El Intendente Municipal, Ingeniero Ignacio Bértora, el Jefe del Regimiento, el Jefe de Policía, los directivos de Villa Malvina y de la Sección Comercial del Colegio Nacional Luis Clavarino, escucharon la propuesta concreta de la docente y no tuvieron dudas en apoyarla.
En mayo de 1960, la Municipalidad fue testigo de la reunión formal que daría nacimiento a
los desfiles de carrozas o “corsos florales” como se los llamó en un comienzo. Participaron del encuentro la profesora Blanca Rebagliatti, el Presidente de la Unión Padres de Familia de Villa Malvina, Antonio Marrocco, la profesora Susana Bettendorff de Marroco y el Secretario General Municipal, Marco Aurelio Rodríguez Otero.
Se resolvió invitar al Club Colegial de la Escuela de Comercio para la organización, solicitar la colaboración provincial y municipal y convocar a todos los colegios de Gualeguaychú a participar en un desfile primaveral.
Por Decreto fechado el 3 de agosto de 1960, la Municipalidad autorizó la realización del espectáculo en las calles de la ciudad. El gobierno provincial hizo saber que aportaba dos mil pesos moneda nacional para el premio.
El jurado quedaría integrado por el Intendente Bértora, el Obispo Diocesano, Monseñor Jorge Chalup, el Jefe del Regimiento de Caballería, Teniente Coronel Osvaldo Rodríguez, la Presidenta de la Comisión Municipal de Cultura, Ester Duarte Perissé y las señoritas Ana Etchegoyen, Adela Pérez Cheveste y Matilde Bértora.
Domingo 18 de septiembre. Estudiantes, personal de la Escuela Fábrica, miembros de la Unión Padres de Familia, soldados del Regimiento y policías tuvieron a su cargo la venta de entradas y el control. La Banda del Regimiento, ubicada en la esquina de calles España y 25 de Mayo, interpretó «La Marcha del Profeta», tras lo cual se inició el primer desfile, poco después de las 21.30. Eran 22 carrozas, que dieron dos vueltas por el circuito céntrico de 25 de Mayo entre Chacabuco y Chile (hoy Chalup). El Jurado diría que la mejor fue «Don Quijote», de la Escuela Fábrica, el segundo puesto se otorgó a «Blancanieves y los siete enanitos», carroza dirigida por la profesora Blanca Rebagliatti, y en tercer lugar se ubicó «La pintura». Las ganadoras dieron otra vuelta. Gualeguaychú asistía por primera vez a un desfile de carrozas, ese fruto exclusivo de la creatividad y la capacidad de trabajo de los jóvenes.
«Con las chicas del quinto año de la Villa hicimos siete mil flores para la carroza. Terminamos muy contentas con el segundo premio...» recuerda Blanca.
Al año siguiente, en 1961, se realizó el segundo desfile, con igual número de participantes; a pesar de lo que se esperaba, algunas cosas no salieron bien. «La desorganización era tanta que la mitad de la gente no pagó la entrada».
Lo que sucedió -así lo indica la historia- fue que el resto de los colegios exigieron participar en la organización y en las ganancias. «Nosotros queremos participar también en las ganancias. De lo contrario, hacemos otro desfile», advirtieron.