• Excursión 825. 16 Agosto de 2018. Jueves.
La Hidro. Pico Grande. Mil Ventanas. Canal de Fasnia
Municipio: Güímar.
De 9.50h a 15h. De 650 a 1160 a 1040 a 700m.
Distancia: 7,8km. Duración: 5h 10m.
Por fin ha llegado el día, por fin, voy a intentar hacer el recorrido de las Mil Ventanas, el archi famoso recorrido por los túneles sobre el abismo, en el barranco de Badajoz, en Güímar. Tantas veces he oído hablar de este recorrido, sobre todo a personas que no hacen senderismo, pero que lo han hecho varias veces y lo quieren repetir. La primera descripción buena del recorrido la vi en el libro de W. en su edición en alemán. Y tantas veces también he pensado en hacerla, pero lo he dejado en el último momento, que si ha llovido, que si estoy cansado, que mucho sol, etcétera. De este sendero supe por primera vez cuando estaba empezando con el senderismo, entonces me pareció inalcanzable. Hoy estoy listo. He estado en ambos extremos del camino (excursión 372: desde las antenas y recorrí el primero de sus túneles; excursión 400: en el extremo opuesto recorrí un poco el canal abierto en el barranco del Agua). Además, me enteré de un acceso a través del Pico Grande (excursión 768) y tengo un buen mapa de OSM. Ok, makey.
Ha estado lloviendo toda la noche y sigue lloviendo y hace fresco en Tacoronte por la mañana cuando salgo (8.50h). En La Laguna se empieza a despejar. Cuando dejo el coche, en Güímar, enfrente del casino por debajo de la iglesia de S Pedro, el día está glorioso, todo despejado, agradable la temperatura. Con precio fijo (15€) el taxista acepta subirme a la Hidro, que está por encima del barrio de San Juan. El taxista se acuerda de mí (excursión 763), es el de la voz sonora y agradable. Me dice que el día anterior (festivo) recogió a unos senderistas en las antenas y que se quejaban de no haber podido hacer fotos porque el día estuvo gris y con mucha calima. Hoy yo realmente tengo mucha suerte con este tiempo. Me dice que el pico Grande se llama, también, Pico Horcheja. Según vamos subiendo me va describiendo el estado en que están los viñedos que vemos al pasar: cuidados, cuidados y sulfatados, cuidados y sujetos, abandonados, descuidados… Me dice que él tuvo un viñedo de uvas negras y que un año cuando fue a recoger la cosecha, las uvas tenían un aspecto normal, pero al recogerlas eran como cascabeles, las semillas sonaban en las uvas vacías; lo que ocurrió fue que una mosca las picaba y por el agujero las abejas las vaciaban, y que en vez de 3000 kilos sacó sólo 300. Me deja en La Hidro y empiezo el sendero (9.52h, 650m).
De los tres accesos al canal de las Mil Ventanas (canal Fasnia-Arafo) he elegido este porque me permite acceder por la parte más interesante (Fuga de los Cuatro Reales). La contrapartida es que primero tengo que vencer un desnivel de 500 metros. Así que me lo tomo con calma, más en un día caluroso como el de hoy. Pronto estoy abriendo el paraguas para resguardarme lo máximo del sol. De entrada, subo dos tramos pedregosos y/o empedrados muy rectos y sin sombra con vistas cada vez mejores hacia el barranco del Agua y Güímar. Llego a los primeros pinos (10.03h, 747m) y el sendero es serpenteante con algo de sombra y frescor bajo pinos pequeños y con mucha pinocha en el suelo. Al lado de un depósito de agua (10.17h, 831m) mirando hacia la izquierda tengo vistas de algunos tramos del canal de Fasnia y algunas de sus ventanas. Paso una parte sin sombra, con un sol fuerte, una parte muy pedregosa con plantas extraordinariamente secas a las que no me conviene acercarme. Después sigo y llego al bosque termófilo donde hay mocanes, madroños, acebiños, brezos, pinos y sombra, claro (10.27h, 897m). Para descansar y escribir datos de la excursión en un cuadernillo me paro de vez en cuando, estoy tratando de subir sin esforzarme mucho, tengo que llegar fresco al canal.
En el Pico Chico (10.32h, 930m) hay un rellano y me da un respiro la subida extenuante. El rumor de la tubería metálica me acompaña casi desde el principio de los pinos. Empiezo a hacer más descansos, uno a la sombra de un brezo (10.44h, 985m), después de un tramo empedrado y con algo de sombra. Ya me falta menos de un tercio de la subida, pero hay 31º. De repente me empieza a picar fuertemente el ojo derecho, tengo que mojar una servilleta en agua y limpiarme toda la zona alrededor y después secarlo bien, debe ser el polen de alguna planta. Es un remedio que me suele funcionar. Y es que me pica tanto que no puedo ni abrir el ojo. Se me pasa. Hago otro descanso (10.56h, 1050m) con vistas al Pico Chico al lado de unos madroños. En un tramo a continuación, con mucha sombra, veo un naranjero salvaje, un palo blanco, fayas y afollaos. Los tramos al sol se hacen especialmente duros, me debe faltar poco, hago otro descanso (11.09h, 1110m). Cada vez con menos pendiente pero en subida constante por fin llego al rellano tras el Pico Grande (11.15h, 1180m). Fantástico.
Ya he hecho lo más esforzado, me ha llevado una hora y veinte minutos. Ahora viene un tramo que es una gran incógnita para mí y sobre el que he pensado bastante. Cerca del depósito de agua de cemento y a la izquierda baja un sendero. Lo recorrí un poco hasta un mirador en la excursión 599. Un mirador con vistas hacia el barranco de Badajoz. Y FF decía en su descripción que era peligroso acercarse mucho al borde porque el abismo estaba allí mismo. Me acuerdo que aquel día, entonces seguí el sendero un poco más allá del mirador pero lo dejé, no lo veía nada claro. Por ahí es por donde tengo que ir hoy. Decidido me lanzo al sendero, son sólo unos doscientos metros lo que tengo que recorrer hasta llegar al cauce del barranco, pero es endiablado, el sendero está tapado por la pinocha y muy poco reconocible, tengo que ir a cámara lenta, sube y baja y con algunos tramos muy expuestos pero lo logro en este día tan maravilloso, es complicado hasta el final, hasta llegar al cauce (11.35h, 1184m). Joder, veinte minutos para 200 metros, demasiado. Pero la alegría de haber resuelto esta incógnita, que he tenido durante tanto tiempo, compensa ampliamente lo arriesgado del sendero.
Estoy en el cauce del barranco de Badajoz. Una tubería negra de plástico con una banda azul va por el fondo. Empiezo a bajar por un verdadero desfiladero, muy angosto, rodeado de paredes verticales, sigo el curso del barranco que describe varias curvas. También recorre el cauce otra tubería metálica oxidada, de aspecto antiguo, que tiene unas abolladuras tremendas, da miedo pensar en lo que le cayó encima. Es un lugar impresionante, con vistas cambiantes, qué respeto le tengo. El sendero se sigue claramente. Veo bencomias, rosalitos, jazmines, amuelles de fruto rojo (una planta invasiva de hojas pequeñas y pequeños frutos rojos) que aquí tiene un tamaño grande, cuando normalmente no se alzan mucho o cuelgan. Tras varias curvas llego a un sitio donde parece empezar una gran caída, y me estoy preguntando por dónde podrá ir el sendero cuando encuentro un túnel a la derecha (12h), todavía no he llegado al canal, pero debo estar muy cerca. Me siento tan contento, es todo tan luminoso, tan espectacular. El túnel es corto y con ventanas y enseguida llego al recorrido de las Mil Ventanas. Justo en el sitio donde comienza el túnel más largo (el décimo), el que va a dar al barranco del Agua. Su entrada está a la derecha, pero yo tengo que seguir hacia la izquierda, hacia la fuga de los Cuatro Reales. Estoy completamente emocionado, por fin, ha llegado el momento tan esperado, tanto tiempo pensando en este sitio, y aquí estoy. Todo se puede cumplir. Pronto llego a un túnel (el noveno) que tiene unos 200 metros. Me pongo el casco de espeleólogo con luz frontal y la enciendo. Y allá que me meto (12.12h). Voy por dentro del canal, aunque hay un espacio a la izquierda. Despacio para evitar golpearme con el techo. En lo más profundo del canal empiezo a ver cómo me sale vaho por la boca, qué humedad, y en pleno agosto. Concentrado lo voy recorriendo, aunque tardo en ver la luz y después tardo en llegar al final (12.21h).
En la salida tengo una vista gloriosa hacia Güímar siguiendo la profundidad del barranco. Pero lo mejor es ver las ventanas del túnel, que forman un semi círculo al recorrer la fuga de los Cuatro Reales, una pared completamente vertical y muy lisa. Las ventanas son grandes y llegan hasta el suelo del túnel. El octavo túnel comienza casi en la salida del noveno. Qué espacio tan impactante. Por dentro del túnel el canal describe líneas que contrastan con los grandes ventanales sin barandilla. Empiezo a recorrer el tramo más famoso del túnel. Es la mezcla de belleza extrema y peligro inminente lo que debe hacer a este recorrido tan atractivo y tan popular. Las vistas son impresionantes todo el rato, pero debes cuidarte mucho de acercarte al borde, el abismo sí que está aquí mismo. Y mirar hacia dentro del túnel también es muy interesante. Los contraluces y las diferencias de luminosidad me hacen difícil hacer fotos del conjunto. Me cruzo con tres senderistas (12.40h). Les hablo de lo que hay a continuación. Han empezado por el lado de las antenas y con lo que les digo deciden regresar por el mismo sitio. Uno de ellos me dice que me puedo ir con ellos, que han dejado el coche allí, lo acepto, y les espero a que recorran todo el túnel y vuelvan. El temor a este recorrido me hace aceptar demasiado fácilmente ir con ellos. Mientras les espero hago algunas fotos acercándome casi arrastrándome hasta el borde de las ventanas. Las paredes verticales en curva han sido producidas por la fuerza centrífuga del agua bajando y erosionando y alisando todo lo que encontraba a su paso. Esto me la hace pensar la descripción de una riada que el podólogo al que voy (Servando) me hizo de una riada en el barranco de San Felipe en el Puerto de la Cruz, cuando vio como el agua que bajaba con fuerza al pasar por una curva de 90 grados no iba por el cauce, por el fondo del barranco, sino por las paredes destrozándolo todo. Regresan y entonces ya seguimos.
Pero claro empiezan las charlas sobre lo que hacen, a qué se dedican, y la verdad es que no me fijo mucho en por donde pasamos, se me hace muy rápido, van muy deprisa y entre los túneles y las conversaciones al final me queda la sensación de no haberlo visto. Sólo me quedan retazos de algunas cosas. Las vistas de las paredes de las que no se ve el final. Los sanguinos, abundantes, al lado del sendero. La vegetación espesa. Varios túneles largos. Un paso muy expuesto sobre una gravilla fina. En fin, que al final me queda una sensación confusa. Mi conclusión es que tengo que volver para realmente verlo. Llegamos al final del canal y ni siquiera paramos en las apabullantes vistas del valle de Güímar (menos mal que ya las había visto en la excursión 372). No hay como ir solo para de verdad ver los sitios. Soy un verdadero fanático de los recorridos en solitario. Han dejado el coche demasiado abajo y se hace larga la bajada hasta la pista de parapente (nueva) (15.10h, 702m).
Bajamos a Güímar en la furgoneta de uno de ellos, Oliver, y paradójicamente vivo uno de los mejores momentos de todo el día en este trayecto hasta la plaza donde he dejado el coche. Delante conduce Oliver, a su lado Fran y detrás conmigo está Miguel Ángel. La furgoneta tiene un espacio vacío grande entre el asiento delantero y donde estamos sentados detrás. Y la bajada con una brisa fresca y agradable con los continuos cambios de rasante donde parece que la furgoneta se va a echar a volar se me hace absolutamente deliciosa, no digo ni una palabra en todo el recorrido, no puedo dejar de disfrutar de este paseíto. Gracias. Oliver. Es como un paseo en carruaje ligero. Me dejan en el coche. Comemos algo en El Puertito.
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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