Cuaderno Nº 58

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 19 de Febrero de 1995 CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 58
PALO A PIQUE. LA NOVELA DE EDUARDO J VILLAGRADE LOS TIEMPOS DEL LECHERO…- Los remolinos entre gobernantes, periodistas, comerciantes y puebloAHÍ VA, CON CAIDONA”LA BALANDRA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN.- Una historia corta pero plena ANDRADE, DIPUTADO PROVINCIALLAS JUNTAS DE FOMENTO POR QUÉ LOS PADRES SON UN PROBLEMA? (Francesco Tonucci)  LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IV (edición impresa)- Entre Letras y Pinturas (Carlos María Castiglione) - Platería, un culto universal – Avíos del fumador- (Aurelio Gómez Hernández)

PALO A PIQUE. 

LA NOVELA DE EDUARDO J. VILLAGRA

Marco Aurelio Rodríguez Otero

En mayo se cumplen 53 años de uno de los acontecimientos literarios más relevantes de la narrativa evocativa lugareña. Fue cuando vio la luz la novela histórica de Eduardo J. Villagra, PALO A PIQUE.

En estos días del verano, aquí en la mesa de CVADERNOS la estuvimos releyendo. A fe cierta que el alma y toda esa belleza trasmisora de vidas y costumbres que ha insumido PALO A PIQUE en 191 páginas, tan amenas, a propósito de los tradicionales pagos entrerrianos de Talitas, las misteriosas costas gauchas del Gualeguay, la vieja estancia de indisoluble heredad familiar y la influencia ciudadana de Gualeguaychú, nos atraparon con renovada emoción. Nos incitaron a resolver con alegría esta TAPA 58 y, desde ya, se nos catapultó entre ceja y ceja esa formidable condición de narrador de altos relieves del culto, informado paisano panza verde que fue el señor Eduardo J. Villagra; Intendente Municipal de Gualeguaychú poco tiempo después de presentar su libro. Agotada edición que bien podrían las autoridades de la cultura procurar los presupuestos para su reimpresión. Vendría ello excelente para nuestra juventud inquieta por los acervos locales. 

Mientras, CVADERNOS siente y quiere que esta TAPA 58 sea un homenaje a PALO A PIQUE y a su ilustre autor. 


TRAZOS SELECCIONADOS

“Era en Buenos Aires en un sereno aclarar de enero de 1807 (…) Allá en los esteros del sur entrerriano, la garza blanca abandonaba su inmovilidad pensativa, mientras el chajá vigilante lanzaba su clarinada alerta, repetida hasta remotas lejanías por el toque de ronda de los teruteros (…) no tardaban en alistarse presurosos en las filas aquellos criollos de Entre Ríos (…) Querían ser los primeros en cruzar el Uruguay con rumbo a la plaza de Montevideo, para formar el aporte entrerriano que había de integrar la defensa contra las invasiones inglesas. Coraje temerario (…) culto al pasado, confianza en el porvenir. De esta hechura quisiera ser este libro” 


Prólogo del autor 

Primitivo Corral de palo a Pique

“El tren va trepando perezosamente las cuchillas como una culebra que se arrastrara cachacienta entre el espartillar caldeado en la siesta brava. 

De codos en la ventanilla, con casi medio cuerpo afuera, a cada altura que remata, trato de descubrir a la distancia el objeto de mis investigaciones. Acabamos de repechar una lomada y allá muy lejos, con más imaginación que vista y con más ansias que imaginación, creo divisar una nubecita oscura, extendida casi al ras del horizonte.

-         ¡Ahora sí… allá está!, me digo alborozado.

 Y, sintiendo necesidad de participar a alguien mi alegría, me vuelvo al italiano bonachón que ha sido mi compañero de viaje, para decirle, señalando a lo lejos:

-¡Aquellos son mis pagos, amigo…! ¡Esas costas del Gualeguay!

El aludido me sonríe amable pero indiferente.

Un largo silbido al cruzar el último paso a nivel, un portazo a mis espaldas y la voz del guarda que anuncia la próxima estación:

-         ¡Pastor Britos!

Soy el único pasajero que se incorpora para recoger su maleta – magra maleta de estudiante en vacaciones- y que deja, no sin alivio, el ambiente pesado de aquel vagón, mitad primera clase y mitad segunda, que la economía de los gringos pone en uso en las líneas entrerrianas.

La máquina se ha detenido resoplando fuerte, después de un prolongado rechinar de ruedas, de ejes y de frenos, veinte metros más allá del largo galpón de cinc. 

Junto a él hombrean los primeros trigos cuatro o cinco paisanos de bombachas recogidas y bolsas en la cabeza, a manera de capuchón. Un minuto después, un toque de campana y un silbido; un penacho de humo blanco que se va cortando en bocanadas sobre el fondo azul del cielo y quedo solo en el andén. 

No tardo en ver una cara amiga, Serapio, el peón que ha venido a esperarme, se acerca con su figura lerda y pesada bajo el solazo. Cuando está junto a mí, se toca el chambergo con una mano mientras me tiende la otra:

-         Cómo le va, niño. 

-         ¡Lindo hermano! ¿Y a vos?

-            Y bien, nomás… con un poquito’e calor.

   Se hace cargo de la maleta, tras leve resistencia de mi parte.

-         ¿Y diay?- dice. ¿Vamo’ pal boliche? All’astán los caballo…

Cruzamos la media cuadra de campo que nos separa de la pulpería, marchando por un sendero tortuoso en el biznagal florecido que despide inconfundible olor a siesta campera.

En vista de mi saludo cordial, Serapio deja a un lado ceremonias y vuelve a ser campechano:

-         ¿Y áura? dice ¿Quedrás dirt’enseguida pa’ la costa?

- No, hermano. Vamos a descansar un rato. 

 

Facsímil de la página inicial de la novela 

“Antes de sentarnos quiero echar un vistazo a los caballos, que entrecierran los ojos bajo una ramada, junto al cerco. Está lindo mi malacara, aunque un poco gordo, como suele suceder con animales de costa. Lo palmeo y me contesta con un relinchito que se me antoja de reconocimiento. Tira pataditas cortas, se peina el anca con la cola y agita en temblores apenas perceptibles los músculos de la paleta, al defenderse de la mosca brava (…) “ 

 

“(…) allí estaban, en la cordial tertulia del fogón, el “Cumpa Vega” (…) Era más bien retacón, fornido y recio. (…) Sus facciones tiraban a indio. Un bigote tordillo y escaso le hacía sombra apenas en la boca de labios gruesos. Vestía chiripá negro y blusa corta del mismo color y el chambergo, medio llevado para la nuca, lo sujetaba con barbijo de tiento a la pera, que parecía partida en dos de un hachazo (…)”

 

-         (…) ¡Hua rodada, la que pegaste una vez al enfrentar aquel esquinero (…)! 

¿Ti ‘acordás, hermano? 

-         Ya lo creo! (…) 

-         ¿Y te acordás vos que salí parado?

-         -Ahá (…) ¡Tuavía ‘ta marcao el surco qu’hiciste con la nariz! 

 

“(…) En los días claros blanquea al sol de la mañana su cerco de palo a pique, cuyos postes recios se estrechan en apretado abrazo, como si se empeñaran en conservar todavía un pedazo de tierra empapado en recuerdos y en culto de tradición. Cerco que, de raro, ya va siendo un símbolo y que en los viejos tiempos se hacía por barato pero hoy no se hace por costoso. Sus gruesos postes que son de ñandubay, puro corazón como buena madera gaucha, aguantaron mil veces la ciega embestida del toro embravecido y la sentada violenta del potro cimarrón (…)” 

 

“(…) El sol, ya en marcha rápida hacia el ocaso, comienza a alargar nuestras sombras al costado del camino. Levantan vuelo perezoso los primeros “dormilones” para dejarse caer pesadamente cincuenta metros más adelante. Alguna perdicita corre presurosa en la huella alargando el cogotito inquieto, para hacerse de pronto chiquita y desaparecer gateando entre una mata (…)”


“ (…) El hábito del orden y del cuidado de las prendas camperas, inculcado a mis primos desde su infancia, me despertaba una saludable emulación. Todos los años, antes de mi regreso a la ciudad, dedicaba no menos de media tarde a engrasar correones, cabezadas, manea y estriberas y a darle una pasada al lazo con un trozo de hígado fresco. Asoleaba después los cojinillos y los arrollaba con ramitos de alhucema, que los perfumaba y los preservaba de la polilla (…)” 

DE LOS TIEMPOS DEL LECHERO…

LOS REMOLINOS ENTRE GOBERNANTES, PERIODISTAS, COMERCIANTES Y PUEBLO

Fabián Magnotta 

Quien tiene la sana costumbre de seguir los avatares de la realidad, comprobará que hay temas que siempre regresan. Y en el caso de Gualeguaychú, y en particular del diario EL ARGENTINO, CVADERNOS halló en los archivos una “perla” que puede ayudar a entender como somos. 

En efecto, en EL ARGENTINO del 6 de octubre de 1915, encontramos un artículo titulado “La Prensa y el Municipio”. 

¿De qué se hablaba en la ciudad hace ochenta años? ¿Qué temas acaparaban la atención del periodismo? ¿Cuáles eran las preocupaciones?

Del escrito, si bien no es extenso, se desprenden dos grandes temas. En primer lugar, la relación entre la prensa independiente y el gobierno municipal; en segundo término, la preocupación del diario por los abusos y “trampas” de quienes vendían leche, pan y carne. 

“Sabido es que al municipio está conferida la misión de velar por el vecindario y precaver que éste sea explotado en las mil formas que hoy viene sucediendo, por carniceros, panaderos, lecheros, etc, etc (…) la prensa independiente y honrada denuncia las infracciones llevadas a cabo por quien sea, cuyo conocimiento llega a la mesa de redacción por diferentes conductos y de allí pasan a dominio público para precaver al vecindario y para que la municipalidad, comprobando la verdad de los abusos, les ponga coto y castigue a los infractores (…) No hay día que no vengan reclamos sobre la calidad y cantidad de la carne y el pan y ya diferentes veces los hemos mencionado en estas columnas sin que hasta la fecha tengamos noticia alguna, a pesar de ser pública y notoria la poca conciencia que tienen para esquilmar al vecindario, que aporta religiosamente el fruto de sus salarios”

Y no hacer caso a la prédica de la prensa independiente, a juicio del diario, ocasionaba al gobierno comunal pérdida de popularidad. Así queda en claro cuando se afirma que “haciendo oídos de mercader a las justas quejas formuladas por la prensa, es que el municipio se hace impopular, granjeándose la antipatía pública, cuando bien podría hacerse acreedor al aplauso”.

Y con relación a la gente, EL ARGENTINO opinaba que “justo y lógico sería que se le atendiera mejor de lo que actualmente se le atiende, puesto que para eso (el gobernante) está gozando de las comodidades de los puestos bien rentados”.

Diría alguien que cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Hace ocho décadas, Gualeguaychú era otro, sin dudas. Nadie soñaba aún con el turismo de los veranos, ni con puentes, ni con autopistas. Tampoco los carros de lecheros y verduleros debían detenerse ante semáforos. Sin embargo, hay temas que parecen actuales. ¿No podría hablarse hoy de la relación entre la prensa independiente y los gobernantes que no aceptan sugerencias? ¿No podría escribirse hoy sobre precios abusivos? ¿No podrían contarse hoy las denuncias que a diario llegan a las redacciones? ¿No podría publicarse ahora el mismo artículo con algunos retoques?

Allí habita, pues, la riqueza de la nota que hoy tomamos. Es la constante de la línea histórica relacionada con el rol de los gobiernos, la prensa, los comerciantes y el pueblo.

Se trata, como vemos, de asuntos que vienen … de los tiempos del lechero.

“AHÍ VA, CON CAIDONA”

Eran los tiempos aquellos, donde las trampitas se entrelazaban con el fraserío pintoresco, como en un pericón. Y hace bien Fabián, con el archivo de EL ARGENTINO a la mano, en bucear recreando vivencias. Corra entonces la glosa. 

-         ¿Y? … CUANDO ME VA TRAER HUEVO ‘E ÑANDU, DON PEREZ?

-         ALLÁ LO TENGO DOÑA ORFILIA, ENVUELTO EN PAJITA ‘E LINO, PA USTE, PERO, LA PUCHA CARAY, SIEMPRE ME LO OLVIDO! 

En realidad, doña Orfilia sabía que en su casa les caía “repesao” el buñuelito de huevo de avestruz, pero ella le hacía esa entradita a su lechero como para fomentar clima de YAPA (voz quichua: añadir). Vale decir, conseguir el regalito de un chorrito más de leche, después de volcado el litro. Claro que para matizar la cuestión, por ahí el lancesito venía diverso, aunque siempre sobre pie ecológico. 

-         ¿Y?... CUANDO ME VA A TRAER EL PICHONCITO ‘E TERO, DON PEREZ?

-         PERO, SI SE ME ANDAO ESCAPANDO, DOÑA… TUVE A PUNTO LOS OTROS DIAS DE CACHARLE UNO, PERO LA TERA VIEJA ME CAGO EL LOMO A PICOTAZOS, VIERA… 

-         ¿Y? … MIRE DON PEREZ QUE YA TENGO LA JAULA PA’ LA COTORRITA QUE ME PROMETIO, EH? 

-         USTE VA CRER QUE ES MENTIRA DOÑA, LE TENIA UNA PREPARADA PERO LA PATRONA LE DIO DEMASIADO PAN CON LECHE Y SE FUE DE VIENTRE, LA POBRECITA… 

-         ¿Y? … VIENEN LINDO LOS MELONES, DON PEREZ? 

Se debe presuponer que cada quien es honesto hasta que deja de serlo, claro está. En este lindo y antiguo tiempo del reparto de leche a domicilio, la trivial conversación estaba motorizada por los pliegues y repliegues de una especie de juego, si se quiere, camandulero. Ella, intentando arrancarle una yapa a su proveedor y él dejándose seducir, sabiendo que en esa yapa corría un “insumo cero”, partecita de agua del arroyo amigo y confidente en aquel paisaje, al decir de Mastronardi “del árbol junto al árbol”. AHÍ VA, CON CAIDONA… Y la yapa estaba concedida.

Señoras y señores. Corresponde testimoniar en esta glosa, el homenaje a la figura consular del lechero repartidor a domicilio, ese hombre peculiar con su vieja gorra, sufrido aguantador de vientos, lluvias, culebras y centellas, genial sostenedor de buen semblante, amigo entrañable de su clientela, inspirador de las máximas confianzas en cada hogar. Depositario de la llave grandota de la puerta de calle para dejar la leche en la mañana temprana, tapar la cacerola, cerrar y retirarse con la satisfacción íntima, no cacareada, del compromiso bien cumplido. 

Marco Aurelio ‘95

LA BALANDRA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN 

Nati Sarrot 

Estampilla con la imágen de la Balandra “Nuestra Señora del Carmen”

UNA HISTORIA CORTA PERO PLENA

El 8 de febrero de 1813, unos pocos paisanos de nuestra zona dirigidos por el Capitán Gregorio Samaniego, luego de quince minutos de lucha, se apoderaron de la balandra realista “Nuestra Señora del Carmen” cuya tripulación liderada por Manuel Romero se aprestaba a saquear las costas para abastecer Montevideo. La acción fue en la desembocadura del río Paranacito donde vuelca sus aguas en el Uruguay. Samaniego cumplió así las órdenes del Comandante Militar de Gualeguaychú don José Gutiérrez. (ver Cuadernos nº 33) 

Jacinto Romarate, avezado Capitán de Navío de la Armada Española en el Atlántico Sur, la llamaba Tortuga. El Almirante Guillermo Brown la apodó Sapo. Según el historiador Villegas Basavilbaso “era común designar a los buques con varios nombres, conservando los que tenían antes de ser armados en guerra”.

En enero de 1814 la balandra está sirviendo en la improvisada Escuadra Patriota con el nombre de Carmen o “la Carmen”. Ha sido equipada con cinco cañones de escaso calibre. La tripulación consta de treinta y nueve hombres al mando del Teniente Coronel Benjamín F Seaver, norteamericano enrolado en la causa revolucionaria.

El 10 de marzo de 1814, Seaver murió en acción frente a la isla Martín García. Entonces, la Carmen quedó a las órdenes del marino de origen griego Samuel Spiro. En movimientos de inteligente táctica, Guillermo Brown logró el 15 de marzo, un hecho naval que dividió al bloque poderoso de la flota española. Ocho barcos al mando de Jacinto Romarate quedaron encerrados en el río Uruguay sin poder unirse a los demás, cuya base estaba en el Apostadero Naval de Montevideo. Navegaron hacia el norte pasando por Soriano (en la margen izquierda del río Uruguay), por puerto Landa (en la margen derecha) y se acercaron a Concepción del Uruguay. Desde las dos riberas recibieron ayuda: refuerzos y apoyos que en forma abierta o subrepticia acercaron los fieles a la causa realista, los rebeldes, los disconformes con la acción política ejercida por el gobierno revolucionario en Buenos Aires.

Esos aportes no fueron cuantificados por Brown; solo envió cinco barcos para reducir la fuerza de Jacinto Romarate. Las naves, entre ellas la Carmen, estaban bajo la autoridad del norteamericano Tomás Nother. El encuentro con los españoles se produjo a las 13 horas del 28 de marzo, en la desembocadura del Arroyo de la China en el río Uruguay. Los realistas abrieron fuego cerrado. Los criollos resistieron con fuerza dispar durante tres horas.

“La Carmen tuvo la desgracia de quedar varada en medio de un círculo de hierro de los barcos de Romarate” (1) El marino Samuel Spiro determinó para su nave un trágico y heroico destino: encendió la antorcha y la arrojó a la santabárbara. La explosión paralizó la acción bélica. “La pérdida de la Carmen fue la señal de retirada” (2) Samuel Spiro murió con ella. Unos restos se hundieron, otros flotaron luego, sosteniendo a algunos náufragos que los barcos compañeros rescataron. Historiadores como Luis R Calderón y Mariano Calvento afirman que toda la tripulación desapareció con la Carmen. Los patriotas poco difundieron esta noticia que, aunque de resultado adverso, rindió a la postre un debilitamiento de la fuerza enemiga.

El 30 de marzo de 1814, Jacinto Romarate envió el Parte de la Acción a Montevideo. Fechó el 28 de marzo la batalla naval de Arroyo de la China. Por Fernando Otorgués, lugarteniente de Artigas, se saben los detalles del hecho en que desaparece la balandra que Gregorio Samaniego ganara para la armada patriota en Paranacito. 

El 22 de junio de 1814, Romarate está en Buenos Aires obteniendo su repatriación. Zarpó el 12 de diciembre rumbo a España. Opiniones controvertidas produjo la conducta que veló para la historia sucesos que más tarde se conocieron fragmentariamente. 

Así el Bellaco, Paranacito, Arroyo de la China, Paso de Belén asoman en forma difusa o simplemente no aparecen en los tratados de la materia. Se tuvo por cierto que para no hacer decaer el ánimo de la Campaña Libertadora se daba a los actos “la prensa” conveniente a sus fines. 

Tiempo después, estudiosos de la región se preocuparon en unir los antecedentes documentales de su búsqueda para reconstruir aconteceres que afirman el juego de la gente de la zona que hoy pisamos contribuyendo a construir el destino de la Patria.

Citas

(1) CARRANZA, Angel Justiniano (1962) Campañas Navales Argentinas. Vol 1 Secr de Est de Marina.(2) CARRANZA, Angel Justiniano op cit.ConsultadosCALVENTO, Mariano (1939) Estudios de la Historia de Entre Ríos. T 1 Paraná.GIANELLO, Leoncio (1951) Historia de Entre Ríos -1520-1910- Paraná.IRAZUSTA, Julio (1979) Historia de Gualeguaychú. Separata de la Academia Nacional de la Historia. Buenos Aires. 

ANDRADE, DIPUTADO PROVINCIAL

El 11 de marzo de 1867 la Legislatura de Entre Ríos, con sede en Concepción del Uruguay, aprobó las elecciones realizadas en Gualeguaychú. Por ese acto, resultó electo Diputado Provincial el poeta y periodista Olegario Víctor Andrade.

LAS JUNTAS DE FOMENTO

El 11 de marzo de 1867 la Legislatura de Entre Ríos, con sede en Concepción del Uruguay, sancionó la Ley de creación de Juntas de Fomento para administrar a distintos centros poblados de la Provincia. El Gobernador José María Domínguez la promulgó el día 16 de marzo.

¿POR QUÉ LOS PADRES SON UN PROBLEMA?

La periodista Nora Veiras interrogó a Francesco Tonucci, a propósito de la problemática que plantea la anquilosada estructura educacional. El distinguido pedagogo italiano respondió: 

“Los padres tienen como referencia la escuela de la cual salieron. Si en lugar de sufrir como él sufrió, el hijo juega, el padre sospecha, piensa que no es una escuela en serio. ¿Por qué?, porque antes era un tormento. Ellos conocieron una escuela trasmisiva que servía para que todos supieran lo mismo; no servía para la vida, sino para que todos llegaran al diploma.

 El maestro tiene que explicarles, si el Estado no lo hace. En Italia, el Estado preparó un librito para explicar a los padres de los niños que entraban a primer grado, en qué consistían los cambios; no es mucho, pero es algo”.

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotCarpetas de Andrea SAMEGHINIJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
TRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – Mayo 2020-  DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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