Poner en una taza 50 gr. De levadura con una cda. De azúcar, un poquito de sal y agregar agua tibia. Dejar elevar un rato. Poner 800 gr. De harina común (4 ceros) en un bol (guardar un poco para amasar después) con 6 cdas. Colmadas de azúcar. Mezclar un poco y agregar 3 huevos. Ir mezclando y añadir finalmente la taza con la levadura. Agregar 2 cdas. De grasa de cerdo.
Amasar bien (cuanto más, mejor). Dejar reposar 1.5 a 2 horas en lugar tibio de ser posible.
Sacar la masa del bol y estirar un poco en la mesa hasta que quede de un espesor considerable (ni muy gruesa ni muy fina). Luego pinta la masa con manteca y azúcar mezcladas en partes iguales. Arrollarla (como si fuera un pionono) y cortar en rodajas de unos 3 cm de espesor. Finalmente acomodarlos en una fuente paraditos y separados a unos 3 cm entre sí y dejar elevar otra hora y media. Pintar con la misma mezcla de manteca y azúcar.
Hornear hasta que se note un aspecto doradito. Al retirar del horno, espolvorear azúcar impalpable. Debe quedar de una consistencia sumamente esponjosa.
NOTA: es probable que con esta cantidad salgan 2 tortas.
Disolver 25 g de levadura junto con 1/2 cucharadita de azúcar en 1/3 taza de leche tibia. Batir con batidor de alambre. Tapar con un lienzo y dejar fermentar en lugar tibio. Aparte poner en un bol 300 g de harina, hacer un hueco en el centro y poner en él 100 g de azúcar, 2 huevos batidos y la “esponja” de levadura. Batir todo con la mano abierta mientras se agrega de a poquito la leche tibia necesaria (no más de 1/2 taza) hasta que se forme un bollo tierno que se desprenda de las paredes y del fondo del bol. Volcar sobre la mesa enharinada, amasar muy bien hasta tener una masa lisa, elástica y tierna. Poner en un bol, tapar con un lienzo y dejar en sitio tibio hasta que duplique su volumen.
Armado: Estirar la masa por partes, dejándola lo más finita posible (como strudel). Darle forma rectangular, emprolijarlos bordes y untarla totalmente con 200 g de manteca (o margarina) blanda como pomada (o aceite, o grasa). Enrollar como si se armara un pionono o strudel gigante. Cortar el rollo en tiras lo bastante largas para poder enroscarlas en forma de espiral y armar las ensaimadas.
Enroscarlas sobre la fuente de horno enmantecada y enharinada, dejando bastante espacio entre ellas (porque aumentan de tamaño). Taparlas, dejarlas leudar hasta que estén bien hinchaditas. Cocinarlas 5 minutos en horno muy caliente para que se levanten bien y se inflen, luego seguir a horno moderado hasta que estén doraditas (pero no secas). Al retirarlas, en caliente, espolvorear con azúcar impalpable. Se pueden rellenar con crema chantilly o pastelera.