• Excursión 999. 16 Septiembre de 2019. Lunes. (Anaga 161ª).
Ajitio. Chiguel
Municipio: Santa Cruz de Tenerife
ENP: Parque Rural de Anaga
De 14.36 a 18.12h. De 165 a 695 a 165m.
Distancia: 4,4km. Duración: 3h 36m.
Mi objetivo de hoy es subir al Chiguel, que es para mí, una montaña mítica, mítica por la excursión muy esforzada en que logré subir hasta lo alto (excursión 647). Hoy voy a probar una ruta mucho más directa que aquella desde María Jiménez. Tengo mapas detallados y buena forma para intentarlo.
Calor húmedo en Tacoronte y Santa Cruz, también. En una pequeña guagua, típica de esta línea, la 916, salgo desde el intercambiador de Santa Cruz hacia El Pelotón (14.15h). El conductor habitual de la 916, Jose, es muy amistoso y saluda a muchos pasajeros cuando suben y los despide cuando se van. Ya lo conozco de otra vez. Me deja en la entrada a Ajitio y me dice que tenga cuidado ahí arriba. Hace bastante calor y ya de entrada tengo una subida con mucha pendiente por asfalto. Paso un grupo de casas con grandes laureles y sigo subiendo. Recuerdo que Tino en El Pelotón me dijo que había que cruzar el cauce del barranco pero cuando llego resulta ser muy somero y hay enormes piedras impidiendo el paso al cauce. La calle sigue un poco más a la izquierda y termina en una cadena y un prohibido el paso. Pero aquí encuentro un sendero que sale a la izquierda y sube a un saliente rocoso. El sendero me va llevando por debajo de un gran dique, que se extiende y se extiende. De unos dos o tres metros de alto, completamente vertical, plano: insuperable. Cuando ya he recorrido, con crecientes dificultades, un gran tramo sin subir casi nada me doy cuenta de que no es por aquí. Regreso al final de la calle. Ahora me atrevo a saltar la cadena y subir hacia una casa. Allí un perro que está echado, con aspecto de muy cansado y viejo, me mira con indiferencia y no me ladra, tiene dificultades para respirar. Así y todo paso lejos de él y llego a unas casetas abandonadas para animales. Intento bajar al cauce del barranco pero es impracticable. Regreso al final de la calle. Menuda manera de empezar. Llamo a voces, por encima de los ladridos de un gran bardino, a un hombre que está trabajando haciendo mucho ruido en una casa al final de la calle. Tarda en salir, le pregunto, con mucha desgana y como evaluando si contestarme o no, me dice que sí, que es por ahí, por el barranco, y eso es todo. No sé si ha querido decir que tengo que ir por dentro del barranco o qué. Vale. Se vuelve a meter enseguida. Y el perro detrás a ladrarme.
Qué comienzo. Voy hasta las grandes piedras en el barranco, me subo a una y veo la traza fina de un sendero al otro lado del cauce, cauce que es pequeño y superficial. Con cuidado subo a las piedras y vuelvo a bajar. No me queda claro el origen de esas enormes piedras justamente ahí. Al otro lado hay un senderillo entre la yerba agostada y las plantas medio secas, que serpentea un poco pero después ya sube recto por una ladera con poca inclinación, con vegetación muy baja, con tramos arenosos, y también aprovechando la línea de un dique aflorado. No sé ve mucho el sendero, es fino, pero la ladera no muy estrecha y ligeramente inclinada hacia el cauce no deja muchas alternativas. Veo unos hitos. Cuando ya he avanzado unos dos o trescientos metros y de repente, tengo la sensación de que lo voy a lograr, de que es posible subir al Chiguel. Y pienso por un momento que estoy entre la aventura y la trivialidad, si es muy difícil y me cuesta mucho es una aventura, si el sendero es fácil es trivial. Aparco este pensamiento, sobre todo cuando no he conseguido nada todavía. Sigo subiendo por la ladera inclinada, a mi derecha tengo una pared cada vez más vertical. Llego a una zona (340m) con viejas higueras, de troncos muy gruesos con muchos nudos pero pocas ramas y aunque tienen hojas grandes no veo ni un solo higo. Ante mí se extiende una pendiente ancha y aunque el recorrido me señala a la derecha, pegado a la pared vertical, en realidad podría ir por muchos sitios de la ladera ancha, y todos malos, sin un sendero claro, con muchísimo desnivel (más tarde en casa compruebo que el desnivel es del 60% hasta la degollada de arriba). Intento subir por la izquierda porque voy viendo vestigios de sendero, pero no convencido, regreso a las higueras y subo por la derecha. Es muy complicado, arena suelta, grandes rocas a evitar, escalones altos. En un tramo me tengo que agarrar a una tubería de plástico que parece puesta justamente para esto, el terreno es arenoso y muy empinado. Veo hitos en dos ocasiones más. Me da la impresión de que el sendero original se ha hundido en muchas partes y solo quedan retazos aquí y allí. Tras la manguera la cosa mejora un poco y llego al punto (535m) donde hay que girar bruscamente a la derecha, es decir, un ángulo de 90 grados. Y en este momento ya me doy cuenta de que lo voy a conseguir porque ahora ya se trata solo de subir por una senda fina y recta hasta una degollada (Ajagua, 550m) que me da acceso a una gran planicie. Y reconozco algo de este lugar. En aquella excursión (la 647) en que subí al Chiguel estuve comiendo por aquí cerca mirando hacia arriba.
No me entretengo en seguir hacia abajo y ver las vistas desde unos riscos un poco más abajo, lo dejo para otro día, pero merecería mucho la pena, hoy las vistas no son buenas, está nublado hacia Santa Cruz y no se ven las montañas de La Esperanza, ni mucho menos el Teide, visible con buen tiempo. Ahora tengo dos alternativas, hacer como la primera vez y seguir por un sendero estrecho bajo el Chiguel o subir a la cresta y seguir por ella hasta arriba que es lo que hago, y hago esto último porque recuerdo que el paso bajo el Chiguel era bastante comprometido. Y como la vegetación ni es muy densa ni muy alta puedo subir por la cresta, a veces subiéndome a piedras grandes, y lo mejor son las vistas hacia San Andrés y el barranco de Jagua y del Cercado, es una vista muy amplia despejada hasta la costa. Voy subiendo como con alas, es bastante empinado pero estoy tan excitado por lograrlo que ya he llegado cuando me vengo a dar cuenta. Bien. Lo he conseguido (16.40h, 695m). Ahora noto lo exhausto que estoy y me doy un rato para mirar para todos los lados y descansar un poco. De las cuatro maneras posibles de llegar al Chiguel, ya he logrado tres, dos en la excursión 647 (una subiendo por María Jiménez y el barranco de la Cueva Bermeja, la otra por la cordillera de montañas enfiladas desde San Andrés). La cuarta es por las crestas desde la degollada del Pino, esa me la reservo para otro día. Ahora quiero subirme a la montaña al otro lado y de similar altura, que entre ambas forman el doble pico en forma de M tan característico y tan visible desde muchos puntos de Anaga y de la ciudad de Santa Cruz.
Empiezo a bajar y no es fácil, hay que ir escogiendo bien el recorrido entre piedras lisas sin asideros. Durante la bajada compruebo que aquí sigue la pequeña sabina entre dos peñas. En la llanura entre ambas montañas veo el sendero que va hacia la degollada del Pino. Es más sencillo pero no del todo subirse a la montaña de enfrente, que tiene dos pequeños picos con muchas aristas. Y desde aquí tengo otra nueva vista, de los barrancos encajonados que suben desde El Pelotón (Brosque y el Bizcocho) y hacia el palmeral del Cercado y a corta distancia destaca el roque del Cubo (Los Felipe), que hace honor a su nombre, un cilindro macizo y sobresaliente. Por debajo se ven muchas trazas de senderillos para rodear estas crestas. Estoy francamente nervioso de toda esta grandiosidad, es todo muy exagerado. Y también la sensación de ser un sitio muy exclusivo, poco accesible y al que merecería la pena volver por las vistas, a ver si hay suerte con el tiempo. Y ahora, una vez completados todos mis objetivos en vez de seguir en el presente empiezo a pensar en el regreso, en los horarios de las guaguas y en que quiero regresar para tomar la última guagua hacia Santa Cruz. No debería ponerme en el futuro pero no lo puedo evitar. Bajo a la llanura (17h) entre las dos montañas, la llanura ocupada por terrazas donde se cultivaba antaño, y cuyos muros bajos están muy caídos. Ahora sin mapa ni nada de esta zona, y confiando en mi memoria, bajo hacia el borde del risco, sé que tengo que llegar a una bajada pequeña por el cauce de un barranquito y de ahí tomar a la izquierda para pasar por un sendero-anden pegado al risco. Ligero y rápido llego al borde del risco, pero no encuentro el barranquito, tengo que rodear el borde hacia la izquierda en busca de ese “sendero”, y de lejos no se ve nada de nada, parece imposible que se pueda pasar por esa pared vertical, pero existe, por ahí subí en la 647. Tengo que bajar y subir por el borde hasta que por fin encuentro el barranquito y el sendero que hay por debajo y ya me va llevando por el andén (cornisa), desde el que no hay ninguna sensación de peligro, porque voy protegido por las plantas que crecen en el borde externo del andén, y bien pegado a la pared. Sólo cuando termina este sendero hay que esmerarse por un senderito muy fino de cabras para alcanzar el borde de la llanura.
Regreso por el borde hasta el sendero de la degollada de Ajagua, y menos mal que he puesto unas piedras para localizarla porque ya me había pasado de largo. La primera parte de la bajada es sencilla, pero la parte entre los 500 y los 370m es absolutamente complicada, se puede ir por muchos sitios, pero en todos muy despacio y con muchas precauciones, todo suelto, de grandes piedras y con el referente debajo de las higueras retorcidas. Me siento muy aliviado al llegar a las higueras que exhalan un cierto aroma gomoso. Todavía algo inseguro sigo bajando por el sendero fino sin salirme de él, ya es todo coser y cantar. En la calle el hombre trabajador y de pocas palabras se ha ido pero el perro sigue atemorizante y ladrador. Al otro lado el dueño del perro comatoso me saluda. Bajo sintiéndome fantásticamente hasta la carretera (18.12h). Solo he tardado una hora y cuarto en la bajada, para dos horas en la subida. Pasa la guagua hacia arriba cuando regresa me subo a ella (18.28h). Me saluda Jose. Cuando ya se han ido los pasajeros y nos quedamos solos se muestra muy interesado por la excursión que he hecho, también él es senderista.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Mapa de Ajitio al Chiguel