• Excursión 1166. 4 Noviembre de 2020. Miércoles.
Ramón el Caminero. Las Llanadas.
Municipios: La Orotava. Los Realejos
ENP: Parque Rural Corona Forestal
De 15.16 a 18.45h. De 1580 a 870m.
Distancia: 14,9km. Duración: 3h 29m.
Atribulada excursión en un día lluvioso por el pinar de la zona alta del valle de La Orotava. El terreno firme se convirtió en un pantano con la lluvia cayendo por pistas de mucha pendiente. Después el regreso por una pista antigua y mal diseñada a Las Llanadas (Los Realejos) fue una pesadilla pasada por agua
Tratando de aprovechar todas las oportunidades de caminar por el monte, de hacer excursiones, voy a ver si consigo hacer de un problema una virtud: un día de lluvia en la montaña. Voy bien preparado para un día de lluvia: chubasquero, pantalones impermeables y paraguas. No es que piense directamente que me va a llover, pero estos días han estado lluviosos. Ya de camino en el taxi, que he tomado en La Orotava, por la carretera del Teide está lloviendo, no de una manera exagerada. Me deja en la zona recreativa de Ramón Caminero (1590m, 15.16h). Avanzo un poco por la carretera y me meto, a la derecha, por una pista (Ramo El Caminero).
Nada más empezar a bajar por la pista empieza a llover con más intensidad. Y ahora me doy cuenta de que no estoy preparado para esta lluvia en el monte. No sabía lo que supone ir por una pista de montaña lloviendo con intensidad. De entrada, ya me cuesta un mundo ponerme los pantalones impermeables sin mojarme demasiado bajo el paraguas abierto y es que con una mano tengo que sujetarlo y con otra ponerme los pantalones. Lo consigo. Y ya sé que me he metido en un lío cuando veo los riachuelos que bajan por la pista, auténticos torrentes, que tengo que ir sorteando con mucho cuidado. La pendiente es un factor agravante, el agua baja con fuerza, llueve con más intensidad, lo cual no es problema en sí, el paraguas me protege, pero la fuerza del agua me impresiona, procuro no pensar en nada catastrófico. Voy saltando de aquí para allá evitando las corrientes de agua que horadan por todos lados la pista, que es una pista ancha e importante (BC 1.8). Así y todo, tengo que, en varias bifurcaciones, consultar el mapa. En cada ocasión me detengo y con mucho cuidado lo saco del bolsillo, lo despliego bajo el paraguas y lo estudio, es una operación militar. Por fin cesa de llover con intensidad, aunque sigue lloviendo. En las partes llanas de la pista se han formado enormes charcos que se desbordan por la ladera. Sorprendentemente en ninguno de los cauces de barrancos que voy pasando corre mucha agua, solo en uno oigo mucha agua cayendo, pero no logro ver la catarata. Totalmente concentrado, caminando más bien despacio para no mojarme sigo bajando. No es que esté disfrutando mucho, pero lo intento. Intento sacarle lo que puedo a la ocasión, a sobrevivir sin desesperación a esta cantidad de agua. Estoy inerme.
El trayecto que con sol o sin llover hubiese sido sencillo se ha complicado notablemente por la lluvia y cada consulta con el mapa ha sido una tortura. En esta bajada he pasado varias bifurcaciones y cruces. He torcido a la derecha en los 1480m, a la izquierda en los 1450m, en los 1420m he seguido bajando en la confluencia con una pista, he cruzado una pista en los 1380m cruce de pistas, un poco después he cruzado el camino de Chasna (1360m), parte del sendero de gran recorrido que cruza toda la isla, en los 1310m a la izquierda. En los 1300m deja de llover y puedo estar un rato tranquilo en un tramo llano; son impresionantes las hendiduras en los laterales de la pista, por donde ha bajado muchísima agua y ha dejado un reguero de pinocha y barro en la pista. Tras un km por esta pista bastante llana paso un desvío a la izquierda (1320m). Unos cien metros más adelante a la altura de una galería que estuve visitando (excursión 1142, galería Agujero del Agua) subo (a la izquierda) por dos pistas para ver si puedo alcanzarla, lo dejo enseguida, está todo lleno de piedras y muy mojado. Son las pistas poco usadas y en pendiente las que más se erosionan. Ya ha pasado más de una hora y media y me he acostumbrado. Vuelve a llover, pero más fino. Mi objetivo ahora es conseguir llegar a Chanajiga porque a partir de ahí ya hay una pista asfaltada para seguir hasta Las Llanadas. Podría atajar, pero no me quiero arriesgar a callejones sin salida con este tiempo, no conozco tan bien estas pistas. Despacio voy cubriendo mis etapas intermedias, aunque con un recorrido muy largo. Recorro un tramo largo de unos 2 km que culmina con una curva fuerte a la derecha (1265m), después un tramo de 1 km que termina en una curva fuerte a la izquierda y después viene otro tramo de 1 km hasta que por fin llego tras dos horas y media desde el principio a Chanajiga (17.46h, 1180m). Bien. Tuerzo a la derecha por la pista asfaltada.
Y cuando pienso que he pasado lo peor… justamente empieza lo peor. Sigue lloviendo fino, ahora con más intensidad. La carretera está asfaltada sí, pero al ser muy lisa y no tener desagües está completamente cubierta de una fina capa de agua, de manera que voy chapoteando y los zapatos se me empiezan a mojar de caminar por dentro del agua. Y es larguísima esta pista, la he subestimado. También aquí sé que hay atajos, pero es que ahora no puedo ni quiero ni pararme, imposible sacar el mapa del bolsillo. La lluvia fina lo moja todo, me moja todo, con el chubasquero llevo el tronco seco y también la cabeza bajo el sombrero y el paraguas, pero el pantalón impermeable se está pegando al otro y comienzo a sentir las pantorrillas mojadas. Cuanto más bajo más agua corre por la superficie de la pista, más se reconcentra en corrientes, que en algún momento tengo que cruzar y entonces me rebosa el agua por la parte de atrás de los zapatos y se me empiezan a mojar los calcetines. Además, tengo una rozadura que me pincha por el talón de Aquiles del pie derecho. Ha empezado poco a poco, pero va a más. Llueve fino e intenso con algunos momentos de ligero respiro para volver a llover intensamente.
Al acercarme al primer pequeño caserío (Hoya del Pino de Pablo) me gusta el olor a madera y a chimenea. Aquí veo un coche aparcado con su conductor consultando el teléfono, pero no me hace ningún caso. Sigo. Qué largo es esto. Cuántas curvas hay. Sí, me voy acercando a Las Llanadas, pero es tanto lo que tengo que recorrer. Ya tengo un pie completamente mojado y chapoteo en los zapatos. No cedo, no ceso, continúo y por fin llego a Las Llanadas, al bar Casa Tomás (19.45h, casi una hora bajando por esta pista asfaltada infernal que diseñaron con el culo). En el bar los parroquianos me miran un momento, siguen a lo suyo, están jugando a las cartas, hay un buen ambiente. Me quedo cerca de la puerta. Qué envidia de su aspecto seco y los cafés con leche que están tomando. Yo me quito el chaquetón mojado, los pantalones impermeables mojados, me cambio los calcetines mojados y me seco los pies (discretamente, llamando lo menos posible la atención). Ellos deben estar acostumbrados a este tiempo y estas cosas. El ambiente del bar me resulta por momentos asfixiante: 17 hombres y una camarera. Juegan en mesa de cuatro y otros esperan detrás su turno. Unos a las cartas, otros al dominó. Meto toda la ropa mojada en una bolsa de plástico, el chaleco también. Lo que me salva del resfriado es que no hace frío. Menos mal. Llamo a un taxi. Al rato y de lejos veo una guagua pequeña aparcada, como loco salgo del bar y me llego hasta la guagüita. Sí, sale ahora, me dice el conductor. Es la 330 (19h) que baja hacia Los Realejos. Llamo al taxi para decirle que ya no me hace falta. Salimos. Durante la bajada no veo nada de por dónde vamos. Va despacio, me imagino que sorteando precipicios oscuros. Curvas y más curvas y me parece milagroso que el conductor sepa por dónde va, ha vuelto a llover. Hablo con él, y amable, me deja justo en la parada de la Cruz Santa, para que tome la 353 a La Orotava. Y, qué bueno, la 353 aparece enseguida y me siento doblemente refugiado, esta guagua es más grande y parece más seca. Me siento por detrás. Sigue lloviendo. No estoy mojado, los zapatos sí, pero los calcetines están secos por el papel que me he puesto en los zapatos. Y llegamos a la Orotava (19.35h). Qué inmenso alivio cuando me siento en mi coche después de haberme cambiado el pantalón y ponerme unos zapatos secos que tengo en el coche.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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ZR Ramón Caminero - Chanajiga - Las Llanadas