• Excursión 1561. 7 Marzo de 2024. Jueves
Adeje. Barranco Madre del Agua. Era Terreros. Fañabé
Municipio: Adeje
ENP: Reserva Natural Especial Barranco del Infierno
De 10.52 a 17.56h. De 220 a 200 a 440 a 390 a 620 a 120m.
Distancia: 10,6k. Duración: 7h 4m.
Desde Adeje por una pista y senderos subo hasta un canal ancho y cubierto. Lo sigo hacia la derecha pasando varios barrancos y me meto por el más grande (Madre del Agua). Subo un buen trecho por el cauce, pero la preocupación por lluvias repentinas me hace abandonar. Regreso al canal y subiendo por una loma localizo una vieja era. Después por una loma voy hacia Fañabé y por el viejo camino real de Adeje desciendo hasta una pista y por ella a Fañabé
Mi objetivo del día es recorrer, desde abajo, el barranco-desfiladero de la Madre del Agua en Adeje. Según el Mapa Topográfico Integrado de Grafcan no parecen haber saltos, pero no tengo ni idea si se puede recorrer simplemente a pie o hay que usar cuerdas.
Nada más levantarme de la cama me visto de excursión. Desayuno, me preparo y salgo antes de las ocho. Sin embargo, los usuales atascos más un accidente de coche que ha debido ser grave, estando en la cola primero pasa un coche de la guardia civil, después los bomberos, más tarde una ambulancia, otro camión de bomberos al rato y por último una pareja de motoristas de la guardia civil. El accidente ha sido a la salida de La Laguna y por cómo tratan de meterse los bomberos y se meten en el coche accidentado ya se ve que la cosa ha sido fuerte. Después de presenciar algo así ya no me importa que me vaya retrasando en mi intento de tomar una guagua al sur. En la estación de guaguas cuando ya he subido a la plataforma me doy cuenta que se me ha olvidado el sombrero y tengo que bajar al segundo sótano, lo usual yendo por la mañana al aparcamiento. En el último momento y de vuelta a la plataforma cambio de idea y me monto en la 112 a Los Cristianos.
En Los Cristianos no hay taxis y me toca esperar detrás de unas checas y una pareja de ingleses, ella, con pantalones rojos de boxeador, él más blanco que la leche. Qué difícil es llevar mi cuerpo al principio de la excursión. El taxista que, por fin, me lleva hacia Adeje (al lado del cementerio, 14€) resulta ser un senderista extremo, J. A. que se hace el misterioso con que las autoridades están a su acecho por sus excursiones atrevidas, me habla de una en la galería de Las Escaleras (Los Silos) y me enseña una foto de él en la galería. Además, me dice que va de noche con foco de luz y con casco y que usa lanza para moverse por los riscos y que un solo fallo puede ser fatal. Me deja impresionado. Salgo, quiero verle la cara. Robusto, afeitada la cabeza, le doy la mano, y una tarjeta de mi página web. Después de este momento tan intenso me parece que ya he hecho la excursión de hoy.
En Adeje me bajo del taxi al lado del cementerio y enseguida me meto a la derecha por una pista polvorienta con barrera que baja hacia una gran hoya donde hay cultivos de plátanos. El día está soleado. La pista parece transitada. Me cruzo con un corredor, un perro y su dueño. En un cruce de caminos en el cauce de un barranco (Madre del Agua, 200m) instintivamente me echo a la izquierda y tengo suerte porque en un minuto encuentro a la derecha un sendero. No lo conocía. En ascenso y por terreno pedregoso me va llevando hacia un bonito arco (Risco Jurado, jurado → agujereado) que tampoco conocía, un gran arco de un material rojizo y con muchos picos, nada redondeado. El sendero, estando cerca del arco, lo evita por la derecha y después por placas rocosas y tramos más claros me lleva a una pista por donde salgo cerca de un depósito de agua. Sigo por la pista hacia arriba y visito, a la derecha, una gigantesca era inclinada (Era los Alfileres, 30m Ø) que conserva todo su firme de empedrado, pero nada del murito. De nuevo por la pista poco después me echo a la derecha por un sendero que me va llevando entre vegetación densa de bejeques, pencas, matorriscos, cornicales, tabaibas hasta un canal ancho (390m) y bien visible desde lejos. Me subo al canal y lo sigo hacia la derecha. Es ancho y cubierto de losas, que a veces faltan, por dentro lleva una tubería negra muy gruesa. Ya lo he caminado varias veces.
Desde el canal puedo ver bien las casas de Adeje en el borde del barranco sobre una pared vertical de columnas basálticas. El barranco produce una separación neta de lo urbanizado y el campo. Yo voy por el puro campo salvaje, aunque sobre una “alfombra”, el canal. Desde aquí Adeje queda ya muy lejos, esto es la pura naturaleza. Por el canal paso el cauce de dos barrancos (Hoya de las Ortigas, Los Abejones). Abundan los guaydiles y los balos entorno al canal. Cuando entro a la cuenca del tercer barranco (Madre del Agua) el canal va muy pegado a una pared vertical y bastante expuesto. Tengo que extremar las precauciones en tramos del canal sin losas.
Y tras 1,2km por el canal y una hora después de empezar llego al puente que cruza el cauce del barranco de la Madre del Agua. Aquí estoy. Es un puente largo, aunque a mí en principio no me hace falta cruzarlo porque lo que yo quiero es subir por el barranco. La otra vez que estuve por aquí (excursión 733) lo crucé con bastantes nervios e incluso algo de vértigo que pude manejar. Por la izquierda consigo, sin demasiada dificultad, bajar hasta el cauce. En el cauce, más o menos ancho, hay una mezcla terrible de plantas, sobre rabo de gato, y grandes piedras. Entre las unas y los otros mi progreso es muy lento y dubitativo. Me voy encontrando con pequeños saltos bajo piedras enormes que puedo ir rodeando. A veces se angosta el cauce y tengo que ir pegado a una de las paredes. Por la izquierda según subo veo un canal, parece que seco, pero que es demasiado estrecho como para ir por él. El cielo se empieza a nublar. Así continuo un buen rato: con dudas, intentando diferentes cosas, sin ver el suelo hasta que, más arriba, se despeja un poco y puedo ir un poco más deprisa por una torrentera de piedras sin plantas. A medida que subo me voy preocupando cada vez más por las nubes que son cada vez más oscuras, más negras. Si viene agua no tengo escapatoria, las paredes son demasiado altas y escarpadas, de todas formas, no dejo de mirarlas por ir ubicando posibilidades de huida. Ya me imagino encaramado y viendo una riada pasar. Más arriba se vuelve a complicar la cosa con más plantas y rocas. Voy acercándome a la parte más angosta, al desfiladero. El progreso es muy lento. El sitio me apabulla. Y llega un momento, después de haber ascendido unos 50 metros de desnivel, que decido dejarlo y darme la vuelta. Esta subida ya es demasiado difícil como para estar preocupado por una riada. Sin prisa pero sin ir lento me lleva un buen rato regresar hasta el puente. Y me voy tranquilizando a medida que voy bajando. Deprisa no puedo ir, eso está claro, es todo muy difícil. Por fin llego al acueducto, al puente y encuentro que puedo subirlo hacia la izquierda (definitivamente no hace falta cruzar el cauce pasando por lo alto del acueducto).
Ya tengo una alternativa para aprovechar que estoy aquí. Consiste en localizar dos eras en las laderas, un poco más adelante. La era de Los Terreros y la era de Los Varitos. He sabido de ellas por el Mapa Topográfico Integrado que tiene una escala muy detallada y me ha permitido ubicarlos aproximadamente. No he visto las eras en las fotos aéreas, la zona tiene abundantes partes en sombra. Las eras son una excusa para poder ir por sitios muy alejados. Me da un objetivo. En la foto aérea del año 1964 he visto algunos senderos que podrían subir hacia ellas.
Tras el puente sigo hacia adelante por el canal que va por una zona expuesta con muchas losas rotas. Es algo emocionante. Voy muy concentrado. No me puedo despistar nada. Tras unos diez minutos (400 metros) llego a la confluencia de dos barrancos (Los Terreros y el Lomo de la Abejera). Sigo por el canal unos cien metros y tras una esquina empiezo a subir por la ladera que tiene una pendiente suave con pocas plantas y placas rocosas que me permiten progresar sin muchos problemas. Por aquí y mirando hacia Adeje me quedo a comer. Es un buen sitio. Alla abajo está la muy compacta y moderna urbe de Adeje, con edificios modernos y a unos dos km en línea recta estoy yo en medio de la naturaleza, rodeado de plantas, lomas y barrancos. Me lo tomo con calma. No me pesa haber dejado la subida del barranco. Volveré otro día con mejor tiempo y sin amenaza de lluvia. Tras la comida sigo subiendo por el borde izquierda de la loma, hacia donde me va echando la pendiente creciente, encuentro (400m aprox.) restos de un viejo camino, que debe ser el que he visto en la foto aérea del año 1964. Que es un viejo camino me lo dice algunas piedras en línea y un ligero surco. Mi alegría no dura mucho, enseguida llego a una zona de muchísima vegetación (425m): guaydiles, balos, cornicales muy mezclados me impiden seguir. El sendero está más definido por aquí, pero está taponado por las plantas. Decido subir hacia la cresta de la loma y desde ahí echarme a la izquierda. La subida es una trepada continua entre rocas rojizas y plantas (tuneras indias). Cuando he subido bastante (480m aprox.) me doy cuenta que podría ir campo a través hacia la izquierda para ver si alcanzo la loma por donde creo que está la era de los Terreros. Lo hago. Pero se convierte en una tarea titánica. Es una selva de cornicales y balos. Tengo que atravesar (sin cambiar mucho de altitud) hasta tres pequeños cauces, subiendo y bajando para encontrar los pasos con menos plantas, hasta lograr llegar a una zona más despejada de plantas. Y recién llego a ella vuelvo a encontrar el viejo camino. Y desde arriba y con una buena perspectiva veo todo lo que he tenido que rodear y lo tupido que está por donde va el viejo camino. Aquí no. Aquí está bueno.
El camino va por el borde izquierdo de una loma en subida continua y echándose a la izquierda. Cómo me gusta haberlo encontrado. Es fantástico. Por aquí debían subir hasta la era o hasta las eras. Puedo avanzar unos cien o doscientos metros hasta que dejo de ver el camino. Pero desde aquí y de repente mirando hacia arriba veo un pequeño muro que podría ser el muro (de sustentación) de la era de Los Terreros. Me da un subidón. Sigo por esta ladera por una zona rocosa inclinada y cuanto más cerca estoy del murito más pienso que es la era. Está por encima del cauce de un barranquillo (Lomo de la Abejera) y me sorprende una cueva debajo que parece tener un cuerpo, pero no, es un efecto óptico, en realidad es una toalla con un saco. Así y todo, ¿quién ha dejado ahí una toalla y un saco?, llegar a la cueva no es nada fácil, está en una pared vertical. Vale. Sigo subiendo y alcanzo algo que podría ser otro viejo camino que me lleva, a la izquierda, hasta la era (525m). Es la era de Los Terreros. Conserva la parte del muro (de sustentación) que le da horizontalidad a su superficie, y poco más. Si tuvo piedras como firme ya no queda ni una, lo que hay ahora son tuneras indias. Pero aquí está. Y de hecho es un topónimo de buen tamaño, importante, en el mapa Topo escala 1/20000 de Grafcan.
No está donde yo lo había ubicado. Conseguido este éxito sigo subiendo en busca de la otra era (Los Varitos). Por algo que parece un sendero subo a una degollada y después sigo subiendo por una loma por terreno muy arenosos y resbaladizo. No la encuentro. Me falta decisión para explorar más. No me fustigo. Tengo una larga vuelta que hacer y con muchos interrogantes. (Creo que me quedé a unos 150 metros de ella, y como está, supuestamente, en otra vertiente, no la pude localizar de lejos).
Regreso por el mismo recorrido hasta la era de Los Terreros. De aquí sigo hacia la izquierda, no por dónde subí, por algo que pudo ser un camino y que me lleva hacia la arista de una loma. Loma por la que tengo que ir para salir de estas laderas y que además quiero recorrer. El camino ancho no tarda mucho en convertirse en un camino estrecho o un sendero y va en ligero ascenso o llaneando en paralelo a la cresta de la loma y acercándose a ella. La alcanzo por una degollada (525m) por donde me subo a la cresta rocosa y sigo por encima. Las crestas de estas lomas de por aquí son rocosas, de rocas desprendiéndose, bonitas rocas y aunque hay que hacer equilibrios para pasarlas no tienen mucha vegetación como ocurre en las laderas. Voy pasando pequeños picos y degolladas hasta llegar a uno más marcado (Topo del Fragilete, 530m). Desde lo alto de este pico y girándome a la derecha (hacia el oeste) puedo contemplar el espectáculo de las lomas, los barrancos y los picos altos (Picachos de Fañabé) que componen un conjunto grandioso de pendientes cubiertas de vegetación y donde las nubes al impedir el paso de la luz difuminan y oscurecen algunas y otras se muestran de un verde intenso al recibir la luz directa del sol. Le echo un último vistazo, por debajo de este pico ya no tendré una vista tan amplia.
El descenso es emocionante y variado destrepando por rocas rojizas y entre las tuneras indias. Paso una degollada (La Degollada, 480m) donde hay una hendidura profunda hecha para el paso de una tubería. y subo otro pico (Morro el Guanche, 510m). Y desde aquí ya puedo ver el canal y el resto de la loma que llega hasta Fañabé. De nuevo otro descenso lento y complicado y cada vez con más vegetación a medida que la pendiente se suaviza. Voy encontrando cómo bajar, me da la impresión que hubo un camino, aunque no me queda claro que sea el camino que usaron los antiguos para subir a las eras. Cuanto más abajo más claro es el camino. Cruzo el canal (Canal Intermedio, 380m). Sigo por rocas preciosas unos 200 metros hasta el cruce con un camino que va al lado de una tubería. Aquí me echo a la izquierda y por un sendero claro que empieza al lado de la tubería abandono la arista de la loma y empiezo a bajar por la ladera. Un primer tramo a la derecha y después enseguida otro tramo muy largo hacia la izquierda. Es un viejo camino, me parece que es el antiguo camino real que llevaba a Adeje. Todavía se reconoce. Bajo por la ladera y cuando ya estoy cerca de alcanzar una pista asfaltada y llego a una zanja pierdo el camino. Este camino por el que he bajado lo estuve buscando en otra excursión (la 603), pero no lo encontré entonces. Creo que han borrado la conexión desde la pista asfaltada. Como no veo claro como seguir hacia la pista me echo a la derecha por la zanja. La zanja, de unos dos o tres metros de profundidad me lleva hacia la derecha y me parece bien, pero es larguísima y después de unos 600 metros ya me aburro, trepo la ladera de la zanja y salgo a la pista asfaltada por donde está la entrada a una finca. Sigo hacia la derecha por la pista contemplando la gran extensión de una antigua finca abandonada hace años. El resto del camino ya es muy tranquilo. Alcanzo Fañabé por una zona de casas nuevas, la rodeo, cruzo la autopista por un puente peatonal y al otro lado me quedo a esperar la guagua.
La guagua viene muy llena hay gente de muchas procedencias: paquistanís, marroquíes, chinos, indios, ingleses, franceses, alemanes, españoles, también. Es la población de inmigrantes y turistas que componen este mundo cosmopolita. En la estación de Costa Adeje la cola es larguísima para tomar la 110 y muchos potenciales pasajeros se tienen que quedar en tierra. El conductor cuenta y recuenta hasta que ya no cabe nadie más.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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