Cuaderno Nº 21

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, DOMINGO 01 DE AGOSTO DE 1993CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 21
LOS NIÑOS.CANCIÓN POSIBLEMENTE DE LAS ABUELAS.UNA NIÑA PRODIGIO, MARÍA LUISA GUERRA.OLEGARIO VÍCTOR ANDRADE.AYER ERAMOS LOS NIÑOS.OH, EL AMOR. LA TROVA.EL PRESTIDIGITADOR.REFRANERO EN GUALEGUAYCHÚ.
LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IVCONVERSACIÓN CON JUAN PABLO DOMINGO.ENTRE LETRAS Y PINTURAS.EL MUEBLE: ESE DESCONOCIDO.

LOS NIÑOS

Marco Aurelio Rodríguez Otero

El actualmente llamado “Día del Niño” no es, por cierto, festividad religiosa o cívica. Está dispuesto, hace años ya, en función de una promoción de ventas, originariamente para celebrarla en el primer domingo de agosto de cada año. Tal es así, que ahora se ha convertido en fasto móvil, convencional. Cuando ese “primer domingo” se ubica cerca del comienzo del mes y, por ende, la cobranza de los sueldos de julio puede no haberse producido, el “dia venturoso” es corrido para el segundo domingo.

Dicho esto, CUADERNOS participa del acerto de que un comunicador social no puede dejar de interpretar que todo suceso movilizador de masas convida a testimoniar la existencial percepción del mismo. De modo tal que en la presente edición campea una fuerte proyección a propósito de la esencia protagónica del niño en la sociedad.

Tampoco dejamos de hurgar en nuestro pasado lugareño y hallamos, inspiradas en su ancestral espíritu religioso, celebraciones que ponían al niño como protagonista. Precisamente para los primeros días de agosto se hacia en los últimos de la semana, un triduo de preparación, que culminaba con la Misa del Domingo. Al cabo de ella se servia a los niños un chocolate con bollos de la confitería “Apolo”, en la casa Parroquial.

A la tarde se hacia la solemne Procesión alrededor de la Plaza San Martín portando la imagen del Niño Dios. De las andas que llevaban dicha imagen colgaban hacia un lado y otro cintas de colores celeste y rosado, respectivamente, las que eran tomadas por criaturas de los dos sexos que, a la marcha iban turnando para dar a la mayoría en el desempeño de tal honor.

Ingresados al Templo San José, los niños sin distingo de nivel social o económico, pugnaban por recibir la primorosa bolsita de caramelos que se repartía. La organizadora del festejo, D. Zoraida Echazarreta, contó siempre con la ejecutiva colaboración de la señorita Clementina, hermana del Cura Párroco Pedro Blasón.

CANCIÓN POSIBLEMENTE DE LAS ABUELAS 

Mambrú se iba a la paz todos los días.

Elaboraba cuidadosamente

Un árbol, una reja, un mate amargo,

Izaba su mañana lentamente,

Retiraba su estrella favorita,

Se ponía una luz en cada mano,

Abría agujeritos en las cañas

Y todos se pensaban que eran flautas.

Se sentaba al arado, ponía en marcha

Una ternura verde por la tierra,

Y debajo del ala del sombrero

Dividía sus ocios, por esquemas

Armónicos, en útiles y bellos.

Mambrú se iba a la paz todas las tardes.

Puerta por puerta recorría los globos

Más lejanos, abría de par en par

Todos los puentes, regalaba un río

Divertido a los peces de colores,

Y hasta dicen las crónicas que andaba

Familiarmente alto entre las torres.

Mambrú se iba a la paz a hacer sus compras

En las boticas de las avenidas

Cambiaba tres sonrisas por tres cuerdas

Agudas de guitarra, el pan nuevo

Por un paisaje inédito o un ancla;

el recuerdo feliz se regalaba;

Dos apretones del mejor saludo

Valían un balcón con serenata,

En los kioscos contaban historietas

De amor y de misterio los juglares 

Mejores a lo ancho de la patria,

Y la esquina del ómnibus más culto

Se desdoblaba toda hasta su casa.

Mambrú volvía a la paz todas las noches.

Ordenaba los grillos y las láminas,

Sacaba a la vereda el mejor fresco

Repartía silencio y palabras

Justamente según necesidades,

Peinaba los cometas más cercanos,

Y se dormía oyendo como Dios

Iba poniendo en hora los relojes.

El tiempo se paraba de repente

Y se lamía un poco los bigotes.

Un día le dijeron que el país

Peligraba, que había algunos señores

Apostados en todas las ventanas,

Que había que postergar las madrugadas,

Que clausuraban tardes y colores,

Que había que formar cercos con las cañas,

Prohibir todas las flautas y oraciones,

Que había que requisar los animales,

Volar los puentes, incendiar las trojes,

Olvidar las palabras y en las torres

Colocar centinelas con fusiles,

Y que era necesario cada noche

Gritar por turno alertas y “¿Quién va?”

Dijeron las abuelas, desde entonces:

“Mambrú se fue a la guerra,

Mambrú no vuelve mas”

ROGELIO BARUFALDI

UNA NIÑA PRODIGIO, MARÍA LUISA GUERRA 

Había nacido en Gualeguaychú el 8 de junio de 1869 y fue bautizada con los nombres: Victoria Maria Luisa, hija de Francisco Guerra y Bárbara Cortinez.

Como desde pequeña demostrara condiciones especiales para el piano, sus tíos, el banquero Leopoldo Guerra y su esposa Catalina Zonino la llevaron a Rosario de Santa Fe, ciudad en la que residían. Allí comenzó los estudios de música y piano bajo la dirección de D. Narciso Fontanals. Maria Luisa tenía 6 años.

En 1878, los tíos “protectores” como los llamara Don Goyo Aguilar en sus versos, deciden trasladar a la niña a Europa.

DESPEDIDA DE SU PUEBLO NATAL

En marzo de ese año ofrece en los salones del Club Social Recreo Argentino un concierto de despedida que provoca comentarios de admiración en esta ciudad inclinada a las buenas manifestaciones del arte.

Don Goyo Aguilar improvisa unas décimas que hablan de la trascendencia de la actuación de la pequeña Maria Luisa Guerra, promesa como ejercitante del piano.

En América asistió Maria Luisa a dos conciertos y en ellos su gran talento en su tierna edad lucio; a Barcelona pasó con sus protectores buenos. La ha dotado el Ser Supremo con el arte musical. Luisa Guerra ha de brillar como la estrella de Venus.

SU CARRERA EN EUROPA

Guiada por su maestro del Conservatorio de Milán, Profesor Fumagalli, iniciará una meteórica carrera, admirando a sus espectadores de las diversas capitales de Europa. Se ha iniciado una forma nueva de vida en la que todos sus esfuerzos serán dedicados a su perfeccionamiento en el arte y técnica pianísticas.

Radicada en España, será la discípula dilecta del máximo concertista español, Carlos G. Vidiella. Gualeguaychú guarda para Maria Luisa Guerra el contenido de su nostalgia y sus afectos.

Sus imágenes le son imborrables. “Flor del Plata” la apodaron sus admiradores de Madrid.

REGRESO A GUALEGUAYCHÚ

Consagrada ya por los públicos europeos, aplaudida por reyes y emperadores por su gran sensibilidad y técnica pianística que formo en las viejas academias, regresa a su Gualeguaychú donde brinda un concierto en el Teatro 1º de Mayo. Es allí donde recibe los aplausos mas queridos de su carrera artística.

El producido de su actuación fue donado para concretar el homenaje al Pbro. Luis N Palma, consistente en una estatua (la que esta instalada en el peristilo de la Catedral San José). Estuvo unida a su pueblo natal por la asidua correspondencia que mantenía con sus familiares. Cedió, además, tierras para que se trazara el camino al Cementerio.

Debe regresar a Europa donde está la esfera de su arte; principalmente a España, su residencia definitiva.

Consagrada por un estilo personalísimo, considerada como del más alto relieve en el mundo musical, a esa casa volvía Maria Luisa Guerra a descansar de sus giras. Ubicada por sus dotes en alta posición social y dueña de una considerable fortuna, la artista se brindaba en las presentaciones con fines benéficos.

COMO ERA MARÍA LUISA GUERRA

El publico que acudía en masa a sus actuaciones reconociendo su impecable técnica y su virtuosismo, admiraba también en la Flor del Plata aquella figura de aspecto frágil, tímida, de delicada silueta, brazos delgados y manos trémulas, de ojos grandes, oscuros y cabellos renegridos que, sentada al piano, parecía transformarse iniciando una milagrosa comunicación con su auditorio.

En abril de 1896 “La Nación” de Bs. As comenta que la eximia pianista emprende viaje a Suiza en el vapor Vittoria para restablecer su delicada salud, pasando una temporada en los climas templados del mediodía de Europa.

Su vida fue de estudio y trabajo y decía también “La Nación” en 1896 que no pasaría tiempo sin que viéramos a Maria Luisa Guerra considerada como una celebridad de general renombre.

LA BARONESA DE ESPAÑA

Como decíamos antes, mantuvo relación con los grupos sociales más altos de la época. Fue amiga de los reyes de España.

Precisamente Alfonso XIII la distinguió con el titulo nobiliario de Baronesa.

En su finca de San Sebastián (España) a la que llamo Villa Argentina y que había construido para ella su tía protectora, paso los tiempos que le permitía el descanso de sus giras artísticas y una ancianidad que rodeo el afecto ganado con su espíritu exquisito y su caridad ancestral.

Falleció en su mansión el 11 de noviembre de 1949.

HONORES PARA MARÍA LUISA GUERRA

En San Sebastián una calle que lleva su nombre y se erige una estatua en su recuerdo. Tan admirada y querida era en España. En su juventud fue nombrada Socia Honoraria de la Sociedad Auxiliar de Caridad de Gualeguaychu. Por decreto municipal en mayo de 1973, se designa a la calle Gualeguay, Maria Luisa Guerra. Una calle corta, tranquila, cercana al río, lleva su nombre como homenaje del pueblo natal. Las aguas de andar lento del Gualeguaychu, cantan una música eterna para quien vivió plena y con total entrega la vocación artística que naciera con ella en la casona familiar de los Guerra Cortinez, sita en 24 de enero (25 de Mayo) y Ancha (Rocamora), esquina S.O. De boca en boca corre hoy el homenaje de Don Goyo Aguilar: En Gualeguaychu nació/ puede decirse una estrella/ la señorita de Guerra/ que a su tierna edad lucio/ y en América brillo. /Sus manos la han de elevar. / Por la ciencia musical, /brillara como el lucero. / Con esa estrella del Cielo / la debemos comparar…

OLEGARIO V. ANDRADE 

Nació en Alegrete (Brasil), en marzo de l839. Ahí se habían exiliado sus padres por causas políticas.

Don Mariano, Doña Marta, Olegario y su hermano menor Wenceslao vuelven al país. Gualeguaychú los recibe y acá nace su hermanita Ursula.

En poco tiempo mueren los padres y Olegario queda a cargo de su abuela materna. La vida le madura precozmente su sensibilidad y su inteligencia.

Asiste a la Escuela del Estado. Los alumnos a cargo del Preceptor Pedro Regalado Murúa son sometidos con carácter público, a exámenes.

El 9 de julio de 1849 (Andrade tiene 10 años) lee ante autoridades y público, sus palabras de agradecimiento a quienes le procuran la enseñanza y compromete la conducta de sus compañeros y la propia a corresponder a ese beneficio. Dice el niño Olegario:

"Respetables Señores de la Comisión Inspectora y demás Señores concurrentes: La Gratitud es el sentimiento más vivo y más dulce que domina, en este instante solemne nuestros corazones. La gratitud para con nuestro paternal gobierno a cuya bondad y cuidado debemos la educación que recibimos...

"Si nuestra inteligencia es corta todavía para poder apreciar debidamente la importancia de la instrucción religiosa y moral que se nos proporciona, hay bastante amor y sentimiento en nuestros corazones para conmoverse ante los repetidos y abundantes testimonios de afecto paternal con que, sin reparar sacrificio propende nuestro Gobierno a la enseñanza de la juventud y con ella a nuestra felicidad venidera…

“Ansiosos de corresponderle, nuestra gloria mayor será ser contraídos y estudiosos, para merecer su aprecio y el de la sociedad que forma el objeto de nuestras-inocentes y gratas aspiraciones. A vosotros toca comprobarlo en lo sucesivo mostrándoos inteligentes, dóciles y aplicados y yo me sentiré orgulloso de poder imitaros acompañándolos en la más provechosa y agradable de las tareas...

"Que éste sea el voto fervoroso de nuestros corazones mientras que, llenos de respeto y regocijo, saludamos a la distinguida concurrencia y esperamos la bendición de nuestros queridos Padres" 

AYER ERAMOS NIÑOS

2 - LOS CHICOS DE LA RASPA

Marco Aurelio

En ese ayer tuvimos en suerte ser los niños. Cuando los mayores eran aquéllos señores de las decisiones propiamente inapelables.

Epa. Pero había ternura, razonada y racionalizada, claro que sí. Claro también, que no se notara mucho... porque los chicos ¿sabe usted? (Por ahí, uno les da la mano y bueno, pues, que los chicos ¿eh?.. Y también está el compadre prestigioso, bah! el padrino, que lanza muy pesadamente sus sentencias: "...el que se acuesta con chicos, compadre...").

Pero qué gloria, mamita, la tarde que la abuela - o una de las tías mayores -, se largaba a elaborar el ''dulce de leche familiar". Primero que nada, orden cerrada, para los mocosos y las moscas. Los primeros, a jugar junto al portón de zinc, pero lejos ¿eh?, lejos de la cocina. Y las moscas, pobrecito animal de Dios, ofendidas, perseguidas y finalmente fulminadas con “Flit, su seguro servidor”.

Esa tarde del dulce de leche, realmente, costaba concentrarse en nada, si uno era un niño sano, ambicioso y bien dispuesto al llamado "placer de los dioses'': la raspada de la olla del dulce de leche. Costaba retener en esa vigilia que a la bolita se jugaba al hoyo y quema, que en el ludo si faltaban tres y sale seis hay que recular tres, que en el sucio el maldito es el as de oro y no el de espada, que a la escondida se cuenta hasta 25 pero hay que empezar a espiar a los seis. ¡Que dulce memoria de la niñez florida!...

Cuando la abuela canchera alzaba la voz ante tres o cuatro rostros hiperanhelantes, mirando a todos sin mirar a nadie y diciendo las sabias palabras…”bueno de a uno sin romper las plantas, que la raspa va a alcanzar!”. Señoras y señores, niños. Puedo ser hoy, así lo siento, el mensajero de una pequeña afirmación histórica: los niños de ayer fuimos los gustadores (degustadores) de la suprema ambrosía, requecho del fondo de la olla de tres patas, donde la gloriosa abuela fabrico el más grande dulce de leche jamás contado.

Abajo; una armoniosa sonatina...

Cantares y sollozos apagados...

Arriba;los rosales deshojados,

tendiendo sobre el muro una cortina.

Vagando por el cielo, peregrina

la luna, como un ave, y sus plateados

rayos se tienden por los mudos prados,

o flotan sobre el agua cristalina.

Después, bajo el balcón calla la queja,

y en la penumbra el trovador se aleja,

llevando una caricia en la mirada...

Se cierra el ventanal y se diría,

flotando tras la obscura celosía,

¡la dulce claridad de una alborada!...

Osvaldo Muñoz Maines

EL PRESTIDIGITADOR

Silvia Razzetto de Broggi

Y finalmente llego. Lo esperaban con ilusión. Hacia mucho tiempo que no visitaba la ciudad un artista como él. Venia precedido de elogiosos comentarios periodísticos. Exitosas veladas en Buenos Aires y en el Uruguay lo acreditaban.

El 15 de Febrero numerosos concurrentes lo saludaron al bajar del vapor. Y allí, apiñados en varios grupitos, saltando y riendo estaban ellos; los chicos. Aunque transcurría el segundo mes de clases y era horario de escuela, ellos estaban allí, espiando cada movimiento, cada ademán, cada saludo, acomodando simpáticamente el equipaje, hurgando sueños en pesados cajones.

Y gritando, saltando y riendo lo acompañaron hasta el Hotel del Vapor. La noticia se anuncio en las calles. El jueves 17 de Febrero realizaría la primera función.

Ese jueves a la noche, en la sala del Teatro 1º de Mayo llena, con estudiados y elegantes movimientos, el prestidigitador maravilló a los espectadores que con placer participaron de la magia y el asombro. Junto a sus padres, en la platea cuidadosamente arreglada, los niños celebraban y observaban cada prueba. Parecía sencillo. Todo era cuestión de practicar. ¡Claro!. ¿Acaso no era un juego?.

Flores, aplausos y felicitaciones sellaron la actuación. Los comentarios se escucharon durante largo tiempo. Es un profesional sin rival – sentenciaban frustrados apostadores.

Hizo solo dos presentaciones en Gualeguaychú. El público solicitaba su permanencia, pero había contraído compromisos y debía ausentarse. El 20 de febrero se embarco rumbo a Buenos Aires. De allí cruzaría a Montevideo y luego se trasladaría al Pacifico. Una larga gira, como la que hacían las numerosas compañías artísticas que nos visitaban continuamente.

En el puerto se repitieron los saludos y las aclamaciones. Con primorosos pañuelitos blancos, las jóvenes saludaban al artista. Se marchaba un mago de la fascinación. Amable, simpático, buen mozo. El mismo, el Prestidigitador Herrmann de Viena, Caballero de la Orden de Sajonia CoburgoGotha, expresó que de todas las ciudades que visito en el Litoral, donde se sintió mejor recibido, con mayor afecto y calidez fue en Gualeguaychú.

El barco se alejo y se lo llevo. Aquí quedo flotando un aire de maravillosa ilusión. Para los niños, la monótona rutina ciudadana volvió a inquietarse en el mes de Julio cuando llegó la compañía de Acróbatas dirigida por el señor Anselmi que actuaría más de tres meses en la Cancha Vieja.

En Octubre, el bullicio infantil acompaño la entrada del Circo Chileno “Flor de América”. Traía caballos amaestrados y a la deliciosa trapecista Rosario Palacios.

Pero el Prestidigitador…¿Cómo olvidarlo?... ¡Ah!.. ¡el prestidigitador!!!

FUENTE CONSULTADA

“El Noticiero” de Gualeguaychú. 1881. Hemeroteca Instituto Magnasco.

PRIMERA SERIE. Antes de 1850

Recop. De Cármelo Romero, Conde de Gená.

"ANTES DE HACER NADA, CONSÚLTALO CON LA ALMOHADA"

EDICIÓN IMPRESAINVESTIGACIÓN Y TEXTOS: ANDREA SAMEGHINI NATI SARROTJEFE DE REDACCIÓN: MARCO AURELIO RODRÍGUEZ OTEROCOLUMNISTAS: CARLOS M. CASTIGLIONE - AURELIO GÓMEZ HERNÁNDEZ -DISEÑOS DEL SUPLEMENTO DE LA ÚLTIMA PÁGINA Y ROSTRO DE JUAN PABLO DOMINGO: RAÚL A. SARROT
TIPEO DE TEXTOS Y ESCANEO DE IMÁGENES: JOAQUÍN R. CARRERA Y ZULMA N. MENA 
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