[26] Competencia

Guan Ze no durmió mucho en toda la noche. No estaba acostumbrado a tener a alguien cerca, se sentía incluso incómodo cuando alguien dormía en la misma habitación que él, y mucho más alguien como Lin Yao, que básicamente lo usaba como una cama mientras dormía, con la mitad de su cuerpo presionando contra él.

Pensó en apartar a este chico varias veces, pero Lin Yao no dormía profundamente, se movía de vez en cuando y murmuraba incoherencias, pareciendo que había sufrido una gran injusticia. Así que al final no se movió, cerró los ojos y pasó la noche medio dormido y medio despierto.

Se levantó antes del amanecer, se colocó de pie junto a la cama, estirando los brazos y las piernas que estaban casi entumecidos por la presión, y luego salió de la habitación.

El hotel estaba ubicado en el centro de la ciudad, y por la mañana no había muchos lugares para correr. Le preguntó al camarero y subió a la azotea, donde hay un restaurante. A primera hora de la mañana no había nadie, así que podía tomar un poco de aire fresco y hacer un poco de ejercicio.

Durante tantos años ha desarrollado el hábito de encontrar un lugar con buen aire para correr todas las mañanas. Incluso si el espacio no es suficiente para correr, al menos hará algo de ejercicio, como una serie de ejercicio...Tai Chi estilo Chen.

Una sonrisa apreció en los labios de Guan Ze. Recordar a Lin Yao haciendo una serie de ejercicios en el salón de té lo hizo reír de manera incontrolable, y todavía recordaba la forma en cómo Lin Yao presumió hacer ese Tai Chi estilo Chen. Tenía que hacerlo actuar algún día. 

Cuando Lin Yao se despertó, se sentía un poco deprimido. Había estado soñando toda la noche, pero no podía recordar nada de lo que había soñado, solo recordaba que había estado corriendo todo el tiempo, sin saber por qué. Corría como un tonto y cuando abrió los ojos por la mañana, no se sentía nada diferente a como se sentía cuando no había dormido.

—Mierda, que molesto —Lin Yao se estiró mientras bostezaba, se bajó la ropa interior y estaba por esperar que el pequeño hermanito se levante y luego se acueste, cuando de repente recordó que anoche no parecía...¿haber dormido solo? 

De repente se giró y miró hacia un lado. Estaba vacío, pero era evidente que había dos almohadas y una camiseta de Guan Ze tirada junto a la cama.

—¡Oh....oh....Dios mío! —El corazón de Lin Yao latía salvajemente y se dio la vuelta hacia el lado de la cama de Guan Ze. Agarró la camiseta y la arrojó sobre la almohada, luego enterró su rostro y tomó un hondo respiro. 

El buen olor del cuerpo de Guan Ze todavía estaba en su ropa. Abrazó la almohada y rebotó su trasero sobre la cama dos veces: —Se siente bien. 

¡Realmente durmió en una cama individual con Guan Ze durante toda la noche!

¡Los ojos de Dios están abiertos! ¡No solo mis ojos están abiertos, sino que estaban muy abiertos!

Lin Yao se dio la vuelta y se acostó boca arriba, pensando en el beso de Guan Ze anoche. Levantó la mano y se tocó la boca, riéndose tontamente hacia el techo durante mucho tiempo, sin poder calmarse.

Disfrutando de un momento hermoso, escuchó un sonido en la puerta. Lin Yao rápidamente agarró el edredón, se cubrió y vio a Guan Ze entrar con varias loncheras. 

—¿Estás despierto? —Guan Ze puso la lonchera en la mesa y dijo: —Te traje el desayuno para que no tengas que ir al restaurante más tarde.

—Oh... —Lin Yao miró a Guan Ze. Aunque Guan Ze definitivamente no fue a buscarle especialmente el desayuno, todavía estaba inexplicablemente conmovido en su corazón. Originalmente quería decirle "Buenos días, director Guan", pero siempre sintió que su voz flotaba un poco y serpenteaba, por lo que no dijo nada más. 

Guan Ze entró al baño a lavarse, sin cerrar la puerta. Lin Yao pudo ver su figura moviéndose desde la pared opuesta.

Después de mirar por un rato, su hermanito pequeño se acostó sin fuerzas y luego se levantó de la cama. 

—¿Acabas de ir a hacer ejercicio? —Lin Yao, con el cabello desordenado, se apoyó contra la puerta del baño y miró a Guan Ze.

Guan Ze se estaba afeitando y lo miró a través del espejo: —Mm, hay un restaurante al aire libre en la azotea del hotel. Fui allí a hacer una serie de ejercicios de Tai Chi estilo Chen. 

—¿Ah? —Lin Yao se sorprendió. Estaba perdido en la forma en cómo Guan Ze se afeitaba, que era particularmente sexy, y cuando de repente escuchó a este "Tai Chi estilo Chen" no pudo reaccionar a tiempo. 

—Alguien dijo que iba a hacerme una demostración, pero no hubo reacción, así que tuve que hacerlo solo —Guan Ze giró la cabeza, lo miró y sonrió: —¿No haces ejercicios? 

—Lo hago —Lin Yao saltó en su sitio un par de veces: —Movimiento de salto, uno, dos, tres, cuatro...

Guan Ze estaba divertido y se giró para seguir afeitándose: —Igual que mi hijo. 

—Ah... —Lin Yao suspiró y se reclinó contra el marco de la puerta: —Supongo que hay una brecha generacional entre nosotros. 

—La hay. 

Lin Yao recordó lo que Guan Ze dijo la noche anterior y asintió: —Sí, supongo que es un trato como con tú hijo. Si quiero comer dulces, los como, sin pensar en si me van a causar caries o si va a causarme dolor de estómago. 

—Todavía no lo has probado, ¿verdad? Quieres dulces, pero nadie te los ha comprado —Guan Ze sonrió.

—...tienes razón —suspiró Lin Yao, mirando de reojo a Guan Ze: —¿Podrías no ser tan hiriente? ¿Es tan divertido para ti burlarte de los puntos débiles de las personas? 

—Pensé que ibas a explotar si te tocaba, ¿pero no? —Guan Ze dejó la navaja de afeitar y se lavó la cara.

—No dormí bien. Además, las secuelas de tu historia de ayer todavía están grabadas en mi mente, por lo que no pude explotar. 

Guan Ze se dio la vuelta, se apoyó en el lavabo y miró a Lin Yao. Era la primera vez que veía este tipo de impotencia en el rostro de Lin Yao, una melancolía difícil de capturar. Incluso cuando lloró anoche, no era tan incómodo de ver como ahora. 

—¿Qué deseas? —Guan Ze se acercó a él. No podía soportar su cabello desordenado, así que extendió la mano para presionar los pocos mechones que sobresalían en la parte superior de su cabeza, pero tan pronto como retiró la mano, el cabello volvió a erizarse.

—¿Has perdido la memoria? Ayer dejé muy en claro lo que deseo —Lin Yao apartó su mano de un golpe y lo miró fijamente con ojos provocativos. 

—¿No consideras las consecuencias? —preguntó Guan Ze, frunciendo el ceño.

—Qué gracioso, ni siquiera hemos comenzado, ¿y ya tiene tiempo para considerar las consecuencias? ¡Cuando ni siquiera puedes probar el caramelo, ¿piensas en la clase de dulces o en las caries que te dará, héroe!

Guan Ze lo miró a los ojos, donde brillaban pequeñas llamas, y solo después de mucho tiempo suspiró: —Entonces, sigue persiguiéndome. Tengo buenos sentimientos hacia ti, así que si me atrapas, depende de ti y si no puedes, no llores. 

—Eso significa que no planeas rechazarme, ¿verdad? —Lin Yao levantó las cejas y su rostro de iluminó de repente. 

—Mm —Guan Ze asintió y entró a la habitación, listo para cambiarse de ropa. 

—¡Tú lo dijiste! —Lin Yao se apoyó en el marco de la puerta y le gritó hacia la parte posterior de su cabeza. Si no se hubiera apoyado en la puerta, estimaba que se habría tirado al suelo, se habría arrastrado, abrazar las piernas de Guan Ze y morderlo un par de veces. 

—Mm —respondió Guan Ze, bajando la cabeza para buscar la ropa dentro de su bolso. 

—¡Tendrás que decirlo! —Lin Yao saltó con unos pequeños saltos: —¡Tendrás que admitirlo si te atrapo! 

—Mm —Continuó respondiendo Guan Ze, pero dejó de buscar su ropa y colocó su mano al borde de la mesa. 

—No esperes hasta... —Justamente cuando Lin Yao estaba a punto de continuar, notó que Guan Ze parecía un poco anormal. Se acercó al rostro de Guan Ze y descubrió que Guan Ze tenía los ojos cerrados: —¿Qué pasa?

—Estoy bien —Guan Ze pellizcó sus cejas, abrió lentamente sus ojos y lo miró: —Continúa. 

—Terminé de hablar —Lin Yao no se movió, necesitaba ver a esta persona. No sería tan sensible con otra persona, pero este era Guan Ze, por lo que no se le escapaba ni el más mínimo movimiento. Era evidente que Guan Ze se sentía incómodo hace un momento: —¿Te duele la cabeza?

—Tal vez se me bajó el azúcar en la sangre porque no desayuné —Guan Ze sonrió: —Deberías comer algo, saldremos pronto. 

—¿No trajiste desayuno y no comiste antes? 

—Creo que no comí lo suficiente. 

—Oh —Lin Yao todavía tenía algunas dudas, pero Guan Ze parecía estar bien ahora, así que no podía decir mucho más. ¿Para qué insistir con alguien y que termine admitiendo que le pasa algo?: —Entonces, ¿por qué no comes un trozo de chocolate? Siempre llevas contigo, ¿no?

. . .

Lin Yao nunca había participado en una exposición antes. Durante la instalación, ayudó a los demás, y aunque todo estaba muy caótico, él lo encontró bastante divertido, mejor que ir a trabajar.

Mientras ayudaba a armar todo con Guan Ze, Lin Yao sentía mucha más fuerza, pero estaba un poco distraído. No podía evitar mirar a Guan Ze de vez en cuando. Después de mirarlo varias veces, Guan Ze lo miró y le preguntó en voz baja: —¿Por qué me estás mirando?

—Tonterías —Lin Yao miró hacia otro lado: —Puras tonterías. 

Guan Ze sonrió y no dijo nada más. Después de montar el stand, ayudó a las dos chicas del departamento de marketing a organizar sus materiales. Lin Yao se sentó en una silla a un lado, perdido en sus pensamientos.

—¿Está bien este enchufe, director Guan? —Un compañero del departamento de marketing regresó con un enchufe. No había suficientes enchufes y no sabía dónde encontró uno. 

—¿Dónde lo encontraste? —Guan Ze sonrió y miró a su alrededor: —No puedo haber sido cerca de aquí, alguien podría venir a buscarlo. 

—No te preocupes, cerca de la entrada principal, no sé de qué stand es, estaba todo desordenado y no había nadie. Al lado había un altavoz que me está dando dolor de cabeza, probablemente haya espantado a toda la gente —El hombre se rascó la oreja.

La música sonaba constantemente en el salón de exposiciones, y Lin Yao tampoco podía oír claramente lo que decía, pero aun así se quedó impactado por lo que dijo y no pudo evitar interrumpir: —¿Hay condones en esta exposición?

Todo el mundo se quedó atónito, mirándolo fijamente. Lin Yao se sintió un poco incómodo por las miradas y rápidamente repasó la frase en su mente, luego se sonrojó un poco: —Ah, ¿enchufe?

—¡Oye Lin Yao, ¿qué vas a hacer? —Una chica del departamento de marketing gritó, riendo.

La exposición era en realidad muy relajada. Lin Yao básicamente no tenía nada que hacer. La gente del departamento de marketing estaba ocupada recibiendo a los visitantes, así que él se sentó en un rincón jugando con su teléfono, echando un vistazo a Guan Ze de vez en cuando.

Guan Ze llevaba una camisa con las mangas casualmente arremangadas. A primera vista, no parecía muy diferente de los otros compañeros masculinos del departamento de marketing, pero su aura era completamente distinta. Lin Yao pensó que no tendría problema en mirarlo fijamente durante todo un día.

Cuando la gente empezó a llegar en mayor número, Guan Ze se acercó a él. Probablemente notando su expresión de aburrimiento, le dio un toquecito en el hombro con el dedo y dijo: —Vamos, demos una vuelta.

—¡Perfecto! —Lin Yao se animó inmediatamente al escuchar esto, saltó y siguió a Guan Ze.

El "demos una vuelta" del que hablaba Guan Ze significaba mirar por todas partes en la exposición, recoger algunos materiales de otras compañías y demás. También se encontraron con varios conocidos y conversaron por un buen rato. Lin Yao se sentía como un niño pequeño llevado por un adulto al mercado, mientras el adulto miraba y compraba verduras, se encontraba con conocidos y conversaba un poco, mientras que el niño lo seguía mirando y tocando cosas por aquí y por allá.

Sin embargo, a él le gustaba mucho este estado de andar y detenerse con Guan Ze, como si estuvieran de paseo. A veces, Guan Ze se acercaba a su oído para preguntarle sobre cuestiones de diseño, con una voz muy baja pero clara, que al entrar en su oído le provocaba como una descarga eléctrica.

Después de dar un par de vueltas, Guan Ze salió del salón de exposiciones y se sentó en un banco exterior: —Si quieres fumar, hazlo rápido. 

Lin Yao sonrió un poco avergonzado, encendió un cigarrillo y se paró junto al bote de basura: —¿Sueles ir de compras? Siento que lo que acabamos de hacer fue como ir de compras. 

—No voy, ¿con quién iría? —dijo Guan Ze mientras se llevaba un trozo de chocolate a la boca y miraba hacia arriba a las hojas de los árboles: —Incluso llevar a mi hijo al zoológico o al parque de diversiones una vez a la semana ya es bastante agotador. 

—Ah, el parque de diversiones —Lin Yao tenía sentimientos encontrados de amor y odio hacia los parques de diversiones. Cuando era pequeño e iba al parque de diversiones, Lin Zong siempre lo molestaba, por ejemplo, lo ponía en el columpio y lo empujaba una y otra vez sin dejarlo bajar. Él lloraba durante media hora de enojo, pero Lin Zong seguía empujando imperturbable durante media hora. A veces Lin Yao pensaba que no había nadie más aburrido que Lin Zong: —Hace mucho tiempo que no voy a un parque de diversiones. Cuando era niño, cada vez que iba con mi hermano, no podía disfrutar tranquilo

—¿Quieres venir? Voy a llevar a Lu Teng este fin de semana —preguntó Guan Ze, de repente.

—Sí, quiero —respondió Lin Yao sin pensarlo, y luego sintió que debería ser más cortés, así que añadió: —¿Pero es conveniente?

—Eres demasiado falso —se rió Guan Ze: —¿Qué inconveniente podría haber? Son niños, da igual si llevo a uno o a dos. 

—Entonces llévame, quiero ir a montar en la Montaña Rusa —dijo Lin Yao, apagando su cigarrillo y sentándose al lado de Guan Ze, con los ojos curvados de felicidad.

Los dos días de exposición en realidad no fueron agotadores. La gente del departamento de marketing tuvo que hablar un poco, mientras que Lin Yao se sentó a un lado observando el bullicio. Estaba de muy buen humor porque Guan Ze dijo que lo llevaría a montar en la Montaña Rusa. 

Nunca había salido con alguien que le gustara. Durante estos dos días de la exposición, solo pensaba en una cosa, pasar tiempo juntos, ir en auto juntos, pasear juntos, comer juntos, sentarse y descansar juntos... Básicamente, hacer todo juntos. Incluso si fuera a un parque de diversiones a limpiar y recoger hojas, pensaba que lo disfrutaría.

Lo único que lamentaba era no haberse atrevido a pedir compartir la cama con Guan Ze la segunda noche. Guan Ze parecía estar un poco cansado; después de cenar, regresó a la habitación, se duchó y se acostó. Cuando Lin Yao salió de ducharse, descubrió que Guan Ze ya estaba dormido.

Esta vez, Lin Yao no se aprovechó de la situación para comportarse de manera inapropiada. Guan Ze ya había expresado su posición de "vamos, persígueme". Esto lo tranquilizó mucho, y por el momento dejó de lado esa actitud de "Si no me aprovecho ahora, ¿cuándo lo haré?". 

Lin Yao se quedó de pie junto a la cama de Guan Ze, mirándolo por un momento. Luego, adoptó una pose de fuerza, y apretando los dientes, murmuró ferozmente en voz baja: —¡Tarde o temprano serás mío!

Al regresar de la exposición, llegaron a casa casi a las once de la noche. Guan Ze había dejado su auto en la estación de tren y llevó a cada uno de sus colegas a sus casas.

Lin Yao estaba dormitando en el asiento del copiloto, pero esta vez no se quedó profundamente dormido. Tan pronto como Guan Ze detuvo el auto, se despertó: —¿Ya llegamos?

—No —dijo Guan Ze mientras miraba por la ventana del auto: —Tengo hambre, busquemos un supermercado para comprar algo de comer. 

—Yo también tengo hambre —Lin Yao se tocó el estómago, sintiendo como si su pequeño estómago ni siquiera existiera: —Hay un mercado nocturno cerca de mi casa, ¿vamos a comer brochetas a la parrilla?

—De acuerdo. 

Las brochetas a la parrilla eran una de las comidas favoritas de Lin Yao en la universidad, especialmente después de comer las comidas de su madre durante las vacaciones. Cuando regresaba de la universidad y veía un puesto de brochetas a la parrilla, no podía evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas de nostalgia.

Después de graduarse y mudarse a casa, prácticamente se despidió de las brochetas a la parrilla. Ahora que tenía la oportunidad, no podía controlarse. Antes de que el auto de Guan Ze se detuviera por completo, ya había saltado. Cuando Guan Ze estacionó el auto y se acercó, Lin Yao ya había pedido una gran cantidad de brochetas.

—No beberemos —dijo Lin Yao mientras arrojaba las brochetas de carne a la parrilla: —solo comeremos carne. Tengo que saciarme.

—Lo que tú digas —dijo Guan Ze con una sonrisa. Buscó una mesa y se sentó, apoyando la frente en su mano mientras observaba a Lin Yao elegir la comida con entusiasmo. Este chico se emociona tanto por comer brochetas a la parrilla.

Lin Yao finalmente terminó de elegir toda la comida y se sentó junto a Guan Ze con un golpe seco: —Oye, si mi mamá supiera que he comido brochetas a la parrilla, definitivamente me regañaría y me diría que en poco tiempo perderé la memoria. Que comer brochetas a la parrilla te hace perder la memoria, que comer demasiado glutamato monosódico te hace perder la memoria, que al bañarte tienes que pisar jabón, y que al pisar jabón te caes y pierdes la memoria...

—El único objetivo de lucha en la vida de mi mamá es evitar que sus dos hijos pierdan la memoria —resumió Lin Yao.

Guan Ze se rió durante mucho tiempo. Le gustaba escuchar a Lin Yao hablar de estas cosas. No importaba cuán fuera el tono de Lin Yao, cuando hablaba, siempre podía hacer que la gente se sintiera segura y tranquila. Un hogar cálido, una madre un poco neurótica pero que amaba mucho a sus hijos, todo esto hacía que Guan Ze se sintiera muy conmovido.

Cuando las brochetas llegaron a su punto, los ojos de Lin Yao se iluminaron. Le dio unas palmaditas en la pierna a Guan Ze: —Director Guan, no seré cortés con usted. Si quiere comer, puede quitármelo. 

—Tú come lo tuyo...—Guan Ze quería decir que con solo unos bocados ya estaría satisfecho, pero antes de que pudiera terminar la frase, ya había un palillo vacío frente a Lin Yao. No tuvo más remedio que tomar de una vez los bocados que planeaba comer "solo unos bocados" del plato.

Lin Yao no dijo nada más, bajó la cabeza y comió con mucha concentración. No había pasado mucho tiempo cuando su teléfono sonó. Tomó la servilleta que Guan Ze le pasó, se limpió las manos y sacó el teléfono. A esta hora, probablemente era su madre.

Cuando presionó el botón de responder, vio el número de Qi Jian en la pantalla, pero la llamada ya se había conectado y la voz de Qi Jian ya había salido del auricular: —¡Xiao Yaoyao!

Al escucharlo, podía saber que estaba borracho, su voz era tan fuerte que Guan Ze fue capaz de escucharlo claramente, así que giró la cabeza y sonrió.

—Qi-ge —Lin Yao se llevó el teléfono a la oreja.

—¡Ven a beber! —Qi Jian continuó gritando.

Lin Yao alejó un poco el teléfono: —Acabo de llegar a casa de un viaje de negocios, estoy muerto de cansancio, no voy a ir.

—No me das ningún respeto —dijo Qi Jian con la lengua trabada y muy disgustado:—antes no me querías dar la cara, y ahora menos, ¡si Guan Ze te hubiera llamado tú sí que habrías venido! ¿Verdad?

—Qi-ge —Lin Yao se sentía muy incómodo, la voz de Qi Jian era muy alta y él estaba sentado junto a Guan Ze, así que era probable que Guan Ze pudiera escuchar la conversación: —estoy realmente cansado, ¿estás con Jun'er? Pásame el teléfono, quiero hablar con él. 

—Jun'er está ocupado coqueteando con chicas, no tiene tiempo —suspiró Qi Jian de repente: —¿por qué no te gusta alguien más?, ¿por qué te gusta él?

—Qi-ge, no voy a hablar más contigo, colgaré —Lin Yao estaba mareado, que sentía que su cabeza se agrandaba. 

Justo cuando estaba a punto de colgar el teléfono y apagarlo, Qi Jian dijo de repente: —Ge, te diré algo, no tienes ninguna posibilidad con él. Tu competencia es demasiado fuerte, ¿entiendes?

—¿Qué? —Lin Yao se quedó atónito, ¿competencia?

—No sabes nada y ya te gusta —Qi Jian cambió a un tono más solemne: —su hermana, se quedó coja para salvarlo, ¿cómo puedes competir con eso?