• Excursión 1063. 10 Marzo de 2020. Martes.
Tamarco. Lomo Isoria.
Municipio: Tegueste
De 15.15 a 18.50h. De 320 a 570 a 450 a 560 a 320m.
Distancia: 12,1km. Duración: 3h 35m.
Exploración de pistas, senderos y lugares agrícolas en torno a una loma (Isoria) y dos valles (Oliva, Coco) por viñedos, cultivos y pequeños bosquetes de laurisilva en un entorno muy variado donde se mezcla muy bien el aprovechamiento agrícola, la ocupación urbana y el bosque original y el transformado
Como hoy voy a hacer un circuito prefiero ir en coche hasta el principio de la excursión. Por la carretera de Valle Guerra llego hasta Tejina y tuerzo para Tegueste. Y, como siempre, me confundo en la calle de acceso a la urbanización Tamarco. Pretendo ir hasta la carretera que va al Socorro (la TF-154) pero acabo en la calle Guaydil (15.15h). Aunque de mi confusión tardaré un rato en darme cuenta. Sé que tengo que subir hacia el Lomo Isoria, así que echo a caminar hacia arriba por la calle Verodes y cuando cruzo una calle con más tráfico (la TF-154) para seguir subiendo por la calle Las Toscas me doy cuenta de mi despiste. Ahora con la situación controlada sigo callejeando (Alcalde José Hernández, Alcalde Francisco Rivero, Mederos) y llego a la calle Juan Cañero. En todo este recorrido he pasado de una zona de chalets estupendos en sus parcelas con jardines a otra zona con casas más pequeñas y antiguas y también adosados hasta esta de Juan Cañero que tiene ya un cierto aire rural. El día está estupendo: despejado y soleado, pero sin calor. Paso al lado de una calle (El Pinar) inaccesible, una valla la aisa, me llama la atención. La calle empieza a subir y encuentro un sendero a la derecha, pero que no me lleva a nada, por un momento pensé en que sería un camino para subir a lo alto de loma Isoria, pero no, sólo lleva a una torreta de electricidad.
Regreso a la calle Juan Cañero y paso la última casa, aislada, y sigo subiendo por una pista de tierra con vistas despejadas a la izquierda hacia la carretera de Tegueste y las calles estrechas de Tegueste. Campos baldíos llenos de vegetación y viñedos hacia arriba. Empiezo a tener vistas del Español con sus antenas. Ya estoy en un pequeño valle (La Oliva) formado por la confluencia de dos vallecitos más pequeños. De la pista me salgo por la derecha para subir a lo alto de la loma Isoria. Esta pista la recorrí en mi primera época de excursionista (excursiones 48, 49, 145 y 150) y recuerdo bien la gran cueva-bodega excavada en la escoria blanda roja con su cierto olor a mosto, por aquí abundan este tipo de cuevas. Las vistas van mejorando y siguen siendo despejadas hacia Tegueste, el valle Oliva, el Español y los viñedos. Llego a la parte superior de la loma, a una bifurcación. Sigo a la derecha para ver si tiene salida. No la tiene, lleva a una finca vallada con viñedos y que es un mirador fantástico hacia toda la costa norte hasta la montaña de La Montañeta y los llanos de Valle Guerra. Regreso a la bifurcación y sigo hacia arriba. Unos 200 metros después llego a otra bifurcación. A la izquierda sigue para subir al Español, pero a la derecha nunca la he recorrido y de hecho se me quedó grabado una escena de cuando pasé por aquí una vez, un jinete en su caballo se metió por esta pista (más pequeña), entonces iba bastante a mi límite pero hoy puedo explorarla con calma. Es una pista en bajada no muy ancha con una cadena al principio que salto. Mucho brezo y algunos farrobos y laureles. Se convierte en un sendero rodeando una loma. Hacia arriba y hacia abajo está denso e impenetrable de brezos y otros arbustos. Y tras unos 400 metros llego a unas cuevas y casetas y una casa grande en lo alto de una lomita. Vale. Ya sé a dónde lleva esto. Por aquí termina una pista por la que se puede bajar hacia la bodega de El Lomo. Enfrente tengo la montaña del Infierno. Pero inaccesible desde aquí, son terrenos privados. He tenido durante años la imagen del jinete entrando en este sendero y por fin lo he visitado. Ok.
Regreso por la pista-sendero hasta la cadena y sigo hacia arriba por la loma Isoria. Es una pista ancha con muchos grandes depósitos de agua excavados en la ladera, algunos a medio hacer, otros con un fondo de agua, pero todos abandonados. Sensación de planes frustrados. Ahora estoy buscando una pista que baja, a la izquierda, hacia uno de los dos vallecitos que componen el valle de La Oliva. Encuentro una, pero está cerrada por zarzas un poco más abajo. Regreso a lo alto y un poco después encuentro la pista clara a la izquierda que baja. Y como tantas veces tengo la sensación de encontrarme en un lugar remoto, perdido, en realidad, muy cerca de zonas urbanas. Lejísimos y cerca al mismo tiempo. Es una lejanía psicológica más que física. La pista baja describiendo un zigzag radical y con pistas laterales abandonadas. Abajo oigo voces. Son dos hombres en unas huertas. Bajo hasta las plantaciones, las rodeo por la derecha y paso al lado de uno de esos hombres que trabaja con plántulas. Le saludo. Le pregunto. Me dice que este es un terreno privado, que tendría que poner un cartel arriba, me dice que no importa, que la puerta, más abajo, está abierta. Efectivamente, un gran portón está abierto poco después, así que no sé qué hubiese hecho de no haber estado él. Después no acabo de interpretar bien el mapa y me voy a la derecha en una bifurcación y subo entre fincas y cuanto más subo y mejor veo la ladera contraria del vallecito menos veo una salida. No la hay. Vuelvo a la bifurcación y ya me doy cuenta de que es por aquí la salida del valle de La Oliva. Encuentro más cuevas grandes excavadas en la escoria roja, una con una incipiente valla formada por hojas de pencas. Cruzo el cauce del barranco (de La Oliva) y sigo hasta cerca del cementerio de Tegueste, lo evito por una desviación a la derecha que sube bastante. Por una carretera estrecha (Camino El Valle) y totalmente recta paso mirando los cipreses del cementerio con muros altos blancos. Encuentro un sendero a la izquierda, prometedor, lleva a un bosquecillo de alcornoqueros. Alcornoqueros antiguos, de troncos rugosos y retorcidos. Un lugar para reunirse los jóvenes o para gente cariñosa, con mucha sombra y con vistas hacia Tegueste. No tiene continuación. (Este pequeño desvío no está reflejado en el track de la excursión).
Vuelvo al camino del Valle y sigo hacia adelante. Hermosas vistas desde la carretera también. El camino hace un giro de 90 grados a la derecha para entrar a otro valle (Valle Cocó) y conduce a un grupo de casas. Ahora elijo a la izquierda en la primera bifurcación y a la derecha en la segunda para seguir por un camino de tierra, un sendero que tras pasar el cauce pequeño de un barranco (La Bardana) sube por un bosquecillo de brezos y laureles que ocupa una loma casi hasta la carretera de Tegueste y llego a otra calle (Valle Cocó) que cruzo para seguir sin cambiar mucho de altitud hacia adelante (hacia Las Peñuelas). Una pista asfaltada que baja ligeramente entre algunas fincas, pero cuando llevo unos 300 metros le pregunto a un hombre que tiene que apaciguar a unos grandes perros. Me dice que sí, que hay un sendero que baja por el bosquecillo y más allá de las casas de la calle (Valle Cocó). Qué bien que le he podido preguntar, yo no me atreví antes a bajar. Vuelvo al cruce. Me meto por la calle que baja, pero no me lleva a nada, son fincas valladas y sin comunicación con el bosquecillo. Tengo que subir hasta el cruce de nuevo y ahí meterme por el bosquecillo de brezos hasta que lo encuentro. Es un sendero que desciende. Un sendero claro por este bosque de brezos y pinos con algunos laureles. Me resulta de lo más milagroso que puedan pervivir todavía estos terrenos salvajes. Baja con bastante pendiente, en varios tramos atravesando este bosque aislado. Cuando se termina el bosque llego a una zona abierta, al límite de una finca con viñedos. La evito por la izquierda, por su borde y después me meto por el cauce de un barranquillo pero está demasiado lleno de vegetación y todavía queda un largo trecho hasta las primeras calles de Tegueste. Así que tengo que regresar hasta el borde del bosque y seguir por el borde superior de la finca de viñedos. Y por ahí sí, por ahí, al rodearla, tengo salida a una pista. Un hombre me mira asombrado cuando paso a su lado. Está trabajando roturando un campo de papas. Le saludo. No le pregunto nada. Y no le pregunto porque me da la sensación de que es un terreno privado. Y lo es. Poco después me encuentro con la puerta abierta de la finca. Vale. La callecita por donde salgo tiene un nombre precioso: La Mocanera, y yo me pregunto ¿cuándo hubo un mocán aquí?
Salgo a las primeras calles de Tegueste y tuerzo a la izquierda por la calle Ramírez. Son casas de dos o tres plantas que no me dicen nada y sin tiendas apenas, sin ninguna distracción. Sigo recto por la calle que lo mejor que tiene es el nombre Camino Viejo hasta casi llegar a la carretera de Tegueste. Tuerzo a la izquierda por una calle de adosados (calle El Brezo). Quiero ver si puedo cruzar el barranco (La Oliva) y seguir callejeando lejos de la carretera que tiene mucho tráfico. No lo logro. El cauce del barranco no es ni muy ancho ni muy profundo, pero es muy vertical y al otro lado solo veo los muros traseros de fincas, lo intento por la derecha y por la izquierda. No me queda más remedio que seguir por la carretera. Pero son solo tres o cuatro minutos y puedo salirme por una calle a la izquierda (El Pinar) que tiene una entrada antigua a una finca y un hermoso acebuche enfrente. Pero cuando he recorrido toda la calle llego a la valla, la misma que me llamó la atención antes. Y no es de broma. Lo han hecho a conciencia, se podría pasar, saltar, pero solo en caso de mucha necesidad, no me quiero arriesgara a ensartarme en un pincho sólo por un pequeño rodeo. Tengo que regresar a la carretera y me puedo salir pronto por la calle Las Toscas y ya sigo callejeando hasta donde dejé el coche, en la calle El Guaydil.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Tamarco - Lomo Isoria