Cuaderno Nº 55

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 8 de Enero de 1995CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 55
1914 TEATRO GUALEGUAYCHÚ - Su Inauguración- Hechos de la actualidadSOCIEDAD RURAL GUALEGUAYCHÚ. APUNTES PARA EL CENTENARIO-  Una institución de frente a la comunidad- El Regimiento 10 de Infantería- El Batallón 3 de Zapadores Pontoneros  OFERTAS PARA MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR - Una mirada a los avisos publicitariosEL HIJO (Ana Emilia Lahitte)LOS HABITANTES DE LA MANSIÓN IV (edición impresa)- Entre Letras y Pinturas (Carlos María Castiglione)- Platería, un culto universal – Ornamentos religiosos- (Aurelio Gómez Hernández)Ensayos cotidianos ( Margarita Schultz) 

1914 TEATRO GUALEGUAYCHÚ 

Marco Aurelio Rodríguez Otero 

Teatro Gualeguaychú

SU INAUGURACIÓN 

Una noche casi invernal la del 11 de Junio. El nuevo teatro luce totalmente iluminado. Su frente, el “foyer”, amparando la entrada con la marquesina de vidrio que se estima debería ser más ancha, es el punto de convergencia de una multitud deslumbrante.

La inauguración del Teatro Gualeguaychú se hace a toda orquesta. Aída de Giuseppe Verdi, con la dirección del maestro Antonio Marranti, es la ópera con la que se estrena la nueva sala en una ciudad que gusta de la música, del teatro…

Todo ajustado en la organización; los asistentes vestidos de fiesta ingresan a disfrutar de Aída, una hermosa pieza que la Gran Compañía Lírica Italiana de Marranti es capaz de representar con sus voces e instrumentos.

El periódico El Noticiero realizó una crónica del acto. Sobre el aspecto de la sala recién terminada expresa:

 “solo ahora, después de haberlo visto en las requeridas condiciones para apreciar el acierto de sus constructores, podemos pronunciarnos sobre el éxito material de la obra (…) la decoración es del mejor gusto en su elegante sencillez; la capacidad es suficiente aunque no excede; bien distribuida la luz; el palco escénico amplio y cómodo; los palcos y cazuelas confortables (…) ” 

Sobre la interpretación, el cronista se aventura en la calidad del director, porque es conocido y opina que “(…) su batuta animada y colorista es, como siempre el mejor instrumento de la orquesta (…) El barítono Favorón, que actuará al día siguiente en Tosca junto a Marranti, Cabanello, Berardo y otros podría ponderarse por adelantado si cubriera la calidad de aquel espléndido Fígaro que ya Gualeguaychú le ha escuchado en anteriores temporadas (…) “ 

Programa de la Función Inaugural del día Jueves 11 de Junio de 1914 anunciando la ópera Aída de Verdi 

El Noticiero brinda una larga lista de nombres de las mujeres que asistieron a la velada inaugural; no figuran los nombres de los varones. 

Por las escaleras que dan al vestíbulo, en los entreactos de la Opera se podía subir a la elegante confitería. En los palcos, que en número de diez de cada lado llegan hasta la puerta de entrada, las señoras apoyaban sus manos enjoyadas sobre los bordes forrados en acolchada pana de color. Porque la fiesta de apertura del coliseo dio lugar para lucir las mejores galas. 

Había demorado tanto la concreción del gran teatro. Las Ordenanzas municipales lo pergeñaban en 1906 y en 1908. Se empezó a construir a mediados de 1912. Esta obra fue administrada por la Sociedad Anónima Teatro Gualeguaychú, cuyo directorio estaba integrado por: Gustavo De Deken, Salvador Rossi, José B. Casaretto, Joaquín Goldaracena y Cármelo Gavazzo; Juan J. Buschiazzo y Ciriaco Bustamante como suplentes y Asisclo Méndez como Síndico. 

La construcción estuvo a cargo de la empresa Domingo F Roko, de Concordia dirigida por los ingenieros Fernández, Poblet y Ortuza de Buenos Aires. Los dineros se fueron sumando por acciones; algunas daban derecho a ocupar palcos o plateas. Así, lentamente, seguros, con muchos días sin sueño se cumplieron los pasos para llegar al 11 de Junio de 1914, en que el teatro se abría a la actividad anhelada, con la ópera Aída de Verdi. 

Como su música, aspiramos que permanezca vivo y digno el Teatro Gualeguaychú, testimonio de una cualidad de vida.

La decoración es del mejor gusto en su elegante sencillez; la capacidad es suficiente aunque no excede; bien distribuida la luz; el palco escénico amplio y cómodo; los palcos y cazuelas confortables...

 HECHOS DE LA ACTUALIDAD

El 15 de diciembre de 1994, la Municipalidad de Gualeguaychú pasó a tomar las llaves del Teatro. Luego de situaciones de crisis que pusieron a nuestra sala de espectáculos más importante en peligro de venderse, la Municipalidad adquirió el 65% de acciones de la Sociedad Anónima Teatro Gualeguaychú, para dedicarlo a la función que soñaron los creadores. 

El resto, 35% corresponde en parte, a nuevos poseedores y en otra a los descendientes de los fundadores, los que como culto a sus ascendientes han seguido conservando parte de este Patrimonio. La venta del paquete se convino en doce cuotas de la que se concretaron 5 pagos, faltando aún cubrir 7 cuotas. Corresponde ahora, apuntalar la obra que el paso del tiempo y el uso, no siempre cuidadoso, ha desmejorado notablemente. Este es otro paso vital para continuar con suerte un destino que creímos y temimos concluido. 

El Teatro estará en la historia y seguirá haciendo la historia de Gualeguaychú.

SOCIEDAD RURAL GUALEGUAYCHÚ. APUNTES PARA EL CENTENARIO

Marco Aurelio Rodríguez Otero 

Sociedad Rural Gualeguaychú, a principios del 1900, en avenida Rocamora entre Buenos Aires y Goldaracena 

El 10 de enero la Sociedad Rural Gualeguaychú cumplirá noventa y ocho años. Fundada ese día en 1897, la prestigiosa institución del sellito “labor y constancia” celebrará en 1997 su primer Centenario. Habrá que empezar a preparar los bosquejos para una digna semana de festejos donde se entrelacen los subjetivos hitos emotivos con las apelaciones objetivas al presente tan duro y al futuro acaso insondable en función de la familia agropecuaria. Se trata de una entidad gremial de la producción cuando nombramos: Sociedad Rural Gualeguaychú.

Al Presidente que será electo a fines del próximo marzo, en la Asamblea de asociados ruralistas en Urquiza 881, le corresponderá encabezar con honor y agrado particular, el laborioso tejido memorador de 100 años muy vividos. Habrá, sin duda, decisiones populares de adhesión al fasto porque en el Gualeguaychú madre de sus propias obras, la Sociedad Rural mucho tuvo que ver y que hacer. 

UNA INSTITUCIÓN DE FRENTE A LA COMUNIDAD 

En dos momentos de su existencia ansiosa de progreso y por ende de bienestar público, la ciudad de Gualeguaychú apeló a la colaboración de la Sociedad Rural Gualeguaychú. Y encontró en los dirigentes de la institución visionada por Justo José de Urquiza y Olegario Víctor Andrade el eco consecuente con la circunstancia colectiva. Esforzada colaboración, decimos, porque en ambas oportunidades aportó la solución mediante la cesión de aquellas sus hermosas instalaciones de Avenida Rocamora, con transferencia del dominio inclusive, al Estado Nacional. 

Fueron dos decisiones manchegas, claro está. Despojarse de tan importante bien inmueble, en homenaje a una comunidad que, a falta de industrias y de radicaciones de obras del Estado, ofrecía la ansiosa realidad de un transcurrir socio-económico sin expectativas más o menos ciertas. El acantonamiento de una unidad de ejército en la ciudad representaba, entonces, una aportación sumamente vigorizante. Y esta es la historia de dos momentos fundamentales, referida en apretada síntesis.

EL REGIMIENTO 10 DE INFANTERÍA 

En reunión especial el 10 de mayo de 1910, la Comisión Directiva de la Sociedad Rural Gualeguaychú, bajo la presidencia del Sr. Luis Secchi, considera un telegrama urgente del Ministro de Hacienda de la Provincia Dr. Emilio Marchini,- a la sazón también miembro titular de la mesa ejecutiva ruralista- quien, correspondiendo a una solicitud del Jefe de la Región Militar de la Provincia, recaba resolución sobre la posibilidad de conceder sus locales para alojar allí al Regimiento 10 de Infantería, residente entonces en la ciudad de Concordia. 

En el Acta respectiva, obrante en el Libro Nº 2 de Reuniones de la Comisión Directiva, Acta Nº 155, folios 28 y 29, se expresa que: 

“(…) todos y cada uno de los miembros (…) consideraron que en nada perjudicaba la concesión del local por cuanto el traslado efectivo de un cuerpo de ejército importaba una conveniencia de utilidad general a la población, no solo en el sentido económico sino para los efectos de poder hacer en él la conscripción los hijos de este Departamento (…) por cuya causa la Sociedad Rural debía contribuir en cuanto le fuera posible desde que de ella dependía (…)”

En consecuencia, por unanimidad se autorizó al Presidente para que contestara afirmativamente. 

El Regimiento 10 de Infantería permaneció en Gualeguaychú desde 1910 hasta 1926 en que fue trasladado a la ciudad de Concepción del Uruguay. Arribó a Gualeguaychú bajo el mando del Teniente Coronel don Telmo Pereyra y dejó una estela imborrable de significativos recuerdos. 

Por este edificio de Av. Rocamora e/ Goldaracena y Buenos Aires pasaron, entre otras: la "Colonizadora Entrerriana"; el Regimiento y La "Sociedad Rural"

EL BATALLÓN 3 DE ZAPADORES PONTONEROS

El 22 de septiembre de 1937 celebran Asamblea Extraordinaria los asociados de la Sociedad Rural Gualeguaychú, presidida por el titular de la Comisión Directiva, Sr Abelardo M Fraga. Consta en el Libro Nº 2 de Actas de Asambleas, folios 60 al 64 inclusive: 

“(…) Considerar un pedido formulado por el Diputado Nacional Ingeniero Juan Francisco Morrogh Bernard, autorizado para ello por el señor Presidente de la Nación y el Sr. Ministro de la Guerra, de cesión temporaria de los locales de esta Sociedad Rural para el alojamiento de una Unidad del Ejército Nacional en las condiciones que se establecerán en la Asamblea. Se lee la nota del Diputado Morrogh Bernard que originó la Convocatoria y que en lo pertinente expresa:

 “(…) gestionar la transferencia al Gobierno de la Nación de los locales de la Sociedad Rural con el compromiso de traer un Regimiento a esta ciudad, radicándolo aquí desde el 1º de enero próximo, coincidiendo con el nuevo llamado de conscriptos (…) Por lo pronto puedo adelantarle (…) que el Gobierno de la Nación quedaría obligado a devolverle sus locales a la Sociedad Rural una vez terminada la construcción de los cuarteles en terrenos que a ese efecto adquirirá, obra que sería iniciada de inmediato con una partida especial del Presupuesto del año próximo (…)” 

Prosigue el Acta:  “ (…) En función de razones de Estado el Gobierno exige la escrituración de los locales en su favor pues para la instalación del Regimiento tendrá que realizar en ellos reparaciones, ampliaciones y construcciones por ochenta a cien mil pesos (…)  Por unanimidad la Asamblea resolvió ceder los locales al Gobierno de la Nación en la forma expresada por el Diputado Nacional Morrogh Bernard, autorizándose al Presidente de la Sociedad Rural a dejar expresa constancia de que el Poder Ejecutivo de la Nación cederá durante quince días parte de esos locales para la realización del “torneo ganadero anual” en la fecha que ésta acostumbra realizarlo así como también “ (…) que la propiedad que transfiere le será devuelta sin cargo alguno una vez que el Gobierno haya construido los cuarteles en esta ciudad (…)  Resuelta la cesión, el Presidente de la Sociedad Rural Sr. Abelardo M Fraga, pronunció algunas palabras destacando la importancia de la Resolución adoptada y las ventajas que “ (…) la radicación de una Unidad del Ejército proporcionaría a esta ciudad en el doble aspecto económico y social de su progreso (…) ” Presente en la Asamblea a invitación de la misma, en representación del Ministerio de Guerra, el Coronel Luis E Perlingher agradeció el apoyo prestado y agregó: “ (…) Gualeguaychú, que ya había demostrado su cariño al Ejército con motivo de la radicación del Regimiento 10 de Infantería en años anteriores, ratifica hoy con la cesión de los locales de su Sociedad Rural para cuarteles, aquel noble sentimiento que tiene honda repercusión en nuestros corazones (…) ”.

En enero de 1938, efectivamente, arriba a Gualeguaychú y se acantona en su seno, el también inolvidable Batallón 3 de Zapadores Pontoneros, bajo el mando del Teniente Coronel don José María Trindade. Esta Unidad luego pasa a residir en Concepción del Uruguay, integrando la Escuela de Ingenieros. En su reemplazo, viene otro recordado cuerpo militar: el Regimiento 3 de Caballería Brigadier General Martín Rodríguez, a quien le toca inaugurar los flamantes cuarteles en calle Urquiza al Oeste. 

Av. Rocamora e/ Goldaracena y Buenos Aires

OFERTAS PARA MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR 

Fabián Magnotta 

 

Dormite mi niño Pedro, q’ está por llegar,

Envuelto de nube y cielo Papá Baltasar

……………….

De mi niño, niño Pedro, no te vayas olvidar,

q’mi niño es el más bueno, el más pobre, Baltasar

UNA MIRADA A LOS AVISOS PUBLICITARIOS 

No es antojadizo pensar que Melchor, Gaspar y Baltasar antes de salir de compras revisan los avisos en los diarios. Tantos son los niños que atender y tan variados los gustos y los precios, que no está de más observar las ofertas. De allí que una mirada a los avisos publicitarios en EL ARGENTINO sirve para comprobar los cambios producidos en los comercios de Gualeguaychú, en los gustos infantiles, en las características y los materiales de los juguetes y hasta en el lenguaje de la promoción.

¿Qué se ofrecía a los Reyes en las primeras décadas del siglo? Zapatos, zapatillas, artículos de fútbol, vestidos y pantalones. En las primeras décadas de la centuria, prácticamente es imposible encontrar un aviso explícito con vistas al amanecer del Día de Reyes.

En enero de 1915, EL ARGENTINO publicaba una promoción de “la única casa Blanco y Negro de 25 de Mayo y Ayacucho, donde se anunciaba una exposición de juguetes pero sin mayores detalles. No se percibe en esos años la competencia comercial que más adelante se haría costumbre. Esa tendencia comienza a marcarse al final de los años veinte, cuando Casa Ferrando promociona su “juguetería para Reyes”, Casa Betolaza presenta “victrolas ortofónicas” y Casa Pérez, para Navidad, Año Nuevo y Reyes, desde discos y zapatos hasta “championes de color beige, marrón, gris, blanco y negro”. Casualmente, en el mismo diario de enero de 1927 en que se ofrecían zapatillas de colores sobrios, una columna expresaba su preocupación por muchachos de entre 16 y 20 años que fumaban… La tendencia señalada se profundiza en los años treinta. En enero del 31, por caso, el Bazar Colón de Samuel Benchetrit ya ofrecía muñecas y bebés de celuloide, bebés que dicen mamá, revólveres con sebo, juguetes de lata de toda clase y caballos, osos, monos y ovejitas. Pero es realmente pintoresco el aviso del Bazar Alemán de enero de 1931. Tiene en letras destacadas la palabra MADRES, y utiliza un lenguaje respetuoso. “Si queréis ver alegres y contentos a vuestros hijos, deben pasar por el Bazar a comprar triciclos, caballitos, muñecas irrompibles, pelotas de goma grandes, autos y camiones, muñecas que abren y cierran los ojos, juegos de carpinteros, monopatines chatos de goma, calesitas de cuerda, cocinas con batería (…)” 

Diez años más tarde, creció el ofrecimiento de rodados varios para los niños y también de artículos para el hogar. Para Casa Betolaza en 1939, el mejor regalo que podían hacer los Tres Magos, era “un radio RCA Víctor”. El 1º de enero de 1939 cuando en el Teatro Gualeguaychú se estrenaba con bombos y platillos el film “Las aventuras de Tom Sawyer” Librería Ferrando tentaba a los niños con bicicletas y triciclos.

En enero de 1946, la variedad y la calidad acentuaban su cambio. Casa Etchegoyen sólo publicaba los precios sin mencionar los juguetes, como para los Reyes menos pudientes, pero Almacenes Caviglione Hermanos, de Urquiza y Rosario, hacía alarde de contar con rodados de toda clase y estilo, juguetes de madera, de paño, de hojalata y con cuerda y formulaba especial indicación para evitar aglomeraciones.

Hacia 1955 el lector tenía que recordar que “todos los años los Reyes Magos se surten en Bazar Oriental en calles Urquiza y México, frente a la Central de Teléfonos. Allí podían encontrar coloridos autos de carrera, hermosas carretillas de hojalata, pizarrones, pelotas rayadas, coches de mimbre para pasear las muñecas, trompos, juegos de té y juguetes de plástico. 

Quizá con esta decena de ejemplos sirva para tener un panorama. Después, la historia es conocida; crece el consumo, aumenta la competencia, los materiales se perfeccionan. Y como si fuera poco, los hogares inician la convivencia con la televisión, que crearía nuevas demandas. 

Ya los Reyes pasarían a depender de las modas y tendrían para elegir juguetes más sofisticados. Los autitos para los niños serían distintos en su forma y color sencillamente porque siempre fueron imitación de los verdaderos. Juguetes de los más variados colores, la crisis de la hojalata, el mimbre y la porcelana, la agonía de los trompos y hasta el tuteo confianzudo del comercio con los compradores, marcarían las últimas décadas del siglo.

La magia llegaría hasta los inocentes zapatos de modo diferente, pero el progreso no lograría cambiar la satisfacción de los hombres de los camellos, ni transformar la sonrisa de los niños. 

EL HIJO


Negada fue a mi sed, a mi agoníala certeza de Dios, la bienhechorallamarada de Dios, hasta la horaen que el niño bendijo la alegría. Y su carne de alondras todavíaenraiza mi sombra entre la aurora,y su noche es tan leve que demorala leyenda del ángelCada día mido el amor, la paz, la lejaníade la muerte, el sueño de lo humano,en su pequeña luz, en la porfía del cielo asido a su adiós temprano.Creen que llevo al hijo de la manoy es él quien me sostiene, quien me guía.

 

Ana Emilia Lahitte

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotCarpetas de Andrea SAMEGHINIJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
TRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI – Abril 2020 - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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