CAPÍTULO 1: LECTURA DE MENTE

ADVERTENCIAS DEL CASO: MALTRATO Y CRUELDAD ANIMAL. 

......

¡Splash!

La lluvia torrencial caía a cántaros, las gotas golpeaban el parabrisas del auto y también empapaban el cielo oscuro. Los peatones en la calle iban y venían apresuradamente con paraguas, el sonido de la lluvia se mezclaba constantemente con el ruido de los autos, que se movían lentamente entre el bullicio.

La radio transmitió las condiciones meteorológicas: —La tormenta eléctrica ha estado cayendo desde ayer hasta ahora, la precipitación media de este mes ha superado el máximo histórico, y hay acumulación de agua en las carreteras. Se pide a los ciudadanos que tengan cuidado al salir.

—Espero que no haya ocurrido ningún accidente más adelante —el conductor miraba el limpiaparabrisas que se balanceaban frente a él, y después de escuchar el informe. dijo con impaciencia: —Quién sabe cuándo parará esta lluvia, y esta carretera ya estaba bloqueada...

Al decir esto, inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás y de lado, y le dijo a la figura sentada en el asiento trasero: —Su destino...¿es ir a la comisaría?

Nubes plomizas oscurecían el sol, y la luz dentro del auto era tenue. 

La figura sentada allí se movió. Tenía la cabeza baja, las manos entrelazadas sobre las piernas, y una pierna cruzada envuelta en jeans negros. Llevaba un par de botas de cuero, salpicadas con un poco de agua de lluvia.

El hombre no había emitido ningún sonido desde que subió al auto, y el destino estaba marcado en el pedido en línea de la aplicación de transporte.

Había dormido un rato después de subir al auto, y ahora que acababa de despertar, su flequillo le cubría los ojos. Sentado allí, parecía estar internado en la oscuridad, con la mitad de su cuerpo fundiéndose con la tenue luz. El conductor solo pudo ver una mandíbula pálida y delgada en el espejo retrovisor. 

Unos segundos después, una voz implacable resonó desde el asiento trasero:

—Solo conduce. 

"......"

Durante la conversación, la situación del tráfico no había mejorado en lo absoluto.

El conductor se dio cuenta de que este pasajero no era precisamente alguien con quien conversar. Evidentemente, estaba más interesado en volver a dormirse que en conversar. Por lo tanto, dejó de intentar establecer una conversación y comenzó a especular en silencio: ¿Quién iría a la comisaría a esta hora? ¿Habrá hecho algo malo?

Mientras tanto, en la comisaría de Yong'an, localizado en el sur de China.

En la pared de la comisaría había un cartel con la inscripción "Aplicación estricta de la ley, servicio entusiasta", y el escudo nacional se encontraba en el centro de la inscripción. Sin embargo, tal solemnidad no lograba calmar la escena de caos que se desarrollaba en la comisaría en ese momento. Un hombre de unos cuarenta años era conducido a la zona de oficinas por dos policías, uno a cada lado, tomándolo por los brazos.

Uno de los policías: —¡Tranquilo!

El hombre, sin cooperar, forcejeaba descontroladamente. Al ver que sus esfuerzos eran inútiles, comenzó a aferrarse con fuerza al picaporte de la puerta, negándose a soltarlo. A pesar de que la parte superior de su cuerpo ya había sido arrastrada al interior por los agentes, sus piernas permanecían clavadas en el suelo como si fueran columnas de piedra, mientras gritaba con desesperación: —¡No pueden arrestarme sin pruebas! ¡¿Así se investigan los casos?! ¡Suéltenme, voy a denunciarlos!

El hombre llevaba un overol gris, junto con dos bolsillos cuadrados en forma de parche. Las zapatillas que calzaban eran bastante nuevas y sus brumosos ojos marrones exudaban una sensación de alguien con "experiencia". 

El nuevo oficial de policía, Ji Mingrui, entró por detrás. Al entrar, de paso extendió la mano para empujar al hombre hacia adentro: —¡¿Sin pruebas?!

Sacó una silla y esperó a que el hombre, con los hombros presionados, se sentara obedientemente en la silla antes de colocar una bolsa de pruebas transparente sobre la mesa.

Dentro de la bolsa de pruebas yacía un viejo teléfono plateado.

Ji Mingrui dijo: —Dejaste tú teléfono en la sala de estar cuando entraste a robar en la casa de alguien más, así que, ¡¿Cómo te atreves a decir que no hay pruebas?!

La voz aullante del hombre se detuvo de repente: "....."

Ji Mingrui: —¿O es que quieres decir que este teléfono no es tuyo? ¿En este mundo hay otra persona que tiene el número de teléfono de tu esposa y que también la llama esposa?

El hombre se quedó completamente callado: "........."

Ji Mingrui continuó preguntando: —¿Dónde escondiste lo robado?

"......."

Media hora después. 

Una oficial de policía salió de la sala de al lado: —Estoy teniendo varios problemas por aquí. La vecina, la Wang abuela lleva llorando media hora, dice que es una figura de madera tallada hereditaria de su familia, que es muy importante para ella, y nos pide que la encontremos lo más antes posible. 

—¿Todavía no ha confesado?

Ji Mingrui era alto y fuerte, con cejas espesas y ojos grandes. Acababa de graduarse de la academia de policía este año y se había convertido en un oficial de distrito, sumergiéndose en todo tipo de disputas y peleas entre los vecinos. Después de graduarse, descubrió que el trabajo en la comisaría no era realmente investigar casos, sino más bien actuar como mediador.

Hoy alguien se divorcia, mañana alguien golpea al amante por infidelidad...

Ji Mingrui tomó un hondo respiro. Nadie habría imaginado que una simple talla de madera pudiera generar tanto alboroto: —No lo ha confesado, balbuceó algo sobre que lo había olvidado. ¡¿Cómo puede olvidar dónde ha escondido lo que robó?! Esta noche tenía una cena con un amigo, pero por lo que veo, cuando llegue solo podré ofrecerle fideos instantáneos. Ni siquiera sé si me tirará el tazón sobre mi cabeza por su mal genio. 

La oficial de policía se giró y miró la lluvia torrencial que caía por la ventana. Pensó que era extraño quedar para cenar con este tiempo.

El interrogatorio continuó.

En un momento dado, la vecina, la abuela Wang, no pudo aguantar más y entró en la oficina sin llamar, empeorando aún más el caos que reinaba en la sala. 

La anciana discutía con una energía que no desmerecía a la de los jóvenes. Aunque sus movimientos eran temblorosos, sus palabras estaban llenas de fuerza.

El mediador Ji Mingrui estaba abrumado por el ruido, y mientras calmaba a la abuela Wang, alguien llamó dos veces a la puerta de cristal de la oficina.

—Mingrui, tienes una visita, dice que es tu amigo —dijo el mensajero. Y luego agregó: —Se llama Chi Qing. 

Ji Mingrui, sin poder atender a todo a la vez, respondió sin siquiera voltear la cabeza: —Es mi amigo, que pase. 

Debido al caos, nadie notó que unos minutos más tarde alguien entró con un paraguas cerrado en la mano, caminando por el pasillo. La punta del paraguas largo transparente apuntaba hacia abajo, y las botas de cuero ligeramente húmedas del hombre habían sido limpiadas por alguien con una limpieza obsesiva. Luego, una mano enguantada de negro abrió la puerta.

Los guantes negros envolvían firmemente algunos dedos, haciendo que las articulaciones parecieran especialmente largas.

En cuanto la escena en la oficina, si se calmara un poco, esta mano no sería tan fácil de ignorar, incluso debería tener una tasa muy alta de llamar la atención. Porque en la vida diaria, es poco probable que veas a alguien salir con guantes puestos a propósito.

Chi Qing estuvo atascada en el tráfico durante más de media hora. Cuando abrió la puerta, la abuela Wang estaba maldiciendo en dialecto local.

—¡Pequeño pelirrojo de Nongza...! [1]

El hombre de overol respondió: —¡No creas que solo porque soy forastero no entiendo lo que dices! ¡¿Me estás insultando?!

—No tienes derecho a hablar, ¿y aún tienes la cara de hablar? ¿Sabes lo grave que es lo que has hecho? ¿Cómo pudiste robar la escultura de madera de la familia de tu vecina? ¿Sabes de qué madera está hecha esa escultura? —El mediador Ji Mingrui, con la intención de calmar a la víctima, regañó al hombre un poco y luego se volvió hacia la abuela: —¿De qué material está hecha esa escultura?

Ji Mingrui pensó en su corazón que aún debía tener algún valor, ya que podía ser usado para impresionar a la gente.

La vecina, la abuela Wang, se apresuró a decir: —Es madera que cortamos nosotros mismos en la montaña. Ay, ya ha pasado por tres generaciones.

Ji Mingrui: "....."

—Ejem... ¿Lo has oído? Madera que ha pasado por tres generaciones —Ji Mingrui golpeó la mesa con el dedo: —Este valor no puede medirse con dinero. ¡¿Dónde la has escondido?!

Varios hombres seguían discutiendo acaloradamente sobre la escultura de madera. Solo una mujer policía, que se había apartado para buscar agua para la abuela Wang, notó al "amigo" que había entrado hace un rato, durmiendo solo en el sofá de la esquina. La figura yacía de costado en el sofá, con las largas piernas acurrucadas.

Debido al ángulo limitado, no pudo ver la cara del hombre, solo notó su muñeca colgando.

...Es increíble que pueda dormir con tanto ruido.

Un altercado simple y por una escultura de madera, Ji Mingrui empleó todos los métodos de interrogatorio que había aprendido en la academia de policía durante estos años, pero el hombre del overol al otro lado de la mesa no cedía. No se sabía por qué se negaba rotundamente a devolverla: —Ya te dije que la dejé afuera cuando salí a comprar cosas hace un rato. La tiré...no sé exactamente dónde. Vayan a buscar en los basureros, a lo mejor la encuentran. Ya la tiré, ¿cómo la voy a devolver? A lo sumo pagaré algo de dinero. Esa cosa de madera no puede valer tanto. 

Ji Mingrui maldijo en voz baja.

Las manecillas del reloj marcaban las once de la noche.

La lluvia seguía cayendo afuera.

Al ver que tenía la ventaja, el hombre vestido de overol puso los ojos en blanco: —¿Hay algo más? Ahora que terminamos de hablar, ¿puedes dejarme ir?

Por un momento, nadie supo qué decir.

En medio de un punto muerto, una voz rompió el silencio: —Lleva lloviendo dos días seguidos. 

Todos miraron en dirección de la voz y vieron a Chi Qing sentado en el sofá hablando. Como la lámpara de techo estaba justo encima de él, levantó la mano para cubrirse los ojos y, tras un breve descanso, continuó: —Dices que saliste a comprar, pero tus zapatos no tienen ni un rastro de barro. Si yo fuera tú, no usaría una excusa tan llena de agujeros. 

En realidad, no había dormido mucho, la oficina era demasiado ruidosa y, entre sueños y despiertos, había escuchado casi todos los detalles de esta disputa entre vecinos.

El hombre de overol retrocedió inconscientemente un pie.

No salió para nada.

La frase resonó como un trueno en la mente de todos.

Ji Mingrui se sorprendió y dijo: —No salió, así que las cosas deben estar en su casa.

Chi Qing se levantó, todavía parecía somnoliento, con los ojos entrecerrados, dando la sensación de estar impaciente.

Extendió la mano y señaló la bolsa de pruebas con el dedo: —¿Puedo verla?

Todos notaron de inmediato el guante negro en su mano. Era un teléfono con pantalla táctil, por lo que para deslizar y leer, Chi Qing se quitó lentamente el guante de la mano derecha antes de tomar el teléfono, revelando una mano que parecía no haber visto el sol en mucho tiempo, y que podría considerarse pálida. Sus dedos eran largos y delgados, y su piel era tan blanca que casi se podían ver las venas de color azul claro que acechaban debajo.

La mano sostuvo el teléfono durante no más de diez segundos antes de colocarlo sobre la mesa.

No solo la mano llamó la atención. Aparte de Ji Mingrui, que ya estaba acostumbrado a ver el rostro de Chi Qing, a los demás les resultó difícil digerir el impacto visual que producía ese rostro.

La oficial de policía que estaba cerca de Chi Qing se dio cuenta de golpe de que lo había estado mirando fijamente durante un rato, y luego se sonrojó al darse cuenta.

Era un rostro extremadamente hermoso, pero ligeramente decadente. Tal vez fuera por el cabello demasiado largo en la frente, o tal vez porque su tez era demasiado blanca, pero sus labios estaban tan rojos como si hubiera estado manchado de sangre. Aunque los rasgos del hombre eran hermosos, su expresión era aburrida y decadente. 

Chi Qing parecía estar muy acostumbrada a esa mirada, solo dijo: —En lugar de preguntarle dónde escondió las cosas, ¿por qué no llamas a su hijo y le preguntas?

Ji Mingrui estaba desconcertado: ¿Hijo?

¿Cómo llegó al tema del hijo?

¿Qué tenía que ver el hijo con esto?

Espera, ¿cómo sabía que tenía un hijo?

Sin embargo, al mencionar a su hijo, el hombre se exaltó de una manera diferente a la de su anterior comportamiento irracional. Sus ojos se abrieron de par en par, se puso de pie de golpe, y queriendo arrebatarle el teléfono: —¡Interróguenme a mí si quieren, pero no mencionen a mi hijo!

Ji Mingrui levantó una ceja, sintiendo que algo no andaba bien: —¡Siéntate!

—¡Mi hijo no tiene nada que ver con esto!

En su arrebato por el teléfono, el hombre de overol chocó accidentalmente con la mano de Chi Qing, que aún no había terminado de bajar.

En el preciso momento en que tuvieron contacto, una nueva voz resonó en el oído de Chi Qing. Era como si el sonido llegara amortiguado por una membrana, distorsionado, como si dos hombres de overol hablaran al mismo tiempo junto a su oído. Sin embargo, las palabras distorsionadas eran completamente opuestas a las que él mismo pronunciaba:

【 No puedo dejar que sepan que fue mi hijo quien robó. Si esto se divulga, ¿qué dirán los demás de Xiaokang? Será objeto de burlas por parte de sus vecinos y compañeros... 】

A pesar de sus esfuerzos, Chi Qing no logró recuperar el teléfono. Ji Mingrui se lo arrebató de un manotazo, y siguiendo los pasos que él mismo había visto antes, lo volvió a desbloquear.

En el navegador, el historial de búsqueda de las últimas semanas solo muestra nombres de dibujos animados infantiles. En los registros de llamadas, no hay muchas llamadas en los últimos seis meses, y no hay rastro de trabajo o vida personal. En cuanto al álbum de fotos, no hay muchas fotos, la mayoría son fotos antiguas, pocas fotos nuevas y la última foto fue tomada hoy, una imagen borrosa en blanco y negro de algo que pareció tomarla por error. 

Este viejo teléfono desechado obviamente ya no es usado por el hombre.

Entonces, ¿quién lo está usando?

—En general, ¿qué hace la gente con sus teléfonos viejos cuando compran uno nuevo? —Ji Mingrui parecía estar haciendo una pregunta, pero en realidad él mismo dio la respuesta: —Se los dan a otros miembros de la familia, o si tienen hijos, la mayoría de la gente los guarda para que jueguen sus hijos. ¿Quieres devolverle las cosas a la persona mayor por ti mismo o deberíamos ir a buscar a tu hijo para preguntarle en persona? 

El hombre bajó la cabeza, sabiendo que todo se había salido de su control. 

Ji Mingrui estaba a punto de seguir pidiendo detalles, cuando la oficial señaló la puerta de cristal: —Tu amigo salió. 

Ji Mingrui simplemente la miró: —Fue a lavarse las manos

La oficial: —¿Ah? 

Ji Mingrui conocía perfectamente los "extraños" hábitos de Chi Qing. Mientras bajaba la cabeza para anotar los detalles del caso en un papel, dijo: —Tienes misofobia. Si alguien lo toca, se lava las manos tres veces. ¿No viste que llevaba guantes desde que entró?

—¿Su misofobia es tan grave?

—No solo es grave —Ji Mingrui giró el bolígrafo y señaló el bote de basura con la punta: —Cuando lo conocí en la escuela secundaria, quise ayudarlo a tirar la basura y accidentalmente le toqué la mano. Él me tiró el bote de basura en la cabeza y casi termina sin amigos, su misofobia da mucho miedo. 

—Pero ahora son cercanos, ¿ya no hace eso? —La oficial de policía encontró esta "extrañeza" bastante divertida y se rió.

Ji Mingrui: —También le pregunté sobre eso, y dijo que como respeto a su amigo, se aguantará tres segundos. Si se pasa ese transcurso de tiempo, te volverá a tirar un bote de basura. 

—¿Él también fue a la academia de policía? ¿Dónde trabaja ahora?

La oficial de policía, estaba haciendo las preguntas que todos en la sala querían hacer. 

—No, él estudió en la escuela de cine, no tiene nada que ver con eso —dijo Ji Mingrui, sabiendo en qué punto se sorprendían: —aunque es una pena, mi amigo no se dedicó a la policía. ¿No crees que es increíble? Es como si tuviera la capacidad de leer la mente. 

La oficial de policía asintió con la cabeza.

—...Incluso cuando estaba en la escuela, parecía que siempre podía saber lo que los demás estaban pensando —dijo Ji Mingrui y luego agitó la mano: —Estoy bromeando, ¿cómo podría haber alguien capaz en el mundo de leer la mente...?

Al final del pasillo, en el baño. 

Chi Qing se encontraba frente al espejo, con las manos mojadas y las yemas de los dedos estaban fríos por la lluvía. 

Miró en silencio a su reflejo.

A través del cristal, la misma escena se reproducía frente a frente, duplicada por el reflejo, como si el mundo también se hubiera dividido en dos.

Solo él sabía que lo que había escuchado hace un momento no había sido una alucinación. La voz distorsionada había surgido sin duda de las profundidades de su mente, murmurando de manera inquietante: 【 No puedo dejar que sepan que fue mi hijo quien robó... 】

Chi Qing bajó la vista, y finalmente, se secó las manos como si nada hubiera pasado.

........

[1] Es un dialecto, que se traduce directamente como "mocoso de mierda" o algo así.