Cuaderno Nº 49

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 2 de octubre de 1994 CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 49LAS CARROZAS, ESE MILAGRO DE ENGRUDO Y PAPEL   - Orígenes y mística   - El primer desfile   - Los trabajos se perfeccionan   - Don Pablo y don Martín    - El galpón   - La tienda que sembró la ideaLA LIBERTAD DE PRENSA, SEGÚN EL PRIMER CONGRESO ENTRERRIANO   - Juan Marcelino Peláez CONGOJA (Guillermo Saraví)EMPECEMOS POR CASA (Consejo Nacional de la Mujer)  LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IVEntre Letras y PinturasPlatería, un culto universal

LAS CARROZAS ESE MILAGRO DE ENGRUDO Y PAPEL

Fabián Magnotta

Escribir sobre el Desfile de Carro­zas Estudiantiles de Gualeguaychú, es referirse a uno de los hechos cul­turales más trascendentes de la segunda mitad del siglo XX.

Detrás de esas carrozas que desfi­lan cada primavera, hay una historia; debajo de la obra presentada hay una mística; junto al acoplado ornamentado caminan la imaginación, el sue­ño, las ganas de hacer, lo que "crece desde el pie", diría Zitarrosa.

Los principales apuntes sobre esa mística, esa historia y esos sueños, son recogidos por CUADERNOS en este repaso por nuestras mejores primaveras. A muy pocos días del desfile/94.

ORÍGENES Y MÍSTICA

Era la pri­mavera de 1958. La profesora de Historia, después de disfrutar del paseo del estudiante con sus alumnos, miraba el espectáculo: empezaba a atardecer cuando la ca­ravana de camiones to­maba la calle 25 de Mayo.

Desde las veredas, la gente saludaba la alegría juvenil, en una costum­bre que sabría perdurar a lo largo del presente si­glo.

La profesora vio el des­file de camiones adorna­dos con ramas, se detuvo en observar el colorido del espectáculo y pensó -como una vaga idea en el aire de septiembre- si no exis­tiría otra forma de cana­lizar la creatividad y la capacidad de trabajo de esos chicos y muchachas de rostros frescos.

Tenía, seguramente ese mismo año como el anterior, un antecedente más que interesante: la carroza con que la enton­ces afamada TIENDAS AZCÁRATE aguardaba la llegada de los estudian­tes.

Blanca Rebagliatti de Lyall no le comentó a nadie la idea. La hizo cre­cer en silencio en los ratos libres que le dejaban las clases en los colegios y la atención de su casa, hasta que al año siguiente, la planteó en el Colegio Villa Malvina: la próxi­ma primavera, cuando los camiones regresaran del paseo, encontrarían una carroza estudiantil.

Y así fue. Era la pri­mera carroza, pensada por la profesora y concre­tada por Eclio Giusto. Se llamó «Álbum familiar» y causó sensa­ción entre los estudian­tes y también entre todos los desprevenidos que transitaban por las calles céntricas aquel sábado 20 de septiembre de 1959.

«Pretendía dar una idea, mostrar una carro­za y dejar abiertas las puertas para una reunión de carrozas en primave­ra, o un desfile de flores», diría años después Blan­ca Rebagliatti, esa inquieta mujer que jamás podía imaginar la trascenden­cia que su idea lograría en los años.

EL PRIMER DESFILE

El Intendente Muni­cipal, Ingeniero Ignacio Bértora, el Jefe del Regi­miento, el Jefe de Policía, los directivos de Villa Malvina y de la Sección Co­mercial del Colegio Na­cional Luis Clavarino, escucharon la propuesta concreta de la docente y no tuvieron dudas en apo­yarla.

En mayo de 1960, la Municipalidad fue testi­go de la reunión formal que daría nacimiento a

los desfiles de carrozas o “corsos florales” como se los llamó en un comienzo. Participaron del en­cuentro la profesora Blan­ca Rebagliatti, el Presi­dente de la Unión Padres de Familia de Villa Malvina, Antonio Marrocco, la profesora Susana Bettendorff de Marroco y el Secretario General Municipal, Mar­co Aurelio Rodríguez Otero.

Se resolvió invitar al Club Colegial de la Es­cuela de Comercio para la organización, solicitar la colaboración provincial y municipal y convocar a todos los colegios de Gualeguaychú a participar en un desfile prima­veral. 

Por Decreto fechado el 3 de agosto de 1960, la Municipalidad autorizó la realización del espectáculo en las calles de la ciudad. El gobierno pro­vincial hizo saber que aportaba dos mil pesos moneda nacional para el premio.

El jurado quedaría integrado por el Intendente Bértora, el Obispo Diocesano, Mon­señor Jorge Chalup, el Jefe del Regimiento de Caballería, Teniente Co­ronel Osvaldo Rodríguez, la Presidenta de la Comisión Municipal de Cultu­ra, Ester Duarte Perissé y las señoritas Ana Etchegoyen, Adela Pérez Cheveste y Matilde Bértora.

Domingo 18 de septiembre. Estudiantes, personal de la Escuela Fábrica, miembros de la Unión Padres de Familia, soldados del Re­gimiento y policías tuvie­ron a su cargo la venta de entradas y el control. La Banda del Regimiento, ubicada en la esquina de calles España y 25 de Mayo, interpretó «La Marcha del Profeta», tras lo cual se inició el primer desfile, poco después de las 21.30. Eran 22 carrozas, que dieron dos vueltas por el circuito céntrico de 25 de Mayo entre Chacabuco y Chile (hoy Chalup). El Jurado diría que la mejor fue «Don Quijote», de la Escuela Fábrica, el segundo pues­to se otorgó a «Blancanieves y los siete enanitos», carroza dirigi­da por la profesora Blan­ca Rebagliatti, y en ter­cer lugar se ubicó «La pin­tura». Las ganadoras die­ron otra vuelta. Gualeguaychú asistía por primera vez a un desfile de carrozas, ese fruto ex­clusivo de la creatividad y la capacidad de trabajo de los jóvenes. 

«Con las chicas del quinto año de la Villa hi­cimos siete mil flores para la carroza. Terminamos muy contentas con el se­gundo premio...» recuer­da Blanca.

Al año siguiente, en 1961, se realizó el segundo desfile, con igual número de participantes; a pesar de lo que se esperaba, algunas cosas no salieron bien. «La des­organización era tanta que la mitad de la gente no pagó la entrada».

Lo que sucedió -así lo indica la historia- fue que el resto de los cole­gios exigieron participar en la organización y en las ganancias. «Nosotros queremos participar tam­bién en las ganancias. De lo contrario, hacemos otro desfile», advirtieron.

LOS TRABAJOS SE PERFECCIONAN 

Sin embargo, más allá de la amenaza, la sangre no llegó al río: con los años, los trabajos se fueron perfeccionando y aumentaron en cantidad.

Aunque también es cierto apuntar que -para evitar suspicacias- en 1963 el desfile tuvo por primera vez jurados que no eran de la ciudad; esto habla de la búsqueda de una imparcialidad ab­soluta en los fallos.

Hay otros números y fechas interesantes para mencionar sobre la evo­lución del desfile. Por ejemplo, que en 1964 no solo apareció la tracción propia en las carrozas, sino que el espectáculo reunió a 25 mil personas. En 1965, las carrozas desfilaron en el fin de semana del 16 y 17 de octubre. En 1969, como un eco del éxito logrado, la televisión nacional se interesó por lo que ocurría en Gualeguaychú. 

En 1966, Blanca Rebagliatti pensó una nueva categoría: el grupo humano. Ello significaba que las carrozas podían sumar protagonistas como complemento. 

Ese año, como para un nuevo asombro, las calles recibieron a “Ritmo” de quinto año de Villa Malvina. 

“Me pareció que el desfile sin grupos humanos se hacía monótono, así que sugerí la nueva categoría y por supuesto que el año mío de la Villa presentó la primera. “Ritmo” era una banda de música. Conseguimos to­dos los instrumentos y ensayamos dos meses en el colegio. Recuerdo que un músico dirigía a la bastonera. Ritmo era un conjunto humano, pero terminaba su paso con una carroza», dice Blan­ca, quien recuerda tam­bién con una sonrisa que un chaparrón estuvo a punto de detener «la mú­sica» en la esquina de 25 e Italia. 

Así pasaron los años. Se intentaron diversas variantes, como por ejem­plo que un sábado se realizara el desfile íntegro y el domingo pasearan las ganadoras.

Después se resolvió que el desfile sólo se hi­ciera un sábado de octu­bre y en el baile posterior se diera a conocer los pre­mios. Así, en una ciudad de lunes sin diarios, se hizo costumbre conocer recién el martes la nómina de ele­gidos.

A los grupos juveniles los esperaba la risa de la gloria o la mala broma del fracaso; los aguarda­ba el premio o la desilusión. Pasaron años de mayores o menores dificultades para lograr galpones o aportes comer­ciales que permitieran concretar uno de los he­chos culturales relevantes de la historia local de la segunda mitad del siglo.

Desde aquellos años sesenta, ya no hubo primavera sin carro­zas.

Miles de estudiantes lograron el trabajoso y cautivante pasaje del bosquejo a la obra. 

Unos alambres rega­lados se convertían en un payaso; papeles de colores en miles de flores, sólo para una noche; mon­tones de diarios viejos eran por pocas horas la piel de un dragón o de un caballito per­fecto.

Ese robusto mucha­cho que siempre rendía Matemáticas miraría al pueblo con ojos de San Martín, y esa chica del segundo banco conocería por unos mágicos instan­tes la gloria de un reina­do.

Como nadie lo hubiera imaginado se arraigó en el alma de Gualeguaychú, en ese privilegiado sitio donde no llega el viento ni causa daños la tormenta, ese mentado milagro de engrudo y de papel.

EL GALPÓN

Hay que empezar por la idea, el borrador. Después, si se puede, conseguir un asesor. El segundo paso, es tramitar el lugar para ir a trabajar, el galpón, Y allí empieza la odisea de tres meses, cuando falta todo: equipo de música, un grupo electrógeno, tractor, acoplado; muchos dia­ríos viejos, papel blanco, mucho cartón, pintura, paquetes de harina, soldadoras, martillos, pinzas; tenazas, alambre, hierro.

Así, entre mate y mate, los elementos se van transformando en lo que el papel indica, lo que era una idea dibujada en el aula, en un recreo, va tomando formas.

Vaqueros engrudados, improvisados soldado­res, aprendices de mecánicos y repentinos espe­cialistas en pintura pasan a ser los principales protagonistas de la construcción de la carroza.

Y la suma y la cuenta regresiva se producen entre amores que se hacen y deshacen, algunos asados con la luna de testigo, y el en ojo con los que ¡sólo piensan en poner la pava en el calentador y ni siquiera llevan yerba!!

DON PABLO Y DON MARTÍN

En la historia del Desfile Estudian­til de Carrozas son in­numerables los nom­bres propios asociados desde las más diversas co­yunturas y lugares de acción, al extraordi­nario fenómeno co­lectivo-popular que hoy ocupa a CUA­DERNOS.

Hubo perfiles so­bresalientes, claro está. Personalidades que participaron año tras año, descollaron con clamorosas obras; que estuvieron integrados profundamente en la génesis creadora, en la nocturna ensoñación de la elaboración juvenil, en el grito final del triunfo que sucede a la noche carrocera. 

Don PABLO – Tito- HAEDO y el profesor don  MARTÍN SCOTTO, cada uno por su lado, cada cual con su esti­lo, se constituyeron en personajes realmente emblemáticos del Desfile de Carro­zas. Creadores, ase­sores, prodigadores sin tasa ni medida de sus experiencias y concepciones, latie­ron paralelamente con la despeinada metodología laburadora de los grupos es­tudiantiles, a los que apoyaron "a todo tiempo", con bohemia y en conmovedo­ra comunión de afanes. Inolvidables seño­res del arte, maestros

dibujadores y propiciadores de aquellas carrozas irrepeti­bles, cálidamente anidadas en la me­moria del pueblo. Don PABLO y Don MARTÍN, se nos ocu­rre, andarán en la noche del próximo desfile prestándo­le sus dones magis­trales a la Fiesta Mayor.

Marco Aurelio ‘94 

LA TIENDA QUE SEMBRÓ LA IDEA

El desfile de carrozas estudiantiles halla en los años 1957 y 1958 un antecedente que resulta inevitable a la hora de escribir la historia.

El 21 de septiembre de 1957, a modo de promoción comercial y un homenaje a los estudiantes, la entonces afamada TIENDAS AZCÁRATE presentó una "carroza de la primavera" para esperar a los jóvenes al regreso del tradicional paseo.

El trabajo estuvo en manos de dos jóvenes empleados del comercio: Numa Frutos y José Munafó. El primero, aún menor de edad, trabajaba como vidrierista en la esquina de 25 de Mayo e Italia; el segundo se desempeñaba en el área de publicidad.

Delante de la leyenda "amor y primavera", se ubicaban tres bellas chicas, que lucían trajes pertenecientes a la fa­milia del Dr. Buschiazzo y Moira Fraga.

La experiencia se repetiría al  año siguiente, con otra carroza. El Regimiento local  prestó el acoplado, que era tirado por un jeep.

En 1959, la directora del colegio Villa Malvina le preguntó a Numa Frutos si prepararía otra carroza para la primavera y el joven le dijo que no por una razón contundente: debía hacer la conscripción.

Así fue que la profesora Blanca Rebagliatti tomó a su cargo la conducción de una carroza no ya comercial, sino estudiantil.

Y al año siguiente se haría el primer desfile oficial con participación de cole­gios.

Es justo señalar que la idea fue sembra­da por esa solitaria carroza de 1957 que a decir de EL ARGENTINO de entonces, reco­gió a su paso "los comentarios más elogio­sos", como que la semilla fue recogida por la profesora Blanca Rebagliatti y convertida por miles de estudiantes, luego, en una ro­busta, inagotable flor de primavera.

Marco Aurelio ‘94

LA LIBERTAD DE PRENSA, SEGÚN EL PRIMER CONGRESO ENTRERRIANO

Nati Sarrot

En 1821, luego de la muerte del Supremo Francisco Ramí­rez, el gobernador Ricardo López Jordán, intentó diversos pasos de unión con Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, para pacificar la región y obrar sobre el destino de la República de Entre Ríos. A la vez convocó a un Congreso que quedó en los prolegómenos con la elec­ción parcial de los Diputados que lo integrarían. Entonces, era ministro de López Jordán, José Cipriano de Urquiza, hermano de Justo José, nacido en Gualeguaychú, hombre de ilustración cuya participación e influencia en la vida de la provincia fue destacable. 

Tras el golpe institucional del 23 de septiembre de 1821 y contando con el apoyo de Santa Fe y de Buenos Aires, Lucio Mansilla determinó el 28 de octubre convocar al Congreso para sancionar un cuerpo de leyes y elegir Gobernador de la provincia de Entre Ríos.

Por Paraná se eligió Diputado a Pedro Soler el 3-11; por Nogoyá, a Juan Francisco Taborda el 4-11; el día 7 Gualeguaychú eligió a José María Lacunza, quien renunció y fue reemplazado por Juan Marcelino Peláez; Gualeguay, votó el 8-11 por Casiano Calderón y Uruguay el 11-11 por Pantaleón Panelo.

JUAN MARCELINO PELÁEZ 

El representante por Gualeguaychú tuvo desta­cada actividad en las sesiones del Primer Congreso de Entre Ríos que sancionó el ESTATUTO PROVISORIO CONSTITUCIONAL, el 13 de marzo de 1822. (1) Los catorce artículos de este cuerpo legislativo cubrían el amplio campo de las normas que ordenan el funcio­namiento de los poderes, los deberes y los derechos del pueblo de Entre Ríos, "un formal Estado y Gobierno representativo indepen­diente"; (…) "parte integrante de las Provincias Unidas del Río de la Plata" (artículos 1 y 2)

Expresa Mariano Calvento: 

 “…Marcelino Peláez Diputado por Gualeguay­chú, consagró principios tan adelantados, que alguno ha dicho que poco o nada ha progresado Entre Ríos en esa materia desde entonces a 1883" (…) "para conservar a los ciudadanos de la provincia el libre ejercicio de ese derecho y precaver los abusos qué de él pudieran hacerse...". 

Las disposiciones del ESTATUTO PROVISORIO CONSTITUCIONAL de 1822 fueron base para la legislación posterior en las Provincias y aún en la Nación. En cuanto a lo establecido sobre la libertad de prensa, representa un seguro cambio en el ejercicio de publicar las ideas. Se declara que se comete "abuso de libertad de prensa" cuando se ofende a los derechos particulares, la religión, las leyes o el orden público..." y declara respon­sables de ellos a los editores, si no hacen constar el nombre de sus autores". La Ley, nacida del Diputado por Gualeguaychú, JUAN MARCELINO PELÁEZ, se votó el 8 de marzo y en sesión del día 11 de marzo de 1822 se aprobó su reglamentación. 

Referencias:

(1) Hay historiadores que dan fecha 14/3/1822.

(2) Calvento, Mariano. Estudios para la Historia de Entre Ríos T III pág. 60. Cita como fuente para esta aseveración a Martínez Soler, Historia Constitucional de Entre Ríos.

Para tanta soledad

Me sobra el tiempo 

Alfredo Zitarrosa

(cantautor uruguayo)

  

Congoja

Hoy he buscado en vano tus pupilas

que en la húmeda piedad de sus miradas

tienen para mi espíritu abatido

radiación de infinitas luminarias.

 

Y aunque todo se pueble de sonrisas

y esté llena de cantos la mañana,

siento con dolorosa pesadumbre

que hoy no ha salido el sol para mi alma.

Guillermo Saraví 

(Paraná)

EMPECEMOS POR CASA

Porque compartir las 

Responsabilidades

Es un paso

Imprescindible

Para construir un 

Mundo en 

Donde la igualdad

No sea una bella idea,

Sino la realidad 

De todos los días.

Consejo Nacional de la Mujer 

EDICIÓN IMPRESAINVESTIGACIÓN Y TEXTOS: ANDREA SAMEGHINI NATI SARROTJEFE DE REDACCIÓN: MARCO AURELIO RODRÍGUEZ OTEROCOLUMNISTAS: CARLOS M. CASTIGLIONE - AURELIO GÓMEZ HERNÁNDEZ -DISEÑOS DEL SUPLEMENTO DE LA ÚLTIMA PÁGINA Y ROSTRO DE JUAN PABLO DOMINGO: RAÚL A. SARROT
TRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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