: Parque Natural Corona Forestal. Paisaje Protegido Siete Lomas.
De 16.05 a 19.45h. De 1340 a 475m.
Distancia: 8,1km Duración: 3h 40m
Recorrido por el pinar de Arafo y Candelaria. Primero por un sendero medio perdido hasta una era, después por un sendero SL rodeando varios barrancos del que me desvío por otro sendero muy invadido de jaras y atravieso una zona agrícolas venida a menos hasta enlazar con un viejo camino tradicional (La Cruz) por el que desciendo hasta la carretera de Los Loros y por ella continúo hasta Arafo
Quiero hoy hacer una excursión cuyo primer tramo (el que pretendo hacer hoy) no tuve paciencia para buscar en otra (la 792). Aprovechando la “estela” de la moral que me dio el lograr seguir el sendero cerca de Boca Tauce hoy me voy a atrever con este sendero. Llego a Arafo en coche y lo dejo cerca de la estación de guaguas y la parada de taxis (15.40h).
Aquí en Arafo hay calima y 30º. Cuando me subo al único taxi que espera en la parada con un parasol en el parabrisas y el conductor esperando fuera a la sombra, me dice el taxista que ayer había 38º y no corría ni una pizca de aire, hoy al menos hay un poco de brisa. El taxista es hablador y muy agradable, un hombre robusto. Me va desgranando detalles y anécdotas de los sitios que vamos pasando en la subida por la TF-523. El sitio (km 7,2) por donde empieza el sendero hacia la galería de S. Pedro (excursión 444) se llama El Tablonito. Todas las lomas estaban cubiertas de viñedos, viñedos que crecían del suelo, no les ponían espalderas ni varas. Le pregunto por Nicomedes, el cabrero y me dice que está bien, que la zona donde tiene las cabras se llama El Gorgo. Me cuenta una hazaña de Nicomedes, que fue cabuquero, y que una vez que hubo un accidente en una galería los técnicos no le dejaron entrar y él entró por otro lado a la galería y cuando los técnicos le vieron salir con los dos hombres (uno sobre los hombros y otro enrollado a la cintura) no daban crédito y que al preguntarle Nicomedes dijo sólo que no había que tener miedo. El taxista también me habla de los presos que construyeron la carretera de Vilaflor, de uno en concreto que huyó de una cárcel y que cuando trabajó en la carretera les tenía al aire libre y no les dejaban dormir bajo cubierto y se mojaban todos, y que un hijo de este preso fue el ingeniero que hizo la carretera de Arafo. El taxista me dice que él no camina por una operación de cadera que todo lo que sabe de senderos y caminos es por los clientes, de lo que le cuentan ellos, como yo hoy le estoy contando de lo que voy a hacer.
Se me hace rápido este trayecto y me deja en el km 13 y poco (16.05h, 1335m) en la entrada a una pista (véase excursión 792) a la derecha, una pista que desciende por la ladera. El día está fantástico, algo caluroso, pero no agobiante. El terreno es un pinar extenso. Con ánimo e ilusión echo a caminar por la pista, y bajo un tramo de unos 300 metros hasta que antes de que termine me salgo por la derecha y voy buscando el sendero. Y llego hasta el sitio donde llegué en la excursión 792, a donde hay un hito. Ya sé por el mapa de Grafcan que el sendero va por una lengua de terreno que se va estrechando, una lengua entre dos barrancos profundos (a la izquierda el de Achacay, y a la derecha El Bujero) pero in situ, aquí, yo no veo nada de esos barrancos, el pinar es bastante denso y me tapa todas las vistas. Además, tengo que ir muy atento al suelo que está cubierto de una gruesa capa de pinocha. Brezos, amagantes y jaguarzos añaden dificultad. Transitar este sendero me cuesta más al principio, hasta que sintonizo con la “estrategia” del sendero zigzagueante, que a veces desaparece y después reconozco por la muesca que hace en el terreno, muesca poco visible, la tapa una gruesa capa de pinocha. Sólo me despisto una vez y tengo que regresar y subir unos 40 metros de desnivel para asegurarme de que voy por el sendero. A veces tengo que agacharme e ir en cuclillas deslizándome sobre la pinocha para evitar caídas, en pocas ocasiones está obturado el sendero por ramas de brezos o de pino, pero enseguida lo vuelvo a ver. La cosa va estupenda y lo voy haciendo bastante rápido. Huele fantástico a monte seco, a pinocha y a resina de pino. Voy encontrando hitos cada cierto trecho que me va reasegurando de que voy bien. Además de las piedras también hay puntos amarillos.
La parte más complicada llega cuando se abre la vista hacia el barranco del Bujero y a la loma de enfrente, la que cierra el valle de Güímar por el este. Es una parte bastante llana, una pequeña meseta, si continuase recto llegaría a un abismo, así que ahora estudio bien el mapa y me doy cuenta de que tengo que bordearlo por la derecha, unas piedras me lo señalan. Todavía me quedan unos 70 metros de desnivel más. La alegría que voy sintiendo a medida que recorro este último tramo, con menos pendiente y mucho más claro, bien marcado entre vegetación baja, es inmensa y va creciendo a medida que no encuentro ningún acertijo, ninguna complicación. Voy teniendo vistas mejores pero la emoción de lograrlo no me da ni para mirar, y entonces ya he llegado a la era, la era del Carcho (16.50h, 1040m) por donde cruza un SL. Sólo me falta ponerme a cantar y a gritar de la alegría que siento. Maravilloso. La era es grande y está en un sitio fantástico, y aunque rodeado de pinos todavía se puede tener una buena vista del barranco, del enorme barranco de Achacay.
He tardado 45 minutos para un descenso de 300 metros de desnivel, pero el tiempo no existe mientras lo hago, ni siquiera los tiempos que anoto, las cuentas las hago después. Sé que tengo tiempo y que estoy bajando, lo demás es secundario. El tiempo está estupendo, sigue estupendo. Me quedo un rato y sigo (17.08h). Sólo por recordarlo avanzo por el sendero hacia la izquierda hasta tener una vista del barranco y de una pared rocosa con bejeques, donde sólo hay bejeques, qué especialización la de esta planta. El sol los ilumina de lado y los resalta y también a unos malpica que hay en el borde del sendero. También desde aquí hay una vista espectacular del barranco de Achacay. Vale, ahora ya puedo seguir en mi recorrido, regreso a la era y tomo hacia la derecha por el sendero estrecho y que encuentro algo destrozado, seguramente por motos, pero ahora no me importan estas menudencias. Me meto un poco hacia arriba del siguiente barranco profundo (el del Bujero) con paredes muy altas, y me cuesta imaginar que acabo de descender muy cerca del borde de ese barranco, la pared se ve muy alta y vertical.
Desde la era el sendero cruza tres barrancos de tamaño variable y sólo se complica al cruzar los cauces, después describe una gran curva. Voy siguiendo, sin mucho desnivel, el contorno de los barrancos y al salir del último tengo una visión impactante de una pared vertical del barranco de Achacay y de cómo el otro barranco (Bujero) es absorbido completamente por el de Achacay, el barranco del Bujero termina abruptamente en un salto sobre el barranco de Achacay. Y entre ambos barrancos hay una lengua afilada de terreno que me gustaría recorrer algún día, no sé siquiera si es posible, pero seguro que tiene que tener todavía mejores vistas a ambos abismos. Por aquí veo almácigos, granadillos, cedros canarios, dos pequeñas sabinas, colderisco de Güímar, y muchos hinojos y escobones cerca del sendero. En esta bajada hay un saliente, a la izquierda, con una vista maravillosa del fondo del barranco y un salto, y también la pared marrón vertical del otro lado, por encima de esa pared va el recorrido, por una pista, de este SL (Carcho).
En torno a los 900m confluye por la derecha otro sendero (viene muy vertical de la carretera de Los Loros) y unos pocos metros después a la derecha y señalado por una equis (en blanco y verde) me desvío por otro sendero. Este es el mío. Llanea, está mucho más cubierto de jaras que el SL. Es un sendero poco claro hasta que llego a una pista de tierra con unas fincas valladas. Subo a la derecha por la pista, salto una cadena, bordeo otra finca con un perro que ladra, llaneo hacia una terraza grande, llego al borde y desde ahí veo un pequeño barranco y al otro lado el sendero. Voy campo a través hasta que a la altura del sendero de enfrente encuentro el de este lado, cruzo el cauce. Logro llegar al sendero al otro lado. El sendero está claro y voy emocionado de recorrerlo, ahora sí que me pesan todas las emociones, si no encuentro la continuación tengo que regresar hacia el SL, pero lo voy encontrando, sólo en el vértice de una loma lo vuelvo a perder pero pronto, lo veo al otro lado del barranco, es un fantástico sendero que no cambia mucho de altitud, en total cruzo tres barranquillos (Las Hermosas, Las Lajitas, Carreto) y llego a una zona rocosa, pelada de vegetación, muy polvorienta y erosionada. Al otro lado de un pequeño barranco (La Tapia, el que marca el límite entre Candelaria y Arafo) veo una finca grande. Pero no tengo que cruzarlo sólo tengo que girar 90 grados a la izquierda y seguir por el camino que baja (y que también sube hacia la TF-523).
Es un camino muy ancho (el camino de la Cruz), con marcas de herraduras, muy polvoriento, muy rocoso, muy irregular, voy inseguro, pero se me pasa cuando llego al asfalto. La pista de asfalto bordea algunas fincas y se topa con otras, y tengo que ir encontrando el sendero con paciencia, a veces a la derecha y a veces a la izquierda, hasta ir hallando el sendero estrecho y pedregoso y muy abandonado que baja entre las fincas. Hay un tramo que transcurre por asfalto, un pequeño tramo y ya cerca del km 3 de la TF-523 (mi destino) en una finca un hombre me señala el sendero que va pegado a la valla de su finca. Qué aventurero todo esto, ir enhebrando este sendero tan olvidado y en tal mal estado. Y llego a la carretera (19h, 600m). Ahora ya sólo me faltan unos 3 km para llegar a mi cochito.
Por la carretera voy bien, apenas tiene tráfico. Al poco de empezar tengo una buena vista de un barranco profundo (La Tapia), y durante el trayecto veo una sabina grande por dentro de un portón de una finca, un hermoso almácigo en una lomita, también en la parte izquierda de la carretera, y veo cómo dos operarios de un camión cisterna bromean con una mujer a la que le están llenando un depósito de agua y que tiene su casa por debajo de la carretera. Pocas casas en la parte izquierda y campos extensos en bajada. Qué relajado todo. En un bar veo a un grupo de amazonas y de jinetes con sus caballos “aparcados” a la puerta como en el salvaje oeste. Voy recordando el trayecto que hizo el taxista para volver a mi coche callejeando por las calles de Arafo. Y me encanta el ambiente tan tranquilo de Arafo cerca de la plaza que está engalanada con banderolas para las fiestas y la gente charlando en la calle. Hogar dulce hogar cuando llego a mí coche (19.43h).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Parte superior de la excursión
Parte inferior de la excursión