Se coge pan viejo y se corta en cubos pequeños, descartando los trozos mas duros, se deja toda la noche sumergido en agua para que se reblandezca.
Al otro día, mientras te tomas el café, lo cuelas y lo metes en una licuadora, así como dos o tres tomates pelados y cortados también en cubitos, asimismo le echas un buen chorro de aceite, ineludiblemente de oliva virgen y sal a gusto. Ahora sí hay que licuarlo muy bien hasta el punto de que quede una crema bien suave aunque espesa, sin trozos grandes de pan.
Estos cuatro son los elementos imprescindibles, deciros que en cada casa de mi numerosa parentela española, lo que se le echa a continuación es el gran misterio y disfrute de los comensales.
Debe quedar como una crema o caldo bien espeso, que se debe comer bien frío, una vez en el plato y antes de servir se le echa otro chorro de aceite de oliva mas que nada para que luzca, y es muy recomendable, por ejemplo, echarle algo de lo siguiente, jamón serrano (curado) en trocitos, anchoas, huevo duro picado, ramitas de perejil, Langostinos cocidos y pelados (de los chicos que en España se llaman gambas), tronquitos de mar (?) O cualquier cosa que apetezca.
En cuanto a los ingredientes para la licuadora, aquí van algunos extras que suele utilizar la gente
Ajos - a gusto de los consumidores, pero casi todo el mundo le echa 5 o 6 dientes.
Pimiento verdes - 1 o 2 si que queda muy bien
Pepinillos - a quien le guste
Cebolla - no mas de media cebolla para una licuadora.
Pimienta - allá tu
Puesto que es frío, es un plato siempre dispuesto a probar y rectificar sobre los propios gustos.
Nota: es la misma receta del Gazpacho Andaluz, pero mas líquido (agregando agua y revolviendo continuamente, mientras lo tomas incluso).