Capítulo 35

Cuando Cheonma giro la cabeza, Yeon se inclinó.

-"Conozco un lugar no muy lejos de la entrada donde la señorita puede esconderse."

-"Dime."

-"Si sigue hacia la derecha en la primera bifurcación, vera un espacio abierto. El suelo no se derrumbará fácilmente, así que la señorita estará a salvo ahí."

-"¿Cómo sabes eso?"

-"...."

-"Yeon."

-"He estado allí antes."

-"¿Quieres decir que desobedeciste una prohibición?"

-"Sí."

-"Debiste haber ido más de una vez como para recordar dónde estaba el espacio vacío."

-".... Sí."

Yeon respondió tranquilamente como si se hubiera resignado y los sorprendidos ancianos abrieron los ojos.

Al ver su reacción, Yeon se tragó una sonrisa amarga.

El laberinto dentro del campo de entrenamiento cerrado era la única forma que tenía para escapar de la escuela.

Pero después de esto, será imposible escapar por la cueva.

No sólo me castigarán por romper las reglas, sino que Cheonma ya no me permitirá practicar el cierre.

Todos mis esfuerzos se convirtieron en burbujas y desaparecieron. Aun así, no me arrepiento si es para salvarla.

-'Pero, ¿desde cuándo?'

Cuando se trata de ella, mis esfuerzos fallidos, no se sienten como una perdida.

-'Intentaba alejarme de ti por miedo a esto.'

Al darse cuenta de que ya era demasiado tarde, Yeon miro con calma los ojos de Cheonma.

-"Aunque salve a mi hija con tu ayuda, el precio por romper las reglas es grande."

-"Lo aceptaré."

-"Te castigaré más tarde."

-"Si, maestro."

Cheonma inmediatamente trato de comunicarse con Cheorinwa por medio del arte del sonido completo para hacerle saber lo que tenía que hacer.

Y tan pronto como pasó el tiempo que le había prometido a Cheorinwa, Cheonma comenzó con el cloruro.

Un arte que derrite el suelo y cubre el cielo de cenizas, convirtiendo la tierra en un infierno.

El calor del cloruro, que comenzó en sus manos, se extendió hasta la entrada de la cueva. Su cabello rojo se ondeaba como un sauce en la tormenta.

La roca derretida por el calor se convirtió en agua negra y se endureció al bajar.

Cheonma, abrió los ojos y se detuvo antes de llegar al centro del enteramiento cerrado.

Esto se debe a que de repente no podía sentir la energía de Cheorinwa.

Cheonma se concentró y volvió a buscar la energía de la niña.

Sin embargo, fue incapaz de captar la energía de Cheorinwa, es como si se hubiera evaporado de repente.

-"La energía de mi hija... desapareció."

-"¿Qué? ¡No puede ser!"

Los rostros de los ancianos que buscaron la energía de la niña, se distorsionaron horriblemente.

-'¿Se derrumbó la cueva? ¿O el cloruro la alcanzo?'

Cheonma apretó el puño y sus uñas se clavaron en sus palmas, pero él no sentía nada.

-"Mi hija... mi hija se ha ido."

Magong no perdió el momento en que su mente se debilitó y sus emociones crecieron.

Incluso con una pequeña brecha, se metió como el humo y cautivó su mente. Y la manipuló para destruirlo todo.

Por eso, los antiguos maestros aprendieron a matar sus mentes y emociones con las artes marciales.

Lo mismo ocurrió con Cheonma.

Ha estado matando sus emociones mientras aprendía artes marciales, y llego al punto en el que no podía sentir emoción alguna.

Hasta que su hija se acercó a él.

Cheonma cerró los ojos con fuerza. La imagen de su hija llego a su mente antes de cerrar los ojos.

La sonrisa de su hija cambió de repente. Gritó al verle la cara derretida por la cloración.

El Magong estaba escarbando y jugando con su mente. El aliento de Cheonma se volvió áspero.

Intentaba controlar la respiración, pero no era tan fácil como de costumbre.

Un viento caliente soplaba a su alrededor. La llama moribunda del cloruro volvió a arder espléndidamente.

Los ancianos de alrededor lo evitaron rápidamente y gritaron.

-"¡Maestro, no pierdas la cabeza!"

-"¡Piense en la señorita! ¡Seguro que está ahí dentro esperando por usted!"

Sangre roja empezó a gotear de la boca de Cheonma. Fue porque mordió su lengua para poder aclarar su mente.

Sin embargo, sus alucinaciones no mejoraron.

<<¡Si no tienes a tu hija, no necesitas nada!>>

<<¡Si la niña desaparece, nadie respirará!>>

<<¡Matar!>>

<<¡Quémalo todo!>>

Mi cabeza me hervía, incluso el respirar me era difícil debido al calor que emanaba mi cuerpo.

En el momento en que no pude soportarlo más, algo fresco me cubrió la cabeza.

Flores de hielo.

El frío que se sentía en el tocado que me había dado mi hija era muy débil. Pero con eso fue suficiente para dispersar mis ganas de matar.

-"Cálmate, tu hija está viva. Esta viva."

Después de volver en sí, Cheonma volvió a concentrarse. Los ancianos contuvieron la respiración y esperaron a que dijera algo.

Tras un rato, Cheonma abrió lentamente los ojos.

Con los ojos ligeramente entrecerrados, les dijo a los ancianos.

-"La encontré."

-"...."

-"Pero su energía es débil como si algo estuviera interfiriendo. Ni siquiera sé a qué distancia está."

-"¿En serio?"

-"Lo sabremos una vez entremos."

El rey rojo abrió la boca sin demora.

-"Señorita, la salvaremos."

-"¡Yo tomaré la delantera!"

-"Entonces yo tomaré la parte de atrás."

Los ancianos hicieron un alboroto en la entrada del campo de entrenamiento cerrado para decidir por donde irían.

Si van todos juntos podrían perderse ya que era un laberinto baste complicado y podrían no encontrar a la niña.

Y lo peor de todo es que Cheonma buscaría a su hija hasta morir. Entonces sería el fin de Makyo.

Una casa a la que le faltan los pilares, no tiene más remedio que derrumbarse.

Sin embargo, ninguno de los ancianos comentó la situación de Makyo, ya que para ellos en este momento era mucho más importante encontrar a Cheorinwa.

En ese momento, Yeon, que miraba la cueva con ojos temblorosos, inclinó la cabeza.

-"Maestro, yo también iré."

Cheonma giro la cabeza y miro a Yeon.

-"No puedes. Quédate y defiende nuestra escuela."

-"¡Por favor! ¡Déjeme ir con usted!"

Al darse cuenta de su actitud, Yeon respiro y hablo calmadamente.

-"Yo conozco el camino al lugar del espacio vacío. Puedo llevarlos más fácilmente."

-"...."

-"Sera más rápido si yo los guio ahí."

Cheonma se alejó sin responder. Detrás de él, los diez ancianos lo siguieron.

Pero no tuvieron más remedio que detenerse antes de llegar a la entrada. Esto se debe a que el suelo tembló como un terremoto.

¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!

Hubo un rugido desde el subsuelo.

Entonces, todos sintieron una energía desconocida. Una energía cruda y nada refinada, se acercaba a un ritmo rápido.

Los rostros de los ancianos se volvieron afilados de inmediato.

Miraron al lugar de donde se sentía la energía desconocida. Por un momento, el viento pareció congelarse e incluso los gusanos de la hierba contuvieron la respiración.

¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!

De repente, el suelo se dividió y salió una enorme criatura que se elevó por el cielo.

Era una criatura de unos 10 metros de largo, con unas brillantes escamas de color negro, unos ojos grises tan brillantes como diamantes y una lengua roja que sobresalía como un látigo.

-"¡Sssssh!"

Cada vez que el torso se movía y las escamas se rozaban, sonaba un extraño sonido.

-"¿Es… es… Imugi?"

Todos supieron al instante de que la criatura frente a ellos era el legendario Imugi.

Los ancianos, hipnotizados por la repentina aparición del espíritu, abrieron los ojos.

-"Pero... ¿no hay algo en la parte posterior de su frente?"

-"¿Me fallara la vista? Creo que la he visto en alguna parte."

-"Bueno, es extrañamente bonito, aunque sea pequeño, se parece a mí señorita…"

Los ancianos, que hablaban aturdidos, mantuvieron la boca cerrada por el presentimiento.

Entonces, Imugi se dirigió hacia ellos.

Los ancianos que se preparaban para el ataque, se endurecieron al escuchar una voz familiar.

-"¡Abuelos!"

No fue el gran Imugi el que dijo eso, si no la pequeña cosa que tenía en la parte posterior de su cabeza lo que gritaba.

-"¡Papá!"

Solo después de confirmar su identidad, los ancianos gritaron.

-"¡Señorita!"


Traducción: Jiho

Corrección: Jiho