• Excursión 1047. 20 Enero de 2020. Lunes. (Anaga 171ª).
Canal Guañaque. Valle Seco.
Municipio: Santa Cruz de Tenerife.
ENP: Parque Rural de Anaga
De 14.36 a 17.43h. De 10 a 245 a 10m.
Distancia: 8,7km. Duración: 3h 7m.
Desde el barranco de Valle Grande sigo un canal de unos dos km que va por la ladera, atravieso un túnel largo, desciendo por unas tuberías de extraordinaria inclinación hasta el cauce del barranco de Valle Seco, visito las callejuelas estrechas del barrio de Valle Seco y unos muelles en la desembocadura del barranco
Despejado y algo ventoso al salir de Santa Cruz (la 916, 14.15h) con el conductor habitual de la línea (José) que saluda por el nombre a las personas que suben. Me bajo en la confluencia de los barrancos (Valle Grande y Valle Brosque). Tomo a la izquierda. La subida por la pista asfaltada por Valle Grande es entretenida, me asombra lo nuevo que me parece todo. Sólo otra vez había hecho esta subida y apenas recuerdo nada. La primera parte el barranco es angosta para abrirse después cerca del caserío de Casas del Cabo con un cauce ancho con huertos y depósitos de agua. Mi objetivo hoy es recorrer el canal Guañaque desde este barranco hasta Valleseco y voy mirando con aprensión su recorrido por lo alto de la ladera, aunque conociendo el trazado de los canales no me dejo asustar incluso cuando veo un tramo sobre columnas de cemento que está separado de la ladera. (El canal que va por esta ladera tiene una longitud de 2,2km, pasa un túnel, y baja por el barranco de Valleseco. De este túnel no tenía ninguna documentación, pero siguiendo el trazado del canal de Guañaque deduje que debía existir, cosa que confirmé con un lugareño -excursión 1040-).
Más arriba todavía hay otro pequeño caserío de casas desperdigadas no muy lejos de la pista (El Llano). Y sigo subiendo hasta el canal que pasa justo por encima de un depósito de agua (Depósito Valle Grande). Sin embargo, cuando me estoy acercando al depósito veo un coche aparcado en la curva un poco más arriba y para evitar problemas con posibles canaleros acorto por terrazas abandonadas hasta atajar completamente el depósito y enlazar con el canal un poco después. Se distingue muy bien de lejos por el sendero estrecho que va a su lado. Estoy bastante emocionado porque no sé qué me voy a encontrar, me da esperanza recordar que vi pasar dos perros blancos por el canal y que las puertas situadas en el trazado del canal (las vi desde abajo) están abiertas, sólo son marcos. El sendero empieza fácil y va al lado del canal. Hay restos de cagadas de cabra, debe ser lugar de pastoreo. Me encanta recorrer este canal que del que ya conozco otros tramos y que empieza en la galería Guañaque (excursión 1025) y que llega hasta una degollada sobre el barranco de Tahodio (excursiones 918 y 959). Cada paso que doy me gusta, cada metro que avanzo más. El canal recorre las laderas plegándose a las nervaduras y barrancos de las montañas, pasando en las esquinas por algunos lugares algo expuestos. Las vistas son estupendas y variadas hacia el barranco porque al ir cambiando continuamente de orientación va ofreciendo nuevas perspectivas. Paso varios puentecitos con anchos y seguros. Lo más emocionante es el tramo sobre columnas de cemento. Es un puente con pasamanos y está totalmente en el aire, lo paso ligero y concentrado. Bien. Son sólo 2,2 km de canal hasta el túnel, pero tardo 45 minutos en recorrerlo, y es que quiero disfrutarlo todo el rato. No hay mucho rabo de gato por esta ladera. Voy recorriéndolo siempre a la sombra. Hay un pequeño túnel en una esquina que paso por un lado (menos mal porque ya estaba pensando en meterme e ir arrastrándome por dentro). Localizo un sendero que viene de debajo, de la carretera, y sube recto por la ladera hasta el canal; ya me pareció que podía ser una vereda cuando lo vi al pasar por la carretera un poco antes del caserío de las Casas del Cabo. Durante el recorrido por el canal he visto dos grifos para tomar agua.
Y llego al túnel que tiene una puerta de rejas de hierro a un lado de la entrada. Me gusta mucho que se vea el final del túnel nada más entrar. Me pongo el casco y entro. Siempre me resulta inquietante atravesar túneles y este (300m) también. Al ser alto y ancho puedo caminar a buen ritmo, aunque encorvado y cabeceando ligeramente para ir viendo alternativamente el techo y el suelo. No me da tiempo a inquietarme mucho, no me agobio con pensamientos de claustrofobia, pero así y todo tiene su punto de miedo. En unos cinco minutos (15.52-15.57h) estoy saliendo por el otro lado, y en la salida no tiene ninguna puerta. Bien. Lo he conseguido. Me recibe un sol radiante y una temperatura más alta y también mucho rabo de gato que oculta el canal y el sendero. Cerca de la salida hay un grifo de agua. Estoy eufórico de haber podido llegar hasta aquí, haber recorrido todo el canal y atravesado el túnel, no estaba nada seguro de poder hacerlo. Ahora en este lado soleado recorro, hacia la izquierda, un pequeño tramo muy invadido de rabo de gato y llego hasta el principio de las dos enormes tuberías que bajan paralelas y con una separación de menos de medio metro entre ellas. Van sobre una base de cemento dirigiéndose como misiles hacia el cauce del barranco de Valleseco, su pendiente es extraordinaria. Este es el tercer reto y vamos a ver cómo lo negocio.
De entrada, bajo un poco por la ladera cerca de las tuberías pero es demasiado vertical, así que me meto entre las dos tuberías que me llegan a la cintura y mirando hacia arriba empiezo a bajar bien embutido entre las dos tuberías de cemento. Aprovecho las enormes arandelas metálicas y sus bases para sujetarme e ir apoyando los pies. Como estoy bajando de espaldas no veo cuánto voy avanzando, sólo que me voy separando cada vez más de la parte alta donde empiezan las tuberías. El cemento está en buen estado y no me resbalo. Así voy bajando y bajando, pero se me hace larguísimo. En una zona con un escape de agua me tengo que separar de las tuberías e ir por la ladera. Después del escape vuelvo a las tuberías y me doy cuenta de que no veo cómo siguen las tuberías hasta el cauce y es que tiene un tramo más abajo que tiene más pendiente todavía. Vale. Sigo bajando por la ladera por la derecha de las tuberías. Un hombre que pasa por debajo, por la carretera, me ve y me da indicaciones de por dónde bajar. Gracias. Muchas gracias. Me tengo que pasar a la izquierda de las tuberías y con muchas precauciones ir destrepando por un surco hasta alcanzar una casa en ruinas con el suelo desplomándose y pasar al jardín de una casa. El hombre se acerca a la puerta de esa casa para avisar a la dueña que voy a pasar. Sin problemas dice ella. Y bajo a la carretera (16.29h). El hombre me dice que había un sendero que se tomaba al lado de la llavita (el grifo que vi a la salida del túnel) y que bajaba pegado a un cuchillete (dique) –que me señala- pero que ahora está todo tapado por el rabo de gato. Qué buen servicio me ha hecho este hombre. Ya tranquilo habiendo superado los tres retos del día puedo relajarme del todo y disfrutar de dos preciosos dragos que hay un poco después, uno es especialmente copudo con muchos ramilletes de semillas.
Bajo por la carretera al lado del cauce seco y pequeño del barranco dejando a mi izquierda otro pequeño barrio y tras una curva la subida a La Cardonera. En realidad, la excursión no ha sido larga así que todavía me queda energía para echarle una visita a Valleseco, al barrio que se extiende por la ladera a la derecha, similar en su disposición a los barrios de San Andrés y La Alegría. Ya tenía ganas de visitarlo. En los accesos hay edificios nuevos pero una vez que asciendo por escaleras estrechas llego a la parte más antigua y subiendo y subiendo a la calle que está en lo alto. Son calles estrechas por la que los coches pueden transitar y comunicadas por escaleras. Las calles están dispuestas en paralelo. Las casas son pequeñas, de una o dos plantas, antiguas pero cuidadas. Apenas hay solares desocupados, aunque alguno hay con restos de casas humildes, y en la bajada encuentro un grupo de casitas en ruina de una sola habitación que parecen restos de casas romanas preservadas para los arqueólogos. Yo callejeo y de repente me siento como un niño, eternamente curioso y contando escalones, y ávido de encontrar nuevas cosas. En los límites del barrio, los límites que dan al mar hay casas más tiradas, con gallinas sueltas y cachivaches como los puedo encontrar en pleno campo, pero con vistas diáfanas hacia los muelles y Santa Cruz. Atravesando una calle sigo en un impulso a un joven cuando lo veo recorrer un atajo por un solar vacío. El joven, decidido, se monta en una moto y me da tiempo a preguntarle por dónde bajar, me mira, calla un momento y con un gesto muy dinámico me lo señala con la mano y con la misma arranca la moto y desaparece calle abajo. Algunos bancos están situados en sitios más despejados y se puede descansar mirando hacia la dársena y el mar y el tráfico pesado e incesante por la avenida marítima. Cuando ya he llegado al extremo más cercano al mar empiezo a bajar contando los escalones. 327 escalones y llego al tráfico ruidoso y rápido de la avenida. Desde arriba he visto dos muelles que se adentran en el mar. Ahora cruzo la carretera y me cuesta un rato dar con la manera de llegar a ellos, hay vallas metálicas y cerramientos por todos lados. Pero lo consigo saltando desde una escalera y por montículos de tierra alcanzo el muelle (Alemán/Cory). En el extremo dos personas, un hombre y una mujer pescan con todo su arsenal de aparejos. El hombre habla por teléfono, la mujer me saluda sonriente. Está bastante elevado sobre el agua que bate domesticada abajo. Tengo que sortear algunos grandes agujeros en el muelle. Y por supuesto, no hacer caso de algunos carteles que advierten de caídas. Desde el extremo puedo echarle un vistazo a las casas apretadas contra la ladera del barrio de Valleseco, las que acabo de recorrer. Cómo me gusta esto de las excursiones.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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Valle Grande. Canal Guañaque. Valle Seco