• Excursión 814. 25 Julio de 2018. Miércoles.
Los Derriscaderos
Municipio: Granadilla
ENP: Monumento Natural de Los Derriscaderos
De 15.50 a 18.34h. De 97 a 325 a 97m.
Distancia: 9,2km. Duración: 2h 44hm.
Todavía me acuerdo de como, en la anterior excursión por aquí, la guagua (la 111) pasó de mí cuando estaba esperándola en la salida del polígono industrial de Granadilla (km 50/51 de la autopista del Sur) y por eso esta vez vengo en mi propio coche. Tardo un poco más de cuarenta minutos desde casa. Aparco el coche un poco antes del principio del poste blanco, el poste indicador del Monumento Natural de los Derriscaderos. El día está hermosamente soleado y como hace mucho viento me pongo la bufanda y llevo el paraguas. En un minuto o así llego a la bifurcación y sigo recto hacia arriba (no tuerzo a la izquierda). Empiezo un poco rápido y sin pararme mucho. (Me parece que de entrada no aprecio lo que veo y por donde paso y voy demasiado rápido). Si lo que echaba en falta la última vez que estuve aquí era el sol, hoy me parece excesivo. La luz es tan vertical que no merece la pena hacer fotos de las formas caprichosas de estas montañas. Con esta luz tan intensa se borran todos sus pliegues. Además, por esta zona ya he pasado antes y como yonqui de novedades voy por las del día (las que espero ver hoy). El viento tampoco me ayuda a pararme y disfrutar de las vistas, me azota continuamente, no puedo abrir el paraguas y cuando lo logro lo uso de escudo protector.
Qué difícil me está resultando esta excursión. Es el viento la verdadera razón porque voy tan deprisa. Marcho por un terreno abierto al lado de una pequeña loma. Como unos veinte minutos después de empezar (1,3km desde el principio, 150m de altitud) llego al inicio (punto A), más o menos cercanas, de dos pistas, una que sube a la izquierda y otra hacia la derecha, tomo la de la izquierda y empiezo a subir. En la parte alta de la loma empeora la cosa, se hace más fuerte el viento. Estoy por darme la vuelta. La única parte buena es que el firme de la pista no es muy irregular. Cuando llego a las ruinas (16.23h, 190m) de la urbanización fantasma y artística –donde cada casa es diferente- tengo un respiro al entrar en un par de casas. Las casas son amplias de habitaciones grandes y tienen chimenea, lo cual me parece totalmente fuera de lugar para el clima de la zona. Tienen paredes y techos pero el interior ha sido expoliado de todo lo que podría tener algún valor, quiero decir que han quitado las tuberías y hasta arrancado los azulejos. No hay mucha basura en el interior, lo cual es agradable para una casa vandalizada. Cada casa no sólo tiene una planta única, sino que las ventanas también son diferentes. Pero el lugar es tan agresivo que no creo que nunca hayan venido okupas. Me asomo al barranquillo de la derecha, el que tiene la curva de piroclastos preciosa, y después me alejo de las casas y sigo subiendo por la pista ancha que va por lo alto de la loma con eventuales vistas hacia el barranco de la izquierda (El Bucarón) y el de la derecha (Lomito El Conejo). El viento sólo amaina en contados momentos.
Llega un momento en que cruzo el sendero (250m) que recorre toda esta zona (excursión 775). Aquí hay una pista a la izquierda que sale hacia un terreno privado que veré un poco más arriba y desde arriba, vallado y con tumbonas. No me da para verlo más de cerca. Sigo subiendo y ahora la pista va por la parte de arriba del borde derecho del barranco del Monumento Natural (Las Monjas/El Guirre) pero lo que esperaba que fuese un barranco interesante no lo es en la realidad, tiene laderas de caída suave y la vegetación no es nada distintiva. En el mapa he visto muchas líneas de nivel muy pegadas (señal de mucho desnivel), pero aquí me desilusionan. Al otro lado una pala trabaja en sordina y me llega el eco lejano del sonido metálico de la pala al escarbar el suelo rocoso. No tenía un plan claro en esta excursión, (como ya se nota a estas alturas) pero entre el viento y que el barranco no da para más decido empezar a bajar por una pista que sale a la derecha en los 290m. (Mi mapa es fantástico. No me puedo imaginar lo que sería hacer esto sin mapa, a la aventura.) Es una pista con piedras, nada transitada, que cruza un barranquillo y que después se transforma en un sendero pedregoso poco visible al principio y que después sube recto hasta que llego a una pista (Pista El Vallito) por donde voy a bajar. El paisaje es de vegetación baja y de laderas de perfiles suaves. La pista es ancha y parece algo transitada, de firme irregular.
Me cuesta un poco localizar una era que hay a la izquierda de la pista y al poco de empezar a bajar (320m). Me emociona encontrarla, la era es grande, con murito bajo marcando su perímetro y en buen estado, sin apenas vegetación creciendo sobre ella. Sigo bajando por la pista. (Además de las eras la otra construcción humana que pervivirá en el tiempo serán los depósitos de agua vacíos.) Más abajo encuentro uno grande de cemento que sobresale del terreno, pero que no tiene escalera para bajar (cosa excepcional). Más abajo encuentro otro que apenas sobresale del terreno, de paredes blanqueadas y al que bajo por una escalera; el fondo está lleno de bidones de plástico, me los puedo imaginar flotando indolentes y sin voluntad en el agua rizada, agua que ahora ha desaparecido del todo. En una esquina hay arena fina acumulada. Me quedo un rato dentro fascinado por la belleza del interior de este depósito, cada vez aprecio más los depósitos vacíos y, por otro lado, estoy protegido del viento que por fuera no me da respiro.
Vale, sigo bajando por la pista que tiene surcos y a veces roca pulida y arena fina. Paso al lado de otro depósito circular profundo, una verdadera belleza a la que me asomo con respeto y que tiene una escalera minimalista para bajar al interior que no me atrevo a bajar, la escalera consiste en piedras que sobresalen de la pared interior y espaciadas entre sí, es una escalera para subir en movimiento, no te puedes parar porque sólo puedes descansar un pie. Por un milisegundo me veo caído abajo llamando por teléfono al 112. Sigo bajando soportando el viento, pero con vistas cada vez más a formaciones extraordinarias de los piroclastos de la pista por donde he subido, al principio hoy. Es otra perspectiva la que hay desde este lado. Me salgo de esta pista (170m) y voy casi campo a través hacia el punto por donde antes, al subir y antes de llegar a las ruinas, se desviaba a la izquierda la pista (punto A). Al bajar veo oquedades en los laterales, casi cuevas, en la ladera por donde he bajado. Cruzo un barranquillo y sigo bajando por la pista por donde subí. Un poco más abajo llego a uno de los sitios más espectaculares de estas formaciones de color beis y con rizos en lo alto. Es una loma con muchas oquedades, recovecos, pliegues y rizos que con la luz más tardía puedo apreciar mejor. Me salgo de la pista (hacia la derecha) por un sendero marcado en la roca y llego hasta un mirador sobre el barranco de Las Monjas/El Guirre. Esto es un paso entre montañas (la degollada de Ilena). Además, escalo un poco siguiendo un canal estrecho que está excavado en la roca blanda. La roca es tan áspera que no hay riesgo de resbalar, te quedas pegado como perenquén en pared. Sólo el viento de este lugar de paso me viene a molestar al subirme por esta escultura natural. Después de este pequeño desvío sigo bajando por la pista que marca el límite del monumento natural de los Derriscaderos y que va bajando por el lado derecho del barranquillo del Lomito El Conejo.
Cada vez más apaciguado y con menos viento puedo ser más curioso y más abajo (unos 2 minutos después de la degollada) me decido a explorar un sendero muy claro que sale a la izquierda de la pista. Lo sigo y lo sigo por una parte llana, paso al lado de unas rocas y sigo subiendo por un sendero resbaladizo hasta que llego a unas formaciones rocosas preciosas del estilo del paisaje lunar, pero a escala menor. Son pitones y formas redondeadas pulidas por el viento y el agua. Parece que el sendero está específicamente hecho para ver estas columnas de piroclastos. Regreso por el mismo sendero. La vegetación es muy baja y puedo tener siempre vistas buenas de por dónde ir porque hay un momento en que pierdo el sendero. De nuevo en la pista ya sigo bajando hasta completar el recorrido y regresar a mi coche. Aquí el viento sigue fuerte y no puedo estar mucho rato por fuera haciendo mis estiramientos. Oigo los ladridos que provienen de una casa al otro lado, que creo que es un hogar canino. Cuando me meto en el coche y dejo de sentir el viento inclemente siento una liberación absoluta y no bajo las ventanillas a pesar del calor que hay dentro del coche.
Hay lugares hermosos como este, pero qué difícil es poder disfrutar de ellos. En este paraje el viento es casi un elemento tan permanente como las rocas. Siempre tienes que contar con él, aunque, yo, parece he tenido suerte, en las otras dos veces por aquí no sufrí este viento feroz.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Monumento Natural de Los Derriscaderos