Capítulo 76

Eres realmente repugnante. 

Hoy, antes de este momento, Bian Nan había imaginado muchas escenas en relación a este asunto. 

¿Cómo se enterará la familia? ¿Qué tipo de actitud tomarían?. Su padre, su tía, Bian Xinyu y Bian Hao, ¿Qué es lo qué dirían? 

¿Y de qué forma lidiaría con esto? ¿admitiéndolo, mientras apretaba los dientes y cargando con todo? 

Aunque, según su propia costumbre, no pensó demasiado en esto y se detenía cuando sentía que su corazón estaba bloqueado. 

Pero nunca pensó que cuando fuese empujado hasta este punto y se sentiría de esta forma.

Nervioso, confundido, perturbado, ansioso. 

Con miedo. 

Todo estaban presentes. Él estaba de pie debajo de las escaleras, Bian Xinyu a su lado, Bian Hao de pie frente al sofá, su tía en la puerta de la cocina y su padre, que se encontraba bajando las escaleras, bloqueando por completo el regreso a su habitación que estaba en el piso de arriba. 

—¿Con quién pasaste el día de San Valentín? —Esta vez, Bian Xinyu no gritó, su voz temblaba y era nasal cuando preguntó por segunda vez. 

Debería comenzar a llorar en el próximo segundo. 

¿Piensas responder?

¿Cómo vas a responder?

Bian Nan la miró en silencio. 

Habían muchas maneras de cómo salir de este callejón sin salida. 

Ahora, se encontró con uno. 

En donde se reunió con Qiu Yi, para juntarse con un grupo de amigos, y en que Wan Fei y Shen Tao los estaban esperando. 

Si no quería admitirlo, aún así se sabría fácilmente. Bian Xinyu conocía de la sexualidad de Qiu Yi. 

Solo que esto.

Negarlo de esta forma.

Sería como hacer a un lado a Qiu Yi. 

La actitud de Qiu Yi hacia este asunto siempre lo ha hecho muy infeliz. Evitando a las personas, e incluso, no permitiéndole que se acercara demasiado a papá Qiu, y teniendo conflictos en relación a esto. 

No sabía el por qué Qiu Yi hacia todo esto, pero después de que escuchó a Qiu Yi ser capaz de decirlo aquel día, tuvo una sensación de euforia y alegría. 

Si lo negaba ahora, pareciera que desde cierto punto dejó aquel coraje de Qiu Yi de lado. 

Por primera vez, Bian Nan sintió que su coeficiente intelectual no era muy eficiente, sintiendo que en aquellas vueltas a alta velocidad fallaría. 

Su mente solo era confusión, quiere decirlo, no quiere decirlo. Qiu Yi le había dicho que hablaran sobre esto después del Año Nuevo, pero ahora...

Después de unos segundos, tomó una decisión y cuando abrió la boca para hablar, Bian Xinyu de repente gritó. Se tapó los oídos y corrió escaleras arriba: —¡NO DIGAS NADA! ¡NO TE ESCUCHARÉ...!

Bian Xinyu corrió a toda prisa, llorando y gritando al mismo tiempo, pasando a golpear a su padre que estaba de pie en las escaleras. Se apresuró hacia el segundo piso y corrió a su habitación, cerrando la puerta de un solo portazo. 

Escuchándose por toda la casa un débil grito. 

—¡¿Qué sucedió?! —solo entonces, su padre reaccionó con esta pregunta y miró a Bian Nan. 

—Yo... —Bian Nan sintió sus manos frías y sudorosas. La mirada severa de su padre hizo que el coraje que había estado almacenando, comenzaba a desaparecer.  

—¡¿Qué diablos está pasando aquí?! —la tía no se molestó en hacer más preguntas, corrió escaleras arriba y fue a llamar ansiosamente a la puerta de Bian Xinyu: —Xinyu, ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ábrele la puerta a mamá. 

Bian Hao se quedó en silencio, se acercó a él y lo miró fijamente durante mucho tiempo, para luego subir las escaleras. 

—Papá —Bian Nan levantó la cabeza, miró a su padre y dijo con cierta dificultad: —¿Podemos...hablar? 

Su padre frunció el ceño, se detuvo para darse media vuelta y subir las escaleras: —Ven a mi estudio. 

—Mm —Bian Nan levantó las piernas y subió las escaleras. Cuando llegó al segundo piso, sintió que estaba a punto de colapsar y las manos le temblaban demasiado. 

Realmente no esperaba que llegara esta escena, una que es tan difícil de enfrentar. 

—¡Bian Nan! —Bian Xinyu repentinamente abrió la puerta, apartando a la tía y a Bian Hao, que estaban de pie fuera de la puerta, y corrió hacia él: —¡¿Por qué estás haciendo todo esto?! 

Bian Nan giró la cabeza, solo teniendo el tiempo para dar un paso atrás. Pero Bian Xinyu ya se había apresurado y agarrado del brazo: —¡Tú y Qiu Yi pasaron juntos el día de San Valentín! ¡¿No es así?! 

Bian Nan miró sus ojos rojos y llenos de lágrimas. Apretó los dientes, tomó aire y respondió: —Sí. 

—¡¿Por qué?! —Probablemente, la última pizca de esperanza de Bian Xinyu desapareció, y rugió: —¡CLARAMENTE SABÍAS QUE ME GUSTABA QIU YI! ¡LO SABÍAS! 

—Yo... —Bian Nan pensó que algo no andaba bien con la lógica de Bian Xinyu, pero antes de que pudiera seguir hablando, la mano de Bian Xinyu ya se había balanceado hacia su rostro. Con un rápido movimiento giró la cabeza, pero las uñas de Bian Xinyu lograron arañar su cuello, sintiendo repentinamente un poco de ardor. 

—¡Xinyu! ¡Qué estás haciendo! —Gritó su padre. Aunque Bian Xinyu estaba acostumbrada a ser muy temperamental desde que era una niña, jamás había tenido un comportamiento tan agresivo. 

—Xinyu... —la tía se apresuró a sostener a Bian Xinyu, pero fue empujada. 

—¡Bian Nan! ¡Lo hiciste a propósito! ¡Claramente sabías que me gusta Qiu Yi! ¡Lo hiciste a propósito! —Bin Xinyu lo señaló. 

—No te comportes así aquí... —Bian Hao también se apresuró, abrazó a Bian Xinyu y la apartó. 

Bian Xinyu no pudo contra Bian Hao, entre llanto y lucha, continuó señalando a Bian Nan: —¡Eres un bastardo! ¡Bian Nan, eres igual que tu madre! Si a otros les gusta, ¡solo lo agarras! 

Bian Nan sintió que se balanceó violentamente. Y solo fue capaz de mantenerse firme al afirmarse en la barandilla que estaba a su lado. 

Las palabras de Bian Xinyu se clavaron en su corazón como si fuera un cuchillo, que incluso fue capaz de agitar ese cuchillo sobre la zona. 

—¡Xinyu! —Bian Hao reprimió su voz: —¡Qué tonterías estás diciendo! 

—¡No estoy diciendo tonterías! ¡Bian Nan! ¡Estás con él! ¡Dilo! ¡Dilo! ¡Me miras y piensas lo tonta que he sido todo este tiempo! ¡¿Te sientes feliz con eso?! ¡Habla! ¡CLARAMENTE SABÍAS QUE ÉL ME GUSTA, ERES IGUAL QUE TU MADRE...! —Bian Xinyu lloraba, y no fue capaz de terminar, ya que Bian Hao le tapó la boca y la arrastró de regreso a la habitación. 

Aunque Bian Hao y Bian Xinyu no han querido a Bian Nan desde que eran niño, y debido a la relación con su padre, no eran capaces de expresar aquella insatisfacción de manera directa. Todo lo hacía a través de la antipatía, el desagradable sarcasmo, los ojos en blanco, las peleas e incluso, el llamado "pecado original" de Bian Xinyu, pero no mencionando de manera directa a la madre de Bian Nan. 

Bian Nan fue capaz de escuchar claramente estas palabras de Bian Xinyu y no escuchar otra clase de voces después. Bian Xinyu seguía gritando después de haber sido llevada a la habitación, pero no podía oírla con claridad. 

Solo quedaba una frase en su cabeza. 

¡Bian Nan, eres igual que tu madre! Si a otros les gusta, ¡solo lo agarras! 

Si a otros les gusta, ¡solo lo agarras! 

Esta oración, se clavó con precisión sobre la cicatriz. Que se ha resistido a tocar en los últimos diez años. 

Tu madre es una amante y eres igual que ella. Si a otros les gusta, ¡solo lo agarras!

Bian Nan se apoyó lentamente contra la barandilla, temblando violentamente. 

Realmente pensó que la barandilla era muy fuerte. Temblaba como si estuviese recibiendo los golpes de un tambor, pero estas se mantuvieron inmóviles. 

Realmente fuerte...

La tía le dio una mirada complicada y se apresuró a la habitación de Bian Xinyu. 

—¿Qué es lo qué está pasando? —Preguntó su padre, que había querido hablar. Pero con esta pregunta hecha a sus espaldas, se notaba su evidente enfado. 

—Papá —Bian Nan cerró los ojos y se sostuvo en la barandilla, como si se fuera a caer si se soltaba: —Para el día de San Valentín estuve con Qiu Yi. 

—¿Y qué hay con eso? —Su padre preguntó, aún no reaccionando por completo ante la situación. 

—Él me gusta —Bian Nan se mordió el labio, y miró a su padre: —Me gusta Qiu Yi. 

Cuando su padre le dio una bofetada en la cara, y antes de que Bian Nan pudiera siquiera ver desde que dirección provino la bofetada, cayó pesadamente sobre el suelo del pasillo.  

E incluso se deslizó hacia atrás, una corta distancia sobre el suelo liso. 

Justamente se topó y se apoyó sobre las piernas de Bian Hao, que salía de la habitación de Bian Xinyu. 

Su padre lo señaló y algo le dijo. Bian Nan no fue capaz de escucharlo con claridad, solo había un zumbido en sus oídos, acompañado de un sonido agudo, que era mucho más letal que el grito de Bian Xinyu. 

Se sentía mareado debido a todo ese sonido que sentía dentro de su cabeza. 

Después de que su padre terminó de hablar, subió las escaleras con el rostro oscuro y Bian Nan se quedó apoyado en el suelo con sus brazos y sintiendo las piernas de Bian Hao sobre su espalda. Simplemente era capaz de sentir que las cosas a su alrededor giraban rápidamente, como el viento. 

Su padre, un dueño de mina que ha trabajado duramente desde que era un adolescente, el poder de una de sus bofetadas era asombrosa. Cuando Bian Hao retrocedió, se tumbó directamente en el suelo. 

Bian Hao lo levantó del suelo y sintió como sus piernas tembló un par de veces, antes de lograr afirmarse contra la pared. 

Bian Hao lo miró y le dijo algo. 

Bian Nan solo escuchaba aquel zumbido, pero no su voz y lo que dijo. 

—No puedo escucharte con claridad —dijo Bian Nan, en voz baja. 

Bian Hao no habló más y esperó un momento antes de volver a hablar: —¿Qué tal ahora? 

A medido que ese sonido agudo disminuyó, hubo algunos ruidos caóticos desde todas direcciones. Pareciendo el ruido de una radio, de la cual no se le podía encontrar una señal. 

—Mm —respondió Bian Nan. 

—Quédate en casa —el rostro de Bian Hao no era muy bueno y después de mirarlo, subió las escaleras: —ha sido un año realmente maravilloso. 

Bian Nan se apoyó contra la pared y no se movió. 

El entorno parecía estar tranquilo y no había más llanto en la habitación de Bian Xinyu. Solo podía escuchar la suave voz de la tía, y como Bian Hao y su padre subieron las escaleras. 

Solo quedaba él en medio del pasillo. 

Lentamente se colocó en cuclillas en el suelo, a lo largo de la pared. Cerrando los ojos e intentando calmarse. 

Pero se sentía bastante tranquilo. 

Era como salir rápidamente de un vórtice. 

¡Bian Nan, eres igual que tu madre! Si a otros les gusta, ¡solo lo agarras! 

Al pensar en esta frase, sintió un escalofrío por todo su cuerpo. 

Incluso si esta oración tenía obvias fallas. 

Solo un comentario tan lógicamente caótico, fue capaz de golpearlo como si fuera un palo. 

Muy increíble. 

Pecado original

¿Será por esto? ¿Debido a que su madre era una amante, fue tan sencillo ser derrotado ante tal lógica? 

Toda aquella sensibilidad e inferioridad cuidadosamente escondida, se derrumbaron ante él como una marea. 

. . .

Bian Nan no supo cuánto tiempo estuvo en cuclillas en el pasillo. Hasta que salió de la casa, la casa se mantuvo en silencio, nadie salió de la habitación, tampoco hubo alguien que le prestó atención. 

Incluso su padre enojado, no volvió a abofetearlo. 

Bian Nan encogió el cuello, hacía mucho frío por la noche. 

Cuando el viento del norte sopló sobre su rostro, el frío era cortante y sentía una picazón punzante donde lo abofetearon. Que increíble. 

Se dice que va a nevar en estos dos días. El viento soplaba tan fuerte por la noche, que toda su ropa se sintió insuficiente con todos los golpes que recibía. 

Bian Nan deambulaba sin rumbo por la calle desierta. Al principio, no hacía mucho frío, pero poco a poco, lo sintió claramente. 

No sabía qué hora era, ni sabía hacia dónde había vagado. 

Miró a su alrededor, encontró un banco junto a la calle y se sentó. El frío que sintió desde la parte inferior de su trasero, lentamente le reveló aquel estado de entumecimiento debido al viento. 

Buscó a tientas en su bolsillo, queriendo comprobar la hora en su teléfono. 

Quería llamar a Qiu Yi. 

Pero su bolsillo estaba vacío. 

Había guardado su teléfono en el bolsillo de su pantalón, pero no supo en qué momento se le cayó. 

¿Se le cayó cuando su padre lo abofeteó y quedó en el suelo? 

Suspiró suavemente, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta y se quedó mirando la fina arena y el polvo, que el viento arrastraba a sus pies. 

. . .

Lo dijo.

Aunque no estaba preparado mentalmente.

La forma en que lo dijo, también fue un poco confusa y algo sangrienta. 

Fue abofeteado antes de que pudiera expresar seriamente sus sentimientos a su padre. 

Pero aún así lo dijo. 

Aunque ahora mismo no se siente aliviado. 

Ni tampoco alegría después de sentirse retenido por tanto tiempo. 

Que incluso cayó sobre un vórtice, en donde no fue capaz de luchar con las palabras de Bian Xinyu. 

Bajó la cabeza y sonrió. 

Sabía que no le interesaba la identidad de su madre, así como la propia. 

Pero no sabía cuanto en verdad le interesaba. 

Pero aún así fue capaz de decirlo. 

. . .

El tiempo avanzó lentamente entre el viejo viento del norte. 

Bian Nan se mantuvo sentado en la banca y observó, como la luna se movía lentamente, desde el este hasta el oeste. Preguntándose si debería irse a casa o quedarse aquí. 

Si pasaba la noche aquí, ¿se resfriará? 

Al igual que Qiu Yi, eran rara las veces que se enfermaba. Esta es probablemente la mayor ventaja que ha obtenido, luego de deambular por una escuela deportiva durante muchos años. 

Cuando era niño, quería enfermarse. Ya que envidiaba muy especialmente a Bian Xinyu, quien no goza de buena salud y era capaz de colocar nerviosos a su padre y a su tía, con tan solo un estornudo. 

Quería enfermarse en este momento, para ser cuidado y estar con Qiu Yi al mismo tiempo. 

Se rió un par de veces. Realmente no sabía de qué forma Qiu Yi haría tiempo para cuidarlo si se enfermaba. 

El tiempo realmente voló muy rápido. Bian Nan no sabía adónde debería ir, su cabeza estaba llena de pensamientos aleatorios, y no sabía en qué momento se desviaba de un tema y de otro. 

Pero, de forma habitual, evitaba aquellas cosas que lo hacían sentir impotente. 

Cuando el cielo comenzó a brillar, se colocó de pie y sintió su trasero entumido, se palmeó el trasero con las manos detrás de su espalda durante mucho tiempo. Un tío, que empujaba un carrito y estaba por comenzar a vender el desayuno, no dejaba de mirarlo. 

Miró a su alrededor, y el entorno le pareció desconocido, pero tampoco demasiado. Así que le sonrió al tío: —Tío, ¿Qué lugar es este?

—China —el tío lo miró. 

—¿Qué? —Bian Nan se congeló. 

El tío lo miró con un rostro de desconcierto, y dijo otra frase: —China, estamos en el año 201...

—Tío, no acabo de realizar un viaje en el tiempo —Bian Nan no pudo evitar interrumpir a este tío. Probablemente este tío no se ha despertado, después de una larga noche de sueño. 

—Oh —respondió el tío. Bian Nan pareció haber visto un rastro de decepción en el rostro de este tío, y este tío, señaló el letrero de la calle que estaba a su lado: —¿No puedes verlo? 

El nombre de la calle le resultaba familiar, pero Bian Nan no pudo recordarlo por un tiempo. 

Sintió que su cerebro estaba congelado, y su único pensamiento en este momento, era que debía ir a trabajar. 

No le importó la dirección, solo caminó por la calle. Intentando encontrar una estación o la entrada de un metro y averiguar cómo llegar. 

Después de caminar por un rato, escuchó el sonido de unos tacones altos sobre el suelo, frente a él. 

Luego, vio un par de piernas envueltas por un pantalón de algodón. 

Se inclinó hacia un lado y cuando estaba a punto de alejarse, escuchó una voz femenina bastante familiar: —Ay, ¿no es este mi hijo? 

Bian Nan quedó atónito, para luego repentinamente levantar la cabeza. 

Su madre vestía un pijama de algodón, sostenía dinero en su mano y lo miraba con sorpresa. 

Bian Nan, de pronto le recordó el nombre de esta calle que parecía familiar. Era la calle fuera de la comunidad en donde vivía su madre. 

—Mamá —la llamó Bian Nan. 

—Que asombroso —Aunque su madre es muy informal, todavía llevaba un delicado maquillaje sobre su rostro. Pero aunque no combinaba con su ropa, se le acercó y le dio unas palmaditas en hombro a Bian Nan: —¿Cómo? ¿Vienes a verme? ¿Qué es esta piedad filiar tan temprano por la mañana? ¿El sol acaso salió desde un lado equivocado? 

—Yo... —Bian Nan no podía decir cómo se sentía ahora, y más ante esta situación: —iba pasando.

—¿Pasando? —Su madre se burló —Lo sabía, ya sonaba demasiado bueno. Hace mucho que no me llamas para preguntar si estoy muerta o no, ¿así que viniste directamente? 

Bian Nan quería irse, pero su madre lo agarró del brazo: —Así es, hace mucho que no nos vemos, conversemos. 

Su madre probablemente salió a comprar el desayuno, pero por el momento, ella no compró nada. Ella lo llevó directamente a la casa. 

Bian Nan pensaba que solo había una razón para que su madre, se encuentre entusiasmada y ansiosa, quería dinero. 

En el momento en que su madre abrió la puerta, Bian Nan tuvo el impulso de girar la cabeza y marcharse. 

Un hombre con un cigarrillo, estaba sentado en el sofá. 

—¡Quién es este! —gritó el hombre, tan pronto como vio a Bian Nan. 

—¡Es mi hijo! , ¡mi hijo! —Su madre levantó la voz y saludó al hombre: —Ve a la habitación del fondo, mi hijo y yo hace mucho tiempo que no nos vemos y queremos conversar. 

—Oh —El hombre se colocó de pie tan pronto como escuchó esto. Dándose media vuelta y entrando a la habitación. 

—Háblame de ti primero —Su madre se sentó en el sofá y encendió un cigarrillo. 

—No tengo nada que decir —Bian Nan se quedó quieto. 

—No finjas —Su madre se rió: —Eres mi hijo después de todo, yo te di a luz, ¿Crees que no puedo ver que algo anda mal contigo? 

Bian Nan miró la sonrisa burlona de su madre y de pronto, se enojó. 

Apretó los dientes y se quedó mirando la sonrisa en el rostro de su madre. Después de estar en silencio por un rato, abrió la boca y nunca pensó que estaría tan tranquilo al decir esto. 

De una manera sucinta y clara. 

Sintió y quiso ver la expresión en el rostro de su madre cuando lo escuche decir esto.  

—¿Qué? —Su madre se quedó atónita por un momento después de escucharlo, y de repente, se rió junto con su voz aguda. Su mano, con la que sostenía el cigarrillo, temblaba debido a su risa y toda la ceniza cayó sobre su ropa: —¿Te robaste al hombre que le gusta a Bian Xinyu? Dios mío...

Bian Nan la miró en silencio. 

Su madre no paraba de reírse, hasta el punto en que sus lágrimas brotaron y gritaba en voz alta mientras se reía: —¡Bian Nan, eres realmente increíble! ¿Esta es tu forma de vengarte por parte de tu madre? ¡Jajaja! ¡Como se esperaba de mi hijo! ¡¿Pero por qué mejor no agarraste a la novia de Bian Hao?! Jajaja ¡Pero fuiste con un hombre! ¡Eres realmente repugnante...! 

Bian Nan levantó la taza de la mesa de café y la lanzó con fuerza sobre su madre, pero la taza solo rozó el rostro de su madre, para finalmente estrellarse sobre la pared que estaba detrás de ella. 

El sonido de la taza rompiéndose, acabó con la risa de su madre. 

—¿Qué? —Su madre se tocó la cara, su sonrisa desapareció por completo y sus ojos se vaciaron de alguna emoción: —¿Me odias? ¿Me culpas? 

—No te odio, ni tampoco te culpo —Bian Nan inclinó su rostro, cerca de ella y dijo palabra por palabra: —Ahora te miro desde lo más bajo que estás y el dolor que me has estado causando, termina aquí, hoy, ahora. 

Su madre se quedó en silencio, la expresión en su rostro era algo esquiva. 

Bian Nan tampoco habló más, se dio la vuelta, abrió la puerta y salió. 

—¡BIAN NAN! —gritó su madre, detrás de él. 

Bian Nan cerró la puerta. 

Cuando Bian Xinyu lo señaló y lo insultó, su tía lo miró con unos ojos complicados y cuando su padre lo abofeteó, se sintió solo asustado y confundido. 

Pero cuando salió de la casa de su madre, de repente quiso llorar. 

No fue por nada más, solo fue por lo dicho por su madre con una sonrisa en la cara, eres realmente repugnante. 

Nadie le había dicho algo así, ni siquiera cuando fue regañado y lo abofetearon, pero fue capaz de escuchar tal oración de la boca de su propia madre. 

Eres realmente repugnante. 

¿Repugnante? 

¿Por qué repugnante? 

Bian Nan caminó hacia adelante de manera acelerada y pudo sentir su propia respiración caótica. 

Salió por la puerta de la comunidad y se apresuró a entrar a una tienda de comestible que se encontraba abierta. Miró al jefe, que estaba manejando los productos y le preguntó: —¿Tienes un teléfono? 

—No —El jefe lo miró, e inmediatamente negó con la cabeza. 

Bian Nan sabía que no debería verse bien ahora. Después de sentir el viento soplar toda la noche, se veía cansado, deprimido, sofocado y supuso que parecía un criminal callejero. 

No dijo nada más, solo empujó al jefe y miró debajo de la pequeña mesa en la caja registradora, sacando el teléfono del cajón: —Haré una llamada. 

—¡Qué crees que haces! —El jefe no sabía que estaba tramando, así que se acercó ansiosamente para detenerlo. 

—¡Solo haré una llamada! ¡Qué no entiendes! —rugió Bian Nan. Tomó el teléfono y marcó rápidamente el número de Qiu Yi. 

El jefe se congeló y lo miró. 

—¿Hola? —la voz de Qiu Yi se escuchó desde el otro lado. 

Cuando escuchó esta simple palabra, todo el cuerpo de Bian Nan de pronto se suavizó. Pareciera como si el hilo que lo mantenía tenso, se lo hubieran arrancado de repente, y fue capaz de sentarse en la silla que estaba a su lado. 

—Quiero verte ahora —dijo. 

—Estoy por salir a dar clases de recuperación... —dijo Qiu Yi mientras comía, su voz estaba un poco sin aliento, por lo que debería estar alistándose mientras comía. 

—¡Quiero verte! ¡Ahora! —dijo Bian Nan. 

Qiu Yi hizo una pausa: —Está bien, ¿Dónde estás? 

—En la puerta de la comunidad donde vive mi madre, viniste conmigo esa vez —dijo Bian Nan, en voz baja.  

—Espérame —dijo Qiu Yi. 

Luego de colgar el teléfono, Bian Nan sintió sueño y se apoyó sobre el respaldo de la silla, no queriendo moverse. 

El jefe todavía lo miraba. Miró al jefe y rebuscó a tientas en su bolsillo durante mucho tiempo. Su billetera no estaba, pero fue capaz de encontrar monedas.

Los sacó y miró, eran cien. Los colocó sobre la mesa. 

—¿Qué haces? —el jefe lo miró. 

—Para la factura del teléfono —dijo Bian Nan. 

—No hay necesidad, solo es una llamada —el jefe estaba muy nervioso. 

—Me sentaré aquí y esperaré a un amigo —Bian Nan no se movió. 

Veinte minutos después, el jefe seguía ahí de pie y lo miraba fijamente. Bian Nan no habló más, solo miraba a las personas que pasaban ocasionalmente afuera, y la cantidad de autos que aumentaban lentamente. 

Un taxi llegó rápidamente y se detuvo al costado de la carretera. 

La puerta se abrió, Qiu Yi salió de un salto y miró hacia ambos lados. 

—¡QIU YI! —Bian Nan rugió. En el momento en que vio a Qiu Yi, de repente sintió un indescriptible agravio y no sabía el motivo de este agravio. 

El jefe se asustó debido a él.

Bian Nan se levantó y salió corriendo de la pequeña tienda, corriendo hacia Qiu Yi. 

No sabía si era porque no había dormido en toda la noche, o debido al viento con el quería atraer una enfermedad, o tal vez, estaba aturdido por la bofetada de su padre, como también, del enojo que sentía por su madre. 

Que sintió debilidad en sus piernas. 

Cuando corrió hacia Qiu Yi, se arrodilló directamente en el suelo. 

—¡Oye! ¿Qué es lo que pasa? —Qiu Yi se sobresaltó, miró a su alrededor y se arrodilló. Pero pensó en ello, solo se arrodilló con una de sus piernas. 

—Dabao... —Bian Nan intentó colocarse de pie, pero no tuvo éxito y solo se quedó ahí, plantado. 

Qiu Yi rápidamente lo sostuvo sobre sus hombros: —Si te inclinas de esa forma, pareciera que ruegas por algo y nadie te dará algo. 

—Jodete —Bian Nan de repente se rió: —Maldita sea, jodete Qiu Yi. 

Qiu Yi sonrió y no habló. Pero Bian Nan no pudo contener la risa, miró a Qiu Yi y siguió riendo. 

Se rió durante mucho tiempo, hasta que las lágrimas rodaron por su rostro.

Que jodida vergüenza. 

—No te preocupes —Qiu Yi lo abrazó y le dio unas palmaditas en la espalda: —todo está bien.