• Excursión 1269. 31 Mayo de 2021. Lunes.
Canal del Estado desde La Cisnera. El Porís.
Municipio: Arico
De 15.18 a 19.32h. De 540 a 500 a 530 a 300 a 440 a 20m.
Distancia: 13,3km. Duración: 4h 14m
Segunda etapa siguiendo el canal del Estado desde La Cisnera hasta la Villa de Arico. Un tramo más corto que en la primera etapa. Y también con el descenso al lado de una tubería muy vertical al cauce de un barranco profundo (Bijagua). Abajo recorrido de un desfiladero con un charco de agua permanente que se pasa por agarres y una cuerda. Después del canal sigo por una carretera local hasta El Porís, cerca del mar
Nada más bajar en San Isidro de la 110 me monto en un taxi, la parada está pegada. Me lleva por la autopista a La Cisnera (el recorrido más rápido). El conductor que no ha dicho palabra en todo el viaje al bajarse para darme las mochilas me pregunta, y cuando le digo que voy solo de excursión primero se muestra cauteloso, pero tras decirle que es más aventurero y emocionante, me dice que él también sale, en bicicleta, solo, que va a su aire. Me desea suerte, yo a él también. Por la carretera camino unos metros hasta, unos cien metros después de la calle Lomo el Capitán, meterme por el camino real (señalizado). Lo primero que quiero hacer hoy es recorrer el cerrito donde terminé la semana anterior (excursión 1267), el cerrito cubierto de bejeques. En menos de cinco minutos ya estoy subiendo por la ladera. Algunas nubes, pero despejado cuando llego y con viento muy fuerte, tanto que cimbrea los rígidos tallos de los bejeques, y la experiencia no es muy agradable, es una lucha para sostenerme, y poder hacer algunas fotos. Sin cultivar durante años los bejeques lo cubren todo, siempre han estado aquí, antes que los humanos. Hay bejeques enormes al lado de otros sin flores. Es un espectáculo. Pero el viento me expulsa antes de lo que hubiese querido. Vale.
Por el camino real regreso hasta la carretera por donde subí con el taxista (Carretera General La Cisnera) y bajo por ahí en busca del canal del Estado (Charca del Estado). En la bajada hay fincas valladas y amuradas. El viento no es tan fuerte aquí. Al final de una recta larga (y tras un km por la carretera general La Cisnera) atajo hacia la izquierda y hacia abajo al lado de la valla de una finca. Una bajada emocionante por terrazas bajas, terrazas desmoronándose y terreno rocoso hasta que alcanzo el canal (390m). Lleva agua y tiene muchos tramos sin losas que tengo que pasar por el borde haciendo equilibrios, a veces rodearlo. No hay mucha altura hacia el barranco. Me acerco a un barranco profundo (Bijagua/Piedra Bermeja) y sé que el canal no rodea el barranco, sino que hay una tubería que baja vertical una ladera y vuelve a subir en la otra. Y sé que puede ser más vertical que el que hice la semana anterior en el barranco de El Río (excursión 1267). Y que puede que no sea posible hacerlo. Pero tengo que echar un vistazo, tengo que verlo. Cuanto más me acerco al borde del barranco más losas faltan, hay tramos de 20 o 30 metros descubiertos. Tengo que ir por fuera, por la ladera, muy expuesto y ya muy cerca, subir al canal y con mucho cuidado subirme al borde del canal, tengo que hacerlo muy despacio, suavemente, el canal es ancho, y si me paso caigo al agua. Logro llegar al borde. Estoy emocionado. Llego a una plataforma de cemento, un cubo del que salen las tuberías por debajo. La vista es impresionante, el canal baja, un primer tramo, con una gran pendiente, después se modera un poco la inclinación. Son dos tuberías de cemento liso, de unos 50 o 60 cm de diámetro con conexiones cada varios metros que van sobre una base de cemento, pero demasiado juntas como para poder entre ellas, las tuberías descienden unos 70 metros hasta un puente que cruza sobre el cauce, lo pasan y después suben casi igual de inclinadas. La base de cemento (sobre la que van las tuberías) es muy estrecha y no hay espacio a los lados de las tuberías. En menos de un minuto me he decidido, voy a bajarlo.
De entrada, hay que bajar a la izquierda sobre un palé de madera que hace de escalera para llegar a las tuberías (que haya un palé aquí no es ninguna casualidad). Después me tengo que pegar a las tuberías para pasar a la derecha de ellas, bajar un poco por la ladera y volver a pasar a la izquierda y seguir bajando por el terreno rocoso entre las plantas. El barranco tiene a la izquierda un gran salto bellísimo, parece una gran cremallera gris. Concentrado totalmente voy arrastrándome por las piedras, agachado, procurando estar muy pegado al terreno, destrepando. No miro hacia arriba para ver cuánto he recorrido sólo hacia abajo. A veces me paro a mirar el gran salto a la izquierda o detalles de la tubería del otro lado. En la última cuarta parte me meto entre los tubos y sujetándome en ellos consigo bajar hasta el puente. Agachado sigo entre las tuberías. La parte complicada es sobrepasar las grandes conexiones de cemento. Más tranquilo me pongo de pie y hago fotos a la tubería. Con los prismáticos miro hacia arriba con detenimiento la gran piedra atorada sobre la tubería. Tiene pinta de que no hay hueco. Y la ladera tiene en su parte superior una pared vertical, las típicas columnas basálticas, imposibles de superar. No puedo subir hasta allá arriba simplemente para intentarlo tengo que estar seguro de que se puede, y no lo estoy, porque la subida por o al lado de las tuberías también es de bigotes. Decido seguir un poco a ver si me puedo salir de entre las tuberías para bajar al cauce y seguir por ahí o subir por la ladera y llegar hasta un sendero que he visto desde arriba. Pero cuando intento bajarme de las tuberías me doy cuenta de que las tuberías están sobre una estructura (de mampostería) y el suelo queda a dos o tres metros. Podría saltar, pero es muy arriesgado. Y entonces me doy cuenta de que hay tres o cuatro piedras pegadas a la base de la estructura formando una especie de escalera. Ok. Me pongo encima y sujetándome en una pieza metálica logro alcanzar con los pies las piedras y bajar a la ladera. Maravilloso. Fantástico. Alguien las ha puesto ahí, alguien ha ideado un método minimalista para que no haya que saltar. Gracias. Me siento listo, agradecido y aliviado. Enseguida llego al cauce. Ya veremos lo que hay en el cauce.
El cauce es bastante llano al principio, pero pronto empiezan las paredes a juntarse y formar un desfiladero. Dos paredes paralelas de formas esculturales redondeadas, onduladas, y el cauce también es ondulado, las piedras arrastradas por el agua han ido haciendo olas en el suelo pétreo, a veces gris, a veces marrón. El aleteo de las palomas en lo alto me sobresalta. Es espectacular este desfiladero. Un salto pequeño, lo paso bien, otro más, los voy pasando y entonces llego a un gran charco y antes de que me dé tiempo a frustrarme veo en la pared izquierda una cuerda enganchada con agarres metálicos a la pared y debajo a la altura de mis pies unos apoyos de hierro, son pequeños arcos clavados en la pared. Qué divertido y qué emocionante, con una fuerza que me resulta a mí mismo desconocida me agarro bien a la cuerda y alargándome voy pisando los apoyos, no sé, cuatro o cinco, todo sobre el charco de agua oscura, que no es para ahogarse, pero sí para mojarse bien. Y logro pasar hasta tierra firme más allá del charco. Alguien ha clavado la cuerda y los apoyos, hace falta una buena planificación para haber hecho eso. Gracias. De nuevo me siento agradecido y liberado.
Salgo del desfiladero. A ambos lados hay laderas suaves con terrazas abandonadas hace mucho, ancha y grandes. Localizo el canal del Estado hacia arriba y subo por la ladera despacio y sintiéndome de maravilla después de haber superado estos dos retos. Es todo un juego. Es una buena subida por la ladera y pasando los muritos de las terrazas por suelo a veces crujiente y blando. Llego hasta el canal en la parte donde las tuberías se conectan al canal. Y me doy cuenta de que hay un hueco bajo la gran piedra atorada por la que cabe una persona. Mejor así. Y no importa ya, estoy aquí arriba. Antes de seguir por el canal le echo un buen vistazo a la parte del barranco sobre el salto (el que me ha parecido como una cremallera), y a la parte del barranco que no podía ver desde abajo, y descubro otro gran salto (Saltadero de Cha Miliana), más grande que el anterior. Espectacular. Regreso al canal y lo sigo por una pista que va paralela por arriba. Ya tengo bastante de canal por hoy. Lo veo abajo, pero tiene demasiados huecos y ya estoy medio abollado por las emociones. El día está fresco y nublado, corre un viento desagradable. De la pista paso a una carretera asfaltada (TF-627) y simplemente me dejo llevar. Esta carretera va hasta El Porís. Enseguida cruza por debajo otra carretera más moderna que baja más recta hacia la costa, pero yo prefiero seguir por esta que parece tener mucho menos tráfico. Tras el túnel describe una curva muy cerrada y veo como el canal del Estado, con muchas losetas en falta, sigue por encima. Lo dejo para otro día, lo del canal. Tras un pequeño barrio (Caldera de Batista) la carretera va por terreno solitario. Sin tráfico ninguno puedo bajar muy relajado, y no me desanimo cuando veo una señal que dice km 8, que me dice cuánto me queda hasta El Porís. La carretera va por la parte izquierda de una cuenca formada por un barranco poco profundo (Los Ovejeros) con formaciones rocosas grises en algunos tramos. Bastante más abajo empiezo a ver grandes instalaciones de placas solares, valladas y vigiladas por cámaras. Es un paisaje nuevo para mí, las laderas suaves, el barranco poco profundo y las grandes placas negras, inclinadas u horizontales. Mucho silencio. Sin viento. Paso unas casas en ruinas con cuevas (Casas de La Luz) y, más abajo, otra casa en ruinas que tiene un pozo, seco, le tiro una piedrita para comprobarlo. Pasado el km 3 de la carretera me salgo por un sendero señalizado (un PR) y voy cortando la carretera bajo los grandes aerogeneradores que giran muy deprisa. Los generadores tienen su parte superior móvil y se van moviendo según sopla el viento. Me gustan. Vuelvo a conectar con la carretera y paso la autopista por un túnel, esto es El Porís, pero no entro, sino que sigo pegado a la autopista hasta la parada de la guagua. Me toca esperar un buen rato. He visto pasar la 111 cuando bajaba. Y pasa cada media hora. Hago los estiramientos. Y me siento con los cascos a escuchar música, mientras los coches y los camiones pasan follados. El pie izquierdo me duele un poco por el interior debajo del tobillo, me he dado demasiada prisa en el último tramo. (Menos mal que miércoles tengo cita con Violeta, mi fisioterapeuta).
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Track orientativo, no obtenido durante la excursión, elaborado después de realizarla
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La Cisnera - Canal del Estado - El Porís